domingo, 16 de enero de 2022

Los verracos de Villatoro

Tres verracos son los que podemos ver en Villatoro (Ávila), y pudieron ser cuatro. Villatoro se encuentra al oeste del valle Amblés haciendo de cabecera del valle, enfrentado a Tornadizos en el extremo este del valle. Según Gómez -Moreno que visitó Villatoro en 1900-1901, "el nombre de la población se justifica por los animales de piedra que en ella hay, semejantes á los de Ávila. Tres de ellos son toros: el uno arrimado al hastial de la iglesia, otro pequeño puesto en una albarrada que sostiene la escalera de la misma, y el tercero, que es el más grande, muestra solo su delantero, de labor más prolija que de ordinario, metido en la pared de una casa, inmediata al Ayuntamiento: todos tres con la cabeza rota. Además, junto al primero de los citados, hay un cerdo de tosca y sumaria factura". La disposición de los verracos ha variado, y hoy se encuentran los tres ejemplares que podemos ver en la plaza frente a la iglesia; el cuarto, el que se encontraba empotrado en una casa se encuentra desparecido y quizá sea uno del que volveré a hablar de él más adelante.

Cuando llegué a la plaza frente a la iglesia me encontré con dos hombre ya viejos con los que estuve hablando. Me comentaron que el cerdo que cita Gómez Moreno se encontró en las escaleras que dan acceso a la iglesia; y respecto al cuarto, me indicaron el número 33 de la calle que coincide con la carretera, justo enfrente del verraco más alto, donde había uno encastrado en la pared; éste se descubrió al abrir una puerta en esa casa, fue cuarteado y hecho piezas para aprovecharlo en la obra. Lo más seguro es que éste sea al que se refiere Gómez Moreno pues se encuentra en la casa colindante al Ayuntamiento, lugar donde me indicaron los vecinos. Es curioso, no obstante, que este verraco no esté inventariado entre los ejemplares localizados y desaparecidos. 

Los tres ejemplares  que podemos ver hoy se desconoce el lugar exacto de proceden y las medidas que presentan, largo, alto y ancho, coinciden las de López Monteagudo (1989) y Álvarez Sanchis (2003).

Verraco. Granito. 153 x 97 x 45 cm.

López Monteagudo detalla que el ejemplar, un verraco, tiene roto el hocico, construido en una pieza consta de peana separada por un vano del cuerpo del animal, se aprecian los codos en las patas posteriores así como el sexo. Álvarez Sanchis lo cataloga como toro, y hace una escueta descripción del ejemplar: "La pieza está prácticamente completa, advirtiéndose roto el hocico y muy erosionada en general". Es el ejemplar más al oeste de los tres y de mayor tamaño.

Toro. Granito. 141 x 80 x 55 cm.

Según López Monteagudo se trata de un toro al que le falta parte de la cabeza conservando no obstante el testuz y las mandíbulas; tiene una gran papada y en la peana, que es la misma pieza que la del animal, se advierte un nervio longitudinal en el centro; entre las patas posteriores se le aprecia el rabo. Álvarez Sanchis describe el ejemplar: "Esta pieza está prácticamente completa aunque la cabeza algo erosionada". Es el ejemplar más al este; aunque tiene papada no se le observan las típicas arrugas del cuello que debieron desaparecer por la erosión.

Verraco. Granito 127 x 67 x 40 cm

Es el ejemplar más deteriorado; éste es el que según los vecinos del pueblo se encontró en las escaleras que acceden  la iglesia y la tosca pieza que alude Gómez Moreno; López Monteagudo también lo identifica señalando que se encontraba empotrada a ras de suelo, en la pared del cementerio contiguo a la iglesia, añade en su descripción que le falta la cabeza y las extremidades casi desde su arranque, aunque conserva el cuello y la parte superior de la cabeza en donde parece destacar la oreja; se le aprecian los ijares y en la parte posterior el rabo y el sexo. Álvarez Sanchís destaca en él que "tiene la cabeza muy deteriorada y las extremidades rotas por encima de las rodillas". La pieza, como vemos, carece de peana.

Siguiendo la conversación con los vecinos, comentamos, como casi siempre ocurre sobre qué significan los verracos. Ahí queda la incógnita aunque existen varias teorías al respecto yo me inclino a creer la que propone Álvarez-Sanchis. Los dos vecinos comentaron que lo más probable es que la piedra en la que están labrados los verracos fuese granito de la zona de la sierra enfrente del pueblo, -sierra de la Serrota-, por estar en la umbría y donde la piedra es más dura y consistente, y tiene más calidad que la del pueblo que se encuentra en la solana. A nuestras espaldas, hacia el Este, tras la iglesia le levanta el torreón del castillo de Villatoro que junto a la iglesia bien vale hacer una visita.

Torreón del castillo de Villatoro

Para esta entrada, además de la conversación con los habitantes del pueblo, he consultado la siguiente documentación:

Álvarez Sanchis, Jesús R., Los Vettones, Real Academia de la Historia, Madrid, 2003
Gómez-Moreno, Manuel, Catálogo monumental de España. Provincia de Salamanca, 1901-1903.
López Monteagudo, Guadalupe, Esculturas zoomorfas celtas de la Península Ibérica, C.S.I.C., Madrid, 1989.

No hay comentarios:

Publicar un comentario