lunes, 24 de noviembre de 2025

Castillo de Villafranca o de Aulencia


El castillo de Villafranca o de Aulencia, se sitúa sobre un cerro que se eleva en la confluencia de los ríos Guadarrama y Aulencia. A él se llega tomando la carretera M503 y, cerca del km. 18 encontramos un desvío que nos deja en las instalaciones de la Agencia Espacial Europea desde donde podremos contemplar, desde el camino que rodea el cerro, el impresionante castillo mudéjar. Tal como se lamenta el autor de la guía de Castillos de Madrid, "por desgracia este castillo sólo se puede apreciar desde la distancia ya que se encuentra dentro del cercado de una propiedad privada y no se puede acceder a él".

EL CASTILLO

La configuración del castillo, detalla la guía, "sigue a grandes rasgos el modelo de las residencias señoriales fortificadas": un recinto principal conformado por lienzos reforzados por torres en las esquinas y en el centro de los flancos. En su interior se eleva la impresionante torre del homenaje de planta cuadrada. El conjunto se dota de barbacana, una cerca de inferior altura de la que sólo se aprecian restos de cubos en el lado norte y oeste, y parte en el lienzo Sur. En las imágenes aéreas se aprecia los restos de foso aunque colmatado, presenta diferencias entre el lado norte y sur, de más de un metro y medio y en el lado oeste de dos metros.

En el flanco norte, el más accesible, la barrera se refuerza con cubos; en los otros tres flancos, además del foso, la pendiente del talud natural debía ejercer de barrera. Para salvar el foso el castillo debió tener puente, aunque es casi imposible saber dónde se ubicaba, aunque por lógica debió estar en el lienzo este donde se abre la puerta que da acceso al patio de armas, aunque nuestra guía sugiere que éste se encontraba en el lienzo meridional "al resguardo de todo el conjunto", para no interferir en la defensa que unos matacanes colocados sobre la puerta de acceso, defensa que podemos ver en la imagen. En el lado opuesto, existe un portillo en el cubo central del lienzo que era "más una salida de emergencia que un verdadero acceso al castillo". Concluye que las torres de flanqueo contaban con cámaras de guardia y saeteras.

Imagen cenital del castillo. Captura de pantalla de IGN

Las torres y muros se recrecieron durante los primera etapa de vida del castillo, "eso ha hecho que se conserve íntegramente, bajo el recrecimiento, el parapeto original almenado con merlones de ladrillo";  su vez también se recreció la torre del homenaje. Esta es, según Cooper, el elemento más importante de la fortaleza. Se construye adosada al lienzo en el ángulo Noroeste lo que le proporciona un espesor impresionante en el lado más vulnerable del edificio; además, "tiene ajimeces de un tipo anterior al siglo XV", algo que no podemos comprobar. En la parte superior presenta "los ángulos ligeramente achaflanados" y, probablemente, añade, "tuvo garitas de madera, ya hundidas desde hace siglos y tapados sus accesos". El interior, dada el gran vacío estructural que tenía que salvar, 25 metros de lado, "fue necesario combinar dos bóvedas de cañón" en la planta baja, y sobre éstas, en la primera planta otras tres bóvedas. Según se desprende de las imágenes carece de aperturas para el disparo, detalle que comenta Cooper, lo cual "dificulta proporcionar una fecha al conjunto".  El gran tamaño de la torre junto al espacio que ocupa aljibe, deja poco terreno para edificios auxiliares.

Toda la obra está construida en "estilo toledano o mudéjar con 'mampostería encintada', es decir, mediante hiladas de piedra irregular que alternan con bandas de ladrillo". También son de ladrillo las esquinas y las jambas de puertas y ventanas según apreciamos en las imágenes. Para Cooper, el aparejo encintado es el mismo que el del castillo primitivo de Manzanares el Real, el de Casarrubios del Monte, y el de las obras que ejecutó Álvaro de Luna en el de Escalona. Destacar que son visibles los huecos que dejaron los apoyos de los andamios en el momento de construcción, distribuidos regularmente en lienzos y cubos, característicos en edificios construidos con esta técnica. A pesar de su cercanía a Madrid, señala Cooper, por "la variedad de técnicas y materiales se asemeja más este castillo a la escuela de Ávila, que a la citada anteriormente".



CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

Junto al vado del río Guadarrama existía la villa de El Horcajo a los pies del castillo, que más tarde pasó a denominarse Villa Franca, cuya jurisdicción debió recaer, poco antes de 1450, en Alonso Álvarez de Toledo. Éste junto a su esposa, Catalina Núñez, constituyeron un mayorazgo a favor de su hijo primogénito Pedro Núñez de Toledo, que también recibió en señorío entre otros los de GriñónCubas, y que "seguramente fue quien construyó el castillo". Apunta Cooper que Núñez de Toledo se confesó seguidor de Álvaro de Luna y que fue detenido junto a él en Burgos en 1453, aunque "al contrario que al Condestable la detención no le acarreó consecuencias funestas". Pedro Núñez de Toledo se casó en dos ocasiones; de su primer matrimonio tuvo una hija que casó con el hermano del duque del Infantado, no obstante, el señorío pasó a su primer hijo varón, fruto de su segundo matrimonio. Esto provocó una disputa con los Mendoza que argumentaban mayor legitimidad a los descendientes del primer matrimonio. Las pretensiones de los Mendoza se basaban sobre todo en frenar la expansión del Marqués de Moya que acaba de hacer con la fortaleza de Villaviciosa de Odón. La disputa no debió tener mayor repercusión toda vez que a finales del XVI el señorío estaba en poder de Luis Núñez de Toledo, capitán de infantería que combatió en Lepanto. Este debe ser quien aparece mencionado en las Relaciones de Felipe II de 1575 cuando se hace la descripción de la dehesa de Villafranca, que "tiene D. Luis de Toledo, vecino de Madrid, una fortaleza, y se pasa por bajo y cerca de ella". Sin embargo, nos recuerda Cooper, este fue testigo del marqués de Villena "en las probanzas de 1498 de un pleito con el duque del Infantado sobre el Condado de Santisteban".

Imagen del castillo. Captura de pantalla de Google Earth

Concluye la guía que el castillo tuvo varios propietarios, "pero antes por el valor de la finca que por el inservible edificio". Como fortaleza tuvo su última utilidad durante la última Guerra Civil cuando en 1937 fue refugio de una compañía republicana participe en la Batalla de Brunete: "Durante el combate, el castillo sufrió varios impactos de artillería que sin duda vinieron a empeorar si cabe su ruinoso estado". En 1955 se acentúa su degradación al convertirse en corral de ganado, es en este momento cuando probablemente "se abrieron los vanos del sótano y se amplió la entrada". En la actualidad está completamente cercado, abandonado y sin uso.


Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Castillos Señoriales de la Corona de Castilla y León, Cooper, E., Junta de Castilla y León, 1991.
Castillos, fortificaciones y recintos amurallados de la Comunidad de Madrid, Dirección General de Patrimonio. Consejería de Educación y Cultura de la Comunidad de Madrid, 1993
Guía de Castillos de Madrid, VV.AA. Consejería de Empleo, Turismo y Cultura de la Comunidad de Madrid, 2015

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