domingo, 23 de enero de 2022

Puente Almuhey


Habíamos llegado a Puente Almuhey desde La Ercina camino de Villamorisca. Teníamos varios motivos para la excursión, uno era la de visitar dos poblaciones con nombres de evocación musulmana; en principio puede parecer descabellado que tan al norte hubiese poblaciones con esas raíces, aunque uno de mis acompañantes argumentaba sobre el origen mozárabe del cercano monasterio de San Miguel de Escalada. Respecto a Puente Almuhey todas las fuentes que habíamos consultado nos remitían a la cita que sobre el lugar se hace en el Catastro de Ensenada (1752) sobre la existencia del "Hospital en Puente de Muhey" de la Orden de los Hospialarios de San Juan, edificio por otro lado, hoy desaparecido. Nuestro objetivo principal no obstante era ver la ermita románica y el puente sobre el rio Cea.

Fachada sur de la ermita de la Virgen de la Angustias

Antes de iniciar nuestro viaje habíamos consultado el Catálogo Monumental de León de Gómez- Moreno (1925) sobre Puente Almuhey. En su obra la cita dos veces, una durante al período romano, y hace referencia  al hallazgo en 1920 de "un mosaico de varios colores, basas de columnas, tejas, ladrillos, uno de ellos con esta marca IVLFL y otros semicirculares"; aunque todas estas obras para verlas hay que visitar el Museo de León. El mosaico, según el museo, es el de mayor dimensiones que se exhibe de manera permanente en sus salas, es una composición geométrica rectangular compuesta de 20 cuadros distribuidos en cuatro filas de cinco cuadros cada una en los que se repite en todos ellos el Nudo de Salomón.

Fachada norte de la ermita de la Virgen de las Angustias

La segunda cita es sobre el periodo románico y hace referencia al santuario o ermita de la Virgen de las Angustias que describe de manera esquemática: "Es una iglesia compuesta de nave y capilla con su cañón de bóveda respectivo, que en la primera es apuntado, con su arco perpiaño y el toral, aunque levemente; ventanas derramadas por ambas haces, y una en el testero con molduraje por fuera y sumamente angosta; portada sencilla. Datará del siglo XIII. Retablo de fines del XVI, con tablas rafaelescas medianas e imagen de la Virgen de las Angustias." La ermita está construida en mampostería; las esquinas en sillería al igual que los contrafuertes de la fachada sur. Nosotros no pudimos entrar en el templo pero puntualizamos que los arcos perpiaño y toral son arcos de carga, siendo el primero ligeramente apuntado del estilo gótico, y el toral se utiliza en bóvedas de medio punto románicas. La portada, que se abre al norte, es sencilla de arquivoltas lisas que descansan sobre impostas también lisas. 

Portada románica de la iglesia siglo XIII

Las ventanas, como comenta Gómez-Moreno, sumamente angostas y su portada sencilla. La del testero, muy elegante, tiene una moldura y dos cruces que no identifica con ninguna orden, aunque bien podría ser de los sanjuanistas. El resto de ventanas no presentan decoración alguna. La capilla parece una ampliación posterior según se observa, añadida entre los contrafuertes del muro sur que da hacia el río. Por último señalar el despropósito de la compañía eléctrica que se permite intervenir un edificio del siglo XIII para empotrar en el muro el contador eléctrico para hacerlo visible desde el exterior.

Ventana del testero

Junto a la ermita se encuentra el puente que da nombre a la población y que hay ido desarrollándose en torno a él. Para su descripción vamos a seguir el excelente trabajo que sobre él publica El lobo Quirce. El puente es de estilo clasicista propio de principios del siglo XIX de época de Carlos IV aunque, apunta, puede tener origen medieval -otros autores se remontan al reinado de Carlos III-. Es un puente, asegura, relativamente corto, con una longitud de 42 metros; consta de tres vanos, el central de medio punto tiene 10,50 metros de luz siendo el doble de ancho que sus contiguos, más pequeños y rebajados. Está construido con sillares de piedra caliza de buena calidad dispuestos a soga y a hueso, esto es unidos sin argamasa. Sus dos pilares tienen un grosor de 2 metros en el que se han construido dos tajamares en cuña aguas arriba. El puente, destaca, fue muy utilizado en la edad media por los peregrinos del camino de Santiago, algunos se desviaban del Camino Francés, hacia el monasterio de Liébana, y continuar su ruta por el Camino del Norte por la costa cántabra, razón ésta que justifica la construcción del hospital junto al puente para auxilio de los peregrinos. El tablero horizontal del puente tiene un ancho de 3,75 metros, las entradas abocinadas alcanzan los 10 metros, cuenta con pretiles,  también de fábrica, de 1 metro de altura. 

Tablero y pretiles del puente a la izquierda sin separación la carretera
sobre el puente nuevo y al fondo la ermita

También aquí hay que lamentar otro despropósito y es que en el lado del puente aguas arriba se ha instalado una canaleta de la que cuelga parte del cableado que da energía a las farolas fernandinas que decoran el puente, a la vez que la construcción del puente nuevo se ha hecho demasiado cerca del antiguo con lo que es imposible contemplarlo ni siquiera fotografiarlo aguas abajo desde el lado de la ermita.

Calle principal de Puente Almuhey

Antes de abandonar Puente Almuhey conviene hacer un recorrido para recrearnos en la arquitectura popular y la ligada a la industria minera, las fachadas de piedra, los edificios de dos plantas. De esta arquitectura pueden distinguirse las casas de los mineros, las más modestas; las de los empleados con funciones auxiliares y administrativas, y por último las viviendas de ingenieros y directivos. Podemos ver también una esbelta chimenea industrial, hoy coronada por un nido de cigüeñas, y una cuidada estación del tren de vía estrecha.

Nave y chimenea de época industrial

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Álvarez Gómez, Cristina, Retrato a carbón. Vida y viviendas de la minería en el valle del Sabero. E.T.S. de Arquitectura de Madrid, 2021
Ayuntamiento de ValderruedaDe Puente Almuhey a Villamorisca, en aytovalderueda.es
Gómez-Moreno, Manuel, Catálogo Monumental de la Provincia de León, Biblioteca Digital de Castilla y León.
El Lobo Quirce, Cazando Puentes. Puente de Puente Almuhey, en loboquirce.blogsport.com


Estación FEVE de Puente Almuhey

Detalle de la esquina de sillares labrados con motivos geométricos
Los vanos son de ladrillo y las paredes de mampostería y cal y canto

Fachada de edificio probablemente modificada la planta baja

Casa unifamiliar

sábado, 22 de enero de 2022

El castillo de Valderrobres


 La parada en Valderrobres no estaba programada por lo que no pudimos hacer una visita con detalle a la ciudad y al castillo; no obstante creo que vale la pena hacer algunos comentarios, aunque sean breves, a la espera de ampliar esta entrada en un futuro. Valderrobres era para nosotros la puerta de entrada al Maestrazgo y teníamos comprometido el tiempo de llegada a nuestro destino en Peñíscola.

Puente y puerta de acceso a la ciudad medieval

EL CASTILLO

El castillo, según el tríptico de Turismo, se construye a partir de 1307 "por obra del arzobispo Pedro López de Luna" que inicia tanto la construcción del castillo como de la iglesia contigua. A partir de 1390, el arzobispo García Fernández de Heredia reemprende las obras del conjunto para transformar la fortaleza en un palacio residencial dándoles un fuerte impulso. Será el también arzobispo Dalmacio de Mur y Cervellón quien ponga punto final a las obras del palacio y la iglesia. A mediados del siglo XVI el arzobispo, Hernando de Aragón, se interesará de nuevo por Valderrobres y acometerá nuevas obras, entre las que manda construir el muro que contiene el patio de armas y el distribuidor de la planta noble.

Acceso a la plataforma o patio de armas

A partir de esa época los arzobispos dejan de interesarse por el castillo y la iglesia hasta iniciado el siglo XIX que, durante las desamortizaciones, el castillo pasará a propiedad del Estado, "lo que significó su abandono"; en esta época la iglesia llegó a sufrir su hundimiento en 1877. Debe pasar casi un siglo para que en la década de 1980 se inicie la reconstrucción del castillo que se destinará a la celebración de eventos culturales; la iglesia deberá esperar a 2008 para ser reconstruida.

Torre y lienzo norte del castillo

El castillo en su exterior tiene aspecto palaciego en el que destacan sus grandes ventanales ajimezados;  está rematado el un piso superior con una galería de arcos de medio punto en la que se alzan tres torrecillas cuadradas, todo almenado. La planta baja está compuesta de un recibidor, las caballerizas y la sala capitular; desde ella se tiene acceso a una planta subterránea cubierta con bóveda de cañón que se utilizaba como mazmorra. La segunda planta tiene un distribuidor construido en el siglo XVI que da acceso a las estancias nobles, la cocina y despensa, y una escalera por la que se accede a la segunda planta. En la segunda planta encontramos la sala de galerías que en origen estaba compartimentada con estancias destinadas a granero y de manera ocasional como habitaciones del servicio, en esta planta se encuentra la llamada sala de los leones, espacio que estuvo dividido en dos, uno de éstos espacios pudo ser la habitación del arzobispo, y en el segundo, una sala en la que se encontraban las figuras de cuatro leones.

Es interesante, por otro lado, que en el tríptico se nos informe de la presencia de marcas de cantero y muestra algunos ejemplos de ellas: de la segunda fase constructiva del castillo (1340-1349); de la etapa en el que se transforma en palacio-residencia y primera planta (1390-1456), y la cuarta etapa que se construye la segunda planta (1431-1456). No obstante alguna más pudimos observar desde el exterior de la iglesia que deben corresponder a la segunda fase constructiva.

Marcas de cantero del castillo e iglesia. Las tres primeras son del tríptico
de Turismo, la dos de la línea de abajo son las que pudimos ver nosotros


CIRCUNSTANCIA HISTÓRICAS

Tras la conquista definitiva de las tierras del Matarraña en la campaña de 1169-1175 por Alfonso II de Aragón, éste hizo donación del territorio de la Peña de Aznar Lagaya al obispo de ZaragozaPedro de Tarroja, en 1175. Puch Foncuberta nos recuerda que la primera conquista del territorio la llevó a cabo Alfonso I el Batallador (1117-1133) manteniéndose en poder cristiano hasta la derrota de la batalla de Fraga (1134), a causa de las heridas recibidas en esa batalla morirá Alfonso I unos días después, retornando el territorio conquistado a poder musulmán. Añade Puch Foncuberta que en la carta de donación que hace Alfonso II en 1175 aparece por primera vez el lugar Penna Aznar Lagaia "y además se añade a dicha Penna los términos de Vallem de Roures, Focespatula y Mezchino", identificando Vallem de Roures, con la actual Valderrobres.  Según el tríptico de Turismo en el documento de donación ya "se habla de la necesidad de construir un castillo". A partir de 1307 el obispo de Zaragoza se convierte definitivamente en el señor feudal del territorio siendo, como hemos visto antes, el arzobispo Pedro López de Luna el impulsor de la construcción del castillo y la iglesia.

Ábside de la iglesia

Siguiendo a Fomento la conquista del valle del Matarraña por Alfonso II debió ser temprana, en 1169, y como hemos visto el rey hace cesión al obispo de Zaragoza Pedro Torroja; éste, tan solo cinco días después acuerda subinfeudar la mitad de la posesión a Fortun Robert con la condición de repoblarlas -la carta de población está fechada en 1183-. Esta situación de condominio se alargará siglo y medio. Según la cronología Fortun Rober cederá la mitad de su posesión a su hija Sancha, y la otra mitad a su sobrino Matalón de Fréscano, en estas condiciones llega hasta que Lope Guillermo de Oteyza, descendiente de doña Sancha, en 1237 compra la otra mitad; así queda durante todo el siglo XIII cuando un descendiente de Lope, Pedro casado con una hija natural de Pedro III, al no tener descendencia revierte la posesión a la Corona en la persona de su cuñado el rey Jaime II en 1305, y dos años después, en 1307 éste lo transmite al arzobispo de Zaragoza que se encargará de edificar el castillo. En 1323 el mismo Jaime II vende al arzobispo los derechos y jurisdicción de Valderrobles quedando en esta situación hasta 1811. En 1836 en cabecilla carlista Cabrera lo fortificó en 1836 durante la I Guerra Carlista, aunque no debió registrar grandes combates pues el castillo no sufrió los desperfectos propios de una contienda.

Para esta entrada he consultado además del tríptico informativo del castillo, la siguiente documentación:

Puch Foncuberta, Enrique, A propósito de Peña de Aznar Lagaia, la caixa de Valderrobres, en Repavalde.com
D.G. de Bellas Artes y Bienes Culturales, Castillos y arquitectura defensiva, Ministerio de Fomento, 2003

Vista de la villa y puente medieval sobre el río Matarraña

Matacán o ladronera que defiende la puerta de acceso a la población

Gárgola de la iglesia

domingo, 16 de enero de 2022

Los verracos de Villatoro

Tres verracos son los que podemos ver en Villatoro (Ávila), y pudieron ser cuatro. Villatoro se encuentra al oeste del valle Amblés haciendo de cabecera del valle, enfrentado a Tornadizos en el extremo este del valle. Según Gómez -Moreno que visitó Villatoro en 1900-1901, "el nombre de la población se justifica por los animales de piedra que en ella hay, semejantes á los de Ávila. Tres de ellos son toros: el uno arrimado al hastial de la iglesia, otro pequeño puesto en una albarrada que sostiene la escalera de la misma, y el tercero, que es el más grande, muestra solo su delantero, de labor más prolija que de ordinario, metido en la pared de una casa, inmediata al Ayuntamiento: todos tres con la cabeza rota. Además, junto al primero de los citados, hay un cerdo de tosca y sumaria factura". La disposición de los verracos ha variado, y hoy se encuentran los tres ejemplares que podemos ver en la plaza frente a la iglesia; el cuarto, el que se encontraba empotrado en una casa se encuentra desparecido y quizá sea uno del que volveré a hablar de él más adelante.

Cuando llegué a la plaza frente a la iglesia me encontré con dos hombre ya viejos con los que estuve hablando. Me comentaron que el cerdo que cita Gómez Moreno se encontró en las escaleras que dan acceso a la iglesia; y respecto al cuarto, me indicaron el número 33 de la calle que coincide con la carretera, justo enfrente del verraco más alto, donde había uno encastrado en la pared; éste se descubrió al abrir una puerta en esa casa, fue cuarteado y hecho piezas para aprovecharlo en la obra. Lo más seguro es que éste sea al que se refiere Gómez Moreno pues se encuentra en la casa colindante al Ayuntamiento, lugar donde me indicaron los vecinos. Es curioso, no obstante, que este verraco no esté inventariado entre los ejemplares localizados y desaparecidos. 

Los tres ejemplares  que podemos ver hoy se desconoce el lugar exacto de proceden y las medidas que presentan, largo, alto y ancho, coinciden las de López Monteagudo (1989) y Álvarez Sanchis (2003).

Verraco. Granito. 153 x 97 x 45 cm.

López Monteagudo detalla que el ejemplar, un verraco, tiene roto el hocico, construido en una pieza consta de peana separada por un vano del cuerpo del animal, se aprecian los codos en las patas posteriores así como el sexo. Álvarez Sanchis lo cataloga como toro, y hace una escueta descripción del ejemplar: "La pieza está prácticamente completa, advirtiéndose roto el hocico y muy erosionada en general". Es el ejemplar más al oeste de los tres y de mayor tamaño.

Toro. Granito. 141 x 80 x 55 cm.

Según López Monteagudo se trata de un toro al que le falta parte de la cabeza conservando no obstante el testuz y las mandíbulas; tiene una gran papada y en la peana, que es la misma pieza que la del animal, se advierte un nervio longitudinal en el centro; entre las patas posteriores se le aprecia el rabo. Álvarez Sanchis describe el ejemplar: "Esta pieza está prácticamente completa aunque la cabeza algo erosionada". Es el ejemplar más al este; aunque tiene papada no se le observan las típicas arrugas del cuello que debieron desaparecer por la erosión.

Verraco. Granito 127 x 67 x 40 cm

Es el ejemplar más deteriorado; éste es el que según los vecinos del pueblo se encontró en las escaleras que acceden  la iglesia y la tosca pieza que alude Gómez Moreno; López Monteagudo también lo identifica señalando que se encontraba empotrada a ras de suelo, en la pared del cementerio contiguo a la iglesia, añade en su descripción que le falta la cabeza y las extremidades casi desde su arranque, aunque conserva el cuello y la parte superior de la cabeza en donde parece destacar la oreja; se le aprecian los ijares y en la parte posterior el rabo y el sexo. Álvarez Sanchís destaca en él que "tiene la cabeza muy deteriorada y las extremidades rotas por encima de las rodillas". La pieza, como vemos, carece de peana.

Siguiendo la conversación con los vecinos, comentamos, como casi siempre ocurre sobre qué significan los verracos. Ahí queda la incógnita aunque existen varias teorías al respecto yo me inclino a creer la que propone Álvarez-Sanchis. Los dos vecinos comentaron que lo más probable es que la piedra en la que están labrados los verracos fuese granito de la zona de la sierra enfrente del pueblo, -sierra de la Serrota-, por estar en la umbría y donde la piedra es más dura y consistente, y tiene más calidad que la del pueblo que se encuentra en la solana. A nuestras espaldas, hacia el Este, tras la iglesia le levanta el torreón del castillo de Villatoro que junto a la iglesia bien vale hacer una visita.

Torreón del castillo de Villatoro

Para esta entrada, además de la conversación con los habitantes del pueblo, he consultado la siguiente documentación:

Álvarez Sanchis, Jesús R., Los Vettones, Real Academia de la Historia, Madrid, 2003
Gómez-Moreno, Manuel, Catálogo monumental de España. Provincia de Salamanca, 1901-1903.
López Monteagudo, Guadalupe, Esculturas zoomorfas celtas de la Península Ibérica, C.S.I.C., Madrid, 1989.

miércoles, 5 de enero de 2022

Castillo de Vilafamés


La visita a Vilafamés era la última parada por la provincia de Castellón antes de despedirnos del Maestrazgo. Llegamos desde Sant Mateu por la CV-10 hasta la confluencia con la CV-15. Llama la atención el color rojizo de la piedra con la que está construida, una arenisca triásica que le otorga una singularidad muy atractiva. En Vilafamés, según la guía turística, encontramos dos concepciones en su desarrollo urbano: la andalusí, que corresponde a la parte superior de la población que se caracteriza por calles estrechas, serpenteantes y empinadas en torno al castillo, y la cristiana con trazado lineal. La población se sitúa en las estibaciones septentrionales de la Sierra de les Conteses en el corredor prelitoral de Sant Mateu-Vilafamés. En su punto más elevado se encuentra el castillo a 394 metros de altitud. Amador Ruibal destaca su situación como un importante enclave que controlaba el paso entre Castellón y Cataluña

El castillo y la muralla del primer recinto desde la plaza

EL CASTILLO

El castillo es de origen musulmán, aunque los restos que vemos en la actualidad son de época cristiana,  posteriores a la conquista de Vilafamés por Jaime I en 1233 siendo los más antiguos del siglo XIV. La fortaleza debió tener un tránsito apacible hasta el siglo XIX cuando sufrió varios ataques durante las guerras carlistas, época en la que se construye la torre central. En su descripción vamos a seguir a Ruibal que destaca que de su estado original musulmán prácticamente ya no queda nada a excepción del aljibe. La población conserva parte de su murallas en los lados norte y sur: cortinas y torres rectangulares asentadas sobre la roca, a gran altura, a modo de primer recinto, bastante deteriorado y donde se ubicaba la entrada.

Vista del recinto superior del lienzo sur 

Sobre este primer recinto encontramos otro superior que mantiene su muralla casi completa; en él se alojan varias dependencias de carácter señorial y palaciego situadas al oeste de la torre circular que hace de torre del homenaje. Ésta se levanta en el punto más elevado, sobre una gran roca que sobresale en el centro de este recinto. Es una construcción cilíndrica, con balcones que estuvieron amatacanados: La torre ha sido muy transformada en el siglo XIX durante la contienda carlista al llenarla de aspilleras que, según el ayuntamiento, constituye "uno de los pocos ejemplos de arquitectura carlista de la Comunidad Valenciana". Frente a la torre se abre un pequeño recinto rectangular con una gran cisterna excavada en la roca, que, concluye Ruibal, "puede ser el único vestigio de la época islámica".

Recinto con acceso a la torre del homenaje y valla que protege el aljibe

CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

Tras la conquista por Jaime I de Aragón en 1233 -según la web del ayuntamiento ese año se toma primero Burriana y a continuación se pone asedio y se conquista Vilafamés-, la fortaleza y la villa fue entregada a la Orden de Hospital de Jerusalén en compensación a la colaboración que había tenido la orden en las conquistas del reino valenciano. Permanece en poder de los hospitalarios hasta 1317. Ese año pasa a poder de la recién creada Orden de Montesa que la convertirá en encomienda y acometerá profundas reformas de la fortaleza islámica. Tras varios cambios jurisdiccionales, en el siglo XIX, Vilafamés estará de nuevo en primera línea del frente como plaza inexpugnable durante las guerras carlistas; en esta época se convierte en una importante guarnición que va a resistir dos asedios de las tropas carlistas al mando de El Serrador y Cabrera.

Interior de la torre del homenaje

El Serrador intentó el asalto a la población el 29 de octubre de 1838 aunque, si bien logró abrir una brecha en la muralla y penetrar en el recinto, no consiguió su propósito. El Correo Nacional de 7 de noviembre de ese año, en crónica del día 1, narra brevemente la escaramuza: "El enemigo trató de apoderarse de Villafamés emboscando en sus arrabales dos compañías, y consiguiendo que tres facciosos entrasen y se escondiesen en lo interior del pueblo, con la comisión de asesinar en la hora señalada al centinela de una puerta; pero se descubrió la trama, y los tres facciosos pagaron su osadía con la cabeza". 

Zona de dependencia en el lado oeste del castillo

El asedio de Cabrera se produjo dos meses después, el 3 de enero de 1839 y tuvo mayor repercusión, quizá por la personalidad del atacante. El corresponsal narra la siguiente crónica el 14 de enero de 1839: "Cabrera con fuerzas de consideración se presentó el 4 sobre el pueblo de Villafamés, otro de los pocos que restan fortificados en esta provincia, y á cuatro horas de distancia de su capital. 
El 5 llegaron dos piezas, de á 12 la una y la otra de 8, además de algunos morteretes de montaña: llegaron a disparar algunos tiros, pero causaron poca impresión en los sitiados. 
En este mismo día entró aquí el brigadier Aspiroz con su división, y no continuó su marcha sin descanso sobre el punto amenazado, porque parecía prudente llegar allí durante la claridad del día. La dirección del general Aspiroz no ha salido hasta esta mañana, porque habiéndose dicho ayer que el enemigo se retiraba parecía conveniente suspender el movimiento para ver el nuevo rumbo que tomaría.
Hoy se asegura que algunos batallones enemigos están en Alcora, y nuestras tropas han salido para Villafamés, y esta dirección no las separa mucho del punto que los facciosos ocupan.
Se ha aprovechado esta ocasión para proveer de víveres el punto de Villafamés". 

En la segunda página del periódico se añade la siguiente crónica: "El comandante general de Valencia, con fecha 8 del corriente, anuncia que el movimiento ejecutado por la división Aspiroz en auxilio del fuerte de Villafamés, que se halla bloqueado por el cabecilla Cabrera, ha producido un feliz resultado; pues aunque los rebeldes habían concentrado fuerzas numerosas y tres piezas de grueso calibre, apelaron á la fuga tan luego como supieron la llegada de la citada división á la villa de Castellon conduciendo su artillería en dirección á Alcora.
El brigadier Aspiroz dice que la guarnición del fuerte de Villafamés y su Milicia nacional se han conducido con decisión y bravura" (Gaceta)

A continuación reproduce la crónica del Diario Mercantil de Valencia donde "se lee lo siguiente. El telégrafo de Murviedro dice que la primera división se halla en Castellón. Cabrera levantó antes de anoche el sitio de Villafamés y se dirige con toda su fuerza á la Alcora".

Litografía con el retrato del líder carlista Ramón Cabrera
Luis López Piquer (D) Antoine Maurin (L) ca. 1850
Museo del Romanticismo de Madrid

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación: 

Ayuntamiento de Vilafamés, página web y folleto turístico
El Correo Nacional, 07-11-1838 pág. 1; y 14-01-1839 págs. 1-2
RuibalAmadorCastillos de Castellón, Ed. Lancia, 1998


El aljibe quizás sea, según Ruibal, el único resto original musulmán

Vista del lienzo en la que se aprecian muros de diversas fases constructivas

Vista del aljibe desde la puerta de acceso a la torre del homenaje

Vista de Vilafamés desde el lienzo sur y en el plano intermedio restos
del primer recinto donde se distingue el muro y un cubo