lunes, 28 de diciembre de 2020

Torreón de Alcázar de San Juan

Desde Alcázar de San Juan iniciamos el viaje que nos lleva a recorrer algunas fortalezas por el Campo de San Juan y, sobretodo, por el Campo de Montiel. De la mano de los Castillos de Ciudad Real de Amador Ruibal, nuestra pequeña guía de campo, vamos a introducirnos en la que fue, tras Consuegra, cabeza de Encomienda de los caballeros hospitalarios.

Torreón del Gran Prior. La puerta de acceso está junto las casa
Alcázar de San Juan fue antiguo asentamiento romano y ocupación musulmana. Perteneciente a la Taifa de Toledo en 935 tenía el nombre de Qasr Banú Atiya (cartela), aunque de esta última ocupación no quedan restos de fortificación alguna. Tras la conquista de Toledo en 1085 por Alfonso VI pasa a dominio cristiano aunque se mantuvo la inseguridad del territorio fronterizo; fue aquí donde las tropas cristianas de Toledo al mando de Munio Alfonso y Martín Fernández fueron derrotados por los almorávides (Ruibal) -Munio Alfonso muere en 1144-. Para garantizar la defensa de Alcázar, Alfonso VII dona la población en 1150 a los caballeros de la guerra Juan Muñoz, Fernando González y Pedro Rodríguez. Estos a su vez la donan a García González, maestre de la Orden de Santiago. En 1237 tras un acuerdo con la Orden de Santiago y la Orden de San Juan sobre los límites señoriales Alcázar se incorporó a esta última de forma definitiva (cartela). Serán los caballeros de San Juan quienes se encargan de repoblar el lugar en el siglo XIII y construyen una fortaleza que, dependiente de Consuegra, pasó a llamarse Alcázar de Consuegra. La fortaleza fue ampliándose en sucesivas etapas hasta conseguir un conjunto fortificado tan importante que el Capítulo General de la Orden en 1504 divide la Cámara de Consuegra en dos, segregándose la de Alcázar que pasó a denominarse Alcázar de San Juan (Ruibal).

Torreón visto desde el centro de interpretación
De esa época medieval es la gran torre del homenaje, llamada Torreón del Gran Prior y una torre semicircular de la muralla a unos metros de ésta. Para Ruibal la gran torre es una de las construcciones militares más bellas de la provincia y en mejor estado de conservación tanto interna y externa, una torre exenta de 25 metros de altura. Rincón García, nos hace una breve descripción y cronología del edificio: el torreón es parte de la alcazaba musulmana que pasó a propiedad de la Orden de San Juan en 1237, a la vez que se le concede en 1241 "carta de repoblación a 362 vecinos". En 1284 el Frey Fernando Pérez Mosego, como consta en la inscripción situada sobre la entrada, la manda reconstruir. En 1618 se le añade un piso con ventanas de piedra, rematándose con almenas. La torre se levanta con piedra rojiza y sillares en las esquinas y sillarejo en los muros. Tiene tres plantas en los que se abren distintos vanos. En el interior las plantas se comunican por escalera de caracol. Su estado actual (2003), se corresponde a las reformas de 1965 y 1966, cuando se eliminaron las casas adosadas dejando el torreón exento y se eliminó un Sagrado Corazón que lo remataba; se recuperaron las bóvedas de las dos plantas y el techo artesonado de madera de la intermedia, se complementa con las almenas del remate, se reparan los matacanes, los ventanales góticos y los peldaños de ingreso.

Imagen del Castillo, Alcázar de San Juan (1917)
Catálogo Monumental de la provincia de Ciudad Real
Sobre el aspecto de la torre, Cooper comenta una imagen de principios del siglo pasado en la que no tiene el aspecto actual: "carecía de adarve ni indicios de que pudo haberlo". Volvemos a Ruibal quien nos facilita las medidas del torrón y el aspecto que presenta. Éste ocupa una extensión de 146 m2 con una base de 12 por 12,20 metros de la lado con una superficie interior de 50 m2 por planta. A éstas se accede a cada una de ellas a través de una escalera construida en el interior de los muros aprovechando el grosor de éstos de 2,70 metros de espesor. Presenta notables ventanas góticas y grandes balcones amatacanados que junto a las almenas restauradas "le otorgan un aire palaciego tardomedieval realzado incluso por algún ventanal con influencias renacentistas".

Matacanes y ventanas. La pequeña ventana de la izquierda tiene arco de herradura
El nivel inferior es un sótano, -al que no accedimos-, que se cubre con bóveda de ladrillo. A él se accedía desde la planta alta por tres losas de piedra que se levantan en la planta baja. Este espacio se utilizaba como calabozo o almacén y el aljibe. A la torre se accede por una puerta gótica de 1.60 metros de ancho con jambas y dovelas de buenos sillares que forman un arco apuntado. La cercanía de las casas junto a la torre en este lado hacen muy difícil contemplarla. La puerta, como los ventanales de cada cara de la torre, están defendidos en altura por matacanes. La planta baja es una gran sala de 7 metros de lado, está cubierta por bóveda de ladrillo reforzada por dos nervaduras de piedra que se cruzan en el centro. En ella se abre una escalera de caracol empotrada en el muro e iluminada por dos saeteras que asciende hasta la segunda planta.

Cara de, torreón con matacán, ventanal con ajimez, saetera y escudo 
La segunda planta de la torre es la planta noble; tiene tres grandes ventanales con nerviaciones góticas y un techo de artesonado de madera que enmascara la bóveda; para continuar la ascensión hay que cruzar la estancia y hacerlo por otra escalera también empotrada en la pared que recibe la luz a través de "un arco de herradura, lo único que nos recuerda los orígenes musulmanes de esta población". Cooper añade que la necesidad de cruzar la sala para continuar la subida es una medida defensiva pues al estar la guarnición en el piso superior, eliminando el forjado de madera dejaría campo libre para el acoso vertical contra los sitiadores.

Vista de Alcázar de San Juan desde la terraza del torreón
El tercer piso posee un doble carácter: residencial y militar; en él se encuentran los cuatro matacanes, uno en cada cara de la torre, que defienden la puerta de acceso, a cada uno de los ventanales y la base de la torre; el techo se cubre "con bóveda de arista y nervios, encalada". El ascenso a la última planta, la terraza, se hace por una escalera caracol moderna de hierro, la planta está rematada por el parapeto restaurado de almenas y tiene una superficie de 123 m2 siendo la cota más alta de la torre con 25 metros desde donde se domina toda el contorno.

Cubillo posible cubo de la muralla sanjuanista o de la fortaleza musulmana
A escasos metros del torreón se encuentra el cubo, llamado 'Cubillo', que según la cartela pudo ser "parte de la muralla que rodeaba el antiguo palacio del Gran Prior de los Hospitalario de la Orden de San Juan, o bien tratarse de algún resto de la antigua fortaleza árabe que encuentran a su llegada los Caballeros de la Orden de San Juan construida sobre restos íberos y romanos. Su interior, construido con sillares, es de planta cuadrada, conservando parte de la bóveda de crucería". A continuación comenta un episodio de las Cantigas de Alfonso X el Sabio, según la cual la Virgen se le apareció a una mujer devota de Alcázar que todos los sábados acudía a rezar a una iglesia a extramuros de la ciudad; un día al volver se encontró que las puertas de la ciudad estaban cerradas por lo que tras ponerse a orar las puertas se abrieron milagrosamente (Esta historia se narra en la Cantiga 246).

Para esta entrada he consultado, además de la cartela informativa, los siguientes textos:

Castillos de Ciudad RealRuibalAmador, Lancia, León, 1993
La fortificación de España en los siglos XIII y XIVCooper, Edward, Ministerio de Defensa y Marcial Pons Historia, Madrid, 2014.
Patrimonio artístico de la Orden de San Juan de Jerusalén en España: una aproximación y algunos ejemplos, Rincón García, Wilfredo, U.N.E.D. 2003

Vista del sótano almacén, prisión y aljibe desde la planta baja
Bóveda de ladrillo con nervaduras de piedra que cubre la planta baja
Puerta de acceso y ventana en la primera planta
Artesonado de madera que cubre la segunda planta
Tercera planta a la derecha escalera moderna de caracol de acceso a la terraza
Terraza almenada reconstruida

miércoles, 16 de diciembre de 2020

El castillo de Peñarroya


La visita al castillo de Peñarroya fue, después de Alcázar de San Juan, la primera que hicimos antes de adentrarnos por tierras del Campo de Montiel. A diferencia de las fortificaciones del Campo de Montiel que fueron entregadas por la corona a la Orden de Santiago tras su conquista, Peñarroya será donada por Enrique I a la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, zona que pasó a denominarse Campo de San Juan. Aquí habría que hacer una observación puesto que la fortaleza que vemos hoy al parecer no fue objeto de donación puesto que fue construida tras la cesión a los sanjuanistas. 

Lienzo noroeste del antemuro con dos de las torres y la torre del homenaje
 La visita la hice con la guía de Amador Ruibal y sus castillos de Ciudad Real, en ella nos recuerda que la Orden de San Juan, junto con los templarios, fueron las órdenes militares de origen extranjero que tuvieron posesiones en España, siendo especialmente extensas en La Mancha. "En 1215 donó el rey castellano tres castillos, situados en la orilla del Guadiana, a los caballeros hospitalarios concediéndoles un extenso territorio que llegaba hasta las lagunas de Ruidera y que era parte de los siete castillos musulmanes de Rocafrida". Según Molero los castillos cedidos fueron cuatro en el curso alto del Guadiana: el de Peñarroya que nos ocupa ahora, el de 'la Ruidera del Guadiana', el de Villacentenos y el de Santa María del Guadiana -este último puesto en valor muy recientemente-, territorio dependiente "en principio de Consuegra y más tarde de Alcázar de San Juan" (Ruibal). El primer asentamiento sanjuanista fue "un castillo islámico, conocido como "El Cortijo", situado junto a un vado del río y ya arruinado en el siglo XVI"(Ruibal), aunque la importancia económica de la zona obligará a la Orden a construir otro castillo desde el que controlar el territorio y el cobro de derechos y peajes a los ganaderos que utilizaban sus cañadas al menos dos veces al año. La Orden construirá el castillo de Peñarroya a 10 km. al sur de Argamasilla de Alba, al borde de la carretera que lleva a Ruidera, junto al acantilado en la orilla norte del río Guadiana, hoy anegado por el pantano del mismo nombre que el castillo. La fortaleza, construida en los siglo XIII-XIV, alberga entre sus muros una ermita muy concurrida por la población de los alrededores, lo que probablemente -en esto coinciden Ruibal y Molero- ha contribuido a su conservación, aunque a su vez haya propiciado la pérdida de sustrato arqueológico que hubiese podido facilitar su datación; y, por otro lado, las obras de construcción de la presa, además de su impacto visual, ha provocado "un verdadero corte estratigráfico" que ha permitido el hallazgo de retos que certifican que el castillo es típicamente cristianos sin restos de una construcción anterior. 

Lienzo noreste del antemuro con dos de sus torres
En el privilegio de 1215 de Enrique I se especifica que se está construyendo la fortaleza, no obstante, dos años después en la delimitación de términos con Alhambra, donada a la Orden de Santiago, no se especifica castillo alguno en Peñarroya (Molero) por lo que en 1217 el castillo puede que sólo fuese un proyecto. Con la construcción del castillo en Peñarroya pasará a formar parte de un conjunto de fortalezas que controlaban los accesos al levante en el alto Guadiana, aunque el progresivo y rápido alejamiento de la frontera musulmana, los sanjuanistas inician un proceso de reorganización jurídica precisa de su territorio destinada a la explotación de sus recursos económicos y fiscales: vías pecuarias, montes y comunicaciones, quedando adscrita a la parroquia  sanjuanista de Santa María de Peñarroya. A mediados del XIV el castillo comienza su declive como "elemento jerarquizador del espacio y el afianzamiento definitivo de la Encomienda Mayor" en Consuegra. En 1504 el Capítulo General de la Orden divide la Cámara de Consuegra en dos, la de Consuegra y Alcázar adjudicando Peñarroya a esta última que acabará erigiéndose en cabeza del Priorato en detrimento de Consuegra (Molero).

Torre circular que cierra el lado noroeste junto a la torre del homenaje
El castillo se construye en su mayor parte en sillarejo con algunos refuerzos de sillares en las esquinas. Tiene forma de cuadrilátero irregular que se adapta al terreno. Su estructura defensiva se desarrolla en las zonas más expuestas y vulnerables: hacia el  norte y el oeste, toda vez que el sur y este están resguardadas por el tajo natural que forma el río. La zona norte se protegerá con un gran foso excavado en la roca, de 9 a 15 metros de ancho, y una profundidad de unos 2 metros que debió ser mayor. Tras él un primer recinto, un antemuro de cortinas almenadas con adarve y tres torres cuadradas huecas equidistantes entre sí a las que se accede mediante un arco de medio punto y cuentan con abundantes   saeteras y troneras preparadas para el uso de armas de fuego. Este antemuro tiene 70 metros de longitud, por 1,60 de grosor y 4 de altura; las torres tienen una sola planta excepto la más oriental que posee dos.

Resto del muro oeste, muro de la plaza de armas
El resto de la zona norte lo defiende la torre del homenaje y un tramo de cortina almenada que se remata con una pequeña torre circular en la esquina. La torre del homenaje está construida en la cota más alta del terreno (723 m.), es rectangular y ocupa una superficie de 120 m2. Se construye exenta, tiene tres plantas y por ella se llega al camino de ronda por un arco sobre la entrada principal; tiene troneras y está rematada con almenas, aunque esta parte más alta de la torre es de reciente construcción. En origen el acceso a la torre debía hacerse en altura, por el primer piso, puerta que debía ser la ventana de la cara norte, lo que la aislaba del resto de la fortificación accediéndose a ella mediante una escalera de mano.

Acceso al patio de armas desde la liza que asemeja una torre albarrana
 El antemuro tiene dos entradas de acceso a la liza; una a través de un portillo que se abre junto a la torre más oriental, y la otra por la entrada principal, en codo, que bordea la torre del homenaje y que tiene arco de medio punto. En el interior había otra puerta hoy desaparecida que daba acceso también a la liza. La liza tiene unos 6 metros de anchura situado entre los dos recintos, lugar donde se solían montar 'teinadas', cobertizos donde se resguardaba la tropa,  y era el lugar en el que en situación de asedio los defensores se podían mover con libertad. 

Portillo que da acceso a la liza desde el foso junto a la torre más oriental del antemuro
La liza tenía a su vez dos entradas al recinto principal; una en cada extremo de la muralla principal. La primera junto a la torre del homenaje que da paso a un pequeño patio desde el que se accede hoy a la torre del homenaje y a la ermita, un patio a modo de 'plaza de armas'. La segunda entrada se encuentra al este, en el extremo opuesto, es un gran arco apuntado bajo una torre que se asemeja a una albarrana, torre semicircular por ella se llega al patio del castillo. La muralla principal tienen 80 metros de longitud por 2,50 de grosor y 10 metros de altura. Se conserva hasta el adarve con algunas almenas.

Adarve y torre donde se abre el portillo del antemuro entre la liza y el foso
Adosados a la muralla en el patio de armas hay varias edificaciones de reciente construcción, como una capilla construida en el siglo XVIII que sustituye a la primitiva; y un aljibe en el gran patio excavado en la roca en su lado sur. En el lado este, se conserva parte de un enorme muro de 8 metros de longitud. Sobre el acantilado hubo una pequeña muralla que cerraba el recinto por el lado sur y oeste del que sólo se conservan los cimientos, que debió desaparecer, bien por ser el lado más castigado por la erosión natural o bien por las obras de construcción de la presa, aunque el escarpe natural del río hacía prácticamente innecesaria la construcción del muro, éste se encuentra documentado en las Topografías de Felipe II.

Interior de la plaza de armas con matacanes

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Castillos de Ciudad RealRuibalAmador, Lancia, León, 1993
Fortificaciones Sanjuanistas en La Mancha: Los cuatro castillos de la ribera del Guadiana, Molero García, Jesús, Rev. Castillos de España, nº 115 Asociación Española de Amigos de los Castillos, 1999

Pintura mural de la actual ermita
Cauce del Guadiana una vez pasada la presa desde el patio de armas
Plano del castillo a partir de la imagen del Instituto Geográfico Nacional


martes, 8 de diciembre de 2020

El castillo de Celorico da Beira


 Si algo impresiona de las fortificaciones portuguesas es la cantería, la profusión de sillares de granito en sus fortalezas como los castillos de Monsanto y Guarda; y se puede decir lo mismo de Celorico da Beira. Habíamos entrado en Portugal por Fuentes de Oñoro por la A-62 que en Vilar Formoso se convierte en la A-25 portuguesa y se dirige hacia la Sierra de Estrella hasta Guarda, desde aquí, al enfrentar la sierra la carretera gira hacia el norte para bordearla. Entre las estribaciones de la sierra y el río Mondego vigilando el paso camino a Viseu, se encuentra Celorico da Beira, a unos 65 km de la frontera, donde llegamos a la hora de la comida.

Puerta de acceso al recinto
La fortaleza tiene trazado -según la cartela informativa- románico-gótica. Su aspecto actual se debe a las numerosas intervenciones que ha sufrido a lo largo de los siglos. Su construcción se remonta a finales del siglo XI inicios del XII de arquitectura defensiva tipo románica con el fin de soportar ataques desde el exterior. Estas estructuras defensivas se caracterizan por situarse en alto, en lugares de difícil acceso y desde donde se tenía buen control visual del territorio. No obstante los restos románicos del castillo son prácticamente imperceptibles debido a las continuas reformas, quedando sólo restos en lo alto del monte constituidos por afloramientos graníticos.

Torre del homenaje. En primer término afloramientos donde debió ubicarse la torre original
En la actualidad la fortificación presenta una planta más o menos circular con dos entradas. La principal a levante y una segunda, un portillo, en el lienzo de poniente, y dos cubos adosados al lienzo sur, uno de planta cuadrangular y el otro trapezoidal. La fortaleza contaba con dos torres; -según la cartela la torre del homenaje fue introducida en Portugal por la Orden del Temple, siendo la gran innovación militar del siglo XI que tuvo gran aceptación y una rápida difusión, siendo la principal característica de los castillos románicos-. Una de las torres, la que debía ser la torre del homenaje original, estaba situada en el centro de la fortificación de la que sólo restan los citados afloramiento graníticos, y cuyos últimos vestigios desaparecieron a inicios del siglo XX. La segunda torre, la que podemos ver hoy, está integrada en el lienzo norte y data de las reformas de los siglos XIII y XIV.

Torre del homenaje y adarve del lienzo este bajo el que se encuentra la puerta de acceso
La torre tiene planta rectangular y consta de tres plantas. A ella se accede por el primer piso a través de una puerta con arco quebrado -ligeramente apuntado de estilo gótico-, tiene saeteras en todas sus caras, que a su vez permitirían la entrada de luz pues no tiene más vano que la puerta. Sobre su altura no se sabe cuál era la original porque, al igual que parte de la fortaleza, es producto de restauraciones de los años 30 y 40 del pasado siglo XX cuando se encontraba en ruina y, según se aprecia en las imágenes de los carteles informativos, carencia de almenas.

Portillo en el lienzo oeste
Como hemos visto antes, el castillo tenía una segunda torre del homenaje situada en el centro del recinto. Ésta colapsó a finales del siglo XIX, y las pocas imágenes que existen de ella la muestran muy deteriorada -imágenes que no no pude ver-, estaba situaba entre la entrada principal y el portillo de poniente o "la puerta de la traición", lo que hace suponer que era la torre original, mientras que la actual, descentrada e integrada en la muralla, difiere mucho de las fortificaciones románicas; ésta debió construirse en las reformas góticas llevadas a cabo en los reinados de Don Dinis (1261-1325) y Don Fernando (1345-1383). Durante estas reformas se construye también un barbacana, que será derruida junto con la torre del homenaje en el siglo XIX.

Escaleras de acceso al adarve en la esquina suroeste
He encontrado pocas reseñas históricas, la que hace referencia al escudo de la población donde aparece una media luna y cinco estrellas de cinco puntas, estás hacen referencia a la victoria de una coalición de tropas portuguesas en las que integraban huestes de Celorico en 1198 contra Alfonso IX de León durante una noche especialmente estrellada y con luna creciente. Otra más tardía nos habla de Juan I de Castilla en la Crónica del Rey Enrique III, en ella su autor comenta que fue aquí donde el rey castellano Juan I hace testamento: "E Pero Lopez de Ayala dixo al Arzobispo de Toledo (don Pedro Tenorio) que se acordase que quando el Rey don Juan entró en Portugal antes de que se diese la batalla de Aljubarrota, estando en un lugar llamado Cellorico de la Vera, hizo el Rey don Juan su testamento en el cual pusieron sus nombres y sus sellos ciertos caballeros y él".

Torre del homenaje desde el pueblo
Imagen aérea del castillo de una de las cartelas informativas
Vista de Celorico da Beira desde el adarve del lienzo sur

Para esta entrada he utilizado los textos de las cartelas informativas que hay en el castillo y la siguiente documentación:

Crónica del Rey don Enrique tercero deste nombre de la Casa de Castilla y León, Pedro Barrantes Maldonado, Madrid, 1868


martes, 1 de diciembre de 2020

Los Toros de Guisando

La explanada donde descansan los toros de Guisando, frente al cerro que les da nombre, está junto a la carretera AV-904 equidistante con los cruces de la N-403 pasado El Tiemblo, y la CL-501 pasado San Martín de Valdeiglesias, casi en el límite de Ávila con Madrid. Hasta hace poco, unos meses, el viajero paraba frente al muro bajo que los separa de la carretera y podía pasearse entre ellos; eso era antes de que se haya recrecido el muro y cercado el conjunto. A los toros se les ha dado el más diverso origen, finalidad y representación: fenicios, romanos, amojonamientos, monumentos fúnebres, toros o elefantes; de indudable origen celta se encuentran en la zona menos genuinamente celta, por lo que habría que buscar su factura entre autores indígenas. Como estas son cuestiones que han suscitado a través del tiempo voy a dejar las opiniones de los diferentes autores que he consultado.

Comenta el Padre Ariz (1607) en sus Grandezas de la Ciudad de Ávila que frente al monasterio de San Jerónimo, se hallan los más famosos y celebrados toros de España, los de Guisando. Estas esculturas, asegura, eran obra de los romanos que ponían estos animales en su monedas y en campos donde algunos habían hecho grandes sacrificios de estos animales a sus Dioses, por alguna señalada victoria o por la muerte de algunos de sus capitanes o generales de sus ejércitos: Los más famosos, y celebrados Toros de España, son los de Guisando, cerca del Monasterio de san Hieronimo, (fundado este monasterio) en tiempo del Rey Henrique segundo, de Castilla y León, año. 1373. Junto a la venta de dicho Monasterio, están puestas cinco piedras, de figuras de Toros, los tres permanecen enteros, y se parece la ruina de los otros, junto a ellos, y los tres tienen letreros. Dichas inscripciones, traducidas al castellano en escrituras -detalla Ariz-, se encuentran en el Archivo del Monasterio, "en una tabla. Dize la del primer Toro ansi

1  Cecilio Metelo Consuli. II. Victori.

A honra de Cecilio Metelo vencedor, segunda vez Consul.

2  Longinús Prisco Caecio Patri. F.C.

Longino tuvo cuidado de hacer esta memoria a su padre Cecio el Antiguo.

3  Bellum Caesaris, et Patriae Magna ex parte confetum est, Sex, 
    et gne, Magni Pompey Filys Hic, inagro Batestanorum 
    Profligatis 

La guerra del Cesar, y de la patria,  por la mayor parte acabada, vencidos aquí en el campo Batestanio, los hijos de Pompeyo Magno, Sexto.Igneo.

4  Exercitu victor hostibus fusis.

Exercito vencido, Roto el enemigo.

5  L. Porcio Obprobinciam Optime administratam, Batestany 
    Populi F.C.

Los pueblos batestanios determinaron hacer esta memoria a Lucio Porcio, por aver administrado excelentemente la provincia.

A continuación Ariz narra la guerra que mantuvieron en España los hijos de Pompeyo el Grande, Sexto y Neyo, contra Julio César en venganza por la derrota y muerte de su padre por César. Tras ser vencidos éstos, Julio César acabó apoderándose de todo cuanto Roma tenía en España, por lo que los referidos cinco toros fueron puestos en honor a Julio César, por quien Metelo había trabajado y Lucio Porcio servido. El primero de los toros y el último se corresponden con Metelo y Porcio respectivamente y los tres del centro a las victorias de César.

Más cerca de nuestro tiempo, Manuel Gómez Moreno en su Catálogo monumental de España. Provincia de Ávila nos introduce en el llano frente al cerro de Guisando que es "la última estribación oriental de los picos de Gredos, que señorea las llanuras de Toledo y Madrid, vistiendo su mole de pinos y encinares. Al pie del monte y separados de él un trecho, afrontan impasibles siglos y siglos los famosos toros de Guisando". Uno de ellos se encuentra "roto y medio enterrado, los otros tres en fila, mirando hacia oriente, o sea, hacia el cerro, y separados uno de otro espacio de 1.,70, 2,40 y 2,80 metros". Están hechos "de granito, varían poco de tamaño, siendo por término medio de 2,70 de largo, 0,80 de alto (sic) y 1,50 de alto". En cuanto a su talla no discrepan de los de Ávila. Sus cabezas, aunque destrozadas a golpes, conservan algo de modelado "en el morrillo, y unos agujeros en la testuz, donde probablemente se afianzaran cuernos de otra materia, quizá de bronce. Otro tanto se advierte en el sitio del rabo, que no ha dejado otro rastro, pero dos de los toros tienen ciertos verdugones en la nalga derecha, como si fuesen marcas de ganadería, en igual forma que el cerdo de la casa de Abrantes. En cuanto a ser toros y no elefantes, no cabe duda". Este último comentario viene a colación de antiguas propuestas, como la del P. Florez que en 1758 aseguraba que los toros de Guisando eran elefantes.

Imagen de los Toros de Guisando de Manuel Gómez Moreno
Los toros -añade- destacan y son célebres por las inscripciones grabadas en sus costados, generando no poco desconcierto entre los eruditos, en vano concitados para explicarlas. Al fin la crítica por un lado y la observación por otro, vienen a dar en tierra con este pretendido monumento de nuestra antigüedad clásica. Autores como "Fernández Guerra y Hübner los declararon enteramente apócrifas; el examen de los toros mismo comprueban que ni existen grabadas en ellos ni pueden existir, y que la falsificación no trascendió del papel, alegando siempre que el estado de destrucción de los toros impedía compulsar tales epígrafes". Esto -asegura- "no es exacto: la calidad del granito en que están formados es excelente y su superficie, preservada además por líquenes, se nota perfectamente lisa, excepto en el costado derecho del primer toro, hacia el sur, donde sí hay grabada una inscripción latina auténtica, razón ocasional de la superchería. Este es su facsimil:              
                                    LONGINUS
                                    PRINCO·CALA
                                    ETIQ·PATRI·F·C

Las letras miden 0,135 m, término medio. Su significación es bien clara, de haber sido erigidos estos toros por un Longino a Prisco Calecio, su padre, quizá en cumplimiento de voto u ofrenda.

El estudio de los verracos de Guadalupe López Monteagudo, en su Esculturas Zoomorfas Celtas de la Península Ibérica, más moderno y sistemático que los anteriores, analiza toro a toro la morfología de cada uno de ellos y propone alguna interpretación de las inscripciones. A continuación,debajo cada toro indicio el número de catálogo de López Monteagudo, material y medidas, y una breve descripción que la autora hace de cada uno:

Catálogo 85. Granito.  Long. 264 cm., Alt.129 cm., Anch. 83 cm., Perim. 298 cm.
Tiene una inscripción latina sobre el costado izquierdo de la que sólo se conserva una línea. Las letras tienen 7 cm. de altura.  El texto puede leerse  así:
                                           (-----------)
                                          Gaia F ---)

Catálogo 86. Granito.  Long. 180 cm., Alt.140 cm., Perim. 187 cm. 
Destaca su estado deplorable. Carece de inscripciones. (Este toro, que está reconstruido, es el que Gómez Moreno describe como roto y medio enterrado).

Catálogo 87. Granito.  Long. 277 cm., Alt.145 cm., Anch. 77 cm., Perim. 197 cm. 
Tiene inscripción latinas en ambos costados siendo la del lado izquierdo totalmente ilegible. En el derecho propone la siguiente lectura:
                                       (----------)
                                      (---) ma (t) (er)
                                      (---) f(aciendum) c(urauit)

Catálogo 88. Granito.  Long. 275 cm., Alt.141 cm., Anch. 87 cm., Perim. 296 cm. 
Tiene en el costado derecho una inscripción funeraria latina desarrollada en tres líneas, tiene letras capitales de 9 cm. de altura. El texto se lee con claridad:
                                       Longinus
                                      Prisco, Cala 
                                      etiq(um), patri, f(aciendum), c(urauit)

López Monteagudo concluye que estas esculturas zoomorfas tienen un carácter eminentemente religioso puesto que la mayoría de los hallazgos tienen conexión con tumbas o necrópolis y las inscripciones funerarias grabadas en algunos ejemplares les confiere un carácter indudablemente funerario.

Como comentaba al principio, el cercado donde están los toros se ha recrecido y para visitarlos hay que atender un horario por lo que si se tiene intención de visitar el lugar conviene enterarse antes de los horarios.

Para esta entrada he consultado la siguiente bibliografía:

Álvarez-Sanchis, Jesús R., Los Vettones, Real Academia de la Historia, Madrid, 2003
Ariz, Fray Luis, Historia de las Grandezas de la ciudad de Ávila, ed. Facsímil 1607. Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Ávila, Ávila, 1978
Gómez Moreno, Manuel, Catálogo monumental de España. Provincia de Ávila, Madrid, 1900-1901
López Monteagudo, Guadalupe,  Esculturas Zoomorfas Celtas de la Península Ibérica,  C.S.I.C., Madrid, 1989.

domingo, 22 de noviembre de 2020

El castillo de Cea

En nuestro viaje por el norte de la provincia de León, visitamos el castro cántabro-vadiniense de Peña del Castro en La Ercina, nos dirigimos por la CL-426 y la LE-211 hasta Almanza y desde allí la LE-232 para recorrer los últimos 23 km. que nos dejan en Cea. El castillo se eleva en un cerro desde donde domina hacia el sur y oeste el pueblo, en un saliente que bordea el río Cea, frontera natural entre los reinos de León y Castilla. Desde un tajo de 45 metros sobre el río, el castillo domina la Tierra de Sahagún hacia el oeste dirección a León. Una vez en el pueblo, para llegar a la fortaleza hay que bordear el cementerio y la iglesia a cuyas espaldas se encuentra.

Lienzo Sureste con las torrecillas este y sur
Cea fue poblada por Alfonso III en el siglo IX "Ceiam Civitatem Mirificam" (Gómez Moreno). En su castillo -continúa- Fernando I encerró a su hermano García, rey de Navarra.(Gómez Moreno). Desde el siglo XI, cuando Sancho III de Navarra se intitula rey de León, será litigio entre Castilla y León  hasta que Fernando I derrota y da muerte en la batalla del valle de Tamaron al rey leonés Vermudo III en 1037, pasando Cea a integrarse en Castilla. Años después Alfonso VII (1157) divide su reino entre sus hijos: Fernando II a quien lega León y Sancho III que reinará en Castilla,  división que durará 70 años y generará durante este tiempo nuevas tensiones en la frontera entre ambos reinos hasta que Alfonso VIII en la paz de Medina de Rioseco en 1181, la anexiona definitivamente a Castilla.
En el siglo XIV Cea pertenece a Juan Alfonso de Alburquerque, privado del rey Pedro I. Al caer en desgracia Alburqueque , el rey tomará la villa y ordenará la destrucción del castillo en 1354 tal como nos relata Pérez de Ayala: "... é el Rey fué para Sant Fegunt é por esa comarca, é fué a Cea que la tenia Juan Diaz de Caduerniga, é dierongela, que era un castillo muy fuerte, é mandólo derribar."(1354-135) y continúa la narración "Así fué que el Rey, después que tomó el castillo de Cea é los otros castillos que pudo tomar, que eran de Don Juan Alfonso, fuese para Toledo" (1354-137).

Fachada oeste con puerta en altura. En la torre se observa el arranque de tres pisos
A partir de 1354 hasta 1419 la villa tuvo varios propietarios, aunque no consta que existiese la fortaleza y si la había debía estar muy deteriorada. En 1383, muerto Pedro I y con Enrique II en el trono, éste dona la villa a su hermano el conde don Sancho que lo cede más tarde a su hija Leonor de Alburquerque; ésta la permuta con Juan I. En 1388 el rey la entrega a Ramiro Núñez de Guzmán, y el nieto de éste, que tenía su mismo nombre, la vende a Diego Gómez Sandoval en 1418 por 30.000 florines. No obstante Gómez Sandoval se encuentra con algunos impedimentos. Tuvo que pedir consentimiento a doña Leonor que mantenía algunos derechos sobre la villa, y adquirir en 1419 una cuarta parte de la villa que desde 1186 tenía el monasterio de Sahagún. Una vez satisfechos los requisitos pedirá y obtendrá licencia de compra a Juan II ese mismo año de 1419 sin mencionarse la existencia de fortificación alguna. (Cobos y de Castro).

Lienzo este. A la izquierda restos de la barrera almenada que refuerza la zona del río
Tras la compra la villa el Adelantado Diego Gómez de Sandoval, la vincula a sus descendientes en señorío, mayorazgo que funda en 1427, aunque en 1429 Gómez de Sandoval, que siempre había estado vinculado a los Infantes de Aragón, tras ser derrotados éstos por Álvaro de Luna se marcha al exilio a Aragón junto a los Infantes que son expulsados de CastillaJuan II le confisca la villa que entregará en 1448 a Juan Pacheco, marqués de Villena. En 1456 la villa le será devuelta al hijo de aquél, Fernando Gómez de Sandoval y Rojas que siguiendo los pasos de su padre secundará las sucesivas rebeliones contra la corona. Así en 1466 apoya la subversión del infante Alfonso contra Enrique IV. En este conflicto los partidarios del rey toman la villa aunque al año siguiente, en 1467, la reconquista Sandoval y Rojas. Debe ser a partir de esta fecha cuando se construya la torre (Cobos y de Castro). Los Sandoval mantuvieron el señorío e incrementaron su título al elevarlo  Felipe III a marquesado en la persona de Francisco de Sandoval y Rojas para convertirlo en ducado posteriormente que acabó integrándose en el del Infantado (Gómez Moreno).

Interior de la torre. Enfrente la torrecilla sur
La torre, pues, se construye exento y aislado de una construcción anterior que debía estar arruinada, en la segunda mitad del siglo XV sin intención de defenderla. Su construcción no se hace adoptando la forma tradicional con la que se acometían las fortificaciones españolas para adaptarlas a la artillería: dotándolas de una barrera con sus torres y su foso -como podemos ver en la anterior entrada del castillo de Arévalo-, sino que se construye una torre para artillería absolutamente original con planta con forma de  esvástica que, como indican Cobos y de Castro, puede considerarse prototipo de los fuertes de campaña del siglo XVI-XVIII, sino se tratase en este caso de una torre.

Interior de la torre a la izquierda escalera de acceso al primer piso. Enfrente pared norte
El edificio se construye en mampostería y coronado de almenas; tiene forma rectangular con tres pisos on bóvedas de cañón de ladrillo, los muros se prolongan en las esquinas para componer los brazos de la esvástica (Cobos y de Castro) y al volver sobre la cara de la torre para formar las torrecillas angulares, se adosan sin engordar el cuerpo principal de la torre. A este detalle, y a la endeblez de los muros de las torrecillas que son de 85 cm., puede deberse la ruina del edificio, aunque gran parte del mismo ha desaparecido por los hundimientos del tajo en el que se asienta sobre el río. Las cuatro torrecillas angulares que cubrían con su tiro el flanqueo de las cuatro caras del cuerpo principal, tenían en origen cuatro pisos cubiertos cada uno también con bóvedas de cañón de ladrillo que, como ya hemos visto, no eran excesivamente gruesos, lo que indica la preocupación de los constructores por emplazar adecuadamente las piezas de artillería y en su caso resistir los posibles bombardeos.

Escalera de acceso a la primera planta junto a la torrecilla del sur
La torre tenía dos puertas y conserva en la actualidad los arcos de cada una; uno a cota del terreno  junto al aljibe, cerrado por una plancha de hierro a su izquierda, y otro elevado en la cara opuesta. Destacar por último, que al pie de la torre se refuerzan las cárcavas que ha ido excavando el río con la construcción de una barrera almenada de la que aún quedan vestigios. También se conserva una parte de la muralla exterior. Si en algo destacan unánimemente los textos consultados, es el lamentable estado en que se encuentra el edificio al que se ha fajado con vigas de refuerzo, como se ve en las imágenes los lienzos este y norte , y prácticamente todo el recinto interior.


Finalizada nuestra visita, retomando la carretera LE-232 hasta Sahagún y por la CL-413, a escasos 6 km. al sur, nuestro próximo destino, el castillo de Grajal de Campos.

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Castilla y León. Castillos y fortalezasCobos Guerra, F. y Castro Fernández, J.J. de, Edilesa, León, 1998.
 Diego de Sandoval y RojasFranco Silva, Alfonso ficha de la RAH en dbe.rah.es
 Crónicas de los reyes de CastillaLópez de Ayala, Pedro,  Tomo I, Madrid 1779.
Fernando I (1035-1065), Viñayo GonzálezAntonio, Ed. La Olmeda, Burgos, 1999.

Paisaje desde la barrera de las cárcavas: campo de Sahagún y alameda del río Cea
Iglesia de de la Asunción y cementerio de Cea a cuyas es espaldas se encuentra la torre

Planta baja de la torre. La puerta de acceso está al E. Las dos torrecillas del N y O están derruidas.
La escalera de acceso al primer piso en muro S.
Plano basado en el de Cobos y de Castro