martes, 22 de agosto de 2023

Francisco Guillamas Velázquez


Paré a descansar del paseo de la tarde frente a las ruinas del monasterio de los Jerónimos de Jesús, en Ávila, a la sombra que propicia el Palacio de los Guillamas, hoy convertido en un grupo de viviendas de lujo. Del palacio se conserva la portada donde campean dos escudos de armas de los Guillamas, uno sobre el dintel de la puerta de entrada y otro, más pequeño, sobre el balcón del primer piso; también hay un cartel que recuerda en un breve apunte su origen: "PALACIO DE LOS GUILLAMAS. Casa que perteneció a Don Francisco Guillamas Velázquez. Tesorero de la casa del Príncipe Felipe II y Tesorero de la Reina. Maestro de Cámara de la Casa de Borgoña. Patrono de la Orden Carmelita Descalza. En esta casa vivió Santa Teresa hacia el año 1562 desde donde seguía las obras de su primera Fundación, el Convento de San José o de las Madres".

Entrada al Palacio de los Guillamas restaurada 

De la persona de don Francisco Guillamas, nos informa Martín González a colación del patronato que ejercía del convento de San José en Ávila: "era caballero muy principal. Fue maestro de cámara de los reyes Felipe II, Felipe III y Felipe IV, tesorero de las reinas doña Margarita y doña Isabel, señor de las villas de La Serna, Vadillo y Los Povos y regidor de Ávila", información que amplía con la relación que tuvo el palacio de los Guillamas con el convento de San José o de las Madres, primera fundación de Santa Teresa, del que dista escasos metros y desde donde la Santa pudo seguir la evolución de las obras. 

Francisco Guillamas Velázquez

En el convento se construyeron cuatro ermitas. Eran cuatro oratorios situados junto a la huerta, estancias donde las religiosas podían encontrar la soledad propia de la vida eremita. Una de ellas estaba dedicada a Cristo, donde la propia Santa Teresa manda pintar un Cristo de la Columna, que da nombre a la ermita: "A este Cristo se le atribuyen numerosos prodigios. Uno de ellos iba a tener felices consecuencias para el convento, pues propiciaría el mecenazgo más trascendental. Doña Catalina de Rois, mujer de don Francisco Guillamas Velázquez, de la cámara del rey Felipe II, alcanzó su curación por mediación de la imagen. En agradecimiento mandó rehacer la ermita a su costa, dejándola en su estado actual, convirtiéndose a partir de entonces los Guillamas en los grandes protectores del convento". A este respecto en dicho convento, en conversación que mantuve en mi visita, se tienen dudas de que don Francisco conociese personalmente a Santa Teresa.

Catalina de Rois Bernaldo de Quirós esposa de Francisco Guillamas

Guillamas Velázquez, antes de asentarse en la ciudad de Ávila, había servido a las órdenes de Juan de Austria y Alejandro Farnesio en Italia, Lepanto y Flandes. Del escudo de armas, presente en la ermita "entrando a la derecha", tenemos la descripción que Merino Álvarez hace de los cuarteles que lo componen: "Los Guillamas tenían su escudo lleno de llamas, y por conquistadores en la Tierra Santa, la Cruz potenzada de oro en campo colorado y una flor de lis", la flor de lis se corresponde con el origen francés de los Guillamas.

Escudo de armas de Francisco Guillamas Velázquez en la reja de la capilla

El origen de los Guillamas se remonta en CastillaGuillaume Du Bellay (Guillamas de Bela), personaje que entró en España con las Compañías Blancas de Bertrand Du Guesclin en 1366 durante las guerras civiles castellanas que enfrentaron a Pedro I y su hermanastro Enrique de Trastamara, en apoyo de este último. Según podemos leer en la relación genealógica que hace E. Rojas, citando a Figueroa y Melgar, era natural de París, pertenecía a la Casa de los Condes de Bellay en el Anjou. Se le cita en las Suertes de los Fielazgos de la ciudad de Ávila en 1420, (Pablo Churruca); casó con una mujer de la familia de los Blasco Ximeno, persona esta de gran autoridad en la ciudad en aquel tiempo. En primer Bellay conocido es Berlay I Le Vieux du Montreuil-Bellay, nacido hacia 940 y muere en 1030; había recibido del conde de Anjou, por donación en 1025, el castillo que lleva su nombre. Participó en la primera cruzada, lo que se refleja en el escudo de armas, y está citado en el blasón de los Guillamas como Guy de Llamas Bella. En origen el apellido se llamó Berlay que pasa a llamarse por deformación lingüística Bellay hacia 1162. Nuestro Francisco Guillamas Velázquez (1548-1630) era la octava generación descendiente de Guillamas de Bela.

Escudo de armas de Francisco Guillamas en la plaza de San Andrés

Concluimos con las Compañías Blancas al mando de Bertrand Du Guesclin; éstas fueron enviadas por el rey Carlos V de Francia a Castilla para apoyar al conde Enrique de Trastamara. Compuestas, según Valdeón Baruque, por unos 10000 ó 15000 soldados de fortuna, mercenarios en su mayoría franceses, aunque también contaba con algún cualificado militar inglés. Entraron por Aragón cuyo rey, Pedro IV otorgó a Du Guesclin el señorío de Borja. Estas Compañías Blancas dejaron mal recuerdo por donde pasaron por los abundantes desmanes que cometieron debido a su obsesión de ganar botín.

Escudo de armas en la tumba de Francisco Guillamas Velázquez


Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

E. Roja, María, Guillaume de Bela (Vela) en gw.geneanet.org
Martín González, J.J., El Convento de San José de Ávila, 1979
Merino Álvarez, Abelardo, La Sociedad Abulense durante el siglo XVI. La Nobleza, 1926.
Riera, A. de, Francisco Guillamas Velázquez, ficha de la Real Academia de la Historia en dbe-rah.es
Valdeón Baruque, J., Bertrand Du Guesclin, ficha de la Real Academia de la Historia en dbe-rah.es

Francisco Guillamas Velázquez orante en la capilla de la iglesia de San José


sábado, 5 de agosto de 2023

Verraco de Naturávila (Ávila)

 
El verraco de Naturávila tiene una posición algo peculiar, parece estar erguido sobre sus patas delanteras a diferencia del resto de toros que suelen tener una posición estática horizontal, aunque como veremos no es el único ejemplar. Antes de ser trasladado a su asentamiento actual en Naturávila, un complejo turístico a unos 5 km. al sureste de la ciudad de Ávila, el verraco estaba en el patio porticado del palacio o Torreón de los Guzmanes en Ávila.

Verraco en el que se distingue la papada y los ijares

López Monteagudo destaca los siguientes rasgos de la pieza y nos aporta las siguiente medidas: una longitud de 148 cm., altura máxima de 140 cm. y mínima de 100 cm., con 46 cm. de ancho y un perímetro de 203 cm. A continuación hace la siguiente descripción de las escultura: toro de granito en excelente estado de conservación a pesar de que en el plano frontal de la cabeza y el morro se advierten rotos. Tiene peana en la misma pieza. A pesar del deterioro de la cabeza, se aprecia la testuz, orejas y mandíbula. Bajo el cuello posee una gran papada que desciende las extremidades delanteras hasta la peana. Las extremidades se advierten separadas resaltando en ellas los codos y pezuñas, estas últimas solo en las delanteras. En la parte trasera se aprecian los ijares, piernas y brazuelos que se continúan en franja resaltada hasta el dorso. El rabo se vuelve sobre la pierna derecha cruzando el espinazo, que solo aparece resaltado en la grupa y termina en penacho sobre el costado izquierdo. Bajo el vientre se aprecia el sexo.

Lado izquierdo y trasero del verraco

Se desconoce el lugar de procedencia de esta escultura, citándola Ballesteros (1896) en el mismo lugar donde ahora se encuentra (en el patio del palacio de los Guzmanes); sin embargo, cabe señalar su gran parecido con un ejemplar procedente de Muñogalindo, lo que le hace sospechar que tal vez tenga la misma procedencia.

El verraco en el patio del Torreón de los Guzmanes
Fotografía de Javier Lumbreras

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

López Monteagudo, GuadalupeEsculturas zoomorfas celtas de la Península Ibérica, C.S.I.C., Madrid, 1989.

Excursionista de un grupo escolares en Naturávila descansa sobre el verraco
Una de las constantes de maltrato patrimonial que suele pasar inadvertido