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lunes, 2 de noviembre de 2015

El castillo de Palazuelos


En nuestro recorrido por tierras de Guadalajara, tras pasar la noche en Sigüenza seguimos dirección a Atienza por la carretera CM-110; a unos 8 km. tomamos un desvío a la izquierda que nos lleva hasta Palazuelos un lugar de singular belleza. que conserva prácticamente intacto su trazado medieval. Es una población encerrada en su recinto amurallado bajo la atenta mirada de su castillo. El pueblo está asentado sobre una suave ondulación del terreno que lo hace visible desde la carretera, aunque esto hacía que en época medieval fuese difícil su defensa. Su historia, como nos indican las fuentes que hemos consultado, Antonio Herrero Casado y Jorge Jiménez Esteban, se basa sobre todo en la historia de los señores que la poseyeron a través de los siglos, y sobre todo al marqués de Santillana que mandara construir tanto el castillo como la muralla que la rodea y la de su hijo, Pedro Hurtad de Mendoza, que concluyó las obras.


Su historia se inicia tras la reconquista a los musulmanes y en el siglo XII. Palazuelos queda integrada a en la jurisdicción de Atienza. En el siglo XIII el rey Alfonso X el Sabio la donó junto a otros lugares a su amante doña Mayor Guillén de la poderosa familia de los Guzmán. Ésta la donó en herencia a su hija doña Beatriz de Castilla nacida de sus amoríos con el rey sabio y que llegó a ser reina consorte de Portugal al casar con Alfonso III de Portugal. De ésta el lugar lo heredó su hija doña Blanca, infanta de Portugal y abadesa del Monasterio de las Huelgas de Burgos; aquí habría que hacer una salvedad porque según E. Cooper doña Blanca en 1312 vende Palazuelos y Cifuentes a don Juan Manuel de quien recibe un pago, no obstante acaba vendiendo ambas a su primo el infante don Pedro, hijo del rey Sancho IV de Castilla quien lo vendió a su vez en 1314 al obispo de Sigüenza don Simón Girón de Cisneros. No obstante este baile de propiedades no debieron suponer grandes cambios en el lugar hasta que en la segunda mitad del siglo pasa a manos de la poderosa familia de los Mendoza.


En 1380 figura entre los bienes que integran el mayorazgo que Pedro González de Mendoza y su mujer Aldonza Fernández de Ayala fundan a favor de su hijo Diego Hurtado de Mendoza, que fuera almirante de Castilla. De éste pasó en 1404 en herencia a su hija doña Aldonza de Mendoza. aunque fue el hermanastro de ésta  don Íñigo López de Mendoza, primer marqués de Santillana, tras un largo litigio con su hermanastra por la herencia, quien poseyó la propiedad y comenzó a levantar el castillo y las murallas que aún hoy podemos apreciar, dejándola a su vez en herencia a su hijo don Pedro Hurtado de Mendoza, adelantado de Cazorla, quien prosiguió las obras hasta concluirlas.


La muralla rodea todo el pueblo excepto algún tramo con trozos derruidos. Ésta se refuerza con varios cubos y cuatro gruesos torreones donde se ubican las cuatro puertas. Los torreones tienen planta cuadrada y gruesos muros, cuentan con cubos en las esquinas, y es desde donde se ingresa en el pueblo. La entrada se hace a través de un arco ojival abierto en una de las caras, "para dificultar la entrada se hicieron las puertas abiertas en amplio arco adovelado apuntado, formando ángulo de manera que la propia puerta es como un pequeño patio de armas", y se sale al pueblo por otra puerta diferente y lateral, en forma de zig-zag, de esta forma se impedía la entrada franca al recinto. Esta estructura fue utilizada por los Mendoza en todas sus construcciones. Los torreones tuvieron dos pisos habitables y en alguna de ellas se ven aún, algo desgastados, los escudos de la familia.


En el lienzo norte y adosado a la murallas se encuentra el castillo, que Antonio Herrera nos describe así: "lo rodea una barbacana o defensa baja a la que se penetra desde la villa por una puerta que tuvo puente levadizo, y está escoltada de dos desmochados torreones. El recinto interior tiene una liza que lo rodea, y en el centro se alza el cuerpo principal, que consta de un edificio alto, cuadrado, herméticamente cerrado y rodeado de dos cubos en las esquinas y una gran torre del homenaje adosada al muro de poniente. La entrada a este recinto interior está en dicho muro occidental. Por ello vuelve a repetirse el sistema zigzagueante de acceso en el caso del castillo".  Finalmente señala que tras un paseo agradable por todo el recinto amurallado recreándonos en las puertas de acceso, y en el interior, la picota jurisdiccional de villazgo que hay en la plaza accediendo por la puerta de Sigüenza, -a la que se puede acceder en coche., y pasear frente a la puerta más alta que da al monte, puerta también blasonada; y por el exterior hasta llegar al castillo que en su día hubo de tener libre acceso. Apunta Jiménez Esteban, y llama la atención, el hermetismo del cuerpo central del castillo que carecía de ventanas y saeteras por lo que sólo era defendible desde el adarve. El edificio debió sobrepasar bastante en altura a las murallas.


El castillo y el lugar perteneció durante siglos a la familia Mendoza, a su rama de los duques de Pastrana . En 1811 es testigo de las escaramuzas de Juan Martín "El Empezinado" contra los franceses en la guerra de la Independencia quedando el castillo seriamente dañado, llegando al abandono después de que en ese mismo año las Cortes de Cádiz promulgan la abolición de los señoríos, hecho que no fue efectivo hasta 1837. Propiedad del Estado, en 1974 se subastó el lugar, tanto el castillo como las murallas, pasando de nuevo a propiedad privada. En la actualidad el castillo se está rehabilitando, como puede apreciarse en el contraste de los colores de la piedra utilizada en la obra y su acceso está totalmente restringido; mientras que las murallas presentan un deterioro considerable, sobre todo el lienzo oeste que da al monte y la zona limítrofe al castillo donde han desaparecido.

Desde Palazuelos, a falta de un lugar donde tomar café, porque el pueblo languidece y es difícil encontrar alguna persona, partimos por la GU-135 a la cercana población de Carabias que cuenta con una espléndida iglesia románica porticada que, al igual que el castillo, tampoco pudimos ver porque la llave la tenía el cura y éste vivía en Sigüenza.Tras un breve paseo alrededor del edificio partimos dirección de nuevo a Palazuelos para retomar la CM-110 dirección a Imón y de allí a Atienza.

Puerta del Monte
Para hacer esta entrada he consultado los siguientes textos:

Castillos de Guadalajara IJiménez Esteban, Jorge, Libros Penthalon, Madrid, 1992.
Guía de Campo de los Castillos de GuadalajaraHerrera Casado, Antonio, Ed. Aache, Guadalajara, 2000.
Poder y sociedad en la Baja Edad Media Hispánica. Estudios en homenaje al profesor Luis Vicente Díaz Martín., en especial el artículo Pedro González, o el ascenso de los Mendoza, Del Val Valdivieso, Mª del Mar, pag. 289 y ss. Universidad de Valladolid, Valladolid, 2002.
Rutas de los Castillos de Castilla-La Mancha, Guadalajara, Castilla-La Mancha Turismo.
La fortificación de España en los siglos XIII y XIVCooper, E. 2014

También es interesante visitar la página oficial del Castillo de Palazuelos en: http://www.castillodepalazuelos.es/

Puerta de Sigüenza o del Cerco
Puerta de la Villa
Escudos de los Mendoza sobre la puerta de la Villa
Puerta de Sigüenza o del Cerco desde la plaza Mayor
Fuente y royo jurisdiccional en la plaza Mayor
Esquema de las murallas en el interior de la Puerta Sigüenza o del Cerco
Puerta del Monte entrada y salida por la derecha al pueblo
Entrada a la barbacana del castillo

miércoles, 20 de mayo de 2015

Castillos: por tierras de Guadalajara


Hacía un tiempo que organizamos unos amigos un viaje por tierras de Guadalajara. Mi deseo era hacer de la visita una pequeña ruta de castillos por esta parte de la provincia. En principio era una visita a Sigüenza y aprovechamos el trayecto para desviarnos a otros pueblos por el camino, de los muchos que hay en la provincia, que tienen interés. Como son tantas las fortalezas y tan rica su historia, llevé conmigo como guía el libro Castillos de Guadalajara, de Jorge Jiménez Esteban, de un valor innegable y de gran ayuda cuya información pude complementar con las guías de las Oficinas de Turismo, la conversación con paisanos y los carteles que ilustran al pie de cada monumento su historia. Como hice en el Paseo por los castillos de Valladolid, iré desgranando, dentro de mis posibilidades, en entradas individuales la historia de cada uno de estos lugares.

El viaje lo iniciamos saliendo de Madrid por la carretera de Barcelona, la autovía A-2, el viernes 15, día de San Isidro, patrón de Madrid, que era fiesta local. La predicción del tiempo era excelente, caían la temperatura en torno a los 22 grados, aunque se preveía viento. La ruta programada comenzó con una breve parada en La Torresaviñán, en la Salida 118 antes de tomar la carretera local GU-118 dirección a Sigüenza.

Castillo de La Torresaviñán
La parada de La Torresaviñán fue breve, junto a la fuente desde donde sale el camino que lleva hasta el castillo. La fortaleza, de origen árabe, fue destruida en parte por las tropas del general Starhemberg en 1710 durante la Guerra de Sucesión. Tras esta breve parada tomamos la carretera GU-118, dirección Sigüenza, una vía estrecha y sinuosa que atraviesa el Parque Natural del Barranco del río Dulce. A unos 7 km. a la izquierda está el desvío a la siguiente parada, Pelegrina.

Castillo de Pelegrina
Pelegrina es una pequeña población muy cuidada entre las hoces del río Dulce y la campiña. Tiene los restos de un castillo esbelto y visible desde mucho antes de llegar al pueblo. La primera visita fue a las hoces del río Dulce. un paseo muy agradable con dos rutas posibles para hacer a pie. Hicimos la más corta, de unos 3,5 kilómetros, llegando hasta el lugar donde el doctor Félix Rodríguez de la Fuente rodó parte de sus documentales.

De vuelta al pueblo, la ascensión al castillo que domina el pueblo no tiene apenas dificultad. El castillo se encuentra bastante deteriorado aunque mantiene en pie la puerta de ingreso entre dos formidables cubos orientados hacia río, y a mitad del cerro otros tres cubos orientados al pueblo. Entre ambos restos se han perdido los lienzos. El castillo, frontera entre los reinos de Castilla y Aragón vivió diversas etapas de guerras: entre Pedro I y Enrique II en el siglo XIV; el asediado de las tropas navarras de los Infantes de Aragón en el XV; incendiado por las tropas austriacas del general Starhemberg, al igual que en La Torresaviñán, en el XVIII y posteriormente por las tropas francesas en la guerra de la Independencia en el XIX.

Catedral de Sigüenza
Desde Pelegrina seguimos por la misma carretera rumbo a Sigüenza, a 11 km. Entrando por esta carretera se tiene una impresionante vista del castillo que más tarde visitaremos. Primero fue la comida, y después la primera visita: a la Catedral. Un edificio es de origen románico cisterciense y cuenta con características de fortaleza. Construido a partir de 1124 por orden Bernardo de Agén, obispo aquitano que en esa fecha conquistó plaza a los árabes, terminó construyéndose en gótico tardío habiendo sufrido posteriores modificaciones en época del renacimiento, plateresco barroco y neoclásico. Destaca la capilla del Doncel representado en la inusual postura del caballero leyendo un libro; y la Sacristía de las Cabezas obra de Alonso de Covarrubias  del siglo XVI, Cuenta también con un lienzo de El Greco demás de una formidable colección de tapices flamencos del siglo XVII.

Castillo de Sigüenza
El otro gran edificio es el castillo, originariamente fue castro romano, fortaleza visigoda y alcazaba musulmana. Desde su conquista por Bernardo de Agén en 1124, fue residencia episcopal hasta finales del siglo XIX cuando pasó a ser casa asilo y casa cuartel y en ruinas desde la Guerra Civil en el XX, para convierte en Parador Nacional de Turismo tras una profunda reforma en 1972. Se puede visitar del interior sólo el patio de armas y la barbacana, que se ha transformado en aparcamiento. Es un edificio impresionante que se puede circundar por el exterior sin mucha dificultad.

Sigüenza cuenta con un casco histórico muy cuidado y de esta época mantiene restos de la antigua muralla, de la que se conservan cuatro puertas. También tiene dos iglesias románicas del siglo XII, San VicenteSantiago, esta última en restauración.

Puerta de acceso en la muralla de Palazuelos
A la mañana siguiente, después de muchas dificultades para encontrar un lugar donde desayunar, salimos dirección a Atienza por la CM-110. Al despedirnos de la ciudad, existe un momento en que la panorámica es excelente, pero como ya ocurriese en la entrada y posteriormente nos pasará en Jadraque, es imposible parar el coche para contemplarla. A 6 km. tomamos el primer desvío a la izquierda por una carretera local para hacer la primera parada del día en Palazuelos.

Castillo de Palazuelos
Palazuelos conserva prácticamente completa una muralla del siglo XV. mantiene así mismo los cubos semicirculares y cuatro puertas. Al noreste, integrado en la muralla, se levanta el castillo. Toda la obra -murallas y castillo-, los comenzó a construir el marqués de Santillana, don Íñigo López de Mendoza, a mediados del XV. El castillo tiene planta cuadrada y torre del homenaje, aunque carece de saeteras y ventanas, y a principios del siglo XIX fue saqueado por los franceses. En la actualidad es de propiedad particular y se está restaurando como vivienda. Posee también Palazuelos un rollo jurisdiccional y picota.

Iglesia del Salvador en Carabias
Por la misma carretera, a 4 km., está Carabias, nuestra siguiente parada. Es una pequeña población que cuenta con la iglesia románica del Salvador, joya del siglo XIII, y que posee una espectacular y hermosa galería porticada. Aquí la parada fue breve pues no encontramos quién nos abriese la iglesia por lo que hicimos el camino a la inversa para tomar la carretera CM-110 dirección a Atienza.

Salinas de Imón
A partir del cruce, a unos 9 km. a la derecha se puede ver a unos 4 km. de distancia el castillo de Riba de Santiuste justo antes de llegar a nuestra próxima parada, Imón. En este pueblo hay unas salinas que datan de época romana. La explotación, a partir del siglo XII, se hace al aire libre por sistema de evaporación. El colorido de las aguas estancadas del río Salado -rojizo, amarillo y blanco- hacen de las salinas un lugar singular en un entorno considerado microrreserva natural.

Castillo de Atienza
A media mañana llegamos a Atienza, población que se levanta al pie del cerro que domina un impresionante castillo roquero, punto estratégico entre ambas Castillas. Su historia que se remonta a la época prerromana. En la Edad Media los árabes hacen de Atienza un enclave principal y levantan una fortaleza sobre la roca; en la actualidad el acceso a pie es fácil y está bien acondicionado, aunque el fuerte viento ofrecía cierta dificultad para alcanzar la puerta de ingreso. La fortaleza pasó alternativamente de manos árabes a cristiana; frente a sus muralla "a siniestro deixan   Ati(enca), una peña muy fuert", pasó Don Rodrigo Díaz, del Cid camino del destierro. Es de destacar también los restos de la muralla que rodeaba la villa y varias iglesias románicas: Santa María del Rey y San Bartolomé, también es de gran belleza la plaza porticada del Trigo o del Mercado y la plaza de España donde está el museo etnográfico, muy completo, en la llamada Posada del Cordón.

Castillo de Jadraque
Después de la comida tomamos de nuevo la carretera CM-110 dirección a Sigüenza; a unos 5 km. tomamos la CM-101 dirección a Jadraque, que sería una parada improvisada, a unos 30 km. Una vez en el pueblo tomamos la CM-1000 dirección Miralrío. El castillo de Jadraque, conocido también como del Cid,  aunque sin relación con El Campeador, se encuentra en las afueras del pueblo, sobre una colina de la que ocupa todo su trazado. Nos costó llegar a él porque está en obras y se ha retirado el cartel, si es que lo había, que indica el acceso, y si se pasa ese punto se han de recorrer unos pocos kilómetros para poder dar la vuelta, porque no hay un lugar apropiado donde parar, ni siquiera para fotografiarlo. Una vez en el castillo, al que se accede por una cuesta muy empinada, coincidí con un paisano que me contó que las obras de pavimentación del terreno que rodea el castillo antes no existía, sino que los lienzos y las torres se asentaban directamente sobre la ladera del monte. Esta actuación, a modo de camino de ronda exterior, facilita dar la vuelta casi completa a toda la fortaleza. No puede entrar, aunque al parecer el Ayuntamiento facilita el acceso previa cita, sin embargo sí se puede ver el interior desde diversas aberturas en el lienzo oeste; no obstante, según Jiménez Esteban, "Interiormente, el castillo está vacío", éste nos recuerda la existencia de dos aljibes. El castillo perteneció a la familia Mendoza y a los duques del Infantado, en la actualidad es de propiedad municipal.

Y contemplando Jadraque a nuestros pies, el vasto valle del Henares hasta donde se alcanza a ver, como nos asegura Jiménez EstebanCastilblanco, Carrascosa, Bujalaro, Cendejas de la Torre y Cogolludo, además de las atalayas de Congosto y La Toba, salimos camino de Madrid con el sol aún alto para terminar nuestra ruta después de 334 km.

Valle del Henares desde el castillo de Jadraque