martes, 19 de noviembre de 2019

Castillo de Alhambra (Ciudad Real)


Llegamos a Alhambra después de visitar el castillo de Peñarroya bordeando el río Guadiana por la carretera CM-3115 hasta Ruidera donde tomamos la N-430. Unos kilómetros antes de llegar a nuestro destino los campos se visten de rojo, color que domina el paisaje; son facies triásicas y margas multicolores que tiñen campos y montes, bancos de areniscas rojos de grano fino y compacto que van a caracterizar el color de las construcciones de Villanueva de los Infantes, Fuenllana, Alhambra y Montiel.

Puerta de acceso, restos del palomar y muro sur desde el interior
De origen romano, Alhambra, siguiendo a Amador Ruibal, se sitúa en la ruta que desde Mérida se dirigía a Levante, utilizada tras la reconquista por la Orden de Calatrava para exportar mineral de Almadén. La población, que estuvo fortificada, aunque ha perdido sus murallas mantiene su castillo "aislado, situado en un cerro troncocónico frente a la ciudad". El ascenso al castillo es bastante complicado por la pendiente pronunciada del cerro y la práctica ausencia de caminos para la ascensión, además del peligro de derrumbe que existe según un cartel al pie del cerro.

Esquina redondeada entre los lienzos norte y noreste
Alhambra, "La Roja", nos recuerda Ruibal, así la llamaron los musulmanes, quienes le dieron nombre y le levantaron su castillo; "según las crónicas fue ocupado por Alfonso VII y recuperado después por los almohades hasta ser conquistado definitivamente el año 1213 por Alfonso VIII, tras Las Navas". Alfonso VIII entregó la posesión a la Orden de Santiago que debía encargarse de su repoblación; al no poder hacerse cargo de ella los santiagueses la cedieron a su vez "de por vida, al conde Álvaro Núñez de Lara, quien lo repobló y reconstruyó siendo su obra la actual fortaleza".

Lienzo oeste desde la puerta de acceso
El castillo, nos describe Ruibal, tiene forma poligonal, con 14 lados, formando "un óvalo de 38 por 28 m. y ocupa una superficie de unos 1000 m2"; conserva prácticamente todos sus lienzos, "era fácil de defender por su emplazamiento y forma. Sus muros tienen 1.80 m. de grosor y unos 8 de altura. Su perímetro externo es de 100 m.". En su construcción se observan "tres niveles: un basamento de grandes peñascos, un cuerpo de mampuesto y sillarejo, que alcanza el camino de ronda, y una parte superior de mampostería menuda que forma el parapeto y las almenas". A la fortaleza se accedía por un camino que partía de la base del cerro y enlazaba con la cerca de la ciudad, camino "hoy casi perdido salvo a la entrada del castillo. Ésta es de muy buena cantería y está hecha en recodo de la muralla para mejor defensa.. Cubierta con un arco apuntado y bóveda de cañón, conserva las marcas de los canteros que trabajaron sus piedras".

Puerta de acceso desde el exterior
Para Edward Cooper el castillo es un simple polígono construido en basta mampostería; de él destaca la puerta de acceso "de buenos sillares, situado en recodo" y atribuye su construcción a Lorenzo Suárez de Figueroa, maestre de la Orden de Santiago, muerto en 1409, según un documento que transcribe: "El buen maestre don Lorenzo Suárez de Figueroa (...) labró mucho en la fortaleza de Montiel i en la torre principal de ella (...) i la fortaleza de Alhambra". Además de poder atribuirle su autoría también se le puede atribuir según Cooper, la construcción de las esquinas redondeadas como presentan algunos castillos vinculados con el maestre.

Puerta de acceso desde el interior
Añade Cooper que en el declive del cerro donde se asienta el castillo, frente al casco urbano, está sembrado de pedruscos cuyo propósito pudo ser defensivo para ser lanzados desde la fortaleza, táctica similar a la que se usó "en la defensa de Bourzey (Siria) en tiempos de Saladino, en 1188 ", concluyendo que la "última vez que pudieron ser de utilidad fue en la contienda entre Pedro de Castilla y Enrique de Trastámara", todo ello antes del maestrazgo de Lorenzo Suárez, toda vez que Pedro de Castilla murió asesinado en 1369.

Saetera del lienzo oeste
Una vez en el interior del castillo, termina Ruibal con su descripción, tras la puerta de entrada se encuentra la escalera por la que se accedía a la hoy desaparecida torre del homenaje "que defendía la puerta", además existen huellas de construcciones que se adosaron a los muros y varias saeteras.  Alguna de éstas se encuentras a ras de suelo, lo que hace suponer que el nivel del patio debía ser más bajo de lo que vemos hoy, así como, lo que parece ser un pozo junto al interior Oeste, sea una cata que descubre parte de un estructura enterrada; además, concluye, mantiene la estructura de un palomar.

Palomar adosado al muro este
Según pude comprobar, creo que en la actualidad el castillo se encuentra en peor estado del que Ruibal y Cooper describen, sobre todo la puerta de acceso está en serio peligro de derrumbe y el camino que llevaba hasta ella prácticamente irreconocible e inaccesible a la puerta.

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Castillos de Ciudad RealRuibal, Amador, Ediciones Lancia, León, 1993
La fortificación de España en los siglos XIII y XIVCooper, Edward, Ministerio de Defensa y Marcial Pons Historia, Madrid, 2014.
Mapa geológico de España, IGME, nº62 Madrid, 1972

Marcas de cantero visibles en la bóveda de entrada
Vista del castillo desde el noreste
Vista del castillo desde el sur
Vista del castillo desde el sureste
Vista del lienzo oeste
Pozo o cata en el patio de armas junto al muro oeste

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