Santa María del Arroyo se encuentra en pleno valle Amblés, a unos 20 km. de Ávila en la N-110 dirección Villatoro. En el centro del pueblo, frente a la ermita de San Antonio se encuentra el verraco celtibérico. La primera vez que visité el pueblo era hora de siesta por lo que no encontré a nadie; pero esta segunda vez, casi 20 años después la plaza de la ermita estaba concurrida, a la espera de la llegada del médico. Mientras hacía las fotografías al verraco, un hombre ya mayor me preguntó qué interés tenía en la escultura. Iniciamos una charla amena; el hombre sin bajar del coche me contó que el verraco hacía años no estaba allí, frente a la ermita, sino frente a la iglesia. La iglesia se encuentra en un alto en las afueras del pueblo, al contrario de lo que ocurre normalmente que es la ermita la que está alejada. A la iglesia se llega por una calle o paseo de poco más de 300 metros jalonado de árboles que le proporciona una especial belleza y hacen agradable la caminata. El traslado, añadió mi contertulio, lo había hecho su padre, que por aquella época era el alcalde; en su lugar se colocaron unas mesas hechas con ruedas de molino de río y sus asientos hechos a su vez con ruedas de molino de menor tamaño que él mismo había comprado en Mingorría.
Lo más interesante del verraco nos lo cuenta Gómez-Moreno que vio la escultura hacia 1900-1901 en la puerta de la iglesia "que se encuentra en lo alto del pueblo", dice, "es un torito de 1.06 m. de largo, en berroqueña, como los de Ávila, antes era costumbre echarle trigo la gente del pueblo, en cierta festividad del año".
Según López Monteagudo el verraco tiene estas dimensiones: 104 cm. de longitud, por 50 cm. de alto, y 37 cm. de ancho, las mismas medidas que nos da Álvarez-Sanchís; éste añade que la pieza está completa aunque muy erosionada y la engloba en un grupo de verracos que en general no alcanzan el metro de longitud; éstos destacan por su geometrización de su figura: perfiles rectos y rasgos apenas esbozados, a los que no se les distingue los ojos, orejas y cuernos, -en el caso del de Santa María se le nota el ojo en una de las cara-s. No suelen tener las característica arrugas en el cuello y la testuz no está resaltada. El de Santa María del Arroyo tiene marcada la papada y las extremidades diferenciadas en el bloque, no obstante, el hueco que existe entre el vientre, las patas y el plinto no está calado. Aunque suelen ser asexuados, éste presenta el resalte del espinazo y el arranque de la cola o los testículos aunque no se aprecia con claridad debido a su deterioro.
Se desconoce la procedencia del verraco. Al noreste de Santa María del Arroyo, a 8 km. se encuentra el castro de Los Castillejos en Sanchorreja en el que no se encontró ningún ejemplar de verraco, aunque se despobló mucho antes que el resto de castros abulenses, es a parir de ese despoblamiento cuando se comienzan a datar la elaboración de verracos. Más alejado, más al norte, a 13, 5 km. se encuentra el castro de La Mesa de Miranda que sí tiene catalogados varios ejemplar; y al sur, a unos 8,5 km. se encuentra el castro de Ulaca con al menos dos ejemplares catalogados.
Para esta entrada he consultado la siguiente documentación;
Álvarez-Sanchis, Jesús R., Los Vettones, Real Academia de la Historia, Madrid, 2003
Gómez Moreno, Manuel, Catálogo monumental de España. Provincia de Ávila, Madrid, 1900-1901
López Monteagudo, Guadalupe, Esculturas Zoomorfas Celtas de la Península Ibérica, Madrid 1989.
Imagen anterior al año 1995 el verraco ligeramente descentrado en el plinto |
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