viernes, 27 de enero de 2023

Castillo de Castrotorafe


Llegamos a Castrotorafe después de visitar el monasterio de Santa María de Moreruela. Las impresionantes ruinas del monasterio cisterciense nos anticipaban el estado en que encontraríamos el recinto amurallado y el castillo de Castrotorafe. El lugar sorprende por su extensión, sus murallas alcanzan un perímetro de más de un kilómetro de longitud, en el que tan solo destacan los restos de la cerca, la espadaña de la iglesia y, en la esquina noroeste, el castillo. Entre los autores que he consultado cada uno aporta datos que complementan los ya citados por los anteriores. Para iniciar nuestro recorrido lo haremos con el más antiguo, acudiendo al Catálogo Monumental de la provincia de Zamora de 1903-1905 de Gómez Moreno como base, y como guía de campo los castillos de Zamora de Pinilla González.

Lienzo este de la muralla donde se encontraba la puerta de acceso a la villa


CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

Gómez Moreno nos introduce con breves pinceladas en la historia de Castrotorafe. Ésta debió tener un gran poblamiento que en sus días rivalizaba en importancia con Zamora, Toro y Benavente, al respecto añade Pinilla que se le conocía de antiguo con el nombre de "Zamora la Vieja" cuyas ruinas "se alzan en el término de San Cibrián". Sobre su antigüedad la cartela que hay junto al castillo indica que se levantó sobre asentamientos anteriores según restos arqueológicos paleolíticos y romanos hallados en el lugar. Gómez Moreno comenta no haber encontrado información anterior a 1129: "ninguna mención hallo de su existencia antes de 1129, año en que Alfonso VII señaló términos a su Concejo y le impuso el Fuero de Zamora; en 1143 se le nombra castro torali en un deslinde de Moreruela, en 1153 y sin que conste la razón, hizo destruir Alfonso VII sus muros y despojó a sus moradores de la mitad de Moreirola de Suso que dio al monasterio". Al respectoCobos califica esta etapa de fallida puebla; toda vez que en 1140, añade Estepa, está documentada la tenencia de Castrotorafe a favor de Ponce de Cabrera, personaje proveniente del ámbito catalán que se había establecido en el reino tras contraer matrimonio Alfonso VII con Berenguela de Barcelona en 1128. Éste accedió en 1143 al condado y mayordomo del rey en 1145 hasta la muerte del monarca en 1157. Habrá que esperar por tanto a la iniciativa de Fernando II en la segunda mitad del siglo XII como detalla Gómez Moreno: "mas Fernando II la repobló dándola a los caballeros de Santiago por capital de la Orden en 1176, y en efecto, a los dos años su Maestre Don Pedro Hernández celebró avenencia con el Concejo de la Villa. En 1192 figura cierto conde de Castrum Torafe confirmando un privilegio".

Castillo de Castrotorafe (1903-1905) Fotografía M. Gómez Moreno

"A principios del siglo XIII -continúa Gómez Morenocobró notoriedad su gran puente sobre el Esla, cuyo portazgo fue cedido á la catedral de Zamora para reedificar el claustro en 1202: era entonces señora de la villa la reina Dª Urraca, viuda de Fernando II, quien se la dio en arras y ella hizo cesión a favor de dicha catedral en 1211, sin que conste en qué forma pues los de Santiago resultan poseyéndola en 1216 en adelante hasta los tiempos de D. Juan Alfonso de Alburquerque, afianzado allí en su resistencia contra el rey Don Pedro". Cobos apunta que en 1220 Alfonso IX confirmó la posesión a la Orden de Santiago, aunque el castillo debió estar bajo control real puesto que durante las guerras fronterizas con Castilla la Orden apoyó al rey castellano mientras que la villa lo fue al rey leonés. Durante la guerra de la minoría de edad de Fernando IV, el rebelde Alfonso de la Cerda, quien se hacía llamar rey de León, acuñó moneda en Castrotorafe en 1298.

Imagen aérea de la meseta donde se asienta Castrotorafe en el que aprecian
los escasos restos del lienzo norte de la muralla. Imagen de Rafael Moreno

En 1333 Alfonso XI confirma la donación del castillo a la Orden de Santiago y la villa a García Rodríguez Valcárcel, hasta que en 1351 Pedro I solicita a los santiaguistas que le fuese entregada a don Juan de Alburquerque, quien al perder el favor del rey se refugiará en la villa, para después pasar a Portugal. Finalmente Pedro I lo entregará -continua Gómez Moreno"a su favorito Men Rodríguez de Sanabria", hasta que "Enrique II hizo arrasar su castillo en odio a la lealtad con que sostuvo la causa de su hermano; reconstruido más adelante, sirvió de prisión al Conde de Urgel", se refiere a Jaime II de Urgel que se sublevó contra Fernando I de Aragón; tras ser derrotado el de Urgel estuvo preso en varios castillos entre ellos en Castrotorafe entre 1424 y 1426 desde donde fue trasladado al de Játiva donde moriría en 1433.

En primer término cubo sureste y lienzo este de la barrera artillera del castillo

A continuación señala Gómez Moreno que Castrotorafe "se sostuvo contra Alfonso V la causa de Doña Isabel, que llegó a posesionarse de su fortaleza", en realidad, según Pinilla, Alfonso V de Portugal esposo de Juana la Beltraneja, llegó a tomar la villa pero no así el castillo cuyo cerco al que estaba sometido hubo de levantarse ante la presencia de Fernando el Católico en Zamora-. De aquí, continúa Gómez Moreno, pasó de nuevo "á la Orden de Santiago, cuyo comendador Alfonso de Palencia hubo de repararla". Cobos añade que Fernando el Católico entregaría la alcaidía de la fortaleza al linaje de los Enríquez, condes de Alba de Liste, aunque la posesión continuó en manos de Alfonso de Valencia, comendador de Santiago hasta la década de los 80. Destaca que durante esos años una real ejecutoria de 1481 "expedida en Toro, los reyes fallaron que los vecinos de Pajares no tenían deber de pechar para la reedificación del castillo de Castrotorafe". La reparación, como indica Gómez Moreno,  la llevó a cabo el comendador de la Orden

Esquina suroeste de la muralla de doble muro y restos de almenas

Concluye Gómez Moreno: "En adelante nunca figura más en las historias, y es probable que arruinado su puente que debía constituir un elemento de vida y riqueza extraordinario, por ser la comunicación más fácil entre Castilla y Galicia por Portugal, decaería hasta despoblarse en tanto que se agrandaba a su costa la inmediata villa de San Cebrián de Castro. Ignoro si con algún fundamento el Tudense dijo que Castrotorafe se llamó antes Moriana". Gómez Moreno se refiere como Tudense a Lucas de Tuy, obispo de Tuy, cronista y hagiógrafo de la primera mitad del siglo XIII.

Lienzo oeste en el escarpe del río


LA MURALLA

Comenta Pinilla González, que de todo el conjunto sólo se conserva parte del recinto que cercaba la antigua villa, refiriéndose a ella como una construcción de "mampostería pizarrosa y mortero, con cubos en determinados puntos salientes, y un trazado irregular en el que se abren dos puertas, hacia el sureste y el sur, muy destrozadas" -hay que añadir, según la cartela del recinto, la existencia de un portillo que daba al río-. La muralla se adapta al terreno aprovechando los afloramientos rocosos; tiene forma trapezoidal y "está construida con mampostería de cuarcita y argamasa, con doble muro o forro en unos lienzos ligeramente alamborados rematados con merlones y almenas que se conservan en algunos tramos además de un foso ya muy colmatado",  todo ello está jalonado con algunos cubos. Para Cobos la muralla parece obra de finales del siglo XII y sus restos "podrían estar relacionados con algunos restos aparecidos recientemente en el castillo de Ponferrada y de los que serían coetáneos".

Cubo noreste y restos del lienzo norte

Cobos nos aporta un documento de la relación que hace la visita de la Orden en 1494, momento en que comienza su declive: se trata de una villa en la estando bien poblada cabrían 400 vecinos; ese año no había más de 15 vecinos, sus muros están todos aportillados ya que "el rey de Portugal los mandó derrocar, son de piedra mampuesta y algunos petriles de tapial". En 1688 tras la guerra con Portugal, la situación era penosa, según los visitadores la villa estaba arrasada, y la cerca que la rodea estaba toda aportillada y caída. En los textos de 1712 y 1763 se habla ya de la villa como despoblada, y sólo se hace mención al castillo y el palacio, también arruinados y destruidos.

Recinto amurallado (1903-1905). Fotografía M. Gómez Moreno


EL CASTILLO

Siguiendo la cartela que podemos leer en el recinto, el castillo se construye cerrando el vértice noroeste del perímetro amurallado de la villa. El recinto interior es obra del siglo XIII o XIV, con torres rectangulares en los ángulos y otra en el vértice noreste correspondiente a la torre del homenaje. En el interior hubo edificios, incluso de dos plantas, divididos en numerosas estancias, tanto señoriales como auxiliares. El recinto exterior es una barrera artillera de menor altura construida en el siglo XV.

Imagen cenital del castillo de Castrotorafe. Fotografía de Rafael Moreno

Cobos coincide con las fechas y descripción anterior y puntualiza que éste se cierra con dos muros perpendiculares entre sí a modo de atajo con torres de planta cuadrada que destacan por su aparejo de sillares en las esquinas. "Se aprecia igualmente el relevante de los muros de la cerca que conforman las otras dos paredes de este recinto, constituyendo todo ello el cuerpo principal del castillo y que, sin perjuicio de la existencia de obras anteriores, podría fecharse entre finales del siglo XIII y principios del XIV". Tras resistir el asalto portugués de las tropas de Alfonso V, en el último tercio del siglo XV, y probablemente antes de 1475, "se construye una barrera para artillería con muros de notable grosor y cubos circulares en sus esquinas", que son "demasiado pequeños y separados para lo que era común en la época". La forma de la ruina de estos cubos -en la actualidad dos de los cubos está restaurados-, "sugiere la posibilidad de que hubieran sido volados con la intención de inutilizar el castillo", aunque asegura que no existen referencias documentales sobre ello.

Interior del lienzo oeste del siglo XII-XIII con mechinales y un muro de
división de dependencias. La pared almenada es del cierre del siglo XV

Cuando lo visita Gómez Moreno, según se aprecia en la fotografía que toma del castillo, éste ya se encontraba muy deteriorado, y hace la siguiente valoración: "en el ángulo NO y aprovechando algo del muro antiguo, erigiose hacia el siglo XIV ó XV una fortaleza, mezquina y sin primor que la avalore". Lo describe como "un cuadrado irregular con torres grandes en dos esquinas, hoy medio caídas, y por dentro señales de habitaciones y escaleras; cíñele un antemuro con cubos a los ángulos, que encierran departamentos en dos pisos, abovedados y provistos de saeteras. Su obra es toda de mampostería y sufrió gran estrago". 

Cubo suroeste de la barrera artillera. 2ª mitad del siglo XV

Por el documento que aporta Cobos de la visita al castillo en 1494, sabemos que era alcaide Francisco de Traslayo, y que lo era por don Enrique Enríquez de Guzmán comendador de la Orden. Según se relaciona, la fortaleza contaba con una cava no muy honda hacia la villa, y de ella a la puerta de la barrera de una puente de madera. Entraron en la barrera que cerca toda la villa, construidos sus anchos muros en mampuesto y algunos "petriles" de tapia y otros de piedra mampuesta, almenas y "los trasvases muy buenos cubos los que la hace menester y sus troneras en toda dicha barrera".  Visitaron los aposentos del interior y entraron en una sala donde había una chimenea y una ventana con reja de hierro que da al río; poseía un retrete y una escalera para subir "a lo alto que esta encima del aposentamiento". Su reparación la mando hacer el comendador junto a "todo el aposentamiento de grano e basticimiento y bestias está bien reparado tejado con teja e todo ello lo uno y lo otro de madera basta".

Lienzo sur de la barrera, torres cuadradas y lienzo almenado del castillo

Cobos va detallando el proceso de degradación del castillo a partir de 1494. En 1604 comenta reparaciones que se llevaron a cabo en corredores, tejados y "enmaderamientos" de las torres, aunque estaban por reparar la torre del homenaje, la bodega y el lagar. En 1688 tras la guerra con Portugal, la situación era penosa, según los visitadores de la Orden "el castillo y fuerte en cuanto a la cantería esta bueno pero la bivienda del palacio que avia en el toda está arrasada e inabitable". En 1712 se habla ya de la villa como despoblada, el castillo y el palacio que había en su interior están arruinados y destruidos; y en 1763 se daba por perdido el palacio con "sus salas, paneras, caballeriza, bodega y oficinas".
Lienzo oeste en el escarpe del río

Pinilla añade que contaba con dos puertas, una de acceso desde la villa y por la segunda se accedía al puente. Destaca que de los cubos en los ángulos de la barrera, dos se reformaron para adaptarlos a la artillería. En el interior se observan diferentes tipos de materiales constructivos por lo que "hace pensar en reparaciones y obras de mantenimiento, más que en reformas de envergadura. Su planta es similar a la exterior, con el refuerzo de dos torres en el muro S obra de sillarejo, más cuidada que los muros restantes". El interior del recinto como indican las citas anteriores, se encuentra totalmente arruinado, pudiendo observarse los mechinales en algunas paredes que nos hablan de los diferentes pisos en que se hallaba dividido.

Cubo artillero noreste y barrera norte

Plano del castillo a partir de la imagen de Rafael Moreno basado en F. Cobos Guerra
La primera fase constructiva en azul corresponde a la cerca de la villa (sg. XII-XIII)
La segunda fase, línea roja (sg. XIV) aprovechando la cerca se construye el castillo.
 Tercera fase, línea gris (sig. XV) se construye la barrera artillera


EL PUENTE

Pinilla, al igual que Gómez Moreno, señala la importancia que tuvo el puente sobre el Esla para la existencia misma de Castrotorafe, "punto de comunicación entre Castilla, Galicia y Portugal". Comenta Gómez Moreno que para su construcción se aprovechó "un remanso del río, por efecto de violentísima curva que antes se desarrolla; es probable que se construyese a finales del siglo XII y constaba de doce o más arcos, ya hundidos, sobre pilas de corte poligonal contra la corriente y espolonadas a la parte contraria, con bien torpe criterio. Sus cimientos perseveran dentro del rio y otras cuatro pilas surgen sobre peñas á la margen contraria, hechas de sillería gruesa". De la misma opinión sobre la importancia del puente es Pinilla comentando que doña Urraca, viuda de Fernando II de León, de quien había recibido la villa en arras; concede junto con su hijo Alfonso IX, "la mitad del portazgo en 1206 a la Catedral de Zamora para las obras de su claustro"; como habíamos visto al principio Gómez Moreno fecha la cesión a la catedral en 1202. 

El río Esla desde el castillo. Los restos del puente forman la diagonal O-E

Las ruinas del puente, según se observa en la imagen superior, sólo se pueden ver durante el estiaje del río y del embalse de Ricobayo, el resto del año se encuentra bajo sus aguas. Desde aquí partimos a nuestro siguiente destino para ver el fuerte de Carbajales de Alba.

Cobos Guerra, F. y De Castro Fernández, J.J.Castilla y León. Castillos y fortalezas, Edilesa, 1998
Estepa Díez, Carlos, Los territorios del rey. Castilla, siglos XII-XIII, Marcial Pons, 2021
Gómez Moreno, ManuelCatálogo Monumental de la provincia de Zamora 1903-1905
Pinilla GonzálezJaimeCastillos de Zamora y Salamanca Lancia, 1995


Cubo noroeste en la entrada al castillo. A la derecha liza y barrera artillera

Cubo suroeste de la barrera y adarve y aspillera sobre los restos del portillo

Liza del lienzo sur. En el centro torre cuadrada central del castillo

Bóveda del cubo artillero sureste

Lienzo este de la barrera con el cubo sureste a la izquierda

Cubo noreste de la barrera apuntalado donde se aprecia la casamata y el
grosor y materiales de la construcción

Situación del castillo en la villa y localización de la iglesia, las puertas
y el portillo del recinto amurallado


domingo, 8 de enero de 2023

El Tritón de Magazos y Nereida


En nuestro viaje por el norte de la provincia de Ávila visitando las iglesias que aún conservan su ábside mudéjar, pasamos junto a Magazos cuando visitamos Palacios Rubios. Esta pequeña población, muy cercana a Moharre, se encuentra a 10 km al suroeste de Arévalo. En las guías no hay mención alguna al lugar, pero de allí procede un excelente mosaico romano y este Tritón, pieza de mármol de pequeño tamaño, que pertenecieron a una villa romana de época bajo imperial, que se conservan en el Museo de Ávila. El mosaico, compuesto con motivos geométricos, "nos remite a esquemas del siglo IV", lo podemos ver en el edificio de Santo Tomé, iglesia románica desacralizada que conserva dos de sus portadas, la principal orientada al oeste y la portada sur que conserva sus capiteles originales. Mientras que el Tritón se encuentra en el edificio principal, la Casa de los Deanes, un bello palacio renacentista del siglo XVI.

La cartela del Tritón, en este caso un centauro marino, es muy esquemática, por lo que voy a transcribir la información que nos proporciona la página del Museo

En el lugar de Magazos llamado, significativamente, Torre Vieja, tuvo que existir una importante villa romana, una residencia señorial en un latifundio bajo imperial, aunque de ella sólo se conoce este grupo escultórico de mármol y el pavimento de una habitación.
El asentamiento fue descubierto en 1945, cuando el arado sacó a la luz fragmentos de la escultura sobre un suelo de mosaico. Años más tarde, una prospección de Luis Fernández Blanco, en 1963, comprobó que no quedaban más restos. La colaboración que desde la noticia del descubrimiento prestó D. Cándido Sánchez Rodríguez, propietario del terreno, permitió, en 1966, levantar y trasladar el mosaico al Museo. Colaboración que ha seguido en años más recientes: en 2004, la familia Sánchez Hidalgo ha donado una base de pilastra, rescatada en tiempos entre los surcos; y en 2018, Emma Alonso López entregó asimismo una pequeña cabeza en relieve, hallada también casualmente en las inmediaciones de la villa, en Noharre.

"Tritón" y Nereida (Mármol) Siglo II-III d.C.

La composición propuesta de la escultura combina la figura del Centauro marino -rasgos de fauno y algas pegadas a la piel- con los demás fragmentos recuperados, y con la mano que apoya en el hombro izquierdo: se ha basado en los muy similares relieves de Nereidas cabalgando sobre Tritones que adornan algunos frentes de sarcófagos. Los Centauros marinos son unos seres fantásticos, mitad hombre y mitad caballo, cuyos cuartos traseros se han transformado en ondulada cola; en la mitología clásica forman parte del séquito de Neptuno, dios de los océanos, junto con las Nereidas, las ninfas que, con velos y ropajes en movimiento, representan las olas, todas iguales y todas distintas.
Mariné, Mª., "'Tritón' y mosaico de Magazos". Cien piezas del Museo de Ávila. Junta de Castilla y León, Ávila, 2011, pp. 40-41.

Es muy interesante la descripción que se hace de la pieza, toda vez que no se suelen describir centauros marinos. En la escultura se aprecia el arranque de la cola en la que se han transformado los cuartos traseros del Centauro. Los Tritones, sin embargo, generalmente se representan como seres fantásticos mitad hombre mitad pez, en el que las extremidades inferiores se transforman en cola. Se suelen representar soplando una trompeta o una caracola, acompañando a Neptuno u Océano portando en su lomo a las NereidasTritón es la representación del sonido del mar. Al respecto Boccaccio comenta que quienes tomaron a Océano como padre de las cosas se vieron obligados a dotarlo de atributos "para que no avanzara sin honor entre los grandes dioses". Entre estos atributos se encuentran los Tritones tocadores de trompetas que corrían delante del Océano. Crearon a su vez grandes cohortes de Ninfas como compañeras de cortejo. Añade que el nombre de Tritón, según algunas fuentes, significa el que desgasta la tierra, esto es, lanzarse contra el litoral desgastando la costa continuamente; "puesto que esto no se hace sin sonido, es llamado como el que hace sonar las trompetas". Concluye que "los teólogos" entienden por Tritón el propio clamor del mar, que agita y golpea las costas, y como adelantado "sostuvieron que de aquel sonido se deduce que va a haber una agitación del mar mayor que de costumbre", anunciando de esta forma la cercanía de una tempestad.

Para esta entrada, además del texto del Museo de Ávila que se puede leer en su página web, he consultado la siguiente documentación:

Aghion, I. et al. Héroes y dioses de la Antigüedad, Alianza Editorial (1997)
Boccaccio, Giovanni, Genealogía de los Dioses paganos, Editora Nacional, (1983)
Falcón Martínez, C. et al. Diccionario de Mitología Clásica, Alianza Editorial (1997)