viernes, 19 de agosto de 2022

Torre o castillo de Astudillo en Rasueros


Después de
 visitar las iglesias de San Cristóbal de Trabancos y Rasueros, nuestra próxima visita en la ruta de iglesias de origen mudéjar, siguiendo la carretera C-610, era la iglesia de Villar de Matacabras, para concluir esa parte del viaje en Madrigal de las Altas Torres. A poca distancia de Rasueros comienza a verse a nuestra derecha los restos de una torre, también mudéjar, por lo que decidimos desviarnos por un camino rural, a unos 3 kilómetros de Rasueros, que nos lleva hasta ella. Son los restos de la torre vigía o del castillo de Astudillo. Estos restos se confunden con los de Torralba aunque ésta queda unos kilómetros al sureste, junto a Cisla.

LA TORRE O CASTILLO
 
Según Díaz de la Torre, a quien vamos a seguir en nuestro relato, la Torre de Astudillopor los restos que aún pueden verse de ella, hubo de ser una fortaleza "dotada de al menos dos torreones situados en los vértices noroeste y sureste y con un recinto interno con varias dependencias que le proporcionan un carácter diferente a las torres exentas". Tiene forma rectangular de unos 32 x 23 metros de lado. La puerta de acceso al recinto se abría en el lienzo sur y tenía 4,10 metros. La torre que vemos está orientada al Norte y conserva parte de su alzado con dos flancos de unos 11 metros de altura, mientras que de la otra torre, al igual que el resto de construcciones, tan solo quedan los arranques. Está construida por superposición de cajones de cantos rodados y adobe delimitados por verdugadas de ladrillo donde se alojan los mechinales que nos indican los pisos que la componían, así mismo, las esquina estaban reforzadas también con ladrillo que le proporciona mejor estabilidad y acabado.
 
Torre desde el lado noroeste y restos de la dependencia suroeste

El único vano existente se encuentra en el muro Oeste que según su traza, vertical y alargada, debió ser una saetera. El acceso a la torre debió hacerse por el lado interior del recinto a través de uno de los laterales hoy desaparecidos. Su estructura es prácticamente cuadrada el lado N-S de 7,5 metros y de 7,90 el lado E-O. De la otra torre sólo quedan los restos de la cimentación y tiene medidas similares.
 
Cimientos de la torre sureste

En el vértice Suroeste se encuentran los restos de una dependencia de mayores dimensiones que los torreones sin coincidir con la fábrica de éstos. Está construida en ladrillo y presenta verdugadas de ladrillo con hiladas de cantos rodados. En su interior hay un silo excavado en la roca de 4 metros de diámetro y que ha sido objeto de expolio. En el centro del patio se localiza un pozo cuyo brocal mide 3,20 metros de diámetro.

Dependencia del vértice suroeste

En sus inmediaciones se encontraba el pueblo de Astudillo que contaba con iglesia, con advocación a Santa María, y según un documento de 1476 estaba situado en el camino que unía Rasueros con Madrigal, aunque no hay ninguna referencia a la fortificación. Concluye que el castillo de Astudillo debía ponerse en relación con el de Rasueros, -de cuyo castillo quedan los restos de una pared y argamasones junto a la actual iglesia,- y con la muralla de Madrigal que debió contar con un alcázar anterior al siglo XIII, en que se fecha la construcción de sus murallas, y del que tan solo hay una estructura y argamasones junto a la iglesia de Santa María. Por último cabe destacar que el de Astudillo, según Díaz de la Torre, formaba parte de una línea defensiva norte-sur junto con las fortalezas de Madrigal y Rasueros, y que debió tener considerable importancia por su cercanía al Reino de León, línea que se vería reforzada con una serie de atalayas dispersas en la zona entre la que cabe destacar la de Yecla -esta torre se encuentra al Oeste en el término de Horcajo de las Torres-.

Restos de la dependencia del vértice suroeste desde el texterior

CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

Jorge Díaz de la Torre nos introduce a través de su trabajo sobre los torreones, campanarios y atalayas de origen mudéjar en la Tierra de Arévalo sobre la construcción y la finalidad de estas fortalezas de las que van quedando escasos restos. Durante la segunda mitad del siglo XI y primera del XII comienzan a llegar grupos de gente a las tierras altas de Ávila, en la Extremadura castellana. Estas migraciones se producen sobre todo a partir de 1085 tras la conquista de Toledo por Alfonso VI. Estos grupos tienen fines repobladores y están compuestos por gentes del los condados del norte de Castilla (Burgos y Palencia, apuntar que colonos llegados de la población palentina de Astudillo probablemente fuesen los fundadores del Astudillo abulense) así como de La Rioja, Navarra y Vascongadas que se unen e integran con pobladores ya residentes. 

Vértice de la torre vista desde el interior

Estos asentamientos generan una malla de poblaciones que se encuentran separadas por escasa distancia, a menos de un kilómetro en muchas ocasiones. Estos pequeños grupos tenían la necesidad de ayuda mutua en sus actividades cotidianas como para la roturación de tierras, mejoras del sistema de cultivo, y la de organizar un sistema de defensa ante la aún persistente amenaza de incursiones musulmanas, a lo que habría que añadir el hecho de ser tierra de frontera con el Reino de León. Por ello, nos recuerda, deben dotarse un sistema defensivo cuya principal función va a ser estar comunicados entre sí. Con este fin se construyen atalayas y torres -algunas de estas últimas se integran en la iglesia como campanarios-, que les permiten tener un amplio dominio visual del territorio a la vez  les propiciaba el tiempo suficiente para refugiarse en villas amuralladas como Arévalo o Madrigal, o en pequeñas fortalezas como las de Astudillo, y las mencionadas de Rasueros o Torralba.

Lado oeste de la torre con el único vano existente

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Torreones, atalayas y campanarios en la Tierra de Arévalo (Vestigios Mudéjares)Díaz de la Torre, Jorgeen Cuadernos de Cultura y Patrimonio. Número XV en La Alhóndiga, Asociación de Cultura y Patrimonio, Agosto de 2012. Se trata, según nota del artículo, de una ampliación de la ponencia presentada por el autor junto a Martha González Lombo en el V Congreso de Arqueología Medieval Española, Valladolid 1999, publicado como Vestigio mudéjares de edificaciones religiosas y militares en la provincia de Ávila.
Estructuras defensivas asociadas a despoblados en el norte de la provincia de ÁvilaGonzález Lombo, Martha y Díaz de la Torre, Jorge, en Castillos de España,  Castillos de EspañaAsociación Española de Amigos de los Castillos, N.º 109, pág. 52-53, Madrid 1998.
Fortificaciones Abulenses en la Frontera Medieval entre Castilla y León, Jiménez Esteban, Jorge, en Castillos de España, Revista de la Asociación Española de Amigos de los Castillos, N.º 179, 180 y 181, pág. 43-50,  Madrid, 2016

Dependencia del vértice suroeste e interior torre

Vano de la cara oeste de la torre visto desde el interior

jueves, 4 de agosto de 2022

La iglesia de Villar de Matacabras


Llegamos a Villar de Matacabras pasado el mediodía. Habíamos hecho una breve parada frente a la Puerta de Cantalapiedra en Madrigal de las Altas Torres. Desde allí tomamos la CL-610 dirección Peñaranda de Bracamonte; en el primer cruce a la izquierda, a tan solo 3 km., sale una carretera que a 1 km. nos deja en Villar de Matacabras. La iglesia se encuentra justo antes de entrar en la población, según la cartela que hay junto al templo "se emplaza al oeste de la población, separada de su antiguo núcleo urbano". Nada más rebasar el templo y sin llegar al pueblo, nos encontramos frente al edificio, éste desprende una armonía indescriptible, como una ensoñación de ladrillo que deja al viajero con la sensación de estar frente a una obra excepcional y, a la vez, con la frustrante sensación, una vez más, que produce el abandono en el que se encuentra.

Fachada septentrional y ábsides septentrional y central 

El origen del caserío se remonta al proceso de repoblación al sur del Duero del siglo XII; ésta se llevó a cabo con colonos gallegos o leoneses "como Barromán o Bercial", -la primera se encuentra a 9 km. al este de Madrigal y la segunda al sureste de ésta última. En la documentación de mediados del siglo XIII se cita como El Villar, "era una de las poblaciones importantes del tercio de Madrigal con más de 200 habitantes". Según Barrios García pertenecía al arcedianato de Arévalo que estaba dividido a efectos de fiscalidad eclesiástica en tres tercios, el de Rámaga (hoy Rágama), la Vega y Madrigal. En la actualidad el caserío se encuentra despoblado.

Los tres ábsides desde la cerca que rodea el atrio

El templo disponía de una cerca cuadrangular de la que quedan restos y que delimitaba el amplio atrio. Gutiérrez Robledo detalla de esta manera la iglesia: "llena de enigmas es la de Villar de Matacabras, muy cercana a Madrigal, hoy prácticamente abandonada. Lo que queda es una sorprendente cabecera triabsidal, que arranca de un zócalo de ladrillo y sobre él organiza un esbelto orden de arquerías, sobre el que debió desarrollarse uno más, del que quedan los arranques del ábside norte." Comenta que posiblemente la iglesia debió derrumbarse y se reparó de cualquier manera "levantando una tosquísima torre sobre el ábside norte". Conserva a su vez, de su primitiva construcción, la puerta de acceso meridional "con arcos de ladrillo doblado de medio punto".

Arcada de los ábsides septentrional y central en el que se aprecia el zócalo
de ladrillo sobre el que se levantan los arcos de medio punto doblados. En
 primer término el ábside septentrional donde se ven el arranque de una
segunda fila de arcos o de recuadros a la que le falta el remate

Según la citada cartela que se encuentra junto a la puerta de acceso sur: "
pese a su estado actual, aún resulta sorprendente la presencia en su cabecera de tres ábsides construidos en ladrillo, estructura que sólo se repetirá en alguno de los templos más importantes de la comarca", y cita la parroquial de Narros del Puerto; El Salvador y La Lugareja en Arévalo; San Nicolás y Santa María del Castillo en Madrigal de la Altas Torres y la parroquial de Barromán, lo que nos remite a una organización en la que el mudéjar y el románico "se hacen indiscernibles". Llama la atención la referencia a Barromán toda vez que el exterior de ésta presenta un único ábside, no obstante éste envuelve "a modo de forro, la organización de tres ábsides en batería" según describe la Guía del Románico.

Lado meridional y dependencia en ruina

La Guía del Románico también nos habla de lo enigmáticos que son los restos de Nuestra Señora del Rosario, a quien está dedicada la iglesia de Villar de Matacabras, lo son sus restos dentro del románico mudéjar abulense, de una población que fue de más a menos hasta desaparecer. Se lamenta que lo fragmentado de los restos de la construcción impiden saber con claridad el esplendor que impulso su construcción. Destaca también la triple cabecera, "
con mayor desarrollo de la central". Describe el costado norte donde "se levanta un ábside sobre zócalo de ladrillo que presenta una serie de seis arcos doblados sobre el que se organiza el arranque de otra, si bien no puede saberse si de arcos o de recuadros", son los arranques que cita Robledo restos del posible derrumbe. Los otros dos ábsides siguen el mismo esquema aunque con un solo registro en altura, no obstante, señala que los encuentros entre elementos de los ábsides resultan un tanto irregulares, sobre todo en el costado sur "donde la planta no parece del todo simétrica con el costado opuesto".

Planta del templo donde se observa la prolongación de la nave norte y la
disposición asimétrica de los ábsides. Cartela informativa junto a la iglesia

Los tres ábsides, continúa, entestan en una estructura que nada tiene que ver con el primitivo templo. Como hemos visto, al norte se levantó una torre y se prolongó una nave. Según la cartela "es evidente que ha perdido su cuerpo de naves original, al que ha sustituido otro posterior unido al antiguo ábside septentrional", mientras que del central y del meridional nada sabes de su estructura, según la Guía del Románico, habiendo ocupado parte del espacio que le correspondía una construcción moderna habiendo perdido su uso religioso. Gutiérrez Robredo, recuerda que es posible que la ruina de la iglesia "en momentos menos vigorosos", ésta se reconstruyó de cualquier manera, se erigió la torre y se condenó el antiguo ábside septentrional a dependencia subsidiaria. 

La iglesia y restos de la cerca que rodea el atrio

El acceso meridional tiene una puerta metálica en la que se ha practicado una venta en la que se puede ver el interior  abandonado de la nave donde campan las palomas con libertad, no obstante, señala la Guía del Románico, aún se conservan algunos restos "las bóvedas del septentrional y los frisos del central,- sardinel, facetas y nacelas al menos-, que quizá puedan leerse como el tránsito entre el muro y la bóveda". Y concluye que abandonado el pueblo y el culto, actualmente su uso pasa por la conservación y observación del cernícalo primilla.

Vista de Madrigal de las Altas Torres desde la cerca que rodea la iglesia

Para esta entrada he consultado, además de la cartela informativa que hay junto al acceso sur de la iglesia, la siguiente documentación:

Gutiérrez RobledoJosé LuisArquitectura románica y mudéjar en Ávila, Institución Gran Duque de Alba, Ávila, 2013
Gutiérrez Robledo, J.L., Hernández García de la Barrera, I. y Moreno Blanco, R., Todo el Románico de ÁvilaFundación Santa María Real del Patrimonio HistóricoAguilar de Campoo, 2019

Puerta de acceso meridional

Interior del templo corresponde al ábside septentrional

Interior del ábside central convertido en dependencia agrícola