El castillo de Serranos de la Torre se encuentra en el término de Zapardiel de la Cañada, en Ávila. Para llegar hasta él hay que tomar la carretera AV-105 que une las poblaciones de Piedrahita y Alba de Tormes, esta última en Salamanca. Hay que cruzar el pueblo y de allí parte un camino bien acondicionado que nos lleva hasta el embalse de Zapardiel. Su situación me recordó mucho al castillo de Zurraquín, en Cabezas de Villar unos kilómetros más al norte; ambos se encuentran alejados del pueblo que hay que cruzar, ambos se integran en una explotación agraria y fueron aportillados, como comenta más adelante Gómez Moreno, y tienen los dos, a escasos metros, una iglesia.
En una pequeña guía editada por la Diputación de Ávila se hace una breve reseña del castillo: "En el siglo XV el obispo de Ávila, Lope de Barrientos, funda para su
sobrino don Pedro un mayorazgo formado, entre otros bienes, por el lugar de
Serranos del Castillo, con su fortaleza, su jurisdicción, sus montes, pardos
pastos y molinos. De la fortaleza no quedan más que unos restos integrados en
un caserío situado en una vaguada del término de Zapardiel de la Cañada". Destaca
el folleto, de los restos del castillo, la torre del homenaje coronada el
matacán con ménsulas de tres modillones cada una y un cubo angular norte.
Una descripción más pormenorizada nos la ofrece el libro editado por el Museo de Ávila sobre los castillos de la provincia. Comienza, sin embargo, comentando que "No se
conoce ningún dato sobre su origen, uso ni abandono, ya que ni siquiera el
catastro de Ensenada (1751) tan exhaustivo, se recoge este castillo, sino que
se documenta sólo que: ... Sellama este despoblado la villa de Serranos de la
Thorre.../... Que es señorío propio de la casa y mayorazgo del conde de las
Amayuelas.../... No hay más vezino que el montaraz.../... Hay dos casas
habitables y una arruinada completamente." Por tanto ya en aquella época la fortaleza estaba abandonada y que por su nombre "puede indicar un fin repoblador por hombres de sierra y reflejar, a la
vez, que estaba dotado de una fortaleza para su defensa".
El castillo, -añade- "está construido en mampostería con sillares de granito en las esquinas, es
de planta centralizada, con la torre del homenaje cuadrada, rodeada de un muro
perimetral bajo, con dos enormes cubos angulares. Gómez Moreno dibujó un
croquis con cuatro cubos, pero en la actualidad sólo se conservan los dos
traseros, aunque por delante se aprecian restos de un muro en el centro y gran
acumulación de tierras en las teóricas esquinas." En el dibujo de Gómez Moreno, en efecto, hay cuatro torres y a parte un bosquejo de la torre que es similar al actual estado, y un apunte indicando que sobre la puerta del acceso hay un escudo obispal liso. Siguiendo con la descripción que hace el Museo "El lienzo oeste de la torre del homenaje, el mejor conservado tiene una
saetera una altura media y está rematado por un matacán de sillería de diez
ménsulas de tres modillones cada una, que soportan arquillos apuntados sobre
los que se levanta el antepecho coronado por merlones triangulares".
Sobre el escudo que antes mencionaba: "En el cuerpo principal, se abre el acceso con jambas y dintel en tres
piezas sobre el que hay un escudo episcopal con el campo vacío, quizá
inacabado, que se puede poner en relación con otros dos conservados en la
vecina ermita, de los que se desconoce si se han reutilizado". Esto me fue imposible comprobarlo toda vez que el conjunto, tanto la ermita como el castillo, se encuentran cercados, por lo que a continuación referiré sin comentarios el resto de la descripción que se hace:
Escudo episcopal sobre la puerta de acceso |
"El interior muestra unos potentes muros de un metro de grosor
aproximadamente, que decrecen el altura, con algunos mechinales, restos de
enfoscado y cambios estructurales que hablan de reformas en la parte posterior.
En la pared oeste está empotrada una chimenea de sillería; conserva el tiro en
toda su altura, y se le supone, en el primer piso, otra con paredes de
ladrillo.
Todos los muros se encuentras perforados con vanos cuadrados o
rectangulares, en algunos casos de sillería, que presentan gran derrame, para
abrirse al exterior a modo de pequeñas saeteras.
Los dos cubos conservados se usan actualmente como dependencias
agrícolas, con las cubiertas de teja y macizadas las almenas. En la parte
inferior, se abren unas bocas circulares monolíticas que, por la altura que se
encuentran, servían para la defensa con artillería emplazada en el interior."
Manuel Gómez Moreno describe el lugar como un caserío casi despoblado entre un robledal cerca de del pueblo, "Conserva su castillo, aportillado intencionalmente, con una gran torre,
guarnecida de ladrones y hecha de mampuesto de granito; sobre su puerta, escudo
liso, con capelo episcopal; en torno, barbacana con cubos pequeños a los
ángulos; su conjunto es pintoresco y armonioso".
En lo que respecta a la iglesia, Gómez Moreno dibuja su planta junto a la del castillo y hace una breve descripción: "Junto á él mantiénense las ruinas de la iglesia, también del siglo XV y
no grande; con su capilla abovedada y puerta del tipo de la de Cebreros, ó sea,
de arcos redondos concéntricos y filas de bolas entre ellos; a los pies
espadaña."
De la iglesia se conserva en el Museo de Ávila la escultura yacente de Bernardino de Barrientos, sobrino de Pedro de Barrientos, el constructor del castillo. Según nos indica la cartela informativa: "La escultura, obra de Vasco de Zarza, realizada en alabastro, es la figura yacente del difunto, Bernardino de Barrientos, El Fundador, como aún hoy se le sigue llamando. El sepulcro se encontraba en origen bajo este arcosolio decorado con relieves, cuyas dos placas inferiores se exponen aquí." La tumba, según destaca del propio Museo, no se llegó a ocupar.
Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:
Puerta de la iglesia |
De la iglesia se conserva en el Museo de Ávila la escultura yacente de Bernardino de Barrientos, sobrino de Pedro de Barrientos, el constructor del castillo. Según nos indica la cartela informativa: "La escultura, obra de Vasco de Zarza, realizada en alabastro, es la figura yacente del difunto, Bernardino de Barrientos, El Fundador, como aún hoy se le sigue llamando. El sepulcro se encontraba en origen bajo este arcosolio decorado con relieves, cuyas dos placas inferiores se exponen aquí." La tumba, según destaca del propio Museo, no se llegó a ocupar.
Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:
La Ruta de los Castillos de Ávila, Diputación de Ávila, Ávila s/f.
Castillos de Ávila, Museo de Ávila, Junta de Castilla y León, Ávila, 1989
Catálogo monumental de España. Provincia de Ávila, Gómez Moreno, Manuel.
Bernardino de Barrientos, en ceres.mcu.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario