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martes, 18 de marzo de 2014

Castillo de Íscar


Al llegar a Íscar y con el castillo visible en lo más alto sobre el pueblo, lo más complicado fue encontrar el camino hasta llegar a él. Hay que dar una vuelta por una carretera que prácticamente sólo llega hasta allí. El castillo de Íscar tiene referencias antiguas, ya en 939 las tropas de Abdarrahmán III, el poderoso califa cordobés, llegado desde la cercana villa de Coca, arrasa la población que debió estar abandonada hasta 1089 cuando fue repoblada por el conde Martín Alfonso. En la dilatada historia de la fortaleza me voy a referir a dos hechos dignos de mención.


El primero hecho relevante ocurrió a principios del siglo XIV, durante el reinado de Alfonso XI, y tuvo como protagonista al alcaide del castillo, Joan Martínez de Leyva, que fue condenado a muerte por no dejar entrar en él al rey. Según la crónica el rey Alfonso, que viajaba de Cuéllar a Valladolid, estaba cazando por la zona. Legó el rey al castillo y pidió al alcaide que se le dejara pasar; éste, asomado a la torre, le negó el paso al rey como a su comitiva por lo que tuvieron que marcharse al cercano castillo de Portillo. Ya en la corte de Valladolid se ordenó apresar al alcaide y ser juzgado por esta afrenta: "Et el Rey, con consejo de todos los que allí estaban con él,  juzgó a aquel escudero por traydor, y mandole dar muerte de traydor, et cumpliose segun el juicio del Rey".


El castillo tuvo varios propietarios, hasta que tras la guerra civil castellana entre Pedro I El cruel y Enrique II de Trastamara, la fortaleza pasa a manos de la Corona, y este último, vencedor de la contienda, entrega la fortaleza a Juan González de Avellanda en 1371. El nieto de éste, que tenía el mismo nombre, lo cede en testamento a su hija, Aldonza de Avellaneda, que con el tiempo se casó con Diego López de Zúñiga, hijo del conde de Plasencia, y que en 1457 sería conde de Miranda, iniciándose con este matrimonio una historia tormentosa que tuvo el castillo como sede.



Casado don Diego con doña Aldonza, tenía como amante a doña María de Sandoval, madre del conde de Treviño, relación a la que los hijos de ambos se oponían. En 1467 el conde de TreviñoPedro Manrique,  "supo que la condesa su madre estaba allí dentro (en el castillo), que tenía públicamente por manceba el conde de Miranda y a causa suya había dejado a su mujer legítima", por lo que pide permiso al rey Enrique IV para asaltar la fortaleza, ya que sentía como suya la infamia de su madre, que era "mayor y de menor hermosura" que la mujer legítima doña Aldonza. Recibido el permiso del rey, el conde de Treviño y sus huestes"acometieron la fortaleza y tan recio combatieron que la tomaron y el conde prendió a su madre y la envió ligero a su tierra a buen recaudo". Tras estos hechos, y pese a todo el cuidado que puso el hijo, doña María vuelve con el conde de Miranda y, tras morir doña Aldonza en 1470, se casan.


Una vez que parecían resueltos los problemas para la pareja, el hijo del conde, Pedro Zúñiga y Avellaneda y su mujer, reclaman los bienes de su madre, entre los que se encontraba el castillo. En este pleito consigue encarcelar a su padre, a la madrastra y a los hijos de ambos, forzando su nombramiento como heredero único de los Avellaneda y los Zúñiga; -son el suyo y el de su mujer los escudos que pueden verse hoy en la torre del castillo-. En 1478 muere don Diego, conde de Miranda, y el castillo es ocupado por su hijo Pedro. La madrastra, María de Sandoval es apresada de nuevo por su primogénito el conde de Treviño quien temía ser desposeído también de su herencia, aunque la Corona intercedió por ella y por fin, en 1491, María de Sandoval consiente retirarse y toma los hábitos en Calabanzos (Palencia), poniendo fin a tan largo litigio.


El castillo ocupa un extremo del cerro sobre el que se alza y frente a la entrada se dispuso un foso cercano a la torre. Pedro Zúñiga lo manda restaurar ya que debía tener problemas de cimentación, y se añade un gran cubo adosado a la torre como contrafuerte y lo dota de un espolón, donde se instalaron los escudos de Pedro de Zúñiga y su mujer Catalina Mendoza, lo que confiere a la torre una planta pentagonal. Frente al espolón se construyó una barrera artillera de cubos que es por donde se accede al recinto amurallado. La torre carece de almenas, aunque está rodeada de una hilera de modillones que da a entender que sí las hubo.

Como curiosidad cabe destacar una catapulta en un montículo frente entrada que simula una posición de asedio, y ya dentro del recinto y en su lugar más alejado se ha instalado una fábrica de cerveza, un atractivo más para los visitantes, sobre todo los días de calor. Desde el castillo se tiene una vista formidable del campo que domina por lo que se han habilitado unas terrazas para los visitantes. Por último señalar que la fortaleza es propiedad del ayuntamiento. Y desde allí partí para el siguiente destino: Portillo.

Dos años después de esta visita, y camino de Cuéllar (Segovia) para visitar su emblemático castillo propiedad del duque de Alburquerque, hice una parada de nuevo en Íscar, el pasado 23 de agosto de 2016, para visitar de nuevo el castillo con unos acompañantes, con la sorpresa de que el acceso el recinto estaba cerrado por lo que aproveché mi visita para fotografiar el exterior del recinto y el castillo, fotografías que incluyo más abajo, por lo que recomiendo que si interesa visitar la fortaleza se llame antes por teléfono para asegurarse que ésta es posible.


Castilla y León. Castillos y fortalezasCobos Guerra, F. y Castro Fernández, J.J. deEd. Edilesa.
Castillos de Castilla y León, Gutiérrez, J.M., Ed. Edical
Los castillos y fortalezas de Castilla y LeónMartín Jiménez, Carlos M.Ed. Ámbito.





Espolón de la torre del homenaje con el escudo de armas
de los Zúñiga y Avellaneda

viernes, 15 de noviembre de 2013

Castillos por tierras de Valladolid

Castillo de Portillo
Hay aficiones que no se solventan en 2 horas y una de ellas es visitar castillos.Ver un castillo no es únicamente ver arquitectura medieval, en muchos casos en pura ruina, es vivir la historia, adentrarse en la simbología, la filosofía, el arte y sus personajes, en definitiva es un compendio de sociología. Una vez leí que un castillo y un barco son los ejemplos simplificados de una organización social perfectamente estructurada y jerarquizada. Por alguna de estas razones o por todas ellas, me gusta visitarlos.

Castillo de Íscar
En septiembre me organicé una excursión por tierras de Valladolid: mapa, cámara, documentación y bloc de notas.Tras hacer pequeño circuito con los lugares por los que voy a ir pasando, parando si llega el caso, y anotando las anécdotas que ocurren. Lo mejor, aparte de la visita al castillo, es el contacto con los vecinos, la charla con otros visitantes, ir aprendiendo cosas, oìr pequeñas historias y peculiaridades que nunca se recogen en los libros: hablo con el dueño del bar, con la señora que barre su puerta, con quien pasa por allí... es algo espontáneo y enriquecedor.

Castillo de Portillo
Salí de Madrid sin un itinerario claro a las 11:15 y con un calor que comenzaba a ser molesto. No sabía hasta dónde iba a llegar, ni si iba a hacer las visitas ese día o al día siguiente. El primer destino era Íscar, desde allí tenía dos opciones o subir hasta Portillo o volver para comer en Olmedo y desde allí a Fuente el Sol. Según el tiempo disponible seguiría hasta Portillo, Fuensaldaña y Fuente el Sol, aunque esta posibilidad era la más improbable porque entre medias tenía que cruzar Valladolid. Finalmente pude hacer la más completa: paré en Íscar, donde comí; después Portillo, Fuensaldaña, donde pasé una tarde muy agradable visitando prácticamente todas las dependencias del castillo, y camino de Fuente el Sol, pasé sin parar contemplando desde la carretera Simancas, Medina del Campo y Arévalo, este último en Mingorría (Ávila) donde terminé la excursión a las 20:05 después de 410 km. de ruta, que hubiesen sido menos de haber encontrado a la primera la subida a Portillo y no me hubiese extraviado dos veces en la circunvalación de Valladolid.

Castillo de Fuensaldaña
Hubo varias incidencias. Entre Olmedo e Íscar volcó un pequeño camión cargado de tablas de madera que me retuvo varios minutos. Luego sufrí las propias de todos los lugares de España: nadie sabe dónde se puede comer en su pueblo porque claro, todo el mundo come en su casa. Una peculiaridad de Íscar es que para ir al restaurante todas las calles son dirección prohibida y para volver a la carretera extrañamente también lo son. Portillo es un pueblo que está en un alto y a los pies tiene un barrio que se llama Arrabal de Portillo, donde anduve extraviado dando un par de vueltas al pueblo y sin ver el castillo por ninguna parte, hasta que me indicaron la dirección correcta, el castillo está orientado al norte en vez de al sur como es lo normal. Aunque la verdadera odisea fue cruzar Valladolid, me llevó casi media hora, sobre todo porque la carretera de circunvalación está sin terminar y tras varias vueltas uno acaba curiosamente en el punto de partida, además de sufrir un calor insoportable. Una vez en Fuensaldaña visité el castillo en grupo organizado del que yo era el único integrante: todas las explicaciones de la guía fueron para mi solo.

Castillo de Fuente el Sol
Desde allí a Fuente el Sol, al llegar pregunté a un grupo de hombres, unos 6 todos viejos, que estaban charlando a la sombra de una tapia de adobe. Parecían extrañarse de que alguien fuese al pueblo para ver sólo el castillo, y más aún el día que tenían carreras de galgos. Con el sol ya bajo llegué a Pajares de Adaja , ya en tierras de Ávila, donde esperaba la merienda y la charlar sobre lo mal que se estaba dando este año la caza.

Llegué a Mingorría exhausto, donde terminé el día sin ganas de hacer un repaso de la jornada. Cada visita merece una entrada por sí sola, así que en cada lugar he puesto un enlace que os llevará a la descripción las fortificaciones y las charlas con los lugareños; historias que iré desgranando y modificando por aquí porque la historia y los lugares evolucionan y siempre hay nuevos descubrimiento que son de obligado cumplimiento actualizar. Para acabar una recomendación, para estos viajes no utilicéis ese chisme, el GPS os hará perder todo el encanto del contacto con la gente.