sábado, 25 de mayo de 2019

Castillo de Monteagudo de las Vicarías

Fachada principal del castillo de Monteagudo de las Vicarías
Llegamos a Monteagudo de las Vicarías desde Almaluez, un pequeño pueblo de Soria, por la carretera SO-P-3134. Hacia el mediodía nos encontrábamos frente a la puerta medieval de la ciudad;  a su derecha nuestro destino, el castillo de los Mendoza. He de reconocer cierta decepción al descubrir que estaba en obras y no se podía entrar. Era mayo de 2016. Tenía información de un episodio de la historia de Monteagudo que podéis leer en la entrada del castillo torre de Moñux, de mediados del siglo XIV entre Pedro I y su hermanastro don Tello junto al mayordomo de éste Pedro Ruiz de Villegas, a la sazón señor de Moñux. Según nos relata el canciller Pedro López de Ayala don Tello y su mayordomo tras el robar un recua de mulas propiedad del Rey, "se fueran para Monteagudo, un lugar del dicho Don Tello cerca de Aragón, e que desque y llegaron, que el dicho Don Tello se fuera para el Rey de Aragón; e que Pero Ruiz fincára en Monteagudo con compaña de armas, é facia guerra dende". Este episodio justifica en parte el recinto amurallado de la ciudad, como comenta Martín Jiménez, que se debe más a la defensa de la frontera con Aragón que a la confrontación con ejércitos musulmanes.

En primer término torre circular y al fondo la torre rectangular
El castillo que hoy vemos es obra de principios del siglo XV "reedificado sobre otro anterior, a partir de 1415 se levanta por iniciativa de Juan Hurtado de Mendoza", quien había heredado la fortaleza de su madre María Ruiz de Ayllón. El castillo se levanta junto a la población en una elevación meseteña que domina el valle por el que transcurre el río Nágima. Tiene planta pentagonal irregular y según Cooper "las defensas principales son las torres que lo flanquean, de diversas plantas". La de la poniente, de planta circular, es un cubo en el que destaca una tronera de buzón que bate la puerta de acceso; la torre sur es rectangular; y la de levante, muy vistosa y torre del homenaje, es octogonal hacia el exterior y hexagonal en su interior; ésta tiene un gran vano sobre el que se pueden ver los escudos de Juan Hurtado de Mendoza y Ruiz, promotor de la obra, y su mujer Inés Enríquez.

Lienzo sur entre las torre rectangular y la torre del homenaje octogonal
El aparejo del edificio es de buena calidad, según Cooper, es "mezcla de sillerías y sillarejos"; y destaca de su construcción tres detalles estilístico de mediados del siglo XV: el adarve volado sobre una ménsula, varias puertas con arcos góticos, protegidos por matacanes, -véase el de la puerta de principal de acceso que está decorado con el escudo del hijo de los anteriores y heredero Pedro Mendoza y Enríquez-, y unas troneras redondas". En su interior se construye "un patio rectangular renacentista, obra del siglo XVI" porticado que consta de doble galería destacando la segunda por su decoración. Paramentos y torres están rematados por almenas.

Torre del homenaje octogonal sobre el vano se encuentran el escudo de
Juan Hurtado de Mendoza y su esposa
Destaca la cartela que todas las torres están comunicadas entre sí a través del camino de ronda, el adarve volado que comenta Cooper, y la existencia de otra puerta, como la principal, de arco apuntado y matacán, aunque esta segunda que se encuentra a la izquierda de la torre del homenaje -en las imágenes apenas si se vé la puerta aunque sí el matacán- es puerta falsa. Junto al castillo está la iglesia gótica de Nuestra Señora de la Muela, del siglo XV-XVI, construcción patrocinada por la familia Mendoza, tiene un pasadizo subterráneo que se comunica con el castillo por la zona del lienzo de poniente.

Lienzo sureste y noreste
En referencia a los escudos, destaca Cooper que Juan Hurtado de Mendoza, partidario de Juan II, participó en 1445 la primera batalla de Olmedo -en ella Álvaro de Luna derrotó a los Infantes de Aragón, muriendo uno de ellos, don Enrique, a consecuencia de la heridas sufridas en la batalla; mientras que su hijo, Pedro Mendoza Enríquez lo hizo en la segunda batalla de Olmedo, en 1467 en defensa de Enrique IV -en ella Beltrán de la Cueva vence a la Liga de nobles que había destronado al rey en favor de su hermanastro Alfonso en la conocida Farsa de Ávila-.

Matacán sobre la puerta de acceso con el escudo de Pedro Mendoza Enríquez

No sé si en este tiempo se ha terminado las obras de reformas del castillo y ya se puede visitar y se habrán eliminado los adornos que decoraban los vanos con siluetas de soldados romanos.

Torre del homenaje a su izquierda el matacán sobre el arco apuntado de la puerta falsa.


Castillos Señoriales en la Corona de CastillaCooperEdward, Salamanca, 1991
Los castillos y fortalezas de Castilla y LeónMartín Jiménez, Carlos M. Ed. Ámbito. Valladolid, 2003.
Crónicas de los reyes de CastillaPedro López de Ayala, Tomo I, Madrid 1779.
Los Trastámara y los Reyes Católicos, Suárez Fernández, Luis, Ed. Gredos, Madrid, 1985


Torre circular con tronera; tras ésta la iglesia de Ntra. Sra. de la Muela
Puerta de la ciudad
Plano del castillo de la cartela informativa

lunes, 20 de mayo de 2019

Castillo de Villares de Yeltes

Cara este con dos ventanas
Como continuación a visita a la torre de El Cubo de Don Sancho, a escasos kilómetros se encuentra Villares de Yeltes, nuestra próxima parada. Saliendo del El Cubo de Don Sancho tomamos la carretera SA-315 dirección oeste hasta el cruce con la SA-CV132 que nos lleva a Pozos de Hinojo, y de allí la SA-CV-113 nos deja en la parte alta de Villares de Yeltes. El trayecto se hace por una carretera estrecha entre fincas ganaderas de espléndidos encinares y robledales. El pueblo se asienta en una pendiente vigilando una suave depresión que ha formado el río Yeltes. Allí pregunté a la única persona que vi en el pueblo, un hombre mayor que me indicó que debía bajar la calle y al final del pueblo encontraría el castillo. Siguiendo sus indicaciones llegué a los pies de la torre. Esperaba encontrar un edificio similar al de la imagen del mi guía de Castillos de Zamora y Salamanca de Jaime Pinilla y González, en ella se aprecia la torre que tiene adosada una dependencia en su cara oeste, de un piso de altura y construido en mampostería como la torre. Esa dependencia, quizá una cuadra, ha sido reemplazado por una casa moderna más alta que ya no está adosada a la torre.

Cara oeste con una sola ventana
De su historia se sabe bien poco, según la guía, tan sólo que en el siglo XVIII pertenecía al conde de Canillas. La torre tiene forma rectangular, está construida en mampostería y sillería de granito que refuerza las esquinas. El edificio, al que no pude entrar, tiene cuatro plantas y está rematado con almenas; el acceso se hace a través de un vano adintelado que se abre en la cara norte y está formado por jambas de tres piezas y dos ménsulas que soportan el dintel en una disposición similar a la torre de Tamames.

Cara norte con una sola ventana
La torre de Villares de Yeltes estaba "protegida por un recinto del que subsisten parte de los muros con troneras, aunque su disposición parece indicar que la torre se hallaba aislada" fuera de dicho recinto según Pinilla González, restos que no localicé en su momento pero que es el muro frente a la puerta de acceso. Probablemente, concluye, el edificio sea obra del siglo XV y el remate de almenas piramidales denota símbolo de jurisdicción. Como podemos ver la torre está rodeada por corrales en sus caras este y sur; la cara oeste está muy próxima a la casa moderna y sólo la cara norte, donde se encuentra la puerta de acceso está despejada aunque tan cerca de los corrales contiguos que fotografiar el edificio resulta bastante difícil.

Cara sur con dos ventana
Puerta de acceso en la cara norte al nivel de la calle
Para esta entrada he consultado la siguiente bibliografía:

Castillos de Zamora y SalamancaPinilla González, Jaime, Ediciones Lancia, 1995

Vista de Villares de Yeltes

domingo, 5 de mayo de 2019

Ermita de San Esteban de Ávila


La ermita de San Esteban de Ávila se encuentra intramuros de la ciudad, bajando la calle Vallespín, y, siendo uno de los edificios románicos más antiguos de la ciudad, quizá sea un olvidado a la hora de programar visitas. El edificio ha sufrido intervenciones desafortunadas a lo largo de su historia, mantiene parte de su estructura original. Algunos autores fechan su construcción entre 1091, que se corresponde con la reconstrucción de la ciudad y el alzado de la muralla, aunque otros como Gómez Moreno la sitúan"muy a comienzos del siglo XII", anterior a la construcción de las iglesias de San Andrés y San Segundo, ambas extramuros. Nosotros vamos a seguir a Mª Margarita Vila da Vila que en su Ávila Románica, opina que "el estilo del ábside, que sitúa a la iglesia en el segundo cuarto del siglo XII, y no en el primero", y cita como primer documento en el que se hace referencia la iglesia en 1250.


El edificio sufre reformas en el siglo XVI afectando a la pared meridional, donde se encuentra la portada que fue remodelada aprovechándose parte de las dovelas originales, así como la apertura de dos ventanas adinteladas, éstas de más reciente apertura, y la adición en el extremo sudoeste de una espadaña.


En el interior del templo se modificó el presbiterio -el edificio original sólo debía tener una nave-, y se añaden dos naves laterales, muy estrechas, dejando la zona semicircular del ábside en su estado original: "dos tramos, separados por semicolumnas que apéan un arco fajón análogo al de la entrada" -similar a la de San Nicolás- y tiene capiteles decorados "con cabezas entre hojas, águilas y personajes".


En el exterior, el ábside está dividido en tres paños por dos semicolumnas "alzadas sobre un pódium escalonado" y rematadas con capiteles "decorados con helechos y un grifo y un áspid". Esta iconografía lo relacional con San Isidoro y San Segundo. La cornisa está decorada "con series de billetes superpuestos entretanto que sus erosionados modillones muestra figuras geométricas -rollos y nacelas- y zoomórficas".


De sus fachadas destaca la meridional, la que fue reformada, toda vez que la septentrional aun siendo de época románica "carece de interés al presentar una superficie lisa" sin vanos ni marcas. La meridional fue rehecha en el siglo XVII dotándola de una portada que carece de columnas apoyándose el arco en dos jambas de granito sin decoración. El arco se rehizo aprovechando algunas dovelas de la portada original decoradas con flores "tetrapétalas", para culminar rematándo el edificio hacia el SO con una moderna espadaña que, junto a las dos ventanas adinteladas, dan al conjunto "un penoso efecto", no en vano, "se comprenderá que la iglesia pase desapercibida y que sea de las pocas románicas no declaradas monumento histórico-artístico".


Propone Vila da Vila, por la homogeneidad de la fábrica, que la ermita se levantase en una sola campaña y que en ella debieron intervenir dos talles; el primero, encargado de la construcción del ábside que tendría "un origen cántabro comparte con la iglesia de San Segundo algunos motivos de impostas y capiteles". Y el segundo, un taller distinto al que se le atribuiría la construcción de la portada, relacionándola en este caso a la iglesia de San Andrés "única que, junto con la que nos ocupa, presenta flores de cuatro pétalos en sus arquivoltas". Con estas coincidencias -concluye- "permite situar al final de las obras a mediados del siglo XII".

Detalle del arco reconstruido aprovechando material del original.
Ávila Románica: Talleres Escultóricos de Filiación Hispano-LanguedocianaVila Da Vila, Mª MargaritaInstitución Gran Duque de Alba, Ávila, 1999.

Detalle de las arquivoltas de la portada sur de San Andrés a las 
que se hace referencia.