martes, 30 de marzo de 2021

Almanza

 

Llegamos a Almanza desde La Ercina donde el día antes habíamos visitado el Castro vadiniense de Peña del Castro. El viaje lo iniciamos en Puente Almuhey y desde allí tomamos la carretera LE-232 que transcurre paralela al río Cea para hacer otra breve parada en Villamorisca, ambas poblaciones con nombres de reminiscencia musulmanas. De Almanza tenía muy poca información, tan sólo la breve reseña de Cooper: "El castillo primitivo de Almanza existe solo en trozos aislados de cimientos, situados en un cerro que domina la población. De la muralla del pueblo hay todavía varios lienzos y una puerta. Posteriormente se levantó en una esquina de este recinto una fortificación rectangular con cubos en los ángulos. Sus troneras en forma de buzón indican una fecha de principios del siglo XVI". Como circunstancias históricas -añade Cooper-: "El señor de Almanza en la época de la última fortificación mencionada -se refiere a la del siglo XVI- fue Francisco Enríquez de Almanza". Cooper nos remite a la disputa en 1512 de éste, a la sazón señor de Almanza y de Alcañices, con el conde de Benavente, por la propiedad de los castillos de Manzaneda y Sandianes (Orense).

Cubos y lienzo sur del castillo del siglo XVI al fondo la puerta sur

Almanza fue villa amurallada con su fortaleza, foso y puestos de vigilancia. El asentamiento estaba rodeado de una cerca de cal y canto fechada entre finales del XII y principios del XIII. Conserva un arco ojival de piedra gótico del siglo XIII que servía de puerta de acceso al recinto amurallado, y el castillo-palacio, rectangular con cubos en sus águalos de mampostería del siglo XV. Aunque vamos a comenzar con la descripción que hace de Almanza el arqueólogo Manuel Gómez-Moreno en su visita a la villa en 1906-1908:  "Así se llamaba ya en el siglo XI. Está en un alto, rodeada hacia oriente por el río Cea, sobre el que cruza un puente grande y viejo, pero tan anodino como todos los de la comarca. Cíñela una cerca ovalada de cal y canto, con gran firmeza y grosor, que hacia sur defiende una especie de gran foso o torrentera. Por allí se conserva una puerta de arco agudo, de piedra, y otro caído, más adentro. En el ángulo de suroeste hay una gran torre de sillería muy alta; a sureste el palacio, que es un cuadrado, con cubos en los ángulos, de mampostería unido al recinto, y hacia el oriente surge una eminencia muy pina, dominándolo todo, que llaman el Castillo, donde hoy está la torre de la iglesia".

Interior de la puerta de acceso

La historia de Almanza gira en torno a la figura de Alfonso IX de León quien la dota de fueros y de quien hay dos esculturas. En algunos puntos de la visita vamos a ir encontrando algunas reseñas de la historia de la villa y del rey leonés que nos van a servir de guía en esta entrada. La primera reseña nos traslada al siglo X, "Entre 983 y 994. Almanzor "Al-Mansur" atacó el corazón del reino Leonés" la ciudad de León y Astorga. A su paso ataca y destruye los monasterios de Sahagún y Eslonza, a unos 24 km al este de Léon, y "la villa de Almanza entre otras, especialmente en su trigésima primera campaña". Consolidada la frontera con los musulmanes hacia el sur, en 1180 el rey Fernando II de León inició la construcción de las cercas amuralladas de Almanza para proteger la frontera interior frente al Reino de Castilla; la cerca la concluirá a comienzos del siglo XIII su hijo Alfonso IX.

Lienzo de la cerca siglo XII en proceso de consolidación y reconstrucción

Desde 1188, año de la muerte de Fernando II y el acceso al trono de León de Alfonso IX , este mantendrá constantes enfrentamientos con Alfonso VIII de Castilla, -a la vez primo y suegro del leonés- con Almanza como moneda de cambio en varios tratados hasta 1213. Ese año se firma la Paz de Coímbra quedando Almanza del lado leonés. En 1230 muere Alfonso IX; su hijo Fernando III, hijo de Doña Berenguela que ya reinaba en Castilla junto a su madre desde 1217, hereda el Reino de León quedando ambos reinos desde entonces bajo la misma corona. Sobre la reconquista de Almanza y la posterior Comenta Martínez Díez, sobre la Paz de Coimbra, comenta Martínez Díez citando a Lucas de Tuy, que éste último parece reprochar la actitud del rey de leonés que, mientras Alfonso VIII volcaba todas sus fuerzas en la batalla de Las Navas de Tolosa, el de León aprovechó la ocasión para arrebatarle varias plazas y castillos que estaban dentro de sus fronteras. El rey castellano lejos de reaccionar violentamente a esta afrenta, negocia unas treguas en Coimbra a finales de 1212 que concluyen en un acuerdo en la primavera de 1213, por la que el rey castellano renuncia a las plazas ocupadas por el leonés además de devolver otras como Almanza.

Resto de la muralla en la zona alta de la villa donde debió cercar castillo

Como hemos dicho antes, será Alfonso IX quien dote de fueros a Almanza, como nos lo recuerda una de las cartelas informativas:
"El fuero de esta villa fue otorgado por Don Alfonso IX en Salamanca el 6 de diciembre de 1225. 
Alfonso, por la gracia de Dios, rey de León a todos los que vean estas letras. Salud.
Sabed que yo doy y concedo a Almanza estos términos, a saber: Del puente de la Almunia como divide con Castilla, cerca de Almanza, y de aquí por el Monte Pilas según divide con Mercadillo. Estos mencionados términos doy y concedo a Almanza y sus pobladores.
1. Doy a estos pobladores de Almanza el fuero mejor que hallen en todo mi reino.
2. Y mando que estén encartados y defendidos y no paguen portazgo en todo mi reino.
Quien sobre esto lo contrariare incurra en mi ira y pague el doble del perjuicio, además de mil maravedíes para mí.
Alfonso IX rey de León"

Foso o torrentera y puente que defiende la zona sur de la Villa

Almanza perteneció como encomienda a la Orden del Temple hasta la disolución de ésta en 1312. En 1251, el comendador de Almanza, don Alfonso Ruizparticipó en el Cabildo General de Fresno Viejo. Una vez disuelta la orden templaria será de de San Juan quien administró la encomienda. Otro personaje relevante de Almanza, según las cartelas, es Ramiro Díaz de Cifuentes, primer señor de Almanza que "gracias al rey Sancho IV fue capitán general en 1280 de Córdoba"; el hijo de éste, Diego Ramírez de Cifuentesheredó el señorío y fue adelantando mayor de León (1297-1300) y de Asturias, durante el reinado de Fernando IV. A éste le sucedió Diego Díaz de Cifuentes de quien no hace mención especial. Con Alfonso XI destaca López Díaz de Cifuentes, rico hombre castellano y señor de Almanza hasta 1395, donde regresó en 1344 tras asistir al asedio de Algeciras; durante el asedio ejerció como guarda mayor del rey, a su muerte fue enterrado en el Monasterio de Sandoval. Respecto al fuero que Alfonso IX otorgó a la villa fue confirmado sucesivamente por Fernando III en 1231, Alfonso X en 1255, Sancho IV en 1285, y Alfonso XI en 1329

Vista del río Cea al Oeste desde el punto más alto de la villa (922 m)

Sobre las minorías religiosas que integraban la comunidad de Almanza, cabe destacar que: "con las repoblaciones de colonos mozárabes de la primera mitad del siglo X en el valle del Cea, llegaron tanto cristianos como judíos conformando la Aljama de Almanza. La judería de la villa contribuyó con 11250 maravedíes a la guerra de Granada en 1486. El 31 de marzo de 1942 los Reyes Católicos firmaron la expulsión de los judíos de España".

Una vez repasada la historia y terminada la visita a Almanza nuestro siguiente destino es el castillo de Cea, 23 km.al sur y a orillas del río que le da nombre.

Cubo noreste del castillo habilitado como vivienda

Para esta entrad he consultado, además de la información en cartelas y paneles informativos de la villa, la siguiente documentación:

Alfonso VIII rey de Castilla y Toledo (1158-1214)Martínez Díez, Gonzalo, ed. Trea, Gijón 1995
Castillos Señoriales de la Corona de CastillaCooper, Edward, Junta de Castilla y León, 1991.
Catálogo Monumental de la Provincia de León, Gómez-Moreno, Manuel, Madrid,1925

Plano de Almanza


jueves, 18 de marzo de 2021

Fuentidueña


Llegamos a Fuentidueña después de visitar el castillo de Peñafiel (Valladolid), pasando por Sacramenia, una tarde fría de noviembre. No tenía información sobre la villa ni de su castillo, que no pude ver, por lo que esta entrada está basada en la transcripción de las cartelas informativas y en alguna pincelada que he encontrado en alguna publicación, por lo que creo que no deja de ser interesante, y muy recomendable la visita con los datos que puedo aportar.

Cubo de la Puerta del Palacio
La Puerta del Palacio es una de las dos puertas que abren hacia el norte la muralla de Fuentidueña. Fechada en el siglo XII-XIII,, recibe el nombre del palacio que los condes de Fuentidueña construyeron anejo a esta puerta. Todo hace pensar que para mejor defensa de la villa, la puerta estuvo flanqueada por dos altos torreones de los que sólo conserva uno, ya que el otro se cree que fue destruido con la construcción del palacio.

Es interesante el comentario de Martínez Díaz sobre Fuentidueña tras encargar de Alfonso VI a Raimundo de Borgoña repoblar las ciudades de Salamanca, Ávila y Segovia en el año 1088. Semejante a éstas, Fuentidueña, al igual que Sepúlveda, Arévalo o Coca, tendría similar organización y competencias que aquellas: sus repobladores tenían la capacidad de formar un concejo que elegirá sus propias autoridades, jueces y alcaldes. Al concejo se le adjudicaría un amplio territorio que fuese capaz de generar recursos económicos en abundancia, a la vez que podían organizar sus milicias con sus caballeros y peones dirigidos por su propio adalid a quien nombrará el concejo, "la cual milicia marcharía bajo la enseña concejil".

Ruinas del Hospital de la Magdalena
Ruinas del hospital de la Magdalena. Edificio renacentista de planta cuadrada, organizado por una construcción en forma de L y un patio cerrado. Se levanta en tres alturas y ocupaba las fachadas norte y oeste, que estaban unidas por una capilla.
Se realizó por encargo de doña Mencia de Mendoza, esposa de don Álvaro de Luna Manrique, en 1540.
En él se admitían los pobres que lo solicitasen siempre que fuesen vecinos de la villa o de su alfoz. Estuvo en funcionamiento hasta 1853, en que fue incautado por el Estado. Posteriormente sirvió de vivienda a varias familias hasta medidos del siglo XX.

Ábside de la iglesia de San Miguel (Siglo. XII)
Iglesia de San Miguel. Iglesia románica del siglo XII. Se compone de una nave cubierta por bóveda de cañón ligeramente apuntada, con ábside semicircular y naves laterales. Torre a los pies y pórtico en el lado norte, propio del románico segoviano.
Fue ampliada en el siglo XVI con una capilla en el lado del Evangelio, donde se encuentran enterrados don Pedro de Luna y su esposa Doña Ana de Viveros. -Junto a la ventana que se abre en esta capilla, en el exterior, se encuentra el escudo de armas de los Luna de Fuentidueña.
La decoración escultórica de capiteles y cancillos recoge una temática variada, de escenas religiosas, eróticas y oficios que representan la vida cotidiana del momento, que se complementa con animales fantásticos, máscaras diabólicas y decoraciones vegetales y geométricas.
Incrustadas en el vallado perimetral encontramos cinco estelas discoidales, piedras de forma circular unidas al rito mortuorio. Proceden del yacimiento del altillo de la Piedad.

Pórtico de la iglesia de San Miguel
Las galerías porticadas románicas fueron "formas arquitectónicas para albergar el derecho a la libertad", pues eran el lugar de celebración de los concejos, reuniones de los hombres libres que habitaban estas tierras de frontera con el Islam.

Puerta de Alfonso VIII o Trascastillo

Puerta de Alfonso VIII o Trascastillo. Tras la reconquista fue necesaria la fortificación de las villas y ciudades para garantizar su seguridad, como fue el caso de la villa de Fuentidueña. Sus murallas se levantaron durante los siglo XII y XIII, organizadas con contrafuertes circulares y cuadrangulares, y rematadas con almenas.
La puerta de Alfonso VIII es el único acceso a la Villa por el lado sur. Se desconoce el motivo por el que recibe su nombre, pero hay constancia de que Alfonso VIII pasaba largas temporadas en Fuentidueña. 

La relación de Alfonso VIII con Fuentidueña cabe recordar la cita de Martínez Díaz en la biografía del vencedor de Las Navas: "El 8 de diciembre de 1204 Alfonso VIII otorgó testamento en Fuentidueña  que confirmaría 10 años después, pocas horas antes de su muerte en Gutierre-Muñoz (Ávila)".

Puerta de Alfonso VIII, muralla almenada con contrafuerte circular
Cruzando la puerta tendrás las mejores vistas de la muralla. Si sigues el camino llegarás a la fuente de Trascastillo, que abastecía a la fortaleza por un conducto subterráneo. 

Una tercera puerta, Puerta de la Calzada, que por la mala calidad de la imagen he preferido no incluirla.

Ruinas de la Iglesia de San Martín
Iglesia de San Martín de Fuentidueña. El ábside románico de la iglesia se trasladó a Nueva York en 1957. El ábside de una iglesia es la cabecera y se orienta al Este, -mirando al amanecer-, La iglesia de San Martín tuvo uno situado frente a ti, construido en el siglo XII, siendo uno de los mejores del románico segoviano.
Sin embargo, en 1957 y a pesar de que la iglesia de San Martín estaba protegida como Monumento Nacional desde 1931, el ábside se cedió de forma "temporal e indefinida" al gobierno de Estado Unidos a cambio de seis pinturas de San Baudelio de Berlanga (Soria). tras desmontarse piedra a piedra, a principios de 1958 se transportó en barco desde Bilbao hasta el Museo de los Claustros de Nueva York, donde se reconstruyó añadiendo al interior pinturas y adornos que nunca tuvo.

Al parecer la permuta del ábside de San Martín por las pinturas de San Baudelio tuvo aceptación entre muchos intelectuales de la época aunque también tuvo destacados detractores. Las seis pinturas de San Baudelio eran parte de un grupo de veintitrés que los vecinos de Casillas de Berlanga, sus propietarios, vendieron en 1926 y, al igual que el ábside, están en calidad de depósito indefinido, ingresando en el Museo del Prado en 1957.

Ábside de San Martín según la cartela al pie de la iglesia

Pintura mural de San Baudelio de Berlanga. Cacería de liebres h. 1125
Esta es una de las pinturas recuperadas a cambio del ábside de Fuentidueña
que se puede ver en el Museo del Prado de Madrid.

Necrópolis Altoemedieval de San Martín. Las necrópolis son los cementerios de nuestros antepasados y en las fosas que estás viendo se enterró a los habitantes de la villa de Fuensaldaña desde el siglo X hasta el siglo XVII, cuando la iglesia se abandona por estar en ruinas.
El ritual de enterramiento consistía en excavar una fosa o sepultura en la que se depositaba al difunto amortajado -envuelto en una tela-, colocándolo "boca arriba" y con la cabeza orientada al Este. Por último, la fosa se cubría con losas planas que cerraban la tumba.
La necrópolis de San Martín se excavó en los años 1972, 1973 y 2003, documentándose un total de 137 tumbas.

Necrópolis de San Martín
Iglesia y Necrópolis Altomedieval de San Martín. Tras un periodo de continuas luchas contra los musulmanes, en el siglo X (año 979), el conde burgalés Fernán González pacificó este territorio. Es en estos tiempos cuando se construye la iglesia de San Martín, parroquia de un barrio ya desaparecido y en torno a la que fueron enterrados los primeros habitantes de Fuentidueña.
Durante el siglo XIII la villa de Fuentidueña conoció su máximo esplendor, siendo cabecera de una importante Comunidad de Villa y Tierra. Gracias al rey Alfonso VIII creció hacia la parte baja, construyéndose el recinto amurallado que ves, el castillo que tienes a tu izquierda y en la zona de abajo, el Hospital de San Lázaro y la iglesia parroquial de San Miguel.
Las ruinas en que se han convertido algunas de las construcciones de Fuentidueña nos revelan el pasado tan importante de esta villa a lo largo de la Edad Media.

Muralla y contrafuerte rectangular al fondo torre circular del castillo

Para esta entrada además de las cartela informativas he consultado la siguiente documentación:

Alfonso VIII rey de Castilla y Toledo (1158-1214), Martínez Díez, Gonzalo, ed. Trea, Gijón 1995
La Guía del Prado, Museo del Prado, Madrid, 2019

Canecillos de la iglesia de San Miguel con las siguientes representaciones:
Hombre ciervo, escena erótica, cabeza de toro y cabeza de dama



Elaboración propia



miércoles, 10 de marzo de 2021

Castillo de Guadalerzas


Llegar al castillo de Guadalerzas fue un pequeño capricho o una debilidad, sobre todo por lo apartado del lugar y sin saber si podría entrar. Para llegar hasta él  salí de Los Yébenes dirección a Malagón por la N-401. A la altura del km. 17 hay que tomar un camino de tierra frente a la entrada de una finca particular.  Una vez en la finca hay que abrir y cerrar las puertas de los cercados para evitar que salga el ganado; este tramo del recorrido se puede hacer en coche hasta llegar al arroyo Bracea, a partir de aquí el último y escaso medio kilómetro se hace a pie, de ahí la recomendación de hacer la visita en verano cuando el arroyo no tiene agua y los pastos secos. Tras cruzar el arroyo  el camino continúa a la derecha y tras un suave repecho de unos 300 metros, a través de un jaral, se llega al castillo.

Perspectiva oeste de cubos y torreón
La fortaleza es muy llamativa en la distancia, aunque según se acerca el viajero se percibe el deterioro del edificio, tanto, que casi no es necesario leer el cartel que avisa del peligro de derrumbe. Amador Ruibal, a quien seguiremos en nuestra descripción, pues el interior no pude visitarlo, nos habla además de un puente, los restos imperceptibles de otro castillo musulmán y una calzada empedrada. El castillo lo construye la Orden de Calatrava en el siglo XII. Ya estaba construido en 1178 como hospital que utilizarán los caballeros de las tres órdenes militares cristianas que campaban en la frontera con los reinos musulmanes, en aquel momento situada entre Sierra Morena y el Guadiana. Aunque no hace referencia a qué tres órdenes militares campaban por la frontera, Martínez Val nos informa que en el castillo de Alarcos, previo a la batalla de 1195, estaban las órdenes de Calatrava, Santiago y San Julián de Pereiro, filial de la de Calatrava y futura Orden de Alcántara.

Lienzo sur y puerta de acceso
Tras la derrota castellana en Alarcos (1195) el castillo va a caer en manos de los almohades. Sobre este hecho Martínez Val cita el siguiente texto de Las Definiciones de la Orden y cavalleria de Calatrava, (1748) que narra la huida de Alfonso VIII y el Maestre de Calatrava tras su salida del castillo Alarcos tras la derrota: "hallóse con sus Caualleros en Compañía del Rey Don Alfonso en la nombrada batalla de Alarcos, en que los cristianos fueron vencidos y muchos muertos y presos. El Rey y el Maestre se retiraron a Guadalerza. Perdiose luego el castillo de Alarcos...". Guadalerzas, nos recuerda, formaba parte escalonada junto con Malagón en el camino entre Alarcos y Toledo defendiendo el paso de Los Yébenes. Recordemos que la derrota tuvo un fuerte impacto en la reconquista pues el ejército almohade continuó su castigo contra el reino castellano hasta un año después; en 1196 la frontera había retrocedido del Guadiana hasta el Tajo asediando los alhomades ciudades conquistas por Alfonso VI y Alfonso VII "Toledo, Madrid, Alcalá de Henares, Huete, Cuenca y Uclés" y se pierden otras, entre ellas Plasencia, y deja prácticamente aislada a Castilla que pierde el apoyo de León y Navarra que pactan ahora con los almohades. También dejó muy maltrecha la Orden de Calatrava; sus guarniciones "se hundieron sin remedio. Esto era grave porque en los cuarenta años desde su fundación, la Orden de Calatrava se había mostrado siempre de una eficacia guerrera de primera categoría. Era una milicia ardiente y combativa, bien mandada, disciplinada y eficiente. Un verdadero ejército profesional, con todas las virtudes de tal y sin ninguno de los defectos que, años adelante, aparecerían, en gran parte por los efectos de esta misma batalla". Tras la batalla todos los castillos calatravos "fueron cayendo uno tras otro en breves días: Calatrava, Caracuel, Benavente, Malagón, las Guadalerzas. Hasta Los Yébenes no paró el empuje almohade". 

Torreón tras las dependencias del lienzo oeste
Tan solo tres años después, en 1198, los freires de la Orden de Calatrava, unos mil efectivos, en una operación audaz, se adentra en territorio musulmán y se apodera de Salvatierra. Los continuos ataques castellanos a la frontera propicia que el califa Abu Abd-Allah al-Nasir, tras invocar la Guerra Santa en 1211, cruce el estrecho de Gibraltar y tras su paso por Córdoba ponga sitio a Salvatierra. Una de las consecuencias de los ataques castellanos a la frontera fue entre otras que "Alfonso Téllez de Meneses y Rodrigo Ruiz Girón toman la torre de Guadalerzas". Según explica Martínez Díez "mientras el rey castellano estaba en tierras de Murcia, -incursión de Alfonso VIII acompañado del infante Fernando en mayo de 1211- los magnates don Alfonso Téllez, hermano del obispo de Palencia, y don Rodrígo Rodríguez, marcharon con las milicias de Toledo contra la fortaleza de Guadalerza y con ayuda de máquinas de asalto la tomaron por la fuerza". En cuanto a los freires de Calatrava retendrán el avance almohade en Salvatierra durante 51 días lo que provocó un desgaste de la huestes musulmanas que concluiría con la derrota final almohade en Las Navas de Tolosa, en 1212.

Perspectiva del la torre y cubo suroeste
Respecto a las vicisitudes de Guadalerzas tras AlarcosRuibal comenta, sin embargo, que junto con el castillo de Miraflores -situado al norte de la actual Ciudad Real- que fue ocupado por los almohades un año más tarde, en 1196, fue la única posesión calatrava  de la Mancha que se libró de pasar a manos musulmanas, aunque, puntualiza, "tal vez fue ocupada más tarde, pues en la Crónica Latina nos indica que fue recuperada en 1212, mientras otros nos la citan como calatrava por entonces".  Tras la victoria de Las Navas de Tolosa la frontera vuelve a situarse Sierra Morena por lo que el "enclave comienza a ser explotado económicamente como una encomienda más de la Orden con dehesas ganaderas, molinos, explotaciones agrícolas y ventas".

Puerta de acceso protegida por balcón amatacanado
El castillo-hospital primitivo constaba de una gran torre central, completamente conservada en la actualidad, pero que ha sufrido muchas reformas posteriores. Tiene planta rectangular con gruesos muros de piedra de 2,50 metros de grosor y una altura de 20 metros. Está construida en cuatro niveles siendo el inferior macizo en su mayor parte, lugar donde se encontraban los tres aljibes de la torre que estaban cubiertos con gruesas bóvedas de ladrillo. El acceso se hacía por la primera planta a través de una puerta a la que se llegaba desde la muralla. En esta planta se encontraba el cuerpo de guardia así como dependencias, almacén y cocina. La segunda planta, separada de al inferior por un suelo de madera, era el hospital propiamente dicho, donde se alojaban los caballeros enfermos y heridos. Tenía un techo mucho más alto que el piso inferior, con arcos de ladrillo que sustentaban el tejado de la torre. Un cuarto nivel, sobre el tejado, lo forma el adarve al que se llega por una escalera adosada al muro. Este camino de ronda está protegido por almenas de 1,80 metros de altura, zona desde la que se domina el paisaje. 

En primer término cubo noreste y fachada norte
Éste era el núcleo original del castillo del siglo XII. Siguiendo la descripción de Ruibal, estaba construido en mampostería, sillarejo y en zonas nobles, como la puerta de entrada en sillería. Estuvo rodeado de una muralla de mampostería de unos cinco metros de altura que es el actual recinto externo que aún conserva sus almenas, formando un cuadrilátero que debió tener torreones macizos en los ángulos. Tanto la muralla como los torreones se han modificado profundamente con añadidos posteriores. Los torreones fueron sustituidos por los actuales cilíndricos que se adaptan a las armas de fuego; se abrió la actual puerta de acceso en el recinto exterior, ésta construida en buena sillería y defendida por un balcón amatacanado bajo el que se puede ver el escudo del cardenal Silicio que, como veremos, fue quien hizo las grandes reformas en la fortaleza en una segunda fase. La primera fase de obras es la que se ejecutan entre los siglo XV y XVI, y consisten en la reforma la cerca exterior, la construcción los cubos cilíndricos en los ángulos, se modificó la entrada que hemos descrito, y se adosan a la muralla construcciones internas. Parte de estas obras, señala Ruibal, están anotadas en los libros de visitas de la Orden.

En primer término cubo noroeste
La segunda gran reforma de lleva a cabo tras la venta del castillo por Felipe II al Cardenal Silicio en 1572, quien instala su escudo sobre la puerta de acceso. En este momento el castillo deja de tener carácter militar y se convierte en colegio de doncellas nobles de Toledo. Con este fin se construyen nuevas dependencias adosadas a la torre central, una capilla y un campanario, y se abren grandes ventanas. Se construye la iglesia barroca que se encuentra a la derecha de la entrada, entre la cortina sur y la torre. Posteriormente se le añade un ala en el lado oeste de la torre y se construye una gran escalera que permite subir a la torre, y la nueva entrada en la planta baja frente a la puerta de la muralla. La mayor parte de estas obras son del siglo XIX que se ejecutan tras la desamortización, y el castillo es vendido a un particular que lo acondiciona como vivienda y casa de labor. Hacia el exterior se añadieron al edificio principal nuevas viviendas, hoy muy arruinadas, que se construyen en el espacio que existía entre el antemuro y la torre en los lados este y norte.

Cubos, lienzo y torreón desde el noroeste
Según Ruibal el estado de ruina que presenta es reciente pues hasta la pasada Guerra Civil estaba en buen estado y su mantenimiento no hubiese sido muy costoso y a causa de la desidia se ha convertido en una ruina, tal como se puede ver hoy día.

Torreón vista desde el oeste

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Alfonso VIII rey de Castilla y Toledo (1158-1214), Martínez Díez, Gonzalo, Ed. Trea, Gijón 2007
Batalla de Alarcos, La, Martínez Val, José Mª en Biblioteca2.uclm.es
Castillos de ToledoRuibal, Amador, Ediciones Lancia, León, 1992
Construcciones histórico-Militares en la línea estratégica del Tajo, Muñoz Ruano, Juan.

Escudo del Cardenal Silicio