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viernes, 5 de abril de 2024

Muriel de Zapardiel

 
Habíamos iniciado nuestra ruta desde Ávila dirección norte por la A6. De nuestro trayecto destacar únicamente el puente de la autovía que salva el cauce del río Adaja en su confluencia con el Arevalillo, que deja a nuestra izquierda la inconfundible silueta del castillo de los Zúñiga en Arévalo. Nuestro destino estaba más al norte, hasta llegar a Ataquines, en tierras de Valladolid; allí tomaríamos el desvío a Muriel de Zapardiel nuestra única parada, nos esperaba la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un edificio mudéjar de espléndida factura y, junto a él, unos metros al oeste, la torre vigía que hace función de campanario exento. Al norte habíamos visitado hacía unos años el castillo de Fuente el Sol. Aunque no era nuestro objetivo, con esta visita parecía que completábamos una ruta en esta zona del páramo castellano en torno a la ribera del río Zapardiel.

Vista de la iglesia y la torre vigía exenta con el campanario desde el sur


CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

Ubicada en el extremo meridional de la provincia de Valladolid, cercana a las de Ávila al sur y Segovia al este, Muriel se encuentra en la llanura que riega, algo retirado de la población, el río Zapardiel. Había sido repoblada por Pedro Ansúrez, conde de Carrión y Saldaña, noble y magnate principal en la corte de Alfonso VI. El caserío había pertenecido a la Comunidad de Villa y Tierra de Arévalo, y en 1090, Raimundo de Borgoña, yerno del rey, hace entrega de Muriel al obispo de Palencia. Siguiendo la tradición, tal como podemos leer en la cartela informativa que hay frente a la iglesia, Muriel perteneció a la Orden del Temple, aunque según nuestra guía del románico de Valladolid, no hay referencia documental que avale este hecho. 

Ábsides de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción tiene tres cuerpos de
ladrillo: dos de arcos ciegos y el superior de rectángulos. El meridional está 
rehecho en mampostería con hiladas de ladrillo, donde se abre una saetera

IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN

Siguiendo nuestra guía del románico de Valladolid, la iglesia, un imponente edificio que preside la plaza de Muriel, tiene planta basilical de tres naves, aunque de época medieval sólo se conserva el ábside mayor y el ábside del evangelio, asentados, junto al ábside reconstruido del mediodía, sobre un basamento de mampostería. No pudimos ver el interior pues hay que pedir cita para su visita. No obstante, indicar que la nave central cuenta con una armadura mudéjar de par y nudillo que debe ser notable puesto que Antón Casaseca, a principios del XX ya la menciona, y según nuestra guía "hacia la zona central del artesonado de la nave, podemos apreciar la fecha de 1258". 

Entrada actual al templo por el mediodía. El ábside de este lado ha sido
reformado; en él se aprecia el arranque de los arcos originales y la saetera

Del exterior del templo la guía hace la siguiente descripción "Al exterior del ábside mayor se articula en dos niveles inferiores de arcos  ciegos doblados de ladrillo y otro nivel superior de rectángulos doblados. El ábside meridional fue reformado en época moderna, alzado con mampostería e hiladas de ladrillo, presenta una saetera central. Los tres ábsides se abovedan con cuarto de esfera, que arranca de frisos de esquinilla", siendo también de mampostería el espacio entre el friso y el cuerpo superior de arcos rectangulares. El ábside septentrional, el del evangelio, tiene adosada la sacristía.

TORRE VIGÍA

De la torre exenta poco hemos averiguado, tan solo lo que explica la cartela que hay en la plaza: "Primitiva torre siglo XIII, procedente de una antigua encomienda de templarios, con campanario añadido en el siglo XVI", aunque, como hemos visto al principio, no existe documentación que avale  que fuese construcción templaria. El cuerpo de la torre está construido con cajones de mampostería entre hiladas de ladrillo y tiene reforzadas las esquinas también con ladrillo. A ella se accedía por un vano en su cara norte en altura, accediendo a él por el primer piso mediante una escalera de mano fácil de retirar en caso de ataque. En la actualidad se le ha añadido una espectacular escalera con base de ladrillo y peldaños de sillería de granito.

Torre vigía del siglo XIII a la que se le añade en el XVI  el campanario

Queda pendiente, pues, para la siguiente visita el interior de la iglesia y la subida a la torre desde donde se deben tener excelentes vistas del entorno.

Para esta entrada he consultado, además del texto de la cartela informativa que hay frente a la iglesia, la siguiente documentación:

Antón y Casaseca, F., Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid, (1916-1927), en aleph.csic.es
Hernando Garrido, J.L.Todo el románico de Valladolid, Fundación Santa María la Real, Aguilar de Campoo, 2014.

Detalle de los arcos superiores del ábside central y del meridional reconstruido

Detalle de la base de mampostería de los tres ábsides.

Detalla de la puerta de acceso a la torre en altura

Detalle del campanario añadido en el siglo XVI a la torre, rematado
por una elegante friso de ladrillo similar al que remata la iglesia

sábado, 9 de marzo de 2024

Santorcaz


Iniciamos nuestra visita a Santorcaz siguiendo la guía del mudéjar madrileño de J. Jiménez en la que hace una brevísima referencia a la historia de su iglesia, íntimamente ligada al castillo de la Torremocha o, como comenta, lo que queda de él, toda vez que el ábside mudéjar se encuentra integrado en los muros de la cerca tras haberse adaptado como torre junto a una de las puertas de la antigua fortaleza. En la muralla, que cuenta con tramos de obra de sillería de piedra, encontramos un cubo de planta cuadrada, también mudéjar, a base de mampostería encintada, estilo toledano y muy primitivo que nos recuerda, concluye, a las murallas de Talamanca de Jarama.

Muralla de sillarejo y ábside de la iglesia. Entre ambas se sitúa la puerta

EL CASTILLO

La situación de Santorcaz, según comenta castillo de Madrid, es singular pues la mitad oriental pertenece al municipio, donde se sitúa la iglesia, y la mitad occidental es propiedad particular y, aunque se puede ver parte de la la muralla desde el exterior, no podemos contemplar el recinto completo. Como hemos comentado, el ábside de la iglesia se encuentra integrado en la muralla, y se fecha su construcción en el siglo XIII. El ábside se proyecta hacia el exterior, formando un bastión semicilíndrico que protege la única puerta de entrada que se conserva de la muralla. La puerta es un arco apuntado con jambas y dovelas resaltadas que se abre en un retranqueo de la muralla formando la entrada en codo al girar hacia el interior desde el ábside. 

Puerta de acceso entre el ábside mudéjar y la muralla

De la muralla se conservan varias torres de diferente tipología. Siguiendo el lienzo de sillarejo hacia el sur, encontramos la torre pentagonal también de sillarejo. Esta torre y el tramo de muralla que lo une a la puerta, posiblemente se construyese en una reforma del siglo XIV o principios del XV. De esta torre hacia el oeste se han perdido unos metros el lienzo.

Torre pentagonal de sillarejo

El lienzo vuelve a surgir a partir de la torre cuadrada del ángulo meridional. Como detalla Jiménez está construida en mampostería encintada de ladrillo, como es habitual en el mudéjar toledano. A partir de aquí el resto de la cerca y las torres son de mampostería concertada, son los más antiguos y al igual que el ábside, son del siglo XIII. En este tramo encontramos una cilíndrica en el ángulo suroeste, otra cuadrada en el centro del lienzo occidental, la torre albarrana de planta cuadrada en el noroeste. En el lado septentrional se levantan dos torrecillas separadas entre sí tan solo cuatro metros, por lo que es de suponer la existencia de una puerta para acceder a la residencia del Arzobispo de Toledo. Todo el adarve estaba protegido por un parapeto almenado.

Torre cuadrada de mampostería encintada estilo toledano

Aunque no existen restos, según algunos testimonios escritos, el caserío también estuvo cercado por una muralla de tapial en la que se abrían cinco puertas de las que, como hemos comentado, no queda resto alguno.

Ábside mudéjar y sacristía


CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

Por su situación Santorcaz se encuentra en un lugar claramente defensivo, al borde del páramo sobre un pequeño barranco que confluye con el arroyo de Anchuelo. Según el texto de la Comunidad de Madrid, el castillo carece de función estratégica pues no domina visualmente gran extensión de terreno; la población tampoco está situada en un eje de comunicaciones importante, ni cuenta con un suelo lo suficientemente fértil y, aunque se encuentra equidistante de valles tan importantes como los del Jarama, el Henares y el Tajuña, no mantiene especial vinculación con ninguno de ellos. Concluye que su fundación se debe únicamente a que antes hubo una población anterior.

Lienzo oeste de mampostería concertada y torre cuadrada del siglo XIII

Santorcaz es un lugar poblado desde antiguo donde se atestigua la existencia de un asentamiento celtibérico carpetano del silo III a C. que se despobló antes de la llegada de las primeras legiones romanas a la zona. El poblado estaba asentado, no obstante, en el llamado Llano de la Horca, cerro contiguo al norte de Santorcaz., lugar donde se llevaban a cabo las ejecuciones de reos. Hacia el siglo X se asientan en la zona poblaciones bereberes formando una aldea de escasa entidad, aunque no muy sumisa al poder califal. Éstos posiblemente son los constructores de una torre vigía al pie del cerro anterior al del Llano de la Horca, lugar denominado Cuesta de la Torre o de la Torrecilla

Lienzo oeste. Junto a la torre cuadrada se abre un portillo

Tras la reconquista el lugar será repoblado y en el siglo XII, lejos ya la amenaza almohade, se constituye en cabeza de un territorio más amplio. Sobre su origen existen dos versiones; la más plausible es que la Corona la cediera al Arzobispo de Toledo de quien dependía gran parte del valle del Henares, y otra, quizá dentro del imaginario popular, la cesión fuese a los caballeros del Temple. Lo cierto es que a principios del siglo XIV Santorcaz estaba en manos de la mitra toledana, y lo más probable es que ya le pertenecería desde el siglo anterior, cuando la Corona hace entrega de un basto territorio al arzobispo Ximénez de Rada.

Puerta de acceso desde el interior

Las primeras noticias del castillo son de la segunda mitad del siglo XIV en época del arzobispo Pedro Tenorio (1328-1399), a quien se le puede atribuir la construcción de la torre albarrana y la torre cuadrada mudéjar tipo alcalaíno. Con el arzobispo Alfonso Carrillo (1410-1482) la fortaleza se convierte en cárcel de clérigos y nobles, entre los que cabe señalar a "la princesa de Éboli, Juan de Luna, colaborador de Antonio Pérez, Rodrigo Calderón, el Marqués de Siete Iglesias, el Marqués de Ayamonte, el Duque de Híjar y canónigos de todas las condiciones", aunque uno de los principales cautivos fue Gonzalo Jiménez de Cisneros.

Inscripción en el atrio de la iglesia de Santorcaz recordando al Cardenal Cisneros


EL CARDENAL CISNEROS

Tal como podemos leer en la publicación de la Comunidad de Madrid, sobre el uso del castillo como cárcel de clérigos, y en el atrio de la parroquia de Santorcaz, el cardenal Cisneros fue uno de los que primero probaron sus "comodidades" antes de iniciar la carrera que le condujo a ser regente de Castilla. Tras cursar en la Universidad de Salamanca el título de bachiller en Decretos, de vuelta a su Torrelaguna natal, según narra García Oro, "se dispuso a conquistar puestos y dinero" tomando el camino más difícil, y fue promoviendo en Roma una causa contra el arcipreste de Uceda, García de Guaza, por irregularidades canónigas, logrando la destitución de éste y sucederle en la silla arciprestal, complaciéndose en su título de "el honrado Gonzalo Jiménez de Cisneros, Bachiller en Decretos y Arcipreste de Uceda"; no obstante, logró el cargo contra el criterio y porfiando contra el poderoso arzobispo de Carrillo "quien propinó al altivo arcipreste de Uceda unos meses de cárcel".

Busto del Cardenal Cisneros (ca. 1653-1659) atribuido a Orfeo Boselli
Terracota policromada. Colección Universidad Complutense de Madrid

Para esta entrada he consultado las siguientes publicaciones:

Cardero Losada, Rosa, Los castillos de Santorcaz, Castillos de España, revista Asociación Española de Amigos de los Castillos, nº 137-138-139, 2005.
García Oro, José, Francisco (Gonzalo) Jiménez de Cisneros, ficha de la Real Academia de la Historia en dbe.rah.es/biografías
Jiménez Esteban, JorgeEl mudéjar madrileñoEdiciones La LibreríaMadrid, 2008
Martínez Vázquez, Francisco, Un problema de historiografía y cronología: la fecha de nacimiento del Cardenal Jiménez de Cisneros
Castillos, fortificaciones y recintos amurallados de la Comunidad de MadridDirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Educación y Cultura de la Comunidad de Madrid, cuyo catálogo ha sido elaborado por Fernando Sáez Lara. Madrid, 1993.
Guía de Castillos de MadridDirección General de Turismo. Consejería de Empleo Turismo y Cultural de la Comunidad de Madrid, con edición y textos de Fernando Sáez Lara. Madrid, 2015.

Lienzo este y puerta de acceso. Vistas desde el interior

Plano del castillo de Santorcaz. Elaboración propia a partir de Google Earth Pro 


jueves, 29 de febrero de 2024

La ermita de Santa María de la Antigua de Carabanchel


Llegué a Carabanchel Bajo (Madrid) siguiendo la pequeña guía del mudéjar madrileño (2008) de J. Jiménez, para ver la ermita de Santa María de la Antigua, aunque ampliaremos nuestro relato con la información que nos proporciona el estudio de arquitectura que llevó a cabo la restauración en 2016. El trayecto hasta el templo es sencillo, la estación de metro nos deja muy cerca, junto al cementerio viejo de Carabanchel. La mañana era agradable y solo hay que recorrer un corto paseo hasta la iglesia, atravesando un parque mal acondicionado y un entorno muy descuidado. El templo, como indica Jiménez, es una verdadera joya del mudéjar, ha conservado toda su estructura original, aunque ha sufrido algunas reformas desde su construcción, mantiene el ábside, las naves, la techumbre, la portada y una espectacular espadaña, y en él se conjugan el valor artístico e histórico de la iglesia mudéjar más antigua de Madrid y el hecho de estar vinculado al San Isidro Labrador, el patrón de la ciudad.

La iglesia: ábside y fachada este

Lo primero que ve el visitante es el ábside, construido en mampostería encintada, como todo el edificio; está coronado con canecillos de ladrillo, y presenta en su lado curvo un arco apuntado de herradura en el que se abre una ventana alargada tipo tragaluz. En el lado recto del mediodía se adosó la sacristía que no nos permite ver el ábside completo ocupando también parte del muro meridional.

Arco apuntado de herradura del ábside

Al mediodía se abre una elegante portada construida en ladrillo, está enmarcada con doble alfiz, tiene arquerías ligeramente apuntadas, compuesto de tres arcos siendo el central lobulado, y sobre estos vemos una decoración de esquinillas, decoración que se extiende a todo el alero. A su derecha, como hemos comentado, se ha adosado la sacristía que también invade parte del tramo recto el ábside, y se ha construido un contrafuerte. 

Portada de la iglesia

No pudimos acceder a su interior, no obstante nos vamos a guiar según detalla Jiménez, "consta de tres naves, siendo la central el doble de ancha que las laterales, separadas por dos pilastras tipo toledano. Se cubre por un techumbre de par y nudillo y presenta un pequeño coro con canecillos. El arco triunfal es de herradura apuntado con arquillos semicirculares al exterior de éste". El ábside tiene bóveda de cañón en su lado recto y cubre el lado curvo con bóveda de horno.

Lado recto  norte del ábside y detalle de los canecillo

En origen el templo tenía una sola nave pero sufrió un derrumbe de la cubierta, de fecha indeterminada que, según proyecto de Pedro Gómez Picazo de 1997, afectó al muro norte y, a su vez, provocó el desplome del muro sur que ya poseía el contrafuerte, aunque este no está trabado con el muro. El templo se reparó reconstruyendo el muro norte; se levantaron los pilares para soportar la nueva cubierta que hoy dividen el interior de la nave. El muro sur y el contrafuerte se repararon, y en el siglo XVIII se adosó la sacristía que invade parte del muro y parte del ábside, y se construyó una escalera para acceder al campanario.

La iglesia vista del campanario desde la fachada oeste

La torre del campanario, la espectacular espadaña, se eleva unos 20 metros sobre el suelo. Tiene la base maciza y está construida con cajones de mampostería y ladrillo, y reforzadas las esquinas con ladrillo. Hacia metro y medio de altura sobre el alero se aprecia una reparación de la fábrica lo que puede indicar que existen dos etapas constructivas, en la original debió demolerse la parte alta para ampliar la torre y duplicar su tamaño, y abrir en la parte superior seis vanos donde se alojan las campanas.

Base de la torre, la portada, el contrafuerte y la sacristía

En la torre hay una placa que nos recuerda que en ese lugar "estuvo la iglesia de Santa María Magdalena a la que venía a rezar San Isidro cuando trabajaba en estos campos y en ellos tuvo lugar el milagro del lobo". Según cuenta la tradición San Isidro entró en la iglesia para orar y había dejado su burro atado en la puerta del templo. Unos niños, interrumpiendo la oración, entraron para avisarle que había un lobo merodeando y que el burro corría peligro. San Isidro les respondió que no tuviesen cuidado por la acémila y continuó rezando. Al salir del templo encontraron al lobo muerto tumbado junto a al burro que permanecía pastando.

Fachada meridional

Por último recalcar que, siendo un edificio histórico y la simbología que representa para los madrileños, cuesta entender el lamentable estado en que se encuentran sus alrededores, sin urbanizar, convertido el solar que hay frente a ella en un aparcamiento a la sombra del ábside.

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Jiménez Esteban, Jorge, El mudéjar madrileño, Ediciones La Librería, Madrid, 2008
Santos Torres, José, La ermita de Santa María la Antigua en Carabanchel (Madrid), In ArQadia, blog de JST Arquitectura, Valladolid, 2016

Detalle de la cruz en el lado oeste de la torre del según cajón de mampostería
Vista del campanario desde el interior del cementerio

jueves, 19 de octubre de 2023

Alcazarén


Después de nuestra visita para conocer la iglesia de Almenara de Adaja continuamos nuestra ruta por un camino vecinal que nos dejó en la carretera N-601. En el cruce tomamos dirección a Valladolid; a pocos kilómetros llegamos a Olmedo. Cruzamos la villa del caballero sin hacer parada dirigiéndonos por la misma carretera hasta el siguiente cruce a unos 9 km. donde giramos a la derecha para llegar a nuestro destino: Alcazarén

Iglesia de San Pedro de Alcazarén

Su nombre Alcazarén, de origen árabe al-qasrayn, significa "los dos alcázares"; como nos dijeron en el pueblo donde según la tradición estos dos alcázares se ubicaban cada uno de ellos en lo que hoy son las dos iglesias de origen mudéjar que vamos a visitar: la Iglesia de San Pedro , edificio que tiene consolidadas sus ruinas y que conserva su ábside original, y la otra, la Iglesia de Santiago Apóstol, la iglesia parroquial que mantiene el culto y preside la Plaza Mayor, ésta también conserva el ábside mudéjar original, además de unas magníficas pinturas que decoran el ábside y que no pudimos ver. No obstante la tradición de los dos alcázares, en la guía de la Fundación Santa María La Real su nombre alude a un pequeño castillo "en la bifurcación del camino a Tordesillas y Simancas" del que tampoco nos pudimos informar. Iniciamos nuestra visita siguiendo la guía de la Fundación y la completamos con el Catálogo Monumental de Valladolid publicado en 1917-1927, de Francisco Antón.


IGLESIA DE SAN PEDRO

La primera visita fue a la Iglesia de San Pedro "catalogado como templo mudéjar de la fase clásica vallisoletana". De esta época tan solo se conserva el ábside siendo los muros barrocos y la torre del siglo XVI. El edificio se ha restaurado y consolidado recientemente. Según describe nuestra guía el templo constaba de una sola nave dividida por arcos fajones que sustentaban la cubierta abovedada. El ábside se construye a mediados del siglo XIII "con tramo del presbiterio levantado sobre banda de ladrillos dispuestos en vertical, base de mampostería, cuatro bandas de ladrillo y tres niveles de arquerías compuestos por cuatro arcos ciegos doblados y ligeramente apuntados". Esta descripción se corresponde con la parte recta del ábside del que sólo se conserva la meridional, mientras que la zona septentrional la ocupa la torre del siglo XVI.

Ábside de la Iglesia de San Pedro. La disposición de los arcos a tresbolillo
indica que los arcos inferiores forman un triángulo con los superiores

La parte curva del ábside, el hemiciclo, "cuenta con otros tres pisos de arquerías ciegas dobladas dispuestas al tresbolillo, además de tres ventanas de aspillera abocinada". En los laterales de la capilla mayor "aún son visibles los arranques del fajón que separaba el ábside del presbiterio, ordenándose éste con arcos de medio punto doblados y peraltados". Aunque el interior del ábside estuvo decorado con frescos góticos ya desaparecidos, que representaban un apostolado que llegaron a estudiar Charles R. Post y Francisco Antón, pinturas que están en sintonía con las de la vecina Iglesia de Santiago, y que Antón describe minuciosamente.

Tramo recto del presbiterio

Francisco Antón detalla así las pinturas desaparecidas: "Ennoblecen al hemiciclo de esta iglesia unas pinturas interesantísimas; quedan restos de ellas: parte de un apostolado que ocuparía todo el muro, al modo de la decoración de las basílicas primitivas. Las figuras que hoy se conservan son cinco Apóstoles a media altura de la pared; bajo ellos, un ancho zócalo de rayas como cuadriculado en losanjes, y, a los lados, más abajo, flanqueando a la mesa del altar, dos figuras más: un ángel y otra persona sentada". A continuación hace una descripción de cada una de los personajes representados, todos ellos "pintados al fresco y en colores rojo y negro, únicamente"; todo el conjunto de pinturas, concluye, "me atrevo a sospechar, en hipótesis rectificable, que estas pinturas tan interesantes son obra del siglo XIII, acaso avanzado, acaso tocando en el XIV". Las pinturas, indica, y el templo en general, son similares a la iglesia homónima de Toro (Zamora). Advierte el profesor que las pinturas se habían conservado gracias a una gruesa capa de cal y que si no se protegían iban a desaparecer, algo que al final acabó ocurriendo.

Interior del ábside con hiladas ladrillos en esquinillas, a soga y a sardinel.
En la parte superior debían estar los frescos hoy desaparecidos

Caminamos unos metros para tomar la calle Real hasta la Plaza Mayor. una plaza amplia donde se encuentra el Ayuntamiento y en el otro extremo de la plaza encontramos majestuosa, sobre un alto, la Iglesia de Santiago Apóstol.

IGLESIA DE SANTIAGO APÓSTOL

Ábside de la Iglesia de Santiago Apóstol

La Iglesia de Santiago Apóstol es la actual iglesia parroquial; se encuentra en el centro de la población sobre un alto en la Plaza Mayor. Del edificio mudéjar conserva el ábside "que data de la segunda mitad del siglo XIII" elevándose sobre un zócalo de piedra; la guía describe su disposición: "consta de tres cuerpos recorridos por arquerías ciegas dobladas, de menor altura en el registro central y más alto el superior". 

Ábside de tres cuerpos corridos. El cuerpo central dispone de tres aspilleras

En 1986, comenta la guía, se desplazó el retablo barroco "para poder contemplar el hemiciclo del ábside -con doble nivel de arquerías y friso superior de esquinillas- y unos interesantes frescos de finales del siglo XIII ocultos por una generosa capa de cal que representan emblemas heráldicos de Castilla, un cortejo de santos, Apóstoles, una Anunciación y un Cristo resucitado mostrando las llagas de la pasión. En el segundo cuerpo hay restos de una Crucifixión casi perdida, flanqueada  por la Virgen y María Salomé". El resto del edificio, sus tres naves y la torre, son producto de reformas de los siglos XVII y XVIII.

De los tres cuerpos de arquerías los arcos del central son de menor tamaño

El interior no pudimos verlo y la descripción que hace nuestra guía de las pinturas es muy similar a la que hace Francisco Antón de las pinturas de San Pedro. Las de Santiago Apóstol imaginamos que Antón no debió verlas pues no hace ninguna referencia a ellas, y la descripción que hace del templo es esquemática haciendo referencia a la de San Pedro: "fue iglesia de la misma época y del mismo estilo que la anterior, de ladrillo también". Del ábside detalla: "De lo viejo queda el ábside, que es torneado, con tres zonas de arcaturas ciegas, de medio punto y la cornisa conocida". Destacar que el ábside carece del tramo recto del presbiterio.


CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

Como habíamos visto en la entrada de Almenara de Adaja, en el año 939 Alcazarén fue acosada por las tropas de Abderramán III camino de Simancas en la campaña que tenía como objetivo destruir, entre otras fortalezas a orillas del Duero, la de Simancas. Las tropas califales, según narra Vara, llegaron a Alcazarén después de haber asolado el castillo de Íscar -poco después, tras su paso por Alcazarén, harían lo propio con el castillo de Portillo-; en Alcazarén procedieron a arrasar cultivos y campos, pero no se menciona ninguna fortaleza. Tras la derrota de Abderramán III en Simancas y retirarse su ejército a Córdoba, el rey leonés Ramiro II ordena a Ansur Fernández, I Conde de Monzón, la repoblación del lugar, y sería desde Alcazarén junto a Portillo y Peñafiel, donde de sentaron las bases para extenderla hasta tierras segovianas. Durante los siglo XII y XIII fue fuente de disputas entre los obispados de PalenciaÁvila y Segovia; perteneció a la comunidad de Villa y Tierra de Olmedo pasando a poder real.

En el año 1140, la infanta doña Sancha, hija de la reina Urraca y Raimundo de Borgoña, y hermana del rey Alfonso VII, dona Alcazarén al obispo de Segovia en compensación por la pérdida de Peñafiel y Portillo de dicha diócesis. En 1181 el obispo de Segovia permutó con Alfonso VIII la vecina Mojados y Fuentepelayo por Alcazarén. En 1205 mantuvo un conflicto con el vecindario de Olmedo a los que acusaba de apropiarse de la villa que pertenecía a Segovia. Según Cooper, fueron "ciertos vecinos de Olmedo, de la diócesis de Ávila los que reclaman los diezmos de Alcazarén correspondientes al arciprestazgo de Cuéllar", perteneciente esta última a la diócesis de Segovia.  En 1247 el legado pontificio llegó a un acuerdo con las dignidades segovianas respecto a sus derechos sobre los templos de San Pedro y Santiago de Alcazarén.

Iglesia de San Pedro. Fotografía Francisco Antón.
Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid

En 1453 se firma en la iglesia de San Pedro la nulidad del matrimonio entre el príncipe Enrique, futuro Enrique IV de Castilla y su prima Blanca de Navarra hija del infante Juan, en aquel momento duque de Peñafiel y futuro Juan II de Aragón y Navarra; al parecer por presiones de Juan Pacheco que, tras derrotar a los Infantes de Aragón en la batalla de Olmedo (1445) pretendía alejar al futuro rey de Castilla de la influencia de los Infantes. El matrimonio se había celebrado en 1440 cuando Enrique contaba con 15 años, y "la documentación fehaciente revela que aquel matrimonio no pudo ser consumado".

En 1482, los Reyes Católicos, por carta fechada en Medina del Campo el 12 de marzo de ese año, "conceder al concejo y vecinos de Alcazarén en privilegio de ser francos, libres y exentos de aposentamiento entre otros privilegios y exenciones".

Iglesia de Santiago Apóstol. Imagen de Francisco Antón
del Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid

Una vez concluida nuestra visita, con el propósito de volver para ver el interior de Santiago Apóstol y las pinturas de su ábside, de nuevo tomamos la N-601, volviendo sobre nuestros pasos, dirección a Olmedo nuestra siguiente parada.

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Antón y Casaseca, F., Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid, (1916-1927), en aleph.csic.es
Censo-Guía de Archivos de España e Iberoamérica, Archivo municipal de Alcazarén, en censoarchivos.mcu.es
Cooper, E.La fortificación de España en los siglos XIII y XIV, Ministerio de Defensa y Marcial Pons Historia, Madrid, 2014.
Hernando Garrido, J.L.Todo el románico de Valladolid, Fundación Santa María la Real, Aguilar de Campoo, 2014.
Suárez Fernández, L., Enrique IV, ficha de la Real Academia de Historia en dbe.rah.es/biografias
Vara Thorbeck, C., La batalla de Simancas, del Al jandaq , o Batalla del Foso, Universidad de Burgos, 2018 en http://hdl.handle.net/10259/6519

Ayuntamiento de Alcazarén (edificio porticado de la izquierda) del siglo XVIII


jueves, 12 de octubre de 2023

Iglesia de Almenara de Adaja


La visita a la iglesia de Almenara de Adaja fue la primera parada de una breve excursión que nos llevaría a conocer algunas iglesias mudéjares de la provincia de Valladolid. Nuestra primera parada era ésta de Almenara de Adaja para continuar hasta Alcazarén y, retornando sobre nuestros pasos, concluir en Olmedo. La fecha no era muy propicia porque algunas de las iglesias no pudimos ver su interior al abrirse los fines de semana y aún faltaban dos días para el inicio de la campaña turística de verano.

Ábside de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción desde el este.

Habíamos salido desde Mingorría (Ávila) por la N-403 dirección Valladolid hasta el cruce con la N-601 cerca de Martín Muñoz de las Posadas (Segovia). Siguiendo la nacional dirección Valladolid, unos ocho kilómetros antes de llegar a Olmedo, encontramos el desvío a la población señalizado con el acceso a la villa romana de Almenara-Puras, un rico yacimiento de época tardorromana, que nos recuerda la antigüedad de la ocupación del lugar. Apenas si encontramos vecinos, tan solo uno que nos informó del estado de la iglesia que estaba en proceso de restauración tras haber sufrido un incendio, y nos remitió a un empleado que hacía labores de limpieza en el pueblo por si éste tenía la llave. La llave, nos dijo, la tenía el alcalde que no reside en la población por lo que no pudimos visitar el interior.  

Ábside desde el noreste a la derecha la sacristía

Siguiendo la guía del románico de la Fundación Santa María la Real, la iglesia se eleva  en el extremo oriental del caserío sobre un alto; está construida con mampostería caliza y ladrillo; llama la atención su esbelta cabecera que se eleva sobre la reducida nave barroca. La cabecera pudo acoger o ser en origen, en el siglo X, una torre vigía "similar tal vez a las de Coca y Olmedo", y apunta la posibilidad de que desde ella los cristianos pudieron vigilar los movimientos de las tropas de Abderramán III cuando se dirigían a atacar Simancas (939) tal como sugiere el profesor Julio González como veremos más adelante.

Cuerpo superior recrecido a partir de la línea de canecillos para ubicar en el
el campanario

El edificio tiene ábside semicircular y el tramo recto del presbiterio, desde el exterior solo podemos ver el meridional, y una sola nave. En el lado meridional se levanta el pórtico y la casa parroquial; y en la septentrional la sacristía que ocupa la parte recta de ese lado y que, según la guía "pudo haber formado parte de otra nave aledaña hoy desaparecida". Del ábside la guía hace la siguiente descripción: "alzado sobre un gran zócalo achaflanado, ciñe muros de mampostería y está perforado por vanos de medio punto doblados en ladrillo hoy cegados"; en origen el ábside estaba rematado "por una cornisa de ladrillo formada por canes de tres piezas escalonadas que desaparecieron en época postmedieval cuando fue recrecido por un gran cuerpo que doblaba su altura original", la cornisa aún es visible, desde donde arranca el recrecimiento que a su vez está rematado por grandes merlones construidos para albergar las campanas, esta reforma hizo necesario reforzar "el exterior del arco triunfal mediante grandes contrafuertes escalonados".

Lado recto del presbiterio con cuatro arcos ciegos de medio punto. Se aprecia
el zócalo y en la  parte superior se observa una saetera. A la izquierda el
contrafuerte escalonado a la altura del arco triunfal

El tramo recto, el muro meridional exterior del presbiterio, cuenta con cuatro arcos ciegos de medio punto de ladrillo enmarcados por casetones rectangulares, según la guía originalmente éstos estaban revocados, algo típico del mudéjar toresano, datándose a mediados del siglo XIII. El cuerpo superior combina la mampostería y el ladrillo y en él se abre una saetera. 

Tramo curva del ábside se aprecian las tres vanos ciegos de ladrillo doblados
de medio punto, una línea de ladrillo entre los vanos y el zócalo, y en la parte
superior otra línea de ladrillo bajo la antigua cornisa también de ladrillo

El interior, como hemos comentado, no pudimos verlo aunque en la guía se detalla que "está completamente enlucido aunque pueden apreciarse en el hemiciclo del ábside la original disposición a media altura de arquillos de medio punto desdoblados y una imposta de nacela superior sobre la que se alza la bóveda de horno apuntada. El presbiterio posee dos cortos tramos cubiertos por bóvedas de cañón apuntado y arco fajón central. Los muros acogen arquillos dobles que carecen de lesena central, al estilo de la cabecera de la iglesia de Santiago en Megeces de Íscar".

Fachada Norte de la iglesia Nuestra Señora de la Asunción


CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

Como habíamos comentado, el profesor Julio González apunta la posibilidad de que en el siglo X  los cristianos pudieron observar desde la torre almenara, -torre vigía que mediante fuego o humo desde su azotea avisaba de movimientos del enemigo y en las costas de la llegada de piratas-, los movimientos de las tropas de Abderramán III cuando se dirigía a atacar Simancas en 939. Para este punto vamos a seguir a Vara Thorbeck que hace un pormenorizado y razonado recorrido de la expedición del ejército califal. El día 21 de julio de 939 las tropas de Abderramán III cruzaron por el Puerto de Tablada -se encuentra junto al Alto del León- la sierra de Guadarrama para adentrarse en territorio enemigo. El día 25 llegaron a la fortaleza de M.dma, lugar no identificado que según Chalmata puede ser la actual Olmedo, no obstante Vara cree que se corresponde con Coca. -La localización del lugar es importante porque dependiendo de una u otra población el trayecto varía sustancialmente, nosotros creemos que es más lógica la que propone Vara-. Permanecieron en el lugar dos días dirigiéndose después al castillo de Íscar que fue asolado; luego se dirigieron a Alcazarén donde arrasaron los cultivos y campos para terminar acampando a orillas del río Cega, quizá en la actual Mojados, donde cruzaron el río para dirigirse a Portillo donde llegaron el día 2 de agosto, concluyeron el trayecto en Simancas donde presentaron batalla a las tropas de Ramiro II de León el 6 de agosto. Siguiendo este itinerario es difícil que se pudiesen observar las tropas califales desde la torre toda vez que llegaron desde el Este; en esa dirección Coca dista 20 km y Alcazarén, algo más al Norte, unos 17 km. y hay que salvar los valles, del Eresma y del Cega y una línea de altos cercanos a los 800 m. de altitud. Almenara de Adaja se encuentra a una altitud de 776 metros.

En el centro de la imagen en el horizonte la torre de telegrafía óptica: Torre
Lutero a 865 m. de altitud al Este de Almenara de Adaja vista desde la iglesia 

Una vez concluida nuestra visita, siguiendo un camino rural llegamos a la carretera N-601 donde tomamos dirección a Olmedo para hacer nuestra siguiente parada en Alcazarén

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Hernando Garrido, J.L., Todo el románico de Valladolid, Fundación Santa María la Real, Aguilar de Campoo, 2014.
Vara Thorbeck, C., La batalla de Simancas, del Al jandaq , o Batalla del Foso, Universidad de Burgos, 2018 en http://hdl.handle.net/10259/6519