Habíamos pasado la mañana en Hita donde habíamos llegado por la CM-1003 desde Guadalajara, para partir hacia Cogolludo rememorando al Arcipreste, recreándonos solamente en el paisaje, toda vez que Juan Ruiz no menciona nuestro destino en su obra escrita el primer tercio del siglo XIV. Tomamos la GU-150 que nos dejó en nuestro destino unos 20 kilómetros más al norte.
Panorámica del castillo desde la plaza Mayor |
El cerro donde se asienta Cogolludo ha estado poblado desde antiguo, según Jiménez Esteban existen restos del la edad del Bronce, y por los sillares de una de las torres pueden tener su origen romano o visigodo. Estuvo ocupada por los musulmanes entre 711 y 1085 como puesto de vigilancia del valle del Henares hasta la conquista de los territorio en torno al Tajo por Alfonso VI. Este rey donará el lugar junto a Jadraque y Atienza al abad don Miguel del monasterio de San Pedro Gumiel. Según la narración de E. Cooper, tras la caída de Toledo (1085), al sur del Tajo se abría un espacio prácticamente despoblado e inestable que cambiará de manos continuamente. Los musulmanes mantenían Coria y el control de los vados sobre el Tajo en Oreja y Albalat, ésta última entre Alcántara y Talavera de la Reina. Sendos vados pasarían definitivamente a manos cristianas en 1139 y 1142, dejando libre el acceso al Guadiana por lo que habrá que fortificar algunos enclaves para su defensa, entre ellos Cogolludo punto estratégico de unión con las vías pecuarias del Tajuña aunque, -añade Cooper- cabe interpretar que ésta sería más una línea de recursos económicos que un sistema defensivo. Alfonso VIII hará donación de Cogolludo en 1179 a la Orden de Calatrava que será la encargada de levantar el castillo que hoy vemos; el rey aprovechará el castillo árabe y la reforma de la fortificación cristiana para reunir tropas con el fin de acometer la conquista de Cuenca según comenta Herrera Casado.
Panorámica del castillo desde la iglesia de anta María |
El castillo se asienta en el lugar más alto de cerro, a 908 metros de altitud, dominando la villa; tiene forma poligonal y se pueden distinguir dos fases constructivas. Una, la más antigua, -como veremos suscita cierta controversia- es la torre cuadrada de origen musulmán; la segunda el recinto cristiano que lo constituyen seis cubos semicirculares. Según Jiménez Esteban, el castillo tuvo barbacana de la que se conservan trozos del lienzo al sur y al este, y apunta la posible existencia de un aljibe junto a la torre árabe. Otros restos de la cerca afloran escasos. Hacia el este, mirando al pueblo, se abre una pequeña explanada que constituiría el albacar en el recinto superior.
Torre cuadrada califal |
Sobre la torre Herrera Casado (2007) comenta que el "castillo ha sido interpretado como un primitivo reducto árabe, incluso destinado a ribbat de oración, y posteriormente tras la reconquista mejorado por los castellanos". Sin embargo Cooper (2014) desmonta la teoría de la torre musulmana. Poniéndonos en antecedentes comenta la cesión de Cogolludo de forma vitalicia en 1335 a Íñigo López de Orozco, a la sazón alcaide de Escalona, para que en él "faredes labrar la dicha villa e castiello e reparar en todos lugares que cumpliere e menester obiese". Concluye Cooper a continuación de la cita anterior que "el fragmento del castillo de Cogolludo que se conserva se corresponde con la segunda fase de la torre albarrana de Escalona que he utilizado como pauta. Me parece absurdo llamarlo 'claro ejemplo de qubba' como han hecho algunos".
Esquina suroeste |
Cubos y lienzo oeste |
Tras la reconquista de la zona sur de la Somosierra hasta el Tajo en el siglo XI, ésta pasa a pertenecer a la corona de Castilla. Como hemos visto, en 1176 Alfonso VIII dona la villa a la Orden de Calatrava, siendo su maestre don Martín Pérez de Siones. También comentamos que en 1335 el castillo es donado a Íñigo López de Orozco por el maestre de los calatravos García López de Padilla. En 1379, en manos de la corona, Enrique II lo dona a su hija María de Castilla, casada con el almirante de Castilla Diego Hurtado de Mendoza. De éste lo heredó en 1404 su hija, Aldonza de Mendoza, duquesa de Arjona, hasta su muerte en 1435, que lo deja en herencia a su sobrino Diego Manrique, conde de Treviño, aunque la propiedad se la disputó Íñigo López de Mendoza, I marqués de Santillana y hermanastro de Aldonza. El asunto se zanjó en 1442 con un acuerdo de reparto por que el de Santillana se queda con las propiedades de su hermanastra en Guadalajara por estar cerca de las suyas. En 1438 Luis de la Cerda, III conde de Medinaceli incorporará Cogolludo tras permuta con Fernán Álvarez de Toledo a quien un año antes Juan II le había confirmado seiscientos vasallos en Cogolludo y Loranca. El señorío con la villa, su alfoz y el castillo pasarán a poder de la casa de Medinaceli tras la boda del IV duque de Medinaceli, Gastón de la Cerda con Leonor de Mendoza, hija del marqués de Santillana, a la sazón señora de Cogolludo. El señorío lo heredó su hijo el I duque de Medinaceli, Luis de la Cerda, perteneciendo a esta casa hasta la abolición de los señoríos en el siglo XIX.
Luis de la Cerda encargará la construcción del palacio ducal a finales del siglo XV al maestro de obras Lorenzo Vázquez, lo que vino a significar la primera manifestación renacentista en España, aunque el palacio se entronca con elementos tardogóticos peninsulares. Esto significó el abandono del castillo al trasladar el duque la residencia al palacio. En 1810 las tropas napoleónicas del general Hugo, asediadas por Juan Martín "El Empecinado", tras la toma de la población proceden a derruir la muralla y volar el castillo.
Lado norte, donde se aprecia un vano cegado de acceso a la Torre califal |
Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:
Castillos de Guadalajara I, Jiménez Esteban, Jorge, Libros Penthalon, Madrid, 1992.
Castillos de Guadalajara (Guía de campo), Herrera Casado, Antonio, Aache ed., Guadalajara 2007.
La fortificación de España en los siglos XIII y XIV, Cooper, Edward, Ministerio de Defensa y Marcial Pons Historia, Madrid, 2014.
Los señoríos de los Manrique en la baja Edad Media, Montero Tejada, Rosa Mª, UNED 1994
dbe.rah.es/biografías, Real Academia de la Historia para los propietarios y tenentes del castillo.
Castillos de Guadalajara I, Jiménez Esteban, Jorge, Libros Penthalon, Madrid, 1992.
Castillos de Guadalajara (Guía de campo), Herrera Casado, Antonio, Aache ed., Guadalajara 2007.
La fortificación de España en los siglos XIII y XIV, Cooper, Edward, Ministerio de Defensa y Marcial Pons Historia, Madrid, 2014.
Los señoríos de los Manrique en la baja Edad Media, Montero Tejada, Rosa Mª, UNED 1994
dbe.rah.es/biografías, Real Academia de la Historia para los propietarios y tenentes del castillo.
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