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lunes, 27 de marzo de 2017

El castillo de Chinchón


El viaje, como muchos, programado y a mitad de la ruta cambio de rumbo. Salimos de Madrid con la primera parada en Valdemoro para visitar su Plaza Mayor, un espacio espléndido de tradición castellana con casas con soportales y dos pisos con balcones, y en la zona alta de tres cuerpos; y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un edificio barroco decorado con pinturas de Claudio Coello, los hermanos Bayeu y un Goya, un lugar para nosotros tan desconocido como lleno de belleza;, una visita y un paseo muy recomendable. Desde Valdemoro nuestro próximo destino era Griñón pero, tras un breve debate entre los viajeros decidimos tomar el sentido contrario, hacia Chinchón.


El pueblo Chinchón se encuentra sobre un páramo situado entre los valles que forman el río Tajuña y el Tajo, donde la erosión ha provocado pequeñas depresiones en la orografía caliza del terreno formando barrancos, así, el caserío "de Chinchón se distribuye por la cabecera de uno de estos vallejos. Sobre él -al sur y en una plataforma meseteña-, dominándolo, se yergue el castillo", una construcción que no destaca sobre el horizonte, ni tiene una figura esbelta, sino que descansa, elevándose casi agazapado "sobre un gran zócalo ataludado" y, aunque rodeado de foso, su situación lo hace accesible al visitante.



El castillo, según el cartel situado en la explanada que hay frente a él "está constituido por dos cuerpos cuadrangulares unidos con esquinas rematadas en fuertes torreones cilíndricos. El mayor de estos dos bloques (58 x 55 m) es el cuerpo principal en torno al que se articulan las otras estructuras". El núcleo principal es la zona noroeste, donde se forma el segundo cuadrado "que se proyecta hacia el exterior formando lo que también se puede considerar una evocación de las antiguas torres del homenaje". Esta zona está dotada de habitaciones de servicio y donde probablemente estaba la cocina, el lugar donde está construida una gran chimenea. En esta zona los cubos tienen mayor altura, lo que hace suponer que tuviesen dos alturas. Todo el edificio está construido en mampostería de
 piedra caliza de las canteras cercanas de Colmenar de Oreja; tanto la portada como los vanos, todos almohadillados son de sillería del mismo material y confieren al conjunto un aire italiano que, sin tener datos del autor de su diseño, "cabe suponer que debió de ser uno de los ingenieros transalpinos que trabajaba para la corona".


La entrada, situada en el lienzo sureste, "esta formada por un arco de medio punto rehundido dentro de un marco adintelado, ambos en sillería almohadillada. A parte de los dos batientes de madera, también se cierra gracias al puente levadizo que una vez levantado encaja en el hueco rectangular", Destaca, por último, sobre la moldura superior la puerta de acceso, el espectacular blasón de los Condes de Chinchón están "flanqueados por sillares almohadillados que prolongan los ejes de las jambas del marco de la puerta".



El interior no se puede visitar debido a su deterioro, y siguiendo a Sáez y observando la fotografía del Instituto Geográfico Nacional, conserva el dibujo del patio original aunque no así la arquería que debió tener. Posee un "impresionante aljibe abovedado bajo su pavimento y una parte de una galería subterránea que recorría el interior del talud inferior". Destaca, ya fuera del recinto, en la gran explanada que antecede al castillo cuyo muro de contención forma el foso, "unas gigantescas caballerizas con las que estuvo dotado el palacio".


El castillo que vemos hoy es una reconstrucción del primitivo, según los textos consultados, prácticamente de nueva obra porque de la primera construcción no queda ningún resto. La construcción se debe a Diego Fernández de Cabrera y Bobadilla, III Conde de Chinchón, Marqués de Moya, y señor de Odón, cuya fortaleza en Villaviciosa correrá mejor suerte en el tiempo que la que ahora visitamos. El de Chinchón debió construirse entre 1590-1598; y dada su relación con Felipe II , de quien fue intendente de obras, debió valerse de las ventajas que le confería el puesto y conseguir que trabajasen para él los arquitectos que lo hacían al servicio real.


La historia del castillo se inicia a partir de 1460 con Andrés Cabrera quien tuvo la habilidad de mantener buenas relaciones con Enrique IV a la vez que con Isabel I, en la guerra sucesoria del reino de Castilla. Gracias a los servicios que presta a la reina recibirá el título de Marqués de Moya por su defensa que del Alcázar de Segovia durante los conflictos sucesorios de Isabel con Juana la Beltraneja. hay que recordar también que la mujer de CabreraIsabel de Bobadilla, mantenía estrecha amistad con la reina Isabel I, consiguiendo en compensación a sus servicios y su estrecha amistad, un amplio señorío en la zona sur de la actual Comunidad de Madrid. La Corona cederá a Cabrera varias poblaciones y lugares que antes pertenecían a Segovia, y entre estos lugares los nuevos señores "fijaron la cabeza de su jurisdicción en la villa de Chinchón" y, siguiendo la costumbre, se apresuraron a construir un castillo como residencia y símbolo de su poder señorial.


Los primeros sucesos que vivió el castillo fueron tempranos, en 1521, durante la Guerra de las Comunidades, fue tomado por la población en favor de los sublevados mientras el señor, Cabrera acudía a Segovia para ayudar a sofocar la rebelión, Los posibles desperfectos debieron sufragarse con las compensaciones de las villas que se levantaron contra Carlos I, a excepción de las piezas de artillería de las que estaba bien dotada la fortaleza y que le fueron sustraídas. Unos 50 años después, hacia 1590, es cuando el tercer conde decide demoler la vieja fortaleza y construir una nueva, la que conocemos hoy, y que estaría habitada durante todo el siglo XVII.


Iniciado el siglo XVIII, durante la Guerra de Sucesión, en 1706, el castillo es tomado por las tropas imperiales del Archiduque de Austria al mando del Marqués de la Mina; lo que provocaría tales destrozos que propiciaría su posible abandono. En 1738 el nuevo monarca, Felipe V, adquiere el Condado de Chinchón con todas sus posesiones para su hijo Felipe, éste sería rey de Nápoles, circunstancia que  no debió afectar al castillo porque en el siglo XVIII ya estaba en desuso. Durante esta época se documenta en 1787 que se estaban robando bloques de piedra para construir paredes, casas y caminos en el pueblo, lo que puede justificar, según las fuentes, la desaparición del piso superior del castillo.

Un siglo después, durante la Guerra de la Independencia, es ocupado de nuevo, esta vez por las tropas francesas, la Brigada Polaca del Mariscal Víctor, que provocarán nuevos desperfectos. Desde entonces y durante los dos últimos siglos, el castillo será utilizado como casa de labranza y, como vimos al principio, fábrica de licores. Según la prensa de 1995 en el patio de armas del castillo se proyecto construir un gran aparcamiento con el fin de solventar el problema del estacionamiento para los visitantes que recibe la ciudad los festivos y fines de semana; aunque antes de esta propuesta en la década anterior, en los ochenta, un incendio provocado dañó la estructura del edificio. En la actualidad sigue siendo propiedad de los Condes de Chinchón.


Para esta entrada he consultado la información que se da en los paneles informativo junto al castillo además de la siguiente documentación:

Castillo, fortificaciones y recintos amurallados de la Comunidad de MadridDirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Educación y Cultura de la Comunidad de Madrid, catálogo elaborado por Fernando Sáez Lara. Madrid, 1993.
Guía de castillos de MadridDirección General de Turismo, Consejería de Empleo, Turismo y Cultura de la Comunidad de Madrid; edición y textos de Fernando Sáez, Madrid, 2015.
El País, González Olaya, Vicente, prensa 10-09-1995

Imagen cenital del castillo. Captura de Instituto Geográfico Nacional


miércoles, 6 de julio de 2016

La atalaya de Torrelodones


Después de visitar el magnífico castillo de Manzanares el Real y los restos de su primera fortaleza, regresando a Madrid por Collado Villalba para retomar la A-6, a escasos kilómetros y a nuestra derecha, nos encontramos con la atalaya de Torrelodones. Quizá sea una de las estructuras medievales más vistas de toda la Comunidad de Madrid, porque inevitablemente al transitar por la A-6. a su paso por Torrelodones se ve esta pequeña edificación califal. Es una construcción que domina las cabeceras de los valles del Manzanares y del Guadarrama, junto a la Torrecilla del Collado o de Navahuerta, en Hoyo de Manzanares, ubicadas ambas en la Sierra del Hoyo, estando esta última muy deteriorada y en un lugar inaccesible al publico en general. Volviendo a Madrid la ciudad está a la izquierda de la autopista, y la atalaya a la derecha y para acceder a ella se ha de hacer desde el pueblo, descender por un paso bajo la autopista y desde allí subir una cuesta empinada, aunque bien preparada, que facilita el ascenso al risco donde se ubica.


Antes de iniciar la subida hay un cartel que nos recuerda brevemente la historia de la atalaya, "la torre de los Dones o Lodones, una de las atalayas o almenaras mandadas construir por el califa Abd al-Rahman III hacia el año 950 dentro de un vasto programa de consolidación y defensa de la frontera media entre Al-Andalus y Castilla". La misión de estas construcciones  era "actuar como puestos avanzados por delante de las principales fortificaciones y guarniciones entre Medinaceli (Soria) y Talavera (Toledo), detectar las incursiones castellanas y dar la alarma con el fin de que se organizara con suficiente antelación una respuesta militar". Debido a su función meramente de vigilancia, eran estructuras muy sencillas que solían edificarse sobre cerros e intersecciones de caminos estratégicos, "ambas torres -la de Torrelodones y la del Collado- , vigilaban los accesos a Madrid desde el paso de la Fuenfría y los valles altos del Manzanares y Guadarrama", aunque no existía visualización entre ambas.


Para la construcción de estas atalayas se utilizan los materiales cercanos y más a mano, que ahorraba el transporte y propiciaba su rápida construcción. En el caso de Torrelodones, al asentarse la atalaya sobre un cerro de afloramientos graníticos, iba a facilitar el material para la obra de cantería y la fábrica de bloques regulares de mampostería "sobre todo en las hiladas inferiores, haber sido realizadas en sillarejo". Se aprovechaba el relieve del terreno y sobre éste se igualaba la base rellenandola y elevándola, propiciando mayor solidez, "Los tres primeros metros son macizos, elevándose a partir de esa altura la parte hueca de la atalaya". La torre por su altura, en torno a los 13 metros, debió tener 3 pisos aunque reformas de consolidación modernas han borrado cualquier rastro que lo atestigüen, La torre se sustenta sobre una sólida base de tan solo de 4,2 metros de diámetro y unos muros de 80 centímetros de espesor. A la torre se le adosa una cámara rectangular, donde está la puerta de acceso siendo desde esta estancia desde donde se accederá a la torre. El hecho de que las piedras de ambas estructuras traben bien la torre y la cámara hace pensar que ambas son una misma construcción.


El aspecto actual no es ni mucho menos el original ya que la atalaya fue consolidada hace unas décadas. Se añadieron los cuatro merlones de la cámara rectangular, y también el pretil con canecillos que corona la torre cilíndrica que dotan al conjunto de una idealización romántica. También se han abierto dos ventanas inexistentes en la estructura original en la cámara rectangular, añadiéndose a su vez en el interior una escalera que tampoco existía, tapándose los mechinales, -huecos donde se anclaban las vigas- y que indicaban las alturas de los pisos.


Es una visita agradable que, como bien recomienda la Guía de Castillos de Madrid, permite al visitante "percibir la esencia del pasado, formar parte de éste, y disfrutar del entorno de la naturaleza", en este caso de Madrid, aunque extensible a cualquier otro lugar.

Para esta entrada he consultado, además de los carteles informativos que hay al pie de la atalaya, los siguientes libros:

Castillo, fortificaciones y recintos amurallados de la Comunidad de MadridDirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Educación y Cultura de la Comunidad de Madrid, catálogo elaborado por Fernando Sáez Lara. Madrid, 1993.
Guía de castillos de Madrid, Direccón General de Turismo, Consejería de Empleo, Turismo y Cultura de la Comunidad de Madrid; edición y textos de Fernando Sáez, Madrid, 2015.

Base de la torre cilíndrica sobre los afloramientos graníticos
Petril sobre canecillos en torre y merlones de estancia cuadrada añadidos
Unión de la estancia cuadrada a la torre y ventana no original
Vista del valle del Guadarrama desde la base de la atalaya