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martes, 11 de febrero de 2025

El castillo de Trevejo


Llegamos a Trevejo después de visitar los restos del castillo Eljas. Ambas poblaciones de Cáceres distan poco más de 18 km. tomando la CC102 hasta San Martín de Trevejo, tras unos tramos sinuosos por la carretera CC104 y CC105 llegamos hasta Villamiel para desviarnos hacia el sur por la CC106, a unos 3 km., contemplamos el castillo roquero de Trevejo elevándose sobre un cerro en las estribaciones occidentales de la Sierra de Gata, dominando a sus pies el caserío. 

Vista general de entrada elevada al castillo protegida con un matacán

Junto al castillo hay una cartela que a grandes pinceladas nos ofrece una descripción de la fortaleza y su historia: "De origen musulmán anterior al siglo XII hoy podemos contemplar las ruinas de la fortaleza erigida entre los siglos XV y XVI. 
Desempeñó un importante papel durante los años de la Reconquista. Habitualmente fue ocupado por los caballeros de S. Juan de Jerusalén, aunque esporádicamente fueron moradores las Órdenes de Santiago y Alcántara.
En el año 1474 fue tomado por el bandolero Fernán Centeno, apodado El Travieso. 
En el exterior de la torre se conserva el escudo del comendador Juan Piñero. Aparecen un árbol flanqueado por sendos gallardetes con cálices y aspas cobijados por el yelmo de nobleza y Cruz de Malta.

Fernán Centeno fue un personaje real que vivió envuelto en un aura que confunde la historia con la leyenda. Se hizo con los castillos de Trevejo y Eljas, apoyó a los Reyes Católicos frente a Juana La Beltraneja y Alfonso V de Portugal. y fue protegido del duque de Alba. Según unas fuentes fue un caballero justo y otras fuentes lo tachan de tirano como veremos más adelante.


EL CASTILLO

El castillo de origen musulmán sufre diversas modificaciones hasta llegar a su estructura actual, de los siglos XV y XVI. El conjunto se compone de un recinto amurallado en lo más alto del cerro, que se asocia a la torre del homenaje que constituye el castillo propiamente dicho. A una cota inferior se construye una barrera a modo de barbacana que circunda por completo todo el conjunto aunque de ella sólo se conserva la parte meridional donde se abre la puerta de acceso al recinto.

Puerta de acceso de la barrera. En el dintel se lee la fecha de construcción 1706

Lo más interesante del castillo es su torre del homenaje, aunque se ha perdido su mitad oriental debido a una posible voladura del ejército francés durante la Guerra de la Independencia. Su construcción no estuvo exenta de problemas como nos detalla Cooper, a los que hubo de enfrentarse su constructor, el comendador Juan Piñeiro, para mantener la sede de la encomienda y la posesión del castillo de Trevejo frente a las aspiraciones de Villamiel. que había solicitado la propiedad e incluso el derribo de la fortaleza. Piñeiro precisaba de todos los recursos de la bailía para llevar a cabo la obra, por lo que mientras había recurrido la sentencia favorable a los vecinos, se estaba apropiando de la madera que según un vecino opositor dice haber "vido mucha madera en la fortaleza e que desya que era de los castaños asy acortaba" para las obras de la fortaleza que según el comendador era para leña de Navidad; o la obligación de los vecinos de trabajar en la construcción, "quando se fazia la fortaleza de Trevejo cierta obra que se fasya en ella el dicho comendador daba mandamientos para los alcaldes de esta villa que prendiesen al vezino que no fuese allá a trabajar con grandes penas la meytad para la obra de la fortaleza" y, la otra mitad para la Iglesia, y sugiere Cooper la posibilidad de que Piñeiro lo que pretendía era apropiarse de la encomienda para convertirla en señorío dada la extensa relación de parientes en puestos relevantes a su servicio. Tras estos pleitos, Cooper afirma que en agosto de 1491, año en que los vecinos lograron la sentencia favorable de propiedad, las obras aún no se había iniciado, y que habría que esperar a 1514 para que estuvieran en marcha. 

Restos de la torre del homenaje

La torre tiene forma pentagonal y está construida con sillares bien escuadrados. A ella se accedía por una puerta protegida por un foso y contaba con puente levadizo. La torre está distribuida en varias plantas a partir de un sótano con bóveda de cañón; sobre el sótano se distinguen dos pisos con dependencias, en una de ellas hay una chimenea francesa y ventanas con poyos o cortejadores, combinando de esta manera lo palaciego con elementos militares, algo habitual en la época, como troneras, matacanes y garitas que defienden las esquinas y una ladronera sobre la puerta. En el interior del recinto se conserva un aljibe cegado en la actualidad.

Interior del castillo con ventana y cortejador

A inicios del siglo XVIII debieron hacer algunas obras más según se desprende de la inscripción que puede leerse sobre la puerta de la barrera, grabada de forma muy tosca en 1706. El conjunto contaba también con una tercera cerca situada en la zona nororiental, hacia el caserío, aunque sólo puede apreciarse en unos planos del siglo XVIII realizados por el Servicio Geográfico del Ejército cuando los ingenieros militares Antonio de Gaver (1750) y Martín Gabriel (1765) redactaron varios proyectos para reforzar la capacidad defensiva de la fortaleza. Como hemos comentado, a principios del XIX, durante la Guerra de la Independencia debió ser volada parte de la torre del homenaje por el ejército napoleónico.

Escudo de armas del comendador de Trevejo Juan Piñeiro

En el exterior se conserva un gran escudo heráldico labrado en la sillería del muro de la torre del homenaje, son las armas del comendador Juan Piñeiro, las que también se pueden ver sobre la entrada principal del castillo y en su interior, aunque aquí de manera más esquemática sin el yelmo, las banderas y la cruz de la Orden de San Juan de Jerusalén.



CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

Nos recuerda Mogollón que, como todos los castillos de la Transierra, el de  Trevejo sufrirá un constante cambio de manos, pues durante la segunda mitad del siglo XII en la zona occidental de la sierra fueron frecuentes los enfrentamientos entre cristianos y musulmanes hasta que quedó definitivamente fijada la frontera en el Tajo; y aunque Alfonso VII conquista Alcántara en 1122 no será hasta inicios del XIII, en 1213, cuando el rey leonés Alfonso IX la recupere definitivamente. No obstante, con anterioridad, Fernando II en 1182 había cedido la fortaleza de Trevejo a Pedro Arias, éste fue prior de la orden del Hospital de San Juan de Jerusalén entre los años de 1169 y 1185. Trevejo se  convirtió en cabeza de la Encomienda.

Ventana vista desde el exterior

El prior hospitalario tuvo gran influencia tanto en la corte de Fernando II de León como en la de Alfonso VIII de Castilla, manteniendo a su vez relaciones con el resto de órdenes como la del Temple y la de Santiago. A esta última precisamente fue entregada la fortaleza en 1186, el prior Pedro Arias debió morir al año siguiente, en 1187; aunque como comenta Mogollón, la orden de los santiaguistas "al parecer no llegó a tomar posesión del mismo". Desde entonces el castillo y sus tierras pasaron sucesivamente a las manos de la orden de Santiago y de Alcántara, y a manos privadas. Según apunta Barquero, uno de los éxitos de Arias, sobre todo en lo económico, como prior de los hospitalarios "fue la concesión de tenencias vitalicias de diversas propiedades de la Orden a miembros de varios linajes nobiliarios", lo que le granjeó el apoyo de la aristocracia castellana. Tras estos vaivenes vuelve a poder de los hospitalarios que lo mantendrán hasta el siglo XVIII. Apunta Mogollón que mediado el siglo XV la fortaleza estuvo involucrada en las luchas entre el Clavero y el Maestre de la Orden de Alcántara.

Estructura y grosor de los paramentos de la torre del homenaje

En la torre del homenaje podemos ver el escudo de armas del Comendador de Trevejo, entre 1492 y 1524, Juan Piñeiro, que lo era también de Portomarín. Debajo del escudo, comenta Cooper, hay una inscripción con letra gótica a la que le falta la parte del sillar anterior, en la que puede leerse (ARMAS) DEL COMENDADOR / (JUAN) PIÑEIRO GALLEGO, y señala cinco marcas de cantero que pueden verse en el edificio. Juan Piñeiro tuvo, desde la toma de posesión de la encomienda de Trevejo, como hemos comentado, un enfrentamiento con los vecinos de Villamiel por la posesión del castillo, pues éstos habían conseguido una sentencia en 1491 contra el alcaide del castillo y sus funciones como alcalde mayor, en ella le quitaba "la tenencia de la fortaleza de Trevejo al dicho comendador e ge la diese a ellos o se derrivase". No obstante las influencias de Piñeiro lograron que por ejecutoria de la Corona de 1501, el comendador administrase justicia y "que la dicha fortaleza hera aparejo para fazer la justicia estando en manos de dicho comendador".

Vista panorámica del castillo

El problema de venía de 1480, cuando Fernán Centeno se había adueñado del castillo de Trevejo cobrando las alcabalas de la encomienda que correspondían al gobernador de Ciudad Rodrigo don Diego del Águila, a la vez que apresaba a los vecinos que no le prestaban servicios y "que les haseys llevar presos a las fortalesas del dicho Trebejo y las Eljas et los echays segund disen en grillos en las dichas fortalesas en los algibes de ellas..." . Esto generó que vecinos de Trevejo se refugiasen en Villamiel incrementando el censo y el poder de ésta. A Centeno lo instaló en Trevejo el clavero de AlcántaraAlonso Monroy, no obstante "este se contentó poco tiempo con la autoridad de Monroy y se le arrebató la encomienda".  El 1474 Alonso Monroy puso cerco a Trevejo y Eljas "causando el incendio del pueblo sanjuanista y su despoblación (...) hubo después una segunda asolación por el mismo Centeno, en 1476 o 1478, cuando Bernal intentó recuperar la encomienda"; este Bernal, apunta Cooper, había hecho causa común con Alonso Monroy, aunque fue a él a quien Monroy quitó la encomienda para ceder Trevejo a Centeno. El despotismo de Centeno con los habitantes de Trevejo fue tal que "hasta setenta prisioneros suyos gemían en el aljibe del castillo a diario. El mismo, sin embargo, supo escapar del asedio de Trevejo de abril y mayo de 1480 llevado a cabo por los habitantes de la encomienda bajo Diego del Águila". Aún hubo un intento de recuperar el castillo por parte de Centeno, aunque no personalmente, sino a través de un Alfonso de Chaves en 1486. Desalojado Centeno de la encomienda y para compensar la despoblación que se había producido, Piñeiro repobló Trevejo con personas traídas de Galicia, probablemente de su encomienda de Portomarín.

Campanario de la iglesia de San Juan del siglo XVI a los pies del castillo

El viajero antes de partir puede contemplar la iglesia de San Juan Bautista y su espadaña a cuyos pies encontrará un grupo de tumbas antropomorfas. Y después de nuestra visita seguimos nuestro camino rumbo a Santibáñez el Alto.

Para esta entrada he consultado además de la cartela informativa junto al castillo, la siguiente documentación:

Baquero Goñi, Carlos, Pedro Arias, ficha de Historia-Hispánica.rah.es/biografías 
Cooper, EdwardCastillos Señoriales en la Corona de Castilla, Junta de Castilla y León (1991)
Mogollón Cano-Cortés, Pilar, Castillos de Cáceres, Ed. Lancia (León 1992).
Navarreño Mateos, AntonioCastillos y Fortalezas de Extremadura, Caja Duero (1998)


Plano del castillo y los recintos de la cartela informativa

domingo, 22 de diciembre de 2019

Alconétar: Castillo de Rochafrida o Torre Floripes


Desde Cáceres, tomando la carretera N-630 dirección norte, a unos 30 kilómetros, nada más cruzar el puente sobre el río Almonte, en el km 523 frente a la Estación/Apeadero Río Tajo de tren, podemos ver a nuestra derecha la Torre Floripes emerger entre las aguas del Embalse José María Oriol/Alcántara II, que inunda la zona desde su construcción en 1969. En la actualidad la torre se encuentra inundada. El lugar "fue un importante enclave estratégico desde el período megalítico", -nos recuerda Pilar Mogollón- tanto por los restos megalíticos hoy sumergidos, como por el puente romano de Alconetar y su castillo, "lugar por donde pasaba la vía romana de la Plata". Son los árabes lo de nominan Al-Conetar, que significa "los puentes" puesto, como veremos, son dos los puentes los que se utilizaban para cruzar el río Tajo. De todo este conjunto tan sólo se ha salvado el puente romano de Mantible, trasladado a la cabecera del embalse en el mismo término municipal de Garrovillas de Alconétar, en la EX-371 a 1 km del cruce de la N-630, al que se puede acceder a pie.

Con "La decisión de fundar Mérida (Emérita Augusta) y hacerla capital de la Lusitania, el vado del Tajo cobra una importancia trascendental. Se construye una calzada hacia el norte que forma parte del itinerario XXIV", (Norberto Díaz) es la que hoy conocemos como Vía de la Plata. Para salvar el vado los romanos construyen dos puentes, el primero, el puente de Garro, cruzará el río Almonte por la izquierda; tras bordear un cerro se edificará el segundo puente, el de Mantible o Alconétar sobre el Tajo, -precisa Díaz que la construcción de dos puentes, en vez de uno solo a unos metros más abajo de la desembocadura del Almonte, se puede deber a razones estratégicas: desde el cerro que se bordeaba entre ambos puentes se dominaban mejor éstos. Siguiendo el relato Díaz, que sólo nos informa sobre los puentes, tras los romanos el puente lo gestionaron los visigodos y tras éstos los musulmanes que construirán una fortificación en el cerro, y tras la conquista cristiana del lugar, se construiría de la Torre Floripes.

Puente de Alconétar o Mantible en su ubicación actual
"Aunque fue un importante punto estratégico-militar durante la reconquista, la construcción que hoy emerge de las aguas es obra tardía, de finales del siglo XV" -cita P. Mogollón- Probablemente éste se construyese sobre uno anterior inmediatamente después de la reconquista y, aunque el lugar se encontraba deshabitado, seguía siendo un paso importante sobre todo para el control ganadero de la Mesta. Nos describe una torre de planta pentagonal construida en sillares de granito "cuenta con una puerta elevada por lo que debería tener puente levadizo"; rematada por canecillos que sustentaban el almenaje, la presencia de garitas datan su construcción en el siglo XV.

Imagen en la que se aprecian los restos del puente sobre el río Tajo y los
restos del castillo entre la confluencia del Tajo y el Almonte y el meandro 
del arroyo Cagancha. Junto a éste se distinguen en el talud dos torres en
la esquina de la derecha proyectando sombras, la superior a medio lienzo 
es una torre albarrana y la de abajo la Torre Floripes.
 Imagen del IGN. Fototeca: 1956-1957 Vuelo Americano Serie B
E. Cooper destaca la construcción en el castrum de Rochafrida, en las marisma que forman la confluencia del Tajo y el Almonte, para proteger el puente romano que unía la ruta de Coría con Cáceres y Trujillo. El emplazamiento comenta- se refuerza aprovechando unos arroyos naturales y con la construcción de un foso en el lado Este, formando un recinto rectangular en el que se aprecian tres torres albarranas "y otras defensas ya derruidas. Junto al Tajo, hay una zona elevada, como de reducto principal". Todo ello parece ser de época musulmana o de principios de la Reconquista, destacando en la esquina Nordeste la llamada Torre Floripes. A pesar de la importancia del castillo de Rochafrida, "la única investigación arqueológica de la zona se llevó a cabo en la otra orilla del Tajo, con la inadecuada explicación de que se iban a encontrar allí los restos de la villa romana de Túrmulus".

En Lista Roja del Patrimonio se propone también que el origen del castillo es una fortaleza de origen romano "la construcción es gótica , aunque procede de una probable turris del Turmuls romano", los musulmanes reutilizaron las piedras del poblado romano para levantar un gran castillo que será nuevamente reconstruido por los cristianos tras la reconquista. Su fin era proteger tanto el territorio como el puente. "Los cimientos de la torre pentagonal -concluye- están formados por sillares romanos", recuerda también que el acceso se hacía por una puerta a cinco metros del suelo por lo que sería precisa "una escalera de mano".

Torre Floripes. Fotografía de Jorge Morante Ovilo
Respecto a su historia, las fechas difieren de unos autores a otros. Partiendo de la que nos relata Lista Roja del Patrimonio, el gran castillo edificado por los musulmanes fue conquistado por Fernando II de León, en 1162 para cederlo a la Orden del Temple, . Los templarios mantuvieron el control del puente durante 17 años (N. Díaz) para volver a manos musulmanas al ser conquistado por Abu Yakub en 1184. Alfonso IX de León lo reconquistará definitivamente en 1225. El rey leonés cederá el territorio a la Orden del Temple por la ayuda recibida durante la reconquista convirtiéndose en cabeza de encomienda. Los templarios se mantendrán en el lugar hasta la segunda mitad del siglo XIII cuando cedieron a las presiones de otras órdenes militares, sobre todo "con la vecina Alcántara, con el obispado de Coria y con la villa de Cáceres" que acabaron propiciando que los templarios abandonaran Alconétar en 1258.  Según N. Díaz, hay constancia de la presencia templaria en 1257 por las quejas de éstos al rey Alfonso X por los continuos ataques de los caballeros de Alcántara "ocasionando muertes y graves daños". Si atendemos a Lista Roja en 1258, tras las continuas disputas entre las órdenes de Alcántara y Santiago por el control del puente -éste proporcionaba suculentos ingresos-, pasa a control real en la persona de Alfonso X quien lo cederá ahora en señorío a su hijo el infante Fernando de la Cerda en 1268; y en 1292, por último, N. Díaz apunta que el rey Sancho IV confirmará la posesión a la Orden del Temple quienes la mantuvieron hasta 1312, año en que la orden fue disuelta, y destaca la labor de mantenimiento y reparaciones que éstos llevaron a cabo en el puente.

Juan II, en 1434, hará donación de Garrovillas y AlconétarEnrique de Guzmán, II conde de Niebla. Ambas poblaciones y el castillo pasarán a los condes de Alba de Aliste por el matrimonio de la hija de Enrique Guzmán, doña María de Guzmán "con Enrique Enríquez, conde de Alba de Liste e hijo del almirante de Castilla don Alfonso Enríquez". En este punto E. Cooper, señala que la cesión de Alconétar a doña María de Guzmán la hace el II duque de Medina Sidonia a su hermana la condesa de Alba de Liste en 1468 -aquí debe haber un error puesto que el hermano de María era el I duque y es  quien muere ese año-. Añade que la donación tenía como fin disuadir a ésta de cualquier pretensión sobre el ducado de Medina Sidonia puesto que Enrique Guzmán era hijo bastardo del I duque. "La condesa -recuerda- tenía la linde de Garrovillas desde 1442, por la misma razón". Es a partir de entonces cuando el puente y el castillo se van arruinando de manera progresiva hasta su inundación en 1969.

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Castillo de Alconétar o Rocafrida, Lista Roja de Patrimonio, listarojapatrimonio.org
Castillos de CáceresMogollón Cano-Cortés, Pilar, Ed. Lancia (León 1992)
Castillos Señoriales en la Corona de CastillaCooperEdward, Salamanca, 1991
Los puentes del vado de Alconétar. La ingeniería romana en sos obras públicas, Díaz, Norberto, Rev. Seminario Estudios Cacereños, nº 82, 2015
Las 2 fotografías de la Torre Floripes son de Jorge Morante Ovilo,

jueves, 7 de noviembre de 2019

El castillo de Coria


Al castillo de Coria se llega a través de la Puerta de San Francisco o de la Cava -porque conecta con la cava o foso del castillo- abierta en el siglo XVI en la muralla romana. Sobre ésta se puede ver un escudo de la ciudad a la derecha y otro escudo ilegible a la izquierda, y entre ambos una hornacina vacía. Traspasada la puerta a la izquierda de levanta el impresionante edificio que una cartela turística nos describe:

Ubicado al noroeste de la muralla romana, esta elegante torre del homenaje fue trazada por el arquitecto Juan Carrera entre 1473 y 1478 por mandato de D. García Álvarez de Toledo, Duque de Alba y primer Marqués de Coria. Un castillo cuyo emplazamiento actual posiblemente se deba a una fortificación anterior acometida por los Templarios en el siglo XII que predeterminó la configuración actual que presenta planta con figura de pentágono irregular, a modo de tajamar, que sobresale del recinto amurallado.
 Completa la torre el denominado popularmente "Castillejo", pequeño cuerpo almenado intramuros en el que se ubica la puerta en recodo de entrada que, dotada de puente levadizo, era defendida por medio de una torre casamata circular además de un soberbio foso de enormes proporciones trazado por Tomás Bretón en 1473. Rematando decorativamente todo el conjunto fortificado, aparece una cornisa corrida de bolas o pomas alojadas en arquillos ciegos sobre canes que rodea todo el perímetro total de las almenas.



Pilar Mogollón en su libro Castillos de Cáceres, nos introduce en la importancia histórica de Coria controlando el paso del río Alagón como dan fe sus murallas romanas. En época visigoda se convierte en sede de diócesis y tras la ocupación musulmana fue reconquistada por Alfonso VII en 1142. Perteneció al señorío de los Templarios para pasar posteriormente a jurisdicción real hasta que en 1470 pasa al  II Conde de Alba, y posterior I Duque de Alba, don García Álvarez de Toledo que lo compra al Conde de Coria don Gutierre de Solís. El de Alba mandará construir el formidable torreón como símbolo de su señorío "en el que campean las armas de los Álvarez de Toledo".


La actual fortaleza es una construcción del siglo XV, asentándose sobre una fortaleza anterior "según nos comunica el administrador del Duque en 1471 o 1472" remitiendonos a un documento citado por Cooper. No obstante, señala el propio Cooper, aunque los templarios fueron los primeros ocupantes de la ciudad después de los musulmanes y construyeran una fortaleza, su posesión duró poco tiempo por lo que "la ubicación de la obra de Coria, escondida en la acumulación de reformas posteriores, elimina cualquier conexión directa con los templarios". El castillo que vemos hoy es obra del cantero Juan Carrera quien ya trabajara en otras fortalezas iniciadas por el Duque de Alba como San Felices de los Gallegos (Salamanca) y Granadilla (Cáceres).

El castillo, nos describe Mogollón, está formado por la torre pentagonal adosada a la muralla romana "y una barbacana de la que se conserva algún lienzo con troneras cuneiformes y almenas", ésta a extramuros. "el denominado "Castillejo", en el recinto intramuros, tiene una puerta protegida por un matacán; todo el conjunto está realizado con sillares de granito rematado "por arquillos sobre canecillos que cobijan bolas. La torre pentagonal cuenta con garitas semicilíndricas en voladizo con el escudo de los Duques de Alba en lo alto de cada uno de los flancos. Está rematada por un pretil almenado". Destaca que en los muros se abren varias ventanas "con arcos de diversos tipos: lobulados, conopiales, escarzanos y en ocasiones con troneras debajo de ellas para aumentar la defensa".


Cooper añade más datos sobre el castillo: se construye en un lugar estratégico para la defensa de la ciudad: "en la parte alta, el ángulo más expuesto a un ataque, en donde llegaría primero una fuerza enemiga". Para resistir ese supuesto ataque se levantó, probablemente en el siglo XIV en el vértice del recinto romano, "una torre albarrana pentagonal", que hacia finales del siglo XV se desmocha "hasta las 24 hiladas más bajas de sillería para construir encima la esbelta torre que hoy se ve". Con esta obra la construcción albarrana fue anulada y se dotó, por extramuros, de "una barbacana con troneras, que continúa dentro de la ciudad para formar un pequeño recinto con una puerta en doble recodo". El acceso a la torre se hace desde el adarve de la muralla. Esta descripción está acompañada de un plano.


El interior, que no pudimos ver lo describe. Desde el adarve se accede "directamente en la cocina (...). Por medio de una escala, se baja al pasadizo albarrano y a la salida a la barbacana, donde estaba localizado el pozo. Una bodega formada vaciando el macizo de la base del pentágono es accesible únicamente a través de una portezuela desde la planta principalEsta planta consiste en una alta cámara con bóveda nervada, dividida en dos pisos por un forjado. Una escalera empotrada en la pared sube a la azotea". Los sillares del recinto como los de las cámaras, el pasadizo y el adarve tenían marcas de cantero. De la torre Cooper dibuja dos escudos de armas que se corresponden con el de García Álvarez de Toledo, el primer duque de Alba, y el de la duquesa María Enríquez de Toledo, indicando que el del duque se repite en otras partes del conjunto.


Para esta entrada he consultado y citado, además de la cartela informativa turística, la siguiente documentación:

Castillos de CáceresMogollón Cano-Cortés, Pilar, Ed. Lancia (León 1992).
Castillos Señoriales en la Corona de CastillaCooperEdward, Salamanca, 1991.
La fortificación de España en los siglos XIII y XIVCooper, Edward, Ministerio de Defensa y Marcial Pons Historia, Madrid, 2014.

lunes, 22 de enero de 2018

El castillo de Eljas


Iniciamos el viaje en Ávila con destino a Perales del Puerto, Cáceres, donde tendríamos nuestra base, donde llegamos tras visitar Puente del Congosto y Santibáñez de Béjar, por la carretera que une  Plasencia con Béjar para desviarnos por La Granja hasta nuestro destino.


El castillo de Eljas, que tiene adosada en una de sus torres viviendas actuales, domina la población asentado sobre una plataforma de roca. De la fortaleza quedan tan solo dos torres esquineras, una redonda y otra cuadrada, y los restos un recinto primitivo, del siglo XIV, que actualmente está ocupado por el cementerio. Según E. Cooper la elaborada fábrica de la sillería de granito de ambas torres indica que la fortaleza se construyó a finales del siglo XV, opinión refuerza por los buzones abierto en la torre redonda; destaca así mismo en la torre cuadrada un ajimez doblado en esquina, detalle, asegura, que encuentra también en algunas casas de hidalgos de la cercana Ciudad Rodrigo.

En el siglo XII Eljas tras la reconquista, perteneció a Coria; aunque Fernando IV hace donación en 1302 a la Orden de Alcántara. En el siglo XV es testigo de las luchas sucesorias entre Enrique IV e Isabel la Católica y posteriormente entre Isabel y Juana la Beltraneja. La plaza, fiel al rey Enrique, fue tomada por asedio por los hermanos Diego Centeno y Fernando Centeno el Travieso, este último, amigo y protegido del duque de Alba, que tomaron partido por Isabel, y "durante el cual mataron al comendador Fray Diego del Águila". Tras la toma de Eljas los Centeno mantendrían ocupada la plaza entre 1464 y 1480. El mayor de ellos, Diego fallecería en 1475, manteniéndose el Travieso como alcaide hasta 1480 fecha en que la Corona le obliga "a renunciar a cualquier interés sobre Eljas". Según Cooper, la construcción del castillo tiene clara influencia de maestros canteros gallegos, aunque asegura que "el constructor que parece más indicado para el castillo de Eljas es el Traviso, por carecer de encomienda, que se sepa, de protagonistas importantes en los años posteriores". Sin embargo, Navarreño Mateos, apunta que según documentación sobre los gastos de las obras "la construcción de este cuerpo fue acometida hacia 1530 por iniciativa del Comendador de Eljas don Alonso del Águila".

Siguiendo ahora a P. Mogollón, en el siglo XVII el castillo sufrirá las consecuencias de las guerras con Portugal, fechas en que será desmantelado hasta que a finales del XVIII, su estado será tal que se le considera "como arruinado", aunque esta fecha la retrasa Navarreño a mediados del XIX. Del antiguo recinto se sabe, por documentación que dan a conocer  Navareño Mateos y Cooper, que "estaba formada por una barbacana, un recinto que daba a un patio en el que se localizaban las caballerizas y otras dependencias"; en el centro se encontraba la torre del homenaje y "en su entorno se situaban las bodegas, aljibe, cocina y aposentos". A finales del XV se añadieron las dos torres que se conservan aún; en la cilíndrica, comenta, "como elementos defensivos contaba con troneras y terraza almenada que comunicaba con el adarve", y en su interior "contiene un mazmorra y dos pisos, el último cubierto con una bóveda de casquete de sillería". Para aumentar sus defensas, en el siglo XVII se le dotó de foso y garitas, aunque de ambas estructuras no se conserva nada.



Para esta entrada he consultado los siguientes libros:

Cooper, Edward, Castillos Señoriales en la Corona de Castilla, Junta de astilla y León (1991)
Mogollón Cano-Cortés, Pilar, Castillos de Cáceres, Ed. Lancia (León 1992).
Navarreño Mateos, Antonio, Castillos y Fortalezas de Extremadura, Caja Duero (1998)

NOTA: El viaje y las fotografías son del 23 de junio de 2007, por lo que en la actualidad pueden haber sufrido cambios alguna de las estructuras fotografiadas.