martes, 28 de diciembre de 2021

Iglesia de Santa María de la Cabeza de Ávila


La ermita de Santa María de la Cabeza de Ávila, originalmente iglesia de San Bartolomé, se encuentra extramuros de la ciudad, a unos 200 metros del lienzo norte de la muralla a la altura de la Puerta del Carmen. Alineada con otros dos templos de este a oeste: San Andrés, un magnífico templo románico y San Martín que posee una gallarda torre mudéjar, siendo la de Santa María la más occidental cercana al río Adaja. Aunque lejos de la ermita, un cartel informativo frente a la Puerta del Carmen nos sitúa en el Arrabal Norte, nos dice escuetamente sobre la ermita que "fue antigua mezquita, construida los primeros años del siglo XIII, de su estructura original sólo conserva la cabecera y un crismón de mármol adornado con hojitas árabes que se colocó sobre su puerta cuando fue rehecha"; no obstante no he encontrado en los textos que he consultados ninguna referencia a una antigua mezquita. El edificio, continúa la cartela, ha sufrido varias reformas en épocas posteriores siendo significativas las que rehicieron toda "la fábrica en el XVI e instalándose las cubiertas de madera en el XVII".

Portada sur de la ermita

Sobre la antigüedad de San Bartolomé y el cambio de advocación de la ermita, seguimos los comentarios de Vila da Vila: que acude a los escritos tanto del padre Ariz como de Fernández Valencia quienes "coinciden en señalar que la antigua iglesia de San Bartolomé (dedicada desde el siglo XVII a Santa María de la Cabeza) fue consagrada por el obispo don Pedro en la era de 1248 (año de 1210). Así constaba en una inscripción vista por Ariz, pero ya en 1676 esta "borrada y cubierta" por haberse reedificado y enlucido" la iglesia. Según Fernández Valencia, añade Vila, "De la fábrica románica solo se conservan un crismón profusamente adornado, dos fragmentos de impostas en el interior del ábside central -decoradas con entrelazo de cuatro cintas con puntas de diamante- y el exterior -de sillería granítica- de su cabecera". 

Ábsides sur y central de sillería de granito

Es interesante el análisis que hace del crismón: "De todo ello lo más interesante es el crismón, pues la cabecera carece de decoración esculpida al exterior, y ésta falta igualmente en las arquivoltas lisas de las dos portadas del templo. El crismón ocupa la clave de la arquivolta externa de la portada meridional. Se trata de una pieza marmórea de excelente gusto y adornada con lo que Gómez-Moreno describió "hojitas árabes". En ello se asemeja al de la portada meridional de San Andrés. Dado que dicho crismón fue incrustado en tal portada con cierto retraso, es posible que ambos hayan sido labrados por el mismo escultor. La minucia del trabajo, la finura de los trazos y el material sobre el que se han esculpido no se corresponden con la labor de ninguno de los escultores abulenses ya estudiados. Parece, más bien, obra de un lapicida especializado en epígrafes y en las labores ornamentales que los acompañan." y añade una pequeña relación de crismones en otras iglesias de Aragón, Cataluña y Navarra, todos ellos coinciden en ser portadas tardías "de finales del siglo XII o ya del XIII, por lo que la fecha de 1210 dada por Ariz y Fernández Valencia para la consagración del templo cuadra bien con la del final de las obras en la antigua iglesia de San Bartolomé y con la de la labra de esta pieza".

Crismón en la portada sur de la ermita

Para la descripción de la ermita seguimos a Gutiérrez Robledo que analiza el templo desde la antigua iglesia románica recordando también el cambio de advocación del templo: "La iglesia una cabecera románica con un cuerpo de tres naves de inspiración mudéjar. La cabecera tiene tres ábsides desornamentados, de igual tamaño y construidos ya en granito rematados con una pequeña cornisa de arenisca roja, y en el interior los ábsides ya incorporan el ladrillo mudéjar, con arcos ligeramente apuntados en los que se incrustan unas impostas con entrelazos. El cuerpo de naves se construye con formeros de arcos doblados de ladrillo que tienen grandes salmeres quizás rozados y se inscriben en una retícula de ladrillo (doble en una banda y sencilla en la otra) y se cubre con armaduras del XVII". Coincide con Vila da Vila en la cronología, aunque ésta la hace coetánea de Santo Domingo, Gutiérrez Robledo señala que "a esa fecha apuntan el cambio de material en el exterior de la cabecera, la cornisa rojiza similar de la cabecera de la catedral, y una nueva inscripción que fecha el templo en el año 1210".

Detalle de la cornisa de piedra arenisca roja sobre sillares de granito originales
El sillar de la izquierda del observador marca de cantero con forma V invertida

En mi visita, tras haber observado en el exterior del ábside de la derecha dos marcas de cantero, me enseñaron dos nuevos hallazgos. El primero un dibujo de una primitiva decoración del muro sur que no se había descifrado, descubierto tras una limpieza del enlucido en la pared del interior del templo, paredes éstas, según Gómez-Moreno, su fábrica "son tapias de tierra apisonada". No habla de la técnica del tapial, aunque sí hace unas observaciones interesante sobre el mudéjar castellano: "Al decir mudéjar, no esperamos ver a seguida arcos de herraduras ni lacerías ni primores; eso quedaba para otras regiones más alegres; aquí el mudéjar radica por emplear por material el ladrillo y en que eran moros sus artífices", en consecuencia "su espíritu es árabe, sus modelos románicos". La ermita, comenta, tiene dos portadas y destacando que en "la segunda está incrustado un círculo con el crismón, en mármol blanco, adornado con hojitas árabes, como los de algunas otras parroquias".

Dibujo geométrico de la decoración interior del muro sur

El segundo hallazgo es la decoración del interior del ábside central que ha estado tapado por el retablo y que en la actualidad se desconocía su existencia, demás de un antiguo altar y unos restos óseos. A la espera de que se daten estas pinturas y las osamentas, cabe suponer que sea obra del XVII cuando se cubre con armadura el techo. Al respecto recordar un caso similar que vimos en nuestra visita a la iglesia de Espinosa de los Caballeros.

Decoración del ábside central tapado por el retablo

Respecto al crismón, el padre Ariz cita dos veces su existencia, una en las relación de las "Yglesias Parrochiales tenia la Ciudad" en 1258, cita literalmente "Y Ramos, clerigo de San Bartolome, consentimos en el sello del concejo de Avila, tiene el Lavaro en su puerta"; y más adelante donde hace referencia a la lápida de consagración del templo por "el obispo don Pedro de Avila (...) Y en el primer año de su Obispado, consagró la Yglesia Parrochial de San Bartolome. Como parece de una piedra que esta en la pared de dicha Yglesia. (...) Era. 1248. Año. 1210". Nos recuerda que el obispo estuvo presente en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212 y "que el dicho Obispo murio del gran cansancio de la batalla, al año siguiente, de mil y doszientos y trece". 

Resto de imposta original entre el sillar de granito y el arco de ladrillo

Fernández Valencia (1676) reproduce la inscripción que hace Ariz sin mencionar su origen: "Fundóla en obispo don Pedro Instacio a honor de este santo apóstol en la era de 1248 como parece de esta inscripción que estaba en una piedra de esta iglesia y ya está borrada y cubierta a causa de haberla reedificado y enlucido", añade sobre el crismón que "tiene la cifra o lábaro imperial con el nombre inefable de Cristo". Como hemos visto atribuye al obispo Pedro Instancio la fundación del templo mientras que Ariz la atribuye al obispo Pedro de Ávila. Siguiendo la secuencia que narra Ariz, tras la muerte de Pedro de Ávila en 1213 "Siguiose por el Obispo Juan en el Reynado de don Henrrique primero (...) Murio año 1216 (...) Por la muerte de don Juan, entro a regir la Yglesia de Avila don Pedro Instancio, segun la piedra que esta en un lienço de la pared, de la Yglesia de Santisidro, estramutos de Avila, del año mil y doszientos y treinta y dos", por lo que debe haber confusión en la titularidad del obispado.

Arco formero y arcos fajones del ábside central

Por último Veredas en su libro de la historia de la ciudad, parece arrojar alguna sombra más que luz, al menos en lo que se refiere a la consagración del templo. Sitúa la ermita junto al cementerio viejo de Ávila, y "prohibidos a principios del pasado siglo, los enterramientos en las iglesias, se construye el vecino cementerio ya citado, el cual queda incorporado al templo, a título de capilla. Hoy, clausurado el Campo Santo, figura reducido a la condición de ermita"; y atribuye su construcción al "obispo Pedro Ynstancio, el de las Navas, en 1210, lo cual no tenemos inconveniente en aceptar, mientras otra cosa no se demuestre", lo que genera si cabe más confusión. Aunque sí parece tener clara su posición sobre la posibilidad de que en origen fuese una mezquita, segura que hay quien cree "que la primitiva condición de esta iglesia fuese un santuario moro", debido a la forma de herradura o lanceolada de la portada principal y los arcos divisorios de las naves, y "sin negar, por nuestra parte, que hayan sido de herradura o lanceolados tales arcos, sí afirmamos que se trata sencillamente, de una construcción mudéjar, del siglo XVI, ejecutada en lugar del primitivo cuerpo de iglesia, románico del XIII". Y sobre el crismón señala que "en la clave de la puerta Sur, campea el monograma de Cristo". 

Arcos formeros entre la nave central y norte

En la misma fachada sur, a la derecha de la portada, encontramos "adosado un sepulcro ojival, dedicado a un tal Diego Dávila y Ana López", este sepulcro, supone Veredas, debió figurar en el primitivo muro que "por respeto, se reconstruyó al verificar la reedificación en el XVI". El finado debió ser notario según se puede leer en la inscripción, pues "durante largo espacio de tiempo la iglesia perteneció a la Cofradía de Abogados, Procuradores, Notarios y demás gente de leyes".

Sepulcro de Diego Dávila y su mujer Ana López en el exterior de la fachada sur

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Ávila Románica: Talleres Escultóricos de Filiación Hispano-LanguedocianaVila Da Vila, Mª MargaritaInstitución Gran Duque de Alba, Ávila, 1999.
Ávila de los CaballerosVeredasAntonio, Ávila, 1935
Catálogo monumental de España. Provincia de ÁvilaGómez Moreno, Manuel.
Historia de Ávila II, Edad Media (Siglos VIII-XIII), Gutiérrez Robledo, José Luis, et al. Institución Gran Duque de Alba, Ávila, 2000
Historia de las Grandezas de la ciudad de ÁvilaAriz, Fray Luis, ed. Facsímil 1607. Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Ávila, Ávila, 1978
Historia de San Vicente y Grandezas de ÁvilaBartolomé Fernández Valencia. Institución Gran Duque de Alba, Ávila 1992.

Crismón de la portada sur de la iglesia de San Andrés

martes, 14 de diciembre de 2021

Salamanca: Torre del Clavero


A Salamanca, como a Roma, parece que llegan todos los caminos. Nosotros lo hicimos desde Alba de Tormes por la CL-510.  Hace tiempo traje a este blog la entrada de Doña María la Brava que transcurre en Salamanca; la historia la había leído en Viajes por España (1883) de Pedro Antonio de Alarcón, en aquella ocasión me pasó desapercibido los comentarios del viajero sobre la Torre del Clavero, el último relato del libro, en la misma ciudad y de la misma época. Posteriormente encontré una artículo sobre el clavero, de Clara Isabel López Benito, y a parte de estas menciones la que hace Cooper; el resto son referencias de pasada sobre las torres y casas fuertes en los núcleos urbanos, sobre todo en Segovia, Ávila y ésta de Salamanca, la que será la sexta parada en nuestro viaje visitando fortificaciones por la ribera del Tormes.

LA TORRE

Comenta Alarcón en su libro de viajes que a punto de abandonar Salamanca "todavía fuimos á contemplar, por consejo de nuestros amigos (...), la Torre denominada del Clavero (...) Dicha torre formaba parte de un extenso edificio; pero hoy ha quedado aislada y sola. como padrón conmemorativo de la Edad Media. Su figura es de los más elegante y gallardo que nos han legado aquellos tiempos. Cuadrada en su parte inferior, conviértese luego en octógona y resaltan de ella ocho garitas preciosísimas, que la hacen más voluminosa por arriba que por abajo. Los capacetes que cubren estas garitas descuellan sobre el cuerpo de la torre: dibujando en el cielo una especie de corona feudal que ennoblece aquel esbeltísimo monumento.
   Toda la fábrica es de granito, y mide 28 metros de elevación por seis y medio de altura. Edificóse en 1484, á expensas de D. Francisco de Sotomayor, Clavero de la orden de Alcántara, y hoy pertenece al señor Marqués de Santa Marta.- Recientemente han construído en lo alto de ella una especie de templete ú observatorio de pésimo gusto; y, pues me honro con la amistad de dicho señor Marqués, atrévome á suplicarle que mande derribar aquel detestable apéndice, por su asombrosas que sean las vistas que desde él se disfruten.- Los fueros del arte, mi querido D. Enrique, son superiores á los derechos del individuo." Al parecer, según la nota que acompaña al texto, el señor Marqués tuvo a bien disponer "que se remediase cuanto pudiera dañar á la histórica Torre".

Torre del Clavero desde la plaza Colón

Para Cooper la Torre del Clavero es una imitación de la torre del homenaje de Belalcázar (Córdoba), lo que él denomina el estilo Belalcázar, entre los que cabe incluir además de esta de Salamanca los castillos de Aguilar de la Frontera también en CórdobaPuebla de Alcocer, Herreruela del Duque, Feria y Puebla del Maestre en Badajoz, y Caudilla en Toledo-. De la salmantina destaca la presencia de troneras en la torre a pesar de la debilidad de su estructura, elemento del que precisamente carece la de Belalcázar. Otras diferencia con la de Córdoba es su situación "al pie de un declive, reforzando la esquina de un palacio totalmente reformado, le priva del aspecto dominante del torreón cordobés", careciendo la salmantina de bóvedas. La semejanza entre ambas torres, añade, es "la forma octogonal de la parte superior, con las mismas ocho garitas, y el tipo de ventana-ranura de que está dotado". Por último señala que sólo ha encontrado una marca de cantero, una X aunque puede que al efectuarse una limpieza de las paredes del edificio para adaptarlo a museo hayan desaparecido otras. Según López Benito, el palacio era la residencia del clavero, aunque hoy sólo queda la torre, debía estar bien acondicionada. Ésta constaba de cinco plantas que estaban comunicadas por escalerillas de caracol vaciadas en los muros, una construcción -añade- en la que el maestro constructor intentó "unir la esencia militar con el arte arquitectónico y señorial".


Respecto a otras torres en Salamanca que tenía como rivales más cercanas la del Clavero, nos remite a la relación que hace Villar y Macías: y que creo que vale la pena transcribir completa "Torre tenía la del infortunado arcediano Diego Arias Maldonado, donde después sus descendientes alzaron la casa llamada de las Conchas, que también tuvo varios torreones; como los tenía la de Arias Corvelle, a San Boal; como en Santo Tomé la de Alonso Solís; y aún se descubren señales de los que hubo en la casa de los primeros señores de Montellano, en la calle de Zamora; como en la de San Pablo, esquina de la del Jesús, se ven restos del torreón de los señores de Guarros; y en la Plazuela de la Trinidad se alzaba no há mucho el de los Enriquez de Anaya, y en frente la gallarda torre del Clavero, de los Sotomayores, señores de los Baños; hasta Junio de 1833 aún descollaba erguido en lo más ancho de la calle de Herreros el torreón del palacio fundado por nuestro antiguo regidor Anton Nuñez de Cibdá-Rodrigo, señor de Terrados; un elevado arco, que daba paso á la calle, servía de puente para ponerle en comunicación con la casa; y hasta el último tercio del siglo pasado existían las cuatro torres, que daban nombre al palacio de los Castillos, señores de Santa María del Campo". Aunque de manera mucho más concisa, Cobos Guerra menciona las siguientes "torres del Clavero, del Aire, de Anaya y de San Benito".

Torre del Clavero desde la calle Consuelo

CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

Primero deberíamos comentar qué era la figura del clavero y qué funciones desempeñaba, para ello acudimos a Corral Val quien primero divide en dos los integrantes de la orden de Alcántara: los caballeros y los clérigos. El Clavero formaba parte de los caballeros de la orden junto al Maestre, el Comendador Mayor, los comendadores, etc.: "era, originariamente, el que se hacía cargo de la custodia de las puertas del convento, pasando después a ser uno de los integrantes del grupo de los Ancianos de la Orden y guardián de las llaves del archivo central, amén de otras preeminencias que se le fueron añadiendo conforme pasaba el tiempo". Por tanto, el nombre de la torre nos recuerda López Benito, alude al oficio de su poseedor y posible constructor, D. Francisco de Sotomayor, que fue clavero de la Orden Militar de Alcántara.

Tronera bajo una ventana desde la parte alta de la calle Consuelo

López Benito hace una semblanza realista y poco atractiva del clavero Sotomayor aunque, su perfil no deja de ser el de "un caballero que, sobre todo, fue un prototipo de la época que le toco vivir". La función de éste era velar por los intereses de la orden, no obstante, el cargo le otorgaba una posición de poder privilegiada y dominante que en muchas ocasiones derivaba en abusos "para sacar beneficios que a menudo consigue con unas acciones tan irregulares que permiten identificarlo como un verdadero malhechor". A continuación aporta una relación de los abusos que el propio clavero admite en su testamento, cuando presiente acabar su vida, y las cantidades que otorga en compensación a sus atropellos: "3.000 mrs. a la mujer de Diego Ruiz, de Zalamea; 3.200 mrs. a una viuda que vivía con su hija; 20.000 mrs. a repartir entre los vecinos de Zalamea "que io mande robar"..."  En total la suma de las compensaciones ascendía a 169.200 maravedís para "reparar los numerosos robos y saqueos que cometió en tierras de la Orden de Alcántara". Sotomayor era, como hemos dicho, el caballero prototipo de su época; recordar por ejemplo, en la entrada de este blog del castillo de Villavellid (Valladolid) el mismo proceder de Juan Enríquez en su testamento; o los abusos por los que fue ejecutado el Alcalde Mayor de las Tierras de Alba en el castillo de Salvatierra (Salamanca). También se ha de tener en cuenta que en la Edad Media existía un terror especial a morir estando en pecado mortal por lo que estos caballeros intentaban lavar sus abusos con pingües donaciones a los afrentados. 

En torno a la figura de Sotomayor es interesante el relato que hace Cooper del conflicto que enfrentó al clavero Alonso de Monroy, pretendiente al maestrazgo de Alcántara sin contar con el apoyo real, con los sucesivos maestres de la orden en el que Sotomayor tuvo cierto protagonismo aprovechando las circunstancias para incrementar su patrimonio. Recordemos que Monroy era sobrino del maestre Gutierre de Sotomayor y fue nombrado clavero con tan solo 16 años. A la muerte del maestre todo hacía pensar que él iba a ser nombrado Maestre pero el elegido fue Gómez de Cáceres Solís, persona muy cercana al rey Enrique IV. Este nombramiento dividirá a la orden, contando cada pretendiente con apoyos, provocó enfrentamientos tanto en lucha personal como en los bandos que se formaron en las guerras civiles entre Enrique IV y el infante Alfonso; y la posterior entre Isabel la Católica y Juana la Beltraneja, cado uno apoyando un bando. En uno de estos episodios  se encontraba preso Alonso de Monroy en el castillo de Magacela donde era alcaide Gómez Solís, éste a su vez había nombrado clavero a Mosén Soto, padre de Sotomayor. Al ausentarse Solís para ir de campaña, Soto queda como alcaide de la fortaleza y se permite negociar personalmente la libertad de Monroy, éste se aviene a entregarle el castillo de Mayorga con su encomienda lo que incrementará el poder de Soto y por consiguiente el de su hijo. Una vez libre Monroy prosigue su lucha contra el sucesor de Gómez Solís -éste había muerto en campaña-, Juan de Zúñiga para quien al parecer siempre había estado reservado el maestrazgo. El conflicto concluirá cuando los Reyes Católicos asuman el control de la orden en 1494. Por su parte, Francisco de Sotomayor participará de forma muy activa en las luchas del reino, de la ciudad y personales, formando y encabezando los bandos que se formaron en su ciudad llegándose a enfrentar al poder real, incluso los Reyes Católicos ordenan despojarle de las fortalezas de Mayorga y Magacela, desde donde Sotomayor desplegaba su poder. Al final de su vida Sotomayor, como hemos visto en su testamento, toma un giro acorde con los tiempos que le tocó vivir, apaciguando su impetuosa personalidad como destaca López Benito: según su testamento de 1508 su personalidad había evolucionado de forma clara "había dejado de ser el caballero infatigable y el malhechor ocasional (...) que empezaba a convertirse en un hombre más apaciguado y sereno"; y señala algunos aspectos importante para este cambio con el advenimiento de la Edad Moderna: el fin de la reconquista con la toma de Granada hace innecesarias las órdenes militares; la anexión de la Orden de Alcántara a la Corona en 1494, "hacen imposible seguir con las actuaciones "a su aire" que habían venido protagonizando los componentes de aquella Orden"; y por último la pacificación de las luchas internas de la nobleza salmantina; en "consecuencia, el Clavero había perdido sus principales motivos de inquietud, y veía desaparecido el soporte de la función que había marcado el rumbo de buena parte de su vida: la lucha". A su muerte hacia 1508, fecha de su último testamento, le sucede su hijo Juan Gómez de Sotomayor. quien asume las nuevas perspectivas de su tiempo "una nueva corriente que afectaba a toda Castilla: la emigración a Las Indias".
 
Puente romano sobre el Tormes sin caudal

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

 AlarcónPedro Antonio de, Viajes por España, Madrid 1883, en bibliotecavirtualdeandalucia,.es
Cooper, Edward, Castillos Señoriales de la Corona de Castilla y LeónJunta de Castilla y León, 1991
Corral Val, Luis, Organización y vida religiosa en la orden de Alcántara desde sus orígenes hasta su incorporación a la Corona, Universidad Complutense, Madrid
López Benito, Clara Isabel, Don Francisco de Sotomayor, -Clavero de Alcántara- Un prototipo de caballero en la temprana Edad Moderna. Studia Historica, 1991
Novoa Portela, Feliciano, Alonso de Monroy, en Real Academia de la Historia, dbe.rah-es/biografías
Villar y MaciasM.Historia de Salamanca. Tomo II, Salamanca, 1887, en bibliotecadigital-jcyl.es

miércoles, 8 de diciembre de 2021

El verraco de Santa María del Arroyo


Santa María del Arroyo se encuentra en pleno valle Amblés, a unos 20 km. de Ávila en la N-110 dirección Villatoro. En el centro del pueblo, frente a la ermita de San Antonio se encuentra el verraco celtibérico. La primera vez que visité el pueblo era hora de siesta por lo que no encontré a nadie; pero esta segunda vez, casi 20 años después la plaza de la ermita estaba concurrida, a la espera de la llegada del médico. Mientras hacía las fotografías al verraco, un hombre ya mayor me preguntó qué interés tenía en la escultura. Iniciamos una charla amena; el hombre sin bajar del coche me contó que el verraco hacía años no estaba allí, frente a la ermita, sino frente a la iglesia. La iglesia se encuentra en un alto en las afueras del pueblo, al contrario de lo que ocurre normalmente que es la ermita la que está alejada. A la iglesia se llega por una calle o paseo de poco más de 300 metros jalonado de árboles que le proporciona una especial belleza y hacen agradable la caminata. El traslado, añadió mi contertulio, lo había hecho su padre, que por aquella época era el alcalde; en su lugar se colocaron unas mesas hechas con ruedas de molino de río y sus asientos hechos a su vez con ruedas de molino de menor tamaño que él mismo había comprado en Mingorría.


Lo más interesante del verraco nos lo cuenta Gómez-Moreno que vio la escultura hacia 1900-1901 en la puerta de la iglesia "que se encuentra en lo alto del pueblo", dice, "es un torito de 1.06 m. de largo, en berroqueña, como los de Ávila, antes era costumbre echarle trigo la gente del pueblo, en cierta festividad del año".


Según López Monteagudo el verraco tiene estas dimensiones: 104 cm. de longitud, por 50 cm. de alto, y 37 cm. de ancho, las mismas medidas que nos da Álvarez-Sanchís; éste añade que la pieza está completa aunque muy erosionada y la engloba en un grupo de verracos que en general no alcanzan el metro de longitud; éstos destacan por su geometrización de su figura: perfiles rectos y rasgos apenas esbozados, a los que no se les distingue los ojos, orejas y cuernos, -en el caso del de Santa María se le nota el ojo en una de las cara-s. No suelen tener las característica arrugas en el cuello y la testuz no está resaltada. El de Santa María del Arroyo tiene marcada la papada y las extremidades diferenciadas en el bloque, no obstante, el hueco que existe entre el vientre, las patas y el plinto no está calado. Aunque suelen ser asexuados, éste presenta el resalte del espinazo y el arranque de la cola o los testículos aunque no se aprecia con claridad debido a su deterioro.


Se desconoce la procedencia del verraco. Al noreste de Santa María del Arroyo, a 8 km. se encuentra el castro de Los Castillejos en Sanchorreja en el que no se encontró ningún ejemplar de verraco, aunque se despobló mucho antes que el resto de castros abulenses, es a parir de ese despoblamiento cuando se comienzan a datar la elaboración de verracos. Más alejado, más al norte, a 13, 5 km. se encuentra el castro de La Mesa de Miranda que sí tiene catalogados varios ejemplar; y al sur, a unos 8,5 km. se encuentra el castro de Ulaca con al menos dos ejemplares catalogados.

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación;

Álvarez-Sanchis, Jesús R., Los Vettones, Real Academia de la Historia, Madrid, 2003
Gómez Moreno, Manuel, Catálogo monumental de España. Provincia de Ávila, Madrid, 1900-1901
López MonteagudoGuadalupe,  Esculturas Zoomorfas Celtas de la Península Ibérica, Madrid 1989.

Imagen anterior al año 1995 el verraco ligeramente descentrado en el plinto


miércoles, 1 de diciembre de 2021

Castillo de Salvatierra de Tormes


Llegamos a Salvatierra de Tormes después de nuestra visita a Alba de Tormes. Tras cruzar el puente sobre el río Tormes, tomamos la SA-114 hacia el sur hasta engarzar con la E-803; tras unos kilómetros de marcha dejamos a nuestra derecha el cruce que lleva a la cabecera del embalse de Santa Teresa, continuando hasta llegar al desvío de Montejo donde, tras cruzar el pueblo, tomamos la DSA-206 que nos lleva a nuestro destino: Salvatierra de Tormes donde hacemos la cuarta parada en nuestra ruta por la ribera del Tormes.

El río Tormes, convertido en Embalse de Santa Teresa, desde el castillo

Prácticamente al iniciar nuestra visita nos entretuvimos con un vecino con quien estuvimos charlando, antes de llegar el castillo. Nos habló de la riqueza arqueológica de Salvatierra, los dólmenes que hoy descansan en el fondo del embalse; nos comentó que la villa perteneció al infante Pedro, hijo de Alfonso X el Sabio, y que de allí partió Fernando II para enfrentarse en una célebre batalla a caballeros abulenses comandados por Nuño Rabía.

Puerta de acceso al castillo torre  y restos de la cerca

EL CASTILLO

Según la descripción que nos proporciona Gómez-Moreno en 1901-1903,el castillo ha variado poco hasta nuestros días: la población se encuentra ceñida por un muro de lajas de pizarra y contaba con cuatro puerta de la que tan solo queda la del Río, hacia oriente. El arco de la puerta, asegura, no aparenta ser anterior al siglo XVI.; y a los pies del recinto se hundía un profundo tajo hasta el río que se atravesaba por un puente, también de pizarra, del que sólo quedaban algunos vestigios entonces. En la actualidad el tajo que forma el Tormes está anegado y los restos del puente se encuentran bajo las aguas del embalse. Junto a la puerta referida, continúa, "en el ángulo hacia el SE de la villa, surgen restos del palacio-alhóndiga o castillo de la Mora encantada como le dicen". Su estructura se compone de "un cuerpo de edificio rectangular, con tres pisos desmantelados, y una cerca con puerta, cubos y saeteras". Da su construcción en el siglo siglo XV, y está edificado "todo de lajas menos las esquinas, puertas, etc., que son de granito".

Torre y resto del muro que cerca el castillo

Más cercano a nuestro tiempo Pinilla comenta que aunque la villa se repobló muy temprano y conserva restos de la muralla, hasta 1488 no hay noticias del castillo y nos sitúa junto él: "en al extremo sureste de la villa protegiendo una de las puertas de la muralla, junto al río Tormes, hoy a orillas del embalse de Santa Teresa", la puerta a la que se refiere es la puerta del Río. A este respecto Patrimonio comenta que la construcción del castillo surge por la creación del concejo de Salvatierra por Alfonso IX de León en 1203, creando el mismo para proteger y controlar el paso del Tormes "para lo cual fortificó la localidad, erigiendo el castillo y amurallando Salvatierra, que de esta manera pasó a convertirse en un fortín de defensa de la frontera del Reino de León frente al concejo castellano de Ávila". La descripción del interior que hace Pinilla es similar a la de Gómez-Moreno aunque añade que el acceso se haría a través de un muro, hoy derruido que se levantaba protegido por un recinto amurallado. Si bien, opina, que  las murallas de la villa son del siglo XIII, del castillo cree que "esta obra pudo ser alzada en el XV y reformada más tarde" causa por la que Gómez-Moreno la fecha en el XV y la describa como "palacio-alhódiga".

Restos de la ventana del palacio rectangular. En el se perciben dos fases
 constructivas y las esquinas reforzadas con sillares de granito.

Similar descripción hace Patrimonio destacando el torreón que sobresale al noroeste; las zonas mejor conservadas son los muros del este y norte, siendo este último el de mayor altura y en el que se pueden observar las plantas que tenía el interior y los restos que aún se conservan de muros interiores. "Se conservan lados del palacio rectangular, así como gran parte de los muros del recinto, que estaba protegido por torres circulares. Se conserva también un recinto externo también rectangular preparado para fusilería y un bastión artillero sobre el pantano". El edificio -continúa Pinilla- pasó de tener una finalidad militar a "ser depósito de armas y víveres, y a residencia de los Alcaides de los Duques de Alba", cuando Salvatierra y su término son entregados por Juan II en 1429 a Fernán Álvarez de Toledo, quien más tarde heredará el Condado de Alba. Con esta adquisición el castillo pasaría a formar una línea defensiva de las propiedades de los Alba que unía Salvatierra con Alba de Tormes, Puente del Congosto y Piedrahita, esta última en Ávila al igual que Barco de de Ávila, fortaleza que omite, que era a su vez cabeza del señorío de Valdecorneja, y "cuna del linaje".

Torre circular en el sureste protege la entrada y la puerta del Río

CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

Vamos a retomar la conversación con el vecino que nos orientó en nuestra visita nada más llegar a Salvatierra. y sobre todo a la mención que hizo de Nuño Rabía. Para tener una idea más amplia seguimos a Barrios con quien retrocedemos a tiempos de Alfonso VII quien divide su reino ente sus hijos, Fernando II hereda León y Sancho III hereda Castilla. A su muerte esta división generará no pocas disputas fronterizas provocando numerosas algaradas, esto es, incursiones de caballeros en el reino vecino, e incluso conjuntas, que alcanzaban a los reinos musulmanes. Estos caballeros, entre los que se encontraba el abulense Munio Rabía, actuaban como auténticos bandoleros, al margen de cualquier poder establecido pues ante todo pretendían "fazer ganançias". Barrios nos pone como ejemplo a Nuño Rabía que "se levantó, desoyendo las órdenes del concejo abulense con las fortalezas de Peñaflor y de Puente del Congosto, en las fronteras con el reino leonés". La cita anterior puede ser la que se menciona en la Crónica Inédita de Ávila: "Acaeció una vez que Muño Rabia andaba airado del Rey é alzose en Peñaflor é despues cogió por compañero á Martin Malo, que fue freile de Calatrava é andaba desobediente. É ovo de ser que salió Muño Rabia un dia a caza é á la tornada no le quiso Martin Malo recibir en la Peña, é des que se vido desamparado fuese para la Puente del Congosto é furtó las Torres é envió mandado al Concejo de Bejar é de Plasencia que viniesen é darle las torres en que le diesen algo por esto que facíe él con derecho, por que el Concejo de Avila le andaban buscando para prenderle." 

Base del palacio y restos del muro del recinto externo con troneras
 para fusilería

Aunque la Crónica no cita la fecha es de suponer que fue anterior a 1162 año en que muere Nuño, cuando los abulenses se unieron a los salmantinos sublevados contra Fernando II de León. Según resume Reviejo Paz, el levantamiento los salmantinos los provocó las quejas de éstos por que el rey leonés les había segregado tierras propias para favorecer la repoblación de Ledesma y Ciudad Rodrigo, y pidieron apoyo al concejo de Ávila que apoyó la sublevación contra el rey. La coalición resultante fue dirigida por "el fogoso Nuño Rabía" que encabezaba a los abulenses "los cuales acudieron en su auxilio para ir juntos a presentar batalla al rey don Fernando camino de Salvatierra". La coalición fue derrotada en la batalla de Valmuza a mediados de junio de 1162. Rabía fue hecho prisionero y posteriormente degollado. La batalla tuvo lugar en la actual San Julián de Valmuza, a unos 10 km al oeste de Salamanca junto a la carretera de Ciudad Rodrigo, y a unos 55 km al norte de Salvatierra.

Interior del palacio donde se ven varios niveles de los mechinales

A finales del siglo XIII Salvatierra y con ella su castillo, comenta Cobos, pasaron a ser señorío dependiente del infante don Pedro, hijo de Alfonso X el Sabio, que recibe de su padre varias posesiones, principalmente en la frontera con Portugal cuando don Pedro se casa en 1281 con Margarita de Narbona. Además de Salvatierra en el señorío se incluyen, entre otros, Galisteo, Granadilla y Alba. Dos años después, en 1283 el infante don Pedro muere mientras preparaba la toma de Ciudad Rodrigo en poder de su hermano el futuro Sancho IV. El señorío lo hereda el infante don Sancho "el de la Paz", hijo del mencionado Pedro, que se subleva esta vez contra Fernando IV, éstas luchas se producen dentro del conflicto sucesorio de Alfonso X y los infantes de la Cerda contra Sancho IV y su sucesor Fernando IV a quienes no reconocían legitimidad. También el infante don Sancho muere sin descendencia en 1312, fecha en que Salvatierra pasará a ser posesión real. Como habíamos comentado antes, Pinilla, asegura que la primera mención del castillo, sin embargo, no se hace hasta 1488 cuando Isabel la Católica, tras "conocer las fechorías cometidas por el Alcalde Mayor de la Tierra de Alba, manda en secreto al licenciado Diego de Proaño, quien prendiendo al alcaide en la fortaleza, lo manda ahorcar". Como vemos el carácter tiránico y abusivo de algunos personajes aún se sigue dando tres siglos después de las correrías de Nuño Rabía

Pared norte del castillo. La puerta está al nivel de la calle hacia el exterior

El señorío de Salvatierra continuó siendo de realengo hasta pasar por concesión de Juan II en 1429 a manos de Fernán Álvarez de Toledo, siendo elevado a la categoría de condado en el año 1469 a favor de Garci Álvarez de Toledo. Este linaje acometió a lo largo del siglo XV diversas reformas en la fortaleza para acomodarlo a su nuevo uso como epicentro administrativo y militar del Condado de Salvatierra de Tormes. La fortaleza y su señorío permanecieron bajo el poder de los Álvarez de Toledo hasta la abolición de los señoríos en el siglo XIX.

Lienzo oeste en primer término cerca exterior con troneras de cruz y orbe

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Barrios García, ÁngelHistoria de Ávila II, Edad Media (Siglos VIII-XIII), Institución Gran Duque de Alba, Ávila, 2000
Cobos Guerra, F. y De Castro Fernández, J.J.Castilla y León. Castillos y fortalezas, Edilesa, 1998
Foronda y Aguilera, Manuel deCrónica Inédita de Ávila, Boletín de la Real Academia de la Historia, en Cervantesvirtual.com
Gómez-Moreno, Manuel, Catálogo monumental de España. Provincia de Salamanca, 1901-1903
Lista Roja de Patrimonio, Castillo de Salvatierra de Tormes, en ficha de listarrojadepatrimonio.org
Pinilla GonzálezJaimeCastillos de Zamora y Salamanca Lancia, 1995
Reviejo Paz, José Adolfo, La Casa de Villafranca de la Sierra y las Navas durante la Edad Media., Tesis doctoral, UNED 2018.

Interior del castillo a la derecha se aprecia el arco de la puerta de acceso

Adarve del muro oeste desde el interior del castillo

Puerta de acceso desde el interior a la derecha torre circular

Construcciones modernas adosadas a la cerca. Al fondo puerta del Río

Restos del muro sur

Pared norte desde el exterior; en el recuadro encalado apenas imperceptible
 se encuentra la puerta cegada