sábado, 9 de mayo de 2020

El castillo de Mora de Rubielos


Llegamos a Mora de Rubielos desde Albarracín. tan sólo haciendo una breve parada para fotografiar desde la carretera el castillo de Santa Croche.El castillo de Mora es un imponente edificio "representativo del gótico mediterráneo" según el tríptico que entregan en la visita (2005) excelente y muy completo.

El edificio que vemos en la actualidad se asienta en un promontorio rocoso en la parte más alta de la villa. Con anterioridad existía uno mas antiguo, probablemente musulmán. En el tríptico se hace una reseña de su historia: Mora fue conquistada en 1171 por Alfonso II de Aragón; en 1198 su hijo Pedro II, lo dona a Pedro León. Jaime I el Conquistador, hijo de Pedro II, lo donará en 1255 a su hijo Jaime  de Jérica (de quien se cuestiona su legitimidad). Con motivo de la Guerra de los Pedros (1356-1369) entre Pedro IV de Aragón y Pedro I de Castilla, la villa y el castillo son tomados por las tropas castellanas en 1363 y reconquistada un año después gracias a la intervención de la población por lo que el rey aragonés promete mantenerla siempre unida a la Corona. En 1367 los señores de Jérica venden la villa y el castillo a don Hugo, vizconde de Cardona, y éste a su vez, tan sólo al cabo de un mes, lo vende a Blasco Fernández de Heredia. Serán los Fernández Heredia quienes construyan el actual castillo y se constituirán en Señores de Mora, dinastía que rigió la villa durante los siguientes cinco siglos hasta su desamortización.

Patio de armas porticado

El castillo se eleva entre la defensa natural del río Mora por el sur y oeste; por el este estaba resguardado por el Fuenlazana que pronto, según Cooper, se convierte en alcantarilla lo que obligó a ampliar el recinto hacia esta zona quedando del mismo lo que conocemos como Nuevas Torres, una barrera monumental que, como describe, parece proteger más al atacante que al defensor. La muralla urbana exterior del castillo y la función de éste eran cerrar el recinto por el norte lo que confinaba a la población en una hoya. Era evidente (Cooper) que se pretendía invertir en la construcción una fortuna incalculable, tanto que no hubo fondos para concluir el proyecto: los muros tienen un grosor de 4 metros y el despliegue de alambores por la parte del río sólo era superado en la península por el de Tomar en Portugal. Lo califica de extravagancia arquitectónica que con el tiempo pudo influir en la construcción de otros castillos aragoneses de menor empaque: construcción en piedra arenisca, naves abovedadas, taludes y patio central. Su estructura estilística la divide en dos; la parte N-E, la zona que da a la población, dominada por dos grandes torreones amatacanados con paños de mampostería; mientras que el S-O, zona que da al campo, es toda de sillería con dos enormes torres poligonales, esta parte que da la sensación de inacabada: le falta el adarve y una planta más, y para crear dependencias útiles se levanta un ático que desfigura la fachada de este lado.

Nuevas torres desde el castillo

El interior es un patio inmenso porticado de dos plantas, el más grande de toda España, que da idea del desembolso que debió asumirse. El conjunto no posee aljibe, el abastecimiento de agua quedaba limitado a un pequeño pozo, aunque se ha descubierto, dice en nota, un manantial subterráneo del que se desconoce su antigüedad. La planta superior carece de bóvedas y en las inferiores son de tan escasa calidad que da a entender un cambio continuo de criterios durante la construcción sin dar una idea clara a qué dedicar cada una de las estancias. Sobre la puerta campean las armas de los Fernández de Heredia: cinco castillos en campo cuadrado colocados en diamante. Se pueden ver marcas de cantero en algunas dovelas y sillares del edificio.

Torre esquinera de sillería y paño de mampostería

Como hemos dicho el castillo lo construyen los Fernández de Heredia. En este punto Cooper debate quién pudo ser el promotor de la obra y, sobre todo, cuál era su fin. La única persona que pudo financiar tan desorbitado gasto era Juan Fernández de Heredia, padre de Blasco Fernández quien adquirió la villa y el castillo primitivo a don Hugo. Era Juan Fernández Heredia ilustre personaje y de gran poder, fue Gran Maestre de la Orden de San Juan de Jerusalén entre 1377 y 1396. A pesar de su experiencia como constructor en Tierra Santa y en Avignon, donde fue gobernador, en el castillo no existen heráldica ni atributos que lo vinculen con los sanjuanistas, además, apostilla, desde 1382 hasta su muerte no pisó la Península. Relata también un hecho anterior, de 1364: Bonaventura de Arborea, viuda de Pedro Jérica, último titular Jérica de la villa y castillo, tres años antes de la venta a don Hugo, decide pasar la población a Castilla en un intento de evitar que fuese heredado por el hijo ilegítimo de su marido con el fin de que la propiedad recayese en su hija Juana de Jérica; ésta estaba casada con Juan Sánchez Manuel, sobrino de don Juan Manuel y que había sido nombrado  conde de Carrión por Pedro I de Castilla, es decir, que Mora cambiaba de bando en plena Guerra de los Pedros. Dicha transacción, como el mismo Cooper señala, no llegó a efectuarse y el infante Juan de Aragón convocó cortes en Mora reafirmando su jurisdicción y anulando toda enajenación de los bienes de Pedro Jérica en 1367.

Fragmento del escudo de los Fernández Heredia

Volviendo de nuevo al tríptico informativo, en 1617 Juan Fernández de Heredia, -por disposición testamentaria del Gran Maestre de San Juan, todos los herederos debían tomar el nombre Juan- cede el castillo a los franciscanos convirtiéndolo en convento. En 1700 sufrió un gran incendio y se perdieron los archivos y la biblioteca; en la consiguiente restauración se alteró el aspecto del castillo. En 1835 pasa a dominio municipal tras la desamortización de Mendizábal y se convierte en cárcel. Durante las Guerras Carlistas la fortaleza se convierte en reducto liberal siendo asediada y sufriendo graves desperfectos. Durante la II República (Cooper) se inicia un proceso de restauración que se paraliza durante la Guerra Civil de 1936 y el arquitecto restaurador es represaliado sin llegar a concluirse las obras. Durante la contienda  se convierte en cuartel y será abandonado posteriormente. En 1972 se inicia su proceso de restauración y puesta en valor.

Para esta entrada he consultado las siguiente publicaciones:

La fortificación de España en los siglos XIII y XIVCooper, Edward, Ministerio de Defensa y Marcial Pons Historia, Madrid, 2014.

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