lunes, 21 de marzo de 2022

Castillo de Muro de Ágreda


Tras pasar parte de la tarde en Ágreda decidimos hacer una parada en el trayecto de vuelta a Soria en Muro de Ágreda, a unos cinco kilómetros al oeste por la N-122 y tomando el cruce de la SO-P-2004 otros dos kilómetros hacia el sur llegamos a nuestro destino. Las reseñas que tenía Muro no eran del castillo sino de Augustóbriga, la ciudad romana, y de la torre de la iglesia. El resto de información sobre la torre o castillo prácticamente no la habíamos encontrado. Cobos Guerra la cita sólo como "ruinas de una torre", y es fácil confundir las reseñas de ésta con las de la torre de la iglesia que hemos citado, no obstante si se visita la página de la Asociación Española de Amigos de los Castillos se diferencia entre ambas torres, aunque tampoco aquí se encuentra mucha más información: "Quedan varias paredes de un torreón rectangular y varias almenas apiramidadas", siendo su estado de "ruina progresiva".

Esquina suroeste

Las medidas que he tomado del edificio son las siguiente: Se encuentra en la parte norte del pueblo sobre un cerro a una altitud de 1069 metros; el lienzo sur, el más completo aunque con una gran brecha, mide 25 metros de largo; los restos del lienzo este 13 metros, y el lienzo oeste 18 metros, habiendo desaparecido todo el lienzo norte. Edificado en mampostería; quedan restos del adarve y almenas en los tres lienzos conservados.

Lienzo sur

Lienzo este

Interior. Lienzo este y lienzo sur

Paisaje hacia poniente y camino vecinal desde la torre

Por último destacar una tendencia habitual en la conservación del patrimonio es colocar elementos ajenos, en este caso un transformador eléctrico, prácticamente adosados a construcciones históricas como es la caseta que se puede ver en la imagen en la esquina sureste.

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Asociación  Española de Amigos de los Castillos, ficha Muro de Ágreda en castillosdeespaña.es
Cobos Guerra, F. y De Castro Fernández, J.J.Castilla y León. Castillos y fortalezas, Edilesa, 1998

martes, 8 de marzo de 2022

Fuerte de la Concepción


Hicimos nuestra visita a la caída de la tarde, durante nuestro regreso de Guarda en Portugal. Cruzamos la frontera por Vilar Formoso y antes de llegar a Fuentes de Oñoro, nada más cruzar la frontera, en Nuevo Poblado tomamos dirección norte por la DSA-470 que bordea la raya; a unos 12 kilómetros llegamos a Aldea del Obispo, allí giramos a la izquierda, hacia el oeste de nuevo dirección a Portugal por la DSA-478; a unos 800 m, tomamos un camino a nuestra izquierda que nos deja en el Fuerte de la Concepción.

Puerta de acceso al patio de armas obra de Manuel de Larra Churriguera

EL CASTILLO

La fortificación tiene su origen en el fuerte de campaña que construye en 1663 el duque de Osuna como apoyo para atacar las plazas portuguesas de Almeida y Castelo Rodrigo durante la Guerra de Restauración de Portugal. El duque construye un fuerte de cuatro baluartes que, al fracasar en la operación de ataque en territorio portugués, los propios españoles deciden su derribo un año después, en 1664, por considerarlo indefendible.

El 1735, tras la Guerra de Sucesión, se decide reforzar la frontera portuguesa desde donde se habían producido ataques durante la contienda. Ese año el coronel e ingeniero Diego Bordick redacta un proyecto de reconstrucción del fuerte, según cita Cobos, "con contraguardias delante de los baluartes y dobles tenazas delante de las cortinas". No obstante se optará por el diseño del también ingeniero Pedro Moreua, más económico y que, añade Pinilla, cuenta como maestro de obra a Manuel de Larra Churriguera, ambos están "considerados como los más expertos de la época". La propuesta de Moreau -continúa Cobos- consiste en cuatro baluartes y cuatro revellines y un reducto avanzado sobre un teso que dominaba la fortaleza. Sin embargo, el elevado coste de la obra va a dificultar su ejecución dilatándose las obras -según Cobos- desde 1736 a 1797 "fecha en que se construyen las contraminas y se acaban las obras"; y cuarenta años -según Pinilla- "hasta que en 1776 se dan por concluidas con la bendición de la capilla de la fortaleza".

Estructuras del revellín norte

Pese al enorme gasto que supuso la reconstrucción del fuerte, -detalla Cobos que en "1735 elevaba el coste a 1.638.962 reales de vellón, cantidad notable para las posibilidades de la corona en ese momento"-, todos los informes hacían hincapié en las debilidades de la fortaleza, tanto estructurales "tiene el defecto de no haberse enterrado cuatro varas más el nivel de la plaza", como estratégicas, tan cercano a la frontera del país vecino que "si una vez se conquistan, son difíciles de recuperarse". Era, destaca Cobos, la misma razón esgrimida para la demolición de 1664. La reconstrucción resultó penosa atendiendo al relato que hace también Cobos: "los puentes son impracticables, el rastrillo está caído, las habitaciones del Estado Mayor se inundan, los barracones se caen, las cisternas no están acabadas y no hay un sitio para el agua, las garitas se llenan de agua"; todo ello provocó problemas de salubridad afectando a la tropa que debió ser traslada a Ciudad Rodrigo para su tratamiento; además, citando a Luis Nieulant, mariscal de campo, corregidor y gobernador de Ciudad Rodrigo en 1765, recuerda a Esquilache que la fortaleza era de escasa entidad, "es tan corto, que junto a los defectos que tiene, puede resistir poco siendo bien atacado", ni tan siquiera era precisa su conquista para que el enemigo atacase Ciudad Rodrigo

Edificio sobre la cortina oeste

Sobre la utilidad del fuerte, sin embargo, Pinilla indica que aún estando en construcción juega un importante papel estratégico en diversos acontecimiento bélicos de la segunda mitad del siglo XVIII, y destaca que en 1801 el mariscal francés Leclerc, cuñado de Napoleón, mantendrá allí tropas como parte de la campaña contra Portugal en la conocida como Guerra de las Naranjas. A pesar de todas estas vicisitudes, la fortaleza nunca llegó a entrar en combate y, en 1810 las tropas anglo-españolas del general Crawford durante la Guerra de la Independencia la inutilizarán con voladuras selectivas durante su retirada hacia la fortaleza de Almeida al caer Ciudad Rodrigo en manos de las tropas napoleónicas. 

Armas del cuerpo de guardia

CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

El contexto histórico del fuerte comienza en 1640 en el inicio de la Guerra de Restauración de Portugal contra la Monarquía Hispánica. En estas fechas la debilidad de la corona española se manifestaba claramente con levantamientos en Nápoles y Sicilia, la guerra con Francia por las posesiones en Holanda y, en la Península, las revueltas en Cataluña, alentadas y apoyadas por Francia, y la mencionada de Portugal. En esta última, los portugueses, siete años después del inicio del levantamiento, en 1647 comienzan la construcción de la plaza fuerte de Almeida. Habrá que esperar aún 12 años, hasta 1659, para afrontar el levantamiento en Portugal. Ese año se firma la Paz de los Pirineos, donde se fija la frontera con Francia a la que se ceden los enclaves de la vertiente norte de los Pirineos salvo Llívia. Recordar que estas poblaciones habían sido tomadas por las tropas francesas en apoyo a los sublevados en Cataluña. Hasta entonces España, bien por falta de medios o de hombres, no tiene capacidad para enfrentarse a la independencia portuguesa, por lo que hubo de esperar a la firma del tratado con Francia para liberar tropas y recursos e iniciar la campaña.

Patio de armas

Liberado el frente de Francia, en 1663 el duque de Osuna inicia esta campaña contra los sublevados portugueses con el propósito de atacar las plazas de Almeida y Castelo Rodrigo. Con este objetivo construye un fuerte de campaña en la misma línea fronteriza, -el baluarte más occidental y cercano a la actual frontera portuguesa está a 550 m-. El objeto del fuerte era hacer de cabeza de puente para el ataque, no obstante tras el fracaso de la campaña del duque los propios españoles deciden derribar el fuerte incapaces de garantizar su defensa.

Rampa de acceso del patio de armas al baluarte sureste

El 1735, tras la Guerra de Sucesión y la firma del Tratado de Utrecht, con la nueva dinastía en el trono, se decide la reconstrucción del fuerte sobre los cimientos del antiguo, con el propósito de reforzar la frontera con Portugal desde donde se habían producido ataques de la coalición anglo-portuguesa, partidarios de Carlos de Habsburgo. Destacar que durante la contienda la mencionada coalición había tomado Ciudad Rodrigo, Puebla de Sanabria y San Felices de los Gallegos y procedieron a fortificar estas dos últimas. En 1736 se inician la obras de reconstrucción a cargo, sobre todo, del ingeniero Pedro Moreau. Como hemos visto antes el fuerte también participó, aunque de manera pasiva, en la Guerra de las Naranjas (1801) en la que la coalición, ahora hispano-francesa, se enfrenta a Portugal con el fin de expulsar a los ingleses del país vecino, entonces sirve base a las tropas francesas al mando del mariscal Leclerc. La vida útil de fuerte llega a su fin con la Guerra de Independencia (1810), cuando el general inglés Crawford procede a dinamitar la fortaleza. En estado de ruina llega a nuestros días hasta que recientemente, en manos privadas, es restaurado y reconvertido en hotel.

Imagen cenital del fuerte captura del Instituto Geográfico Nacional (IGN)

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Cobos Guerra, F. y De Castro Fernández, J.J.Castilla y León. Castillos y fortalezas, Edilesa, 1998
Pinilla González, JaimeCastillos de Zamora y Salamanca, Lancia, León 1995.

Puente y puerta acceso a la plaza de armas en la cortina este

Muro y troneras del revellín este

Rampa de acceso al baluarte noreste; a la derecha muro con canal de
desagüe y a la izquierda restos de la bóveda

Vita cenital del fuerte en la que se aprecia la trinchera que desde el baluarte
sureste la une con el reducto de San José y los restos de las caballerizas.
Imagen tomada del Instituto Geográfico Nacional (IGN) 

martes, 1 de marzo de 2022

Iglesia de Pedro Rodríguez


Siguiendo nuestra ruta por las iglesias con ábside mudéjar desde Vega de Santa María nos dirigimos a Pedro Rodríguez, a unos 30 km. al noroeste. Tomamos la N-403 hasta Blascosancho donde nos desviamos por la CL-507 dirección Hernansancho y de allí tomando la AV-804 dirección Tiñosillos, donde tomamos AV-P-125 que nos deja en nuestro destino, la iglesia de San Pedro Apóstol

Ábside y fachada norte de la iglesia de San Pedro Apóstol

Iniciamos nuestra visita con la descripción que nos hace del templo Gómez Moreno a principios del siglo XX. "Su presbiterio, de lados convergentes, con tres perpiaños agudos, y el ábside, son de construcción morañesa, y quizás de las últimas románico-mudéjares. Exteriormente el primero tiene una fila de luengos arcos decorativos y doble friso de facetas encima; pero el ábside ofrece la particularidad de adornarse en toda su altura con arquería sobre delgadísimas columnas, y dentro de ellas otros arcos, igualmente semicirculares, imitando quizá ciertos ábsides románicos de influencia alemana". El presbiterio es la parte del templo que Gutiérrez Robledo identifica con el tramo recto del exterior.

Tramo curvo del ábside con dos arcos descentrado, el interior más bajo
El arco externo descansa sobre medias pilastras de ladrillo encaladas
Sobre los arcos se remata con una hilada de esquinillas y otra a sardinel

Según Gutiérrez Robledo el ábside de la iglesia se encuentra dentro del grupo de templos con una única arquería. Del edificio "la cabecera es, una vez más, el resto mudéjar más importante del templo" en el se enriquece, como ocurre en el templo de Santo Domingo de Arévalo, "el tramo curvo con arcos doblados descentrados, es decir, muy separados, y moldurandose como medias columnas de ladrillo moldeado encaladas lo que anteriormente eran las pilastrillas en las que descansaban los arcos externos", añade que "algo se parecen las iglesias salmantinas de Gajates y San Juan de Alba de Tormes.

En el lado recto desaparecen las columnillas del lado curvo, los arcos son
concéntricos rematados con dos hiladas de esquinillas y una central a sardinel

"Arranca todo ello -continúa Gutiérrez Robledo- de un zócalo de ladrillos con una hilada en sardinel y remata con esquinillas y varios sardineles sobre ellas. En el tramo recto las arquerías desdicen de las de tramo curvo, tienen sus arcos concéntricos y no hay columnilla alguna, pero rematan en una serie de cuatro frisos alternantes de esquinillas y sardinel que corresponden a un nuevo ático".

Durante la visita mantuve una conversación con un vecino que me estuvo contando la obra que se tuvo que acometer para reparar el tejado. El conjunto se elevó con una hilada de ladrillo a sardinel y se remató con unos canecillos de madera. El resto de la iglesia es más moderno -en torno al siglo XVI- y destacó el artesonado que no pudimos ver y del que no teníamos noticias, quedando para una próxima visita una descripción de su interior.

Los arcos del zócalo del lado recto arrancan más abajo que el del lado curvo
que se compensa en la parte superior con una hilada más de esquinillas

Para esta entrada he consultado y citado  la siguiente documentación:

Gómez-Moreno, ManuelCatálogo Monumental de la provincia de Ávila Institución Gran Duque de Alba  Ávila, 1983
Gutiérrez RobledoJosé Luis, Arquitectura románica y mudéjar en Ávila, Institución Gran Duque de Alba, Ávila, 2013

Iglesia de San Juan en Alba de Tormes (Salamanca) en la que se observa
 la similitud de las columnas ambos ábsides mudéjar aunque en San Juan
las columnas tienen capiteles románicos de piedra.