miércoles, 23 de febrero de 2022

Convento de San Francisco: La danza de la Muerte


En nuestra visita a Morella, a los pies del castillo encontramos los restos del Convento de San Francisco, un elegante atrio y la iglesia. En sala capitular de la iglesia descubrimos la representación de una danza macabra o danza de la Muerte, pintura que representa a un grupo de personas: el rey encabezando la nobleza; clérigos: el Papa, obispos y frailes, y el pueblo: campesinos. Cogidos de las manos parecen bailar una sardana, danzan en torno a un difunto; bajo esta escena se representa un personaje y varios párrafos a modo de oración. A la izquierda de estas escenas vemos la Muerte lanzando dardos al Árbol de la Vida en el que se distingue a un monje. Como introducción vamos a citar a González Zymla y su trabajo sobre la danza macabra: "La danza macabra es un género literario y figurativo muy popular al final de la Baja Edad Media que se proyectó a lo largo de las Edades Moderna y Contemporánea coincidiendo con periodos de graves crisis demográficas. Examinada en su conjunto, es una gran sátira social que contempla la Muerte como elemento unificador de toda la humanidad, con independencia de cualquier tipo de escala económica, estamento o grupo social".

La Muerte con arco y carcaj disparando dardos al Árbol de la Vida

Respecto a la muerte en la Edad Media, hacemos referencia a una nota que se hace en la exposición de la Biblioteca Nacional Luces del Norte. Manuscritos iluminados de la Biblioteca Nacional de España: en torno a los libros de horas en los que no sólo se trata de oraciones, sino que en ellos también se aborda la visión que tenía la población medieval de la Muerte: "También la muerte del cristiano aparece en los libros de horas, especialmente en el oficio de difuntos. Su ilustración, que suele ser una única escena, presenta una cierta variedad iconográfica, aunque las escenas más habituales recogen el momento de la muerte o bien diversas ceremonias fúnebres. A pesar del terror de la humanidad medieval a la muerte, especialmente a la que acontecía en pecado mortal, la visión que proporcionan los libros de horas es más serena y menos macabra de lo que se cree habitualmente". En este aspecto, Deyermond, en una de sus conclusiones sobre las danzas de la muerte, comenta: "La obsesión de la tardía Edad Media por la muerte es bien conocida, (...) y esta obsesión, sin duda fuertemente impulsada por la peste negra del siglo XIV, necesitaba una forma que la concentrase de manera dramática. Con la danza macabra adquirió tal forma".

La danza de la Muerte los danzantes bailan entorno a un muerto 

Las manifestaciones en torno a la Muerte en la Edad Media, origen de las danzas macabras o danzas de la muerte tienen su origen y representación en centro y sur de Europa, sobre todo en Francia, Alemania, Italia, Castilla y Aragón. Para comprender estas manifestaciones me remito al citado Alan David Deyermond que según apunta en distintos estudios, abarca un contexto que afecta a todos los estamentos de la sociedad medieval. Su origen es confuso, puede encontrarse en la peste negra que asoló Europa y que "coincide cronológicamente con el periodo de mayor intensidad de estas manías", aunque esta causa se puede descartar porque "las víctimas de la peste solían morir bastante pronto, y no podían participar en danzas de este tipo". Otra posible causa es el ergotismo, "enfermedad misteriosa que atacaba a los pobres y los mataba"; se trata de un trastorno provocado por el consumo de pan de centeno infectado por cornezuelo, un hongo parasitario, aunque, según apunta, el ergotismo no afectaba a las clases altas que consumían pan blanco, al no ser contagioso y al no consumir el centeno infectado las clases se podían considerar inmunes; los síntomas del ergotismo convulsivo son precisamente las convulsiones. Por otro lado, también es probable que no sea éstas la causa de las danzas pues se trata de "un fenómeno bastante tardío". Otras fuentes apuntan su origen en la tarantela, una enfermedad provocada por la picadura de una araña (tarántula). Como remedio a la picadura se ejecutaba una danza con movimientos continuos que provocaban el sudor de los danzantes, esto facilitaba que a través del sudor se expulsara la ponzoña que había inyectado la araña. Este ritual dio lugar a un baile del sur de Italia con el mismo nombre. No obstante, señala, que es bastante improbable que éste sea su origen toda vez que éstas empiezan en Francia o Alemania y el tarantismo es propio "del sur de Europa, y sobre todo de Apulia", a la vez que es improbable que la picadura de una araña mate a un ser humano.

Personaje frente a las estrofas de una oración

Sobre los textos del mural de Morella os recomiendo el artículo de A. Franco Mata del MAN: El encuentro entre los tres vivos y los tres muertos y las Danzas de la Muerte. Además de los textos, en ella detalla la composición de los 20 personajes que componen la danza que podemos ver en Morella , estos "bailan en círculo entorno a un transi en el centro de sarcástica sonrisa". Los personajes detalla: "un moro con turbante y chapines puntiagudos, una reina, un rey, el Papa, un cardenal, un obispo, un franciscano y un dominico; en un estadio inferior, sugiriendo la disposición en círculo, un joven, un noble con sombrero, ambos de perfil, y ya de espaldas, una dama, un niño, una joven con larga trenza a la espalda, un dominico, un judío barbado de larga túnica y cabeza cubierta, una clarisa y tal vez otro dominico".

Cabecera de la iglesia de San Francisco

Para terminar lo hacemos con una de las conclusiones de Deyermond en una cita en la que amplía los estados de la sociedad medieval, en un cuarto, en el que la danza de la muerte "se podría comparar con la danza de los cuatro elementos la relación entre los tres estados de oradores, defensores y labradores. En algunas obras, que por desgracia no incluyen ninguna obra española, la Muerte aparece como otro estado de la sociedad: el clérigo reza por todos, el caballero combate por todos, el labrador los alimenta a todos — y la Muerte los mata a todos". 

En la documentación que a continuación relaciono se hace un extenso y minucioso estudio de la sociedad medieval muy interesante por lo que es muy recomendable su lectura. En la actualidad se hacen representaciones de la danza de la muerte en fiestas populares, y como curiosidad, en la zona de Bretaña (Francia) las personas mayores aún tenían reparos en el consumo del pan de centeno. 

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

DeyermondAlan D., El ambiente social e intelectual de la danza de la muerte, cervantesvirtual.com 
Franco Mata, ÁngelaEl encuentro entre los tres vivos y los tres muertos y las Danzas de la Muerte, Museo Arqueológico Nacional (MAN).
González Zymla, Herbert, La danza macabra, Revista Digital de Iconografía Medieval, vol. VI, nº 11, 2014.

Atrio del convento de San Francisco

martes, 15 de febrero de 2022

El castillo de Alcalá de la Selva


Salimos de Mora de Rubielos dirección norte por la A228 hacia nuestra siguiente parada en Alcalá de la Selva. El viaje, aunque corto, se hace por una carretera sinuosa que nos va descubriendo los parajes agrestes de la sierra de Gúdar. El castillo se encontraba en obras de restauración o consolidación, tenía una cerca que nos impedía el paso, lo que fue realmente frustrante; no obstante su historia parece tan interesante como singular que me ha decidido publicar esta entrada.

EL CASTILLO

El castillo se encuentra en el cerro que domina la población junto al borde de un acantilado. Siguiendo nuestra guía de Guitart, el término árabe Al-Qalá nos remite a la raíz de su nombre: el castillo. De origen musulmán debió ser un castillo roquedo que vigilaba una escasa población a sus pies; fue conquistada por Alfonso I el Batallador (1118) y definitivamente por Alfonso II (1174) que lo cede a la abadía francesa de La Gran Selva, de donde toma su nombre la población. Estuvo en poder de los monjes durante dos siglos justos, hasta 1375 cuando éstos lo venden a los Fernández de Heredia, señores de Mora de Rubielos. que reconstruirían el castillo para reconvertirlo en una de sus residencias.

Lienzo noroeste y torre del homenaje

Aunque no pudimos ver su interior, desde fuera se observan restos de construcción de mampostería y la torre del homenaje de época más reciente. La torre tiene forma prácticamente triangular y debió ser construida en el siglo XV, y un patio. La torre-mirador tiene reforzadas las esquinas con sillares y se observa una escalera por la que se accede al primer piso por una puerta soportada por matacanes. Cuenta con dos plantas, dos salas superpuestas con bóvedas de cañón, la superior adornada con "una alegre galería de arcos semicirculares semejantes al del castillo de Valderrobres, obra de otro Heredia".


CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

Como hemos comentado Alfonso I el Batallador lo conquista en 1118 y hace entrega junto a otras posesiones a Lope Johanes de Tarazona, aunque esta posesión debió ser breve, pues la conquista definitiva la hace Alfonso II de Aragón en 1174 que la cede a la abadía de La Gran Selva. A través de los textos de Ayala y Molina nos introduciremos en el entorno geopolítico e histórico en el que se produce esta última cesión. Entre 1171 y 1176 los reinos cristianos viven en permanente amenaza de los almohades que venían a reunificar los taifas surgidos tras la expulsión de los almorávides. Hacia el sur y este de Aragón se encuentra el reino de Ibn Mardonis, el rey Lobo para los cristianos, cuyo ámbito de influencia era Murcia, Valencia y las actuales provincias de Cuenca, Teruel y Almería. Recordemos que Ibn Mardanis, era tributario de los reinos cristianos de Aragón y Castilla lo que le permitía mantener cierta independencia política y militar frente a éstos a la vez que evitaba un enfrentamiento con ellos y entorpecía el avance almohade. En su expansión hacia el sur el rey aragonés Alfonso II había conquistado hasta esas fechas Alfambra en 1169 y fundado Teruel en 1171 cimentando con estas plazas sus posesiones en el alto Turia . Aunque la situación cambió en 1172 con la muere el rey Lobo y, sobre todo, en 1174 cuando sus hijos hacen entrega de sus reinos a los almohades de Abu Yaquib.


Lienzo sueoeste

LA ORDEN MILITAR DE ALCALÁ DE LA SELVA

El mismo año de la conquista Alfonso II cede el castillo de Alcalá a la abadía francesa de La Gran Selva fundando la orden militar de Alcalá de la Selva; según Ayala "quizá sea una de las menos conocidas de cuantas componen el complejo panorama peninsular". En la situación descrita y la toma de los almohades del reino de Ibn Mardonis, la decisión de Alfonso II de crear la orden puede deberse en parte a un posible plan estratégico y político del monarca aragonés en su expansión de reconquista. A partir de esta propuesta Ayala examina los puntos del "acta de fundación" de la orden que presenta  irregularidades y salvedades. 

Torre del homenaje desde el este del pueblo

Como hemos dicho en febrero de 1174 Alfonso II entrega a la abadía burdigalense de Santa María de la Gran Selva y a su prior en Ejea, Raimundo de Tharz, el castillo de Alcalá; como acto fundacional de la Orden de Alcalá de la Selva. Entre los privilegios que acompaña la cesión figura la exención del pago del quinto real cuando los freires o pobladores del castillo acudieran en hueste junto al monarca contra los musulmanes. De esta forma la abadía se beneficiará de la donación y sus monjes, a través del prior de Ejea, serán los responsables, no solo de la defensa del castillo, sino también de la lucha contra los musulmanes: "destruccionem sarracenorum". Entre las donaciones figuraba la exención del quinto, "típicamente militar" que correspondía al rey de todas las conquistas, a condición de que ellos o sus hombres los acompañasen contra los musulmanes; de esta manera Alfonso II convierte a los freires alcalaínos en miembros de las milicias que dependen de forma directa de él: "ad servicium et fidelitatem mean". Esta era, pues, la respuesta de la monarquía cristiana a los combativos almohades a los que la desaparición Ibn Mardanis enfrentaban cara a cara, esto es, multiplicar la fórmula del radicalismo militante que representaban las órdenes militares. Alfonso II va a crear varias órdenes para reforzar con las ya existentes la defensa de sus fronteras. Para desarrollar su estrategia, además de entregar Alcalá a la abadía de La Gran Selva, el mismo año entrega Alfama a la abadía de Santa María de Montegaudio, y Alcañiz a la orden de Calatrava, asegurándose así la defensa de Teruel: por un lado Alcalá se localiza a unos 30 km. al este y Alfama unos 25 al norte de Teruel.

Sin embargo, la fundación de la orden tiene algunas anomalías que Ayala analiza. La abadía de Santa María de la Gran Selva, fue fundada por San Gerardo cerca de Burdeos en el último tercio del siglo XI. Pronto tuvo implantación al otro lado de los Pirineos en el camino de Santiago en el entorno del pantano de Yesa, y al sur de la comarca de Cinco Villas. Para mejor controlar sus intereses en Hispania constituye un priorato en Santiago de Ruesta que, en el momento de la donación de Alcalá se había trasladado a Ejea. En 1144 la abadía de La Gran Selva se integra en el Cister pero con la salvedad de mantener su organización, tanto es así que su abad en 1204 promulga unos estatutos para el priorato de Ejea sin consultar con el capítulo general del Cister, circunstancia que unida a que la abadía constituía un ejemplo de cofradía militar de carácter laico, militarización de lo sagrado -el Cister, añade Ayala, admitía "sin dificultad la función bélica como una legítima proyección de la religiosidad cristiana"- pudo influir en la decisión de Alfonso II en su elección de 1174.

Caballeros castellanos representados en la abadía cisterciense
de Santa María de Valbuena (Valladolid)

El aspecto organizativo presenta a su vez una clara indefinición jerárquica, no aparece la figura del maestre; a finales del siglo XII y principios del XIII se perfila sin embargo la figura de un comendador de Alcalá o casa de Alcalá como máximo responsable de la institución, sucesor del "freire mayor" según un documento de 1184. Al parecer ni Roma, ni el capítulo general del Cister, ni la propia Corona parecían estar interesados en consolidar un status homologable de orden militar a los alcalaínos. Por otro lado el proyecto de Alfonso II no debió cuajar en sus sucesores, a pesar de que los freires participaron en la conquista de Valencia: Pedro II no se había mostrado muy generoso con la orden y Jaime I aunque confirmó los bienes de la orden en 1226 y les entregó el castillo de Almedíjar (a 60 km, al sureste, cerca de Segorbe) no mostró significativa inclinación hacia ellos. Según Ayala el hecho de que los comendadores alcalaínos, como su primer prior, eran de más allá de los Pirineos, podía significar que el rey aragonés no debió imponerlos o no tuvo ningún interés en hacerlo. Todo este cúmulo de imprecisiones, unido a la inacción de la milicia provocada por la crisis económica que a mediados del XIII sufrió el priorato de Ejea,  provoca una situación de cierta desconfianza con la Corona. Con esta precariedad se vieron obligados en 1248 a desprenderse del castillo de Algimia que, junto a Alcalá y Almedíjar, era la tercera fortaleza que tenía la orden en Aragón, y lo hacen cediéndolo en usufructo vitalicio a un particular, de hecho, una de las cláusulas que impuso Jaime I en la cesión de Almedíjar en 1238 era que no fuese enajenada a caballeros seglares.

En consonancia con su situación, la orden apenas se expandió fuera de Aragón hasta 1224 cuando Fernando III de Castilla le hace entrega de dos fortalezas en la ribera del Júcar: Alcalá del Júcar y Garadén, una cueva fortificada, todo ello dentro de la estrategia del rey castellano para incorporar Murcia y Andalucía a sus dominios; no obstante, ésta es la única referencia que se hace a la orden en documentos castellanos y si participó en la conquista de estos territorios no debió recibir recompensa alguna. Al finalizar el siglo XIV, en 1375, la orden abandonará el castillo de Alcalá de la Selva tras venderlo a los Fernández Heredia, lo que significa prácticamente su desaparición como orden.


LA PRIMERA GUERRA CARLISTA: O'DONNELL

No tenemos más noticias del castillo hasta las Guerras Carlistas del primer tercio del XIX. Como la mayoría de las fortalezas del Maestrazgo en esta época, la de Alcalá de la Selva fue ocupada por tropas partidarias de Carlos VI y acabaría sufriendo serios desperfectos tras el ataque al que le sometió el general O'Donnell. A través de dos crónicas de la época intentaremos documentar por una lado los preparativos del ataque y por otro el asalto de las tropas nacionales al castillo. Al frente de los nacionales se encontraba el joven general Leopoldo O'Donnell de 31 años que a través del parte de guerra, narra la toma del castillo y la resistencia de sus defensores. 

Leopoldo O'Donnell. Busto de José Piquer y Duart (Bronce ca. 1885-1862)
Museo del Romanticismo de Madrid

El Correo Nacional del 27 de abril de 1840. "El mismo duque de la Victoria (Espartero) al remitir los anteriores partes, añade que el general O'Donnell, ya mejorado el tiempo iba á atacar el fuerte de Alcalá de la Selva". En un parte anterior se comentaba que "las fuertes lluvias que hemos tenido estos días nos han librado de las incursiones que con tanto frecuencia hacen los facciosos". El texto hace referencia al frente de Cataluña y las crecidas de los ríos Cinca y Segre que habían provocado las lluvias. A continuación comentan los preparativos para la acción: "Hoy se espera aquí el tren de batir que á beneficio del buen tiempo que empezó hace dos días, y al trabajo de ingenieros y artilleros, ha podido salir de los atolladeros en que lo empantanó el temporal, y es regular que pronto se emplee contra Alcalá de la Selva que parece que es el primer fuerte que se atacará".

Unos días después, el 6 de mayo, el mismo periódico publica el parte de guerra del general O'Donnell sobre la toma del fuerte de Alcalá de la Selva, con tono épico hace una descripción pormenorizada del asalto y destrucción del castillo: "Ejército del centro. Secretaria de campaña. Excelentísimo Sr. El castillo de Alcalá lo han ocupado las tropas nacionales a las siete de la tarde de hoy. La defensa que han hecho los rebeldes no es fácil describirla. Apagados los fuegos de su artillería, destruidas todas las defensas, arruinados los torreones, establecida la mina, ocupada un parte del fuerte, derribada por el hacha de los gastadores los rastrillos, la guarnición continuó su desesperada resistencia, y á cuerpo descubierto su gobernador daba ejemplo arrojando piedras, granadas y cuanto a la mano encontraban sobre nuestros valientes que impávidos no retrocedían del terreno que ganaban. Aquella tenacidad cedió al fin a los certeros disparos de nuestra artillería, al fuego de nuestros cazadores y al aspecto de las compañías de granaderos que al frente se preparaban al asalto en el momento que la mina hubiera hecho la explosión. Ninguna garantía les he concedido ni aun la vida, porque irritaba su obstinación. Sin embargo ya rendidos no era posible ser cruel. Mi primera satisfacción en el suceso es la decisión y entusiasmo que ha brillado en las tropas: se necesitan algunos bravos que voluntariamente se introdujesen por el estrecho agujero de una casamata: la compañía a quien se dirigió la indicación corrió entera el peligro y lo ejecutó.
Estoy complacido de la conducta de todas las clases y de todas las armas; y mi placer es tanto más puro, cuanto mi pérdida no es grave. Hay hechos de valor singulares, de que daré conocimiento a V.E. para el superior de S.M. la Reina Gobernadora.
Se han cogido dos piezas útiles de artillería. Además del coronel gobernador, el número de prisioneros es un comandante, dos capitanes, seis subalternos, un capellán, siete sargentos y 78 cabos y soldados, habiéndose pasado anoche un oficial y 12 hombres que ocupaban un puesto exterior. En los almacenes existen considerables repuestos de víveres y municiones. Dios guarde a V.E. muchos años. Cuartel General de Alcalá de la Selva 30 de abril de 1840. Excmo. Señor Leopoldo O'Donnell."

Al parecer, y según cita Guitart, el castillo se mantuvo durante años en el estado de ruina que lo dejaron las tropas de O'Donnell según las fotografías que ilustran sus publicaciones.

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Ayala Martínez, Carlos de, Las órdenes militares hispánicas en la Edad Media (Siglos XII-XV), Madrid, 2007
Guitart Aparicio, Cristóbal, Los castillos de Aragón. Guía breve. Zaragoza, 1999
Guitart Aparicio, CristóbalLos castillos de Teruel, Lancia, León, 1992
Lomax, Derek W., Las dependencias hispánicas de Santa María de la Selva Mayor, 1982
Molina López, Emilio, Ibn Mardanis, en dbe.rah.es/biografías
VV.AA. El Correo Nacional, 27-abril y 06 mayo de 1840.

martes, 8 de febrero de 2022

Iglesia de Vega de Santa María


Iniciamos nuestro recorrido por las iglesias que aún conservan restos mudéjar, en su mayoría unos bellísimos y deteriorados ábsides y algunas esbeltas torres, por la provincia de Ávila. Salimos de la capital abulense después de haber visitado la ermita de Santa María de la Cabeza, donde había visto un ábside románico y las naves mudéjar. Nuestro destino es Vega de Santa María, en la carretera de Valladolid, la N-403 dirección Adanero. A unos 20 km llegamos al cruce que nos lleva, a la derecha a Velayos; y a la izquierda a nuestro destino, la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. La iglesia está construida en una suave loma que hace visible su imponente torre campanario antes de llegar al cruce pueblo; se encuentra a unos 400 metros del cruce y pasada la iglesia a otros 700 metros llegamos a Vega de Santa María; aunque para los que circulamos por esta carretera a fuerza de costumbre nos pasa desapercibida, sin embargo es uno de los ejemplos más singulares del mudéjar abulense.

Ábside con tres bandas de mampostería entre dos encintados de  dos y tres ladrillos
sobre éstos franja de ladrillo a soga y sardinel y el coronamiento de mampostería

Según Gutiérrez Robledo la iglesia "presenta aún el aspecto original" debido a que el caserío donde se asentaba la población se trasladó a su actual ubicación, unos 700 metros a poniente. De la antigua iglesia queda el ábside mudéjar y la torre del mismo estilo, siendo el resto añadidos fechables en el siglo XVI. "El ábside tiene un fuerte basamento de mampostería y es también de mampostería la coronación, pero entre medias aparece una amplia faja de ladrillo decorada con 13 hiladas de ladrillo a sardinel dispuestos entre dobles hiladas a soga. La torre dispuesta a los pies y a la que se adosó la iglesia del XVI es buen ejemplo mudéjar, con paramentos en los que aún aparecen restos de un esgrafiado delicado". En la actualidad alrededor del ábside se ha construido el cementerio por lo que, para observar el basamento de sillares de granito hay que entrar en él.

Entre el vano superior y el de la campana se aprecian los esgrafiados

Gómez-Moreno reseña que es construcción bien antigua que por fuera "se ve edificado con ladrillos tendidos y de pie (soga y sardinel), como el de Orbita y con una ventanilla en medio". La referencia que hace a la iglesia de Orbita es interesante porque Gómez-Moreno lo vio en 1900 y en la actualidad el ábside de Orbita está reconstruido tras su derrumbe en 1986. El interior no lo vimos por lo que reseñaré lo más destacado de la breve crónica de Gúmez-Moreno: sobre las naves asegura que "se rehicieron a finales del XV, quedando muy estrecha la central"cuenta con dos arcos, uno escarzano y otro carpenal, además de armadura mudéjar. Nosotros mantendremos la fecha de la reforma en el siglo XVI por ser la más recientemente aceptada.

Ventana de la cara norte de la torre con cuatro arcos de ladrillo

Terminada nuestra visita llegamos hasta el pueblo a cuya entrada, a la izquierda, se encuentran los restos del palacio del marqués de San Saturnino. Del edificio tan solo quedan restos de muros y un esquinazo de buenos sillares de granito sobre el que descansa un nido de cigüeñas. Cuando visitó Gómez-Moreno la población el palacio ya estaba arruinado, fue desmantelado para reutilizar sus piedras y posteriormente, la fachada que se había mantenido intacta con escudos y columnas, fue expoliada en los años centrales de 1960. Después de un breve paseo salimos hacia nuestro próximo destino, la iglesia de Pedro Rodríguez.

Escasos restos del palacio del marques de San Saturnino

Gómez-Moreno, ManuelCatálogo Monumental de la provincia de Ávila,  Institución Gran Duque de Alba  Ávila, 1983
Gutiérrez RobledoJosé Luis, Arquitectura románica y mudéjar en Ávila, Institución Gran Duque de Alba, Ávila, 2013

Diferencia constructiva entre la torre mudéjar y la iglesia del siglo XV I

Puerta de la fachada sur de grandes dovelas decoradas con bolas y alfiz
y dos ménsulas, obra del siglo XVI

Vega de Santa María desde el alto del palacio del marqués de San Saturnino

martes, 1 de febrero de 2022

Castillo del Cervera del Maestre


Llegamos a Cervera del Maestre desde la cercana Sant Mateu por la CV-135. Antes de llegar a nuestro destino ya es visible el gran torreón de poniente del castillo y la magnífica torre hexagonal de fábrica barroca. Al castillo se accede fácil y cómodo. Desde el exterior sus lienzos parecían estar consolidados hacía poco tiempo, aunque una vez dentro de la fortaleza también llama la atención que casi todo es obra nueva, a excepción del aljibe, unos restos de los muros cercano a la puerta y una llamativa torre semicircular. En aquel momento no había otra construcción ni cartela informativa, aunque sí abundantes muestras de catas arqueológicas. Para nuestro recorrido vamos a utilizar como guía los comentarios de Amador Ruibal de su libro de castillos de Castellón, y los detalles de la memoria de la intervención arqueológica en el castillo.

EL CASTILLO

La fortaleza se encuentra sobre un cerro a una altitud  de 321 m. y llama la atención su extensión, unos 7500 metros cuadrados. La muela donde se ubica se encuentra entre los meandros de la rambla de Cervera o riu Sec, y desde ella domina la población que se asienta en su vertiente de levante y norte donde quedan restos del antemuro. Comenta Ruibal que el castillo conserva su cinturón de murallas, con grandes torres, destacando la enorme torre rectangular que mira al oeste, -la de Poniente-, y según la memoria arqueológica, de época almohade, y una larguísima cortina que mira hacia la población formando el muro norte; el recinto -añade Ruibal- tuvo, como hemos comentado, antemuro en esta zona aunque ha desaparecido casi por completo.

Puerta de acceso sur actual del siglo. XIII-XIV

Según las conclusiones de la memoria arqueológica los vestigios más antiguos del castillo se localizan en la torre de Levante que datan de los siglos X-XI, cuando sería conocido, nos recuerda Ruibal  como "Castell de Cervera de la Frontera". A partir del siglo XII será cuando se desarrolle una segunda fase constructiva, cuando en 1171 Ramón Berenguer IV lo cede, antes de su conquista, a la Orden de San Juan. La memoria arqueológica, nos recuerda la conquista de Tortosa en 1148; a esta fecha se va a asociar un desarrollo de recintos característicos, los husûn de preconquista de época almohade, modelo que debió seguir Cervera, un núcleo fortificado en torno al cual se articula la defensa del territorio y que servía al campesinado como refugio en el caso de ataques cristianos. A esta fase corresponde la torre de Poniente y todo el lienzo norte, caracterizados por la fábrica en tapial de cal y canto.

Torre de Poniente tapial de cal y canto siglo XII

La tercera fase se corresponde con los siglos XIII-XIV, tras la conquista de Hugo de Forcarquez en 1233 y las reformas que lleva a cabo la Orden de San Juan: se construye el acceso abovedado del sur, la torre Semicircular y el plano rectangular que se forma entre el aljibe y el muro norte donde se abren aspilleras y se observan hiladas a espiga junto al aljibe.

Torre semicircular en el lienzo sur construcción del siglo XIII

La siguiente fase corresponde a los siglo XV y XVI, cuando la fortaleza pasa a poder de la Orden de Montesa, hasta que abandona el castillo definitivamente para instalarse en Sant Mateu. A esta época corresponde la torre Sur. La última fase se sitúa entre los siglos XVIII-XIX coincidiendo con la destrucción de la fortaleza; debió ocurrir durante la Guerra de Sucesión (1701-1713). Un siglo después, en el siglo XIX, debió albergar una guarnición carlista, según atestigua un sello lacrado de época isabelina. De esta fase debe ser la reforma del aljibe medieval cubriéndolo tal como lo vemos hoy; su función pudo tener fines militares destinado a enfriar baterías y cañones en los procesos bélicos. Desde entonces el interior se arruina progresivamente, sobre todo por el abandono, el expolio de materiales y a que se dedicó a labores de labranza, como nos recuerda la memoria arqueológica el cura utilizaba el aljibe como caseta de huerto, y como Tramoyeres ironiza al respecto, "El interior del castillo está convertido en campo de hortalizas que usufructúa el cura párroco como directo representante de la orden de Montesa".

Resto de excavaciones en zona intermedia, a la derecha lienzo Norte

CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

Son escasas las referencias históricas coincidiendo casi todos los autores en fechas y protagonistas, aunque he de señalar que la memoria arqueológica es más precisa. Hay que destacar la existencia de restos de ocupación de época íbera localizados entre la torre de Poniente y la Semicircular. Lo que respecta a la fortaleza las primeras referencias documentadas, como hemos señalado, son de 1171 cuando Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, hace donación a la Orden de San Juan del castillo y todos sus términos cuando éste fuese tomado a los musulmanes aunque debieron pasar algo más de 60 años para su conquista en 1233. 

Lienzo Sur, torre semicircular y al fondo la torre Sur

La conquista la lleva a cabo Hugo de Forcarquez o Forcalquier, que era castellán de Amposta, es decir, maestre provincial de la Orden de San Juan en Aragón y Cataluña entre 1230 y 1244, y estrecho colaborador del rey Jaime I de Aragón. En 1233 colaboró primero en el asedio y conquista de Burriana para posteriormente, ya en solitario, conquistar Cervera. Esta iniciativa "se explica -nos recuerda Ruibal- porque la posesión de dicha plaza ya había sido prometida a la Orden de San Juan por los monarcas aragoneses anteriores a Jaime I", esto es la cesión hecha a los hospitalarios por Ramón Berenguer IV. La actividad de Forcalquier fue muy intensa, en lo que respecta a Cervera, le otorgó cartas de repoblación en los años 1233 y 1235, además de otorgar en 1244 al monasterio de Benifazá libertad de pastos en las tierras del señorío sanjuanista de Cervera

Puerta de acceso sur desde el interior del siglo XIII

En las capitulaciones de la conquista de Cervera se contemplaba que la población musulmana mantenía sus propiedades, sus instituciones y su culto. Sin embargo, estos acuerdos no debieron se respetados y los abusos a los que estaban sometidos los musulmanes (mudéjares) provocó una rebelión en 1247. La revuelta fue reprimida y muchos de éstos o bien fueron expulsados o fueron convertidos y quizá fuese esta la causa por la que se da nueva carta de repoblación, por fray Pedro de Alcalá, en 1250.

Muro al que se adosa el aljibe. Troneras cegadas y muros con hiladas a espiga

El castillo pasó de la Orden del Hospital de San Juan a la Orden de Montesa en 1317, año de la fundación de esta última con Jaime II, pasando a formar parte de la Mesa Maestral, a la vez que se convierte "la Bailía de Cervera, centro principal de la orden en el Maestrazgo. Aquí se instalarán el archivo y la residencia del maestre que posteriormente se desplazarán a Sant Mateu". Desde entonces hasta el siglo XVI será sede del poder de la Orden de Montesa.

Aljibe cubierto para posible uso artillero. Siglo XVIII-XIX

El gran trauma de la fortaleza, y de la población, tuvo lugar durante la Guerra de Sucesión. Según la memoria arqueológica "asistimos a un episodio nefasto" para la conservación del castillo. Así nos describe -citado en la memoria arqueológica-, el botánico José Cavanilles en 1795 las causas que llevaron a su destrucción: "el sitio ventajoso en que se halla para defender, y aun proteger el único paso que de los montes dejan entre el mar y San Mateo, fue la causa de que se poblase de vecinos distinguidos, que se arruinaron por sostener un empeño temerario, eran muchos y valientes en las guerras de sucesión; pero las fuerzas y las victorias del Príncipe a quien miraban como enemigo les obligo a recibir la Ley. Entonces se arruinó el castillo y quedó la villa poco menos que desierta, porque los 300 vecinos de que hoy se compone son casi todos o aumento o adquisición de los últimos 60 años". Es de suponer que también estuvo ocupada la fortaleza durante las Guerras Carlistas por que "en este momento parece que el asentamiento en emplazamientos acastillados es bastante común en el Maestrazgo". A partir de entonces quedó abandonada la fortaleza exceptuando el uso agropecuario puntual lo que propició su ruina progresiva.

Torre Levante domina el territorio hasta el mar. La zona clara es Benicarló

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Barquero Goñi, Carlos, Hugo de Forcalquier, en biografías en Real Academia de la Historia (RAH) 
Barrachina, Amparo et al.Memoria de la intervención arqueológica en el castillo de Cervera del Maestre (Castellón), 2000 en researchgate.net
Cavanilles, Antonio Josef, Observaciones sobre la Historia Natural del Reyno de Valencia, 1795
Ruibal, Amador, Castillos de Castellón, Lancia, 1998
Tramoyeres Blasco, Luis, Catálogo monumental de la provincia de Castellón de la Plana, 1917

Torre semicircular domina el territorio hacia el sur

Restos de excavaciones arqueológicas

Tronera en el lienzo sur (siglo XIII) entre las torres Sur y Semicrcular

Torre hexagonal barroca y vista de la población desde la torre de Levante

Plano básico del castillo de elaboración propia
basado en el plano de la Memoria arqueológica.