Torre campanario |
Ábside de cantería y canecillos con diferentes representaciones (Siglo XII) |
El edifico destaca por esta mezcla de románico y mudéjar, dos
estilos que convivieron en la misma época y que algunos especialistas identifican al románico con un sustrato social de riqueza y opulencia del alto
clero y aristocracia, y al mudéjar con el pueblo llano. Manuel
Gómez-Moreno a principios de 1900 describe la iglesia: “Corresponde al estilo románico-morisco
de tierra de Arévalo y es uno de los edificios que mejor sirve para fijar en el
siglo XII su construcción. En efecto, su ábside y presbiterio son enteramente
románicos, hecho de mampostería su parte baja, y de sillería de arenisca de muy
blanda lo demás. Dos columnas refuerzan el ábside con capiteles de cuadrúpedos
y aves, como en lo de Ávila; ventana de doble arquivolta achaflanada da luz al
presbiterio, y el alero de canecillos con figuras encogidas, cigüeña, lobo, cabeza
humana y hojas, como la de los capiteles más antiguos de San Vicente”; y añade a la descripción “a esto se adhiere, con muestras de
coetáneo, una nave con su colateral a la izquierda, de obra de tapias de cal y
canto y cintas de ladrillo, taladrada con largas saeteras, y una torre a sus
pies, de la misma fábrica, con su puerta de arco apuntado, y en lo alto dos
arcos de la misma forma, en cada lado, con sus arquivoltas dobles”.
Interior del ábside decorado con los tetramorfos. Las vigas ancladas en el ábside sujetan el altar |
Gracias a la sacristana conseguí conocer el interior, que según
notas en la obra de Gómez-Moreno, fue “renovado en el barroco. El presbiterio,
restaurado en 1940, conserva la bóveda de cañón y arcos doblados en los muros
de la primitiva obra mudéjar. Detrás del retablo barroco del siglo XVIII, se
aprecian los restos de pinturas murales…” A este espacio de detrás del retablo, al que se accede
por una minúscula puerta, es una pequeña cámara formada por al semicírculo del
ábside y el retablo, está apuntalado al muro en el que en la bóveda,
encontramos las pinturas que representa a Cristo en majestad acompañado a cada
lado por los tetramorfos, la representación de los evangelistas: un toro, un
águila, un ángel y un león; y conserva la siguiente inscripción: Esta obra fizo Gº de Ribera, siendo
Clygo mayor en esta Iglesia, año del Señor de Mil CCCCXXXVI.
Virgen de la Matilla |
Ahora
quedaba por ver una pequeña escultura de la Virgen sentada sosteniendo al Niño,
una preciosa figura románica policromada del siglo XII o XIII según las
fuentes. Esta figura, me cuenta la sacristana, es “la Virgen de la Matilla. Estaba en una ermita en el prado
Matilla; la ermita se derrumbó y hubo una disputa con Arévalo, quien se quedó
con los terrenos y Espinosa se quedó con la imagen de la Virgen. Existe la
tradición en el pueblo que todos los niños bautizados son ofrecidos a la Virgen”.
Aspillera o ventana que da luz ala escalera de la torre |
Arcos de la torre |
De allí subimos a la torre tras pasar junto al órgano de fuelle
que está sin restaurar. Al campanario se sube por una escalera estrecha que
tiene dos rellanos iluminados por sendas aspilleras. El campanario está formado
por esbeltos arcos mudéjares de gran belleza; desde allí se divisa
la llanura morañega: “Al
norte Arévalo, y por ese camino, hacia el este, Martín Muñoz de las Posadas” me dice la sacristana. “Nosotros no nos podemos quejar, cuando se
hicieron las Edades del Hombre en Arévalo, hubo dudas de si restaurar esta
iglesia o la de San Martín en Arévalo, y se restauró aquélla, pero ésta se
arregló y se hicieron catas y prospecciones”. En una de las catas aparece, en un capitel del arco de la
entrada, una Anunciación, y en otro, junto a la sacristía, una arpía.
Antigua puerta de acceso actualmente cegada |
Para terminar pasamos a la base de la torre donde se encuentra la
primitiva entrada “que
fue anulada. En esta parte, donde la piedra está más oscura, es piedra de rajuela,
de la zona. Los restauradores nos dijeron que era el moho de los siglos y del
humo de las antorchas que utilizaban los caballeros templarios que visitaban la
iglesia y venían a reunirse aquí, por lo que no descarte que un día encontremos
aquí un tesoro y el Santo Grial” me dice con humor. Por último nos enseña los enterramientos que
hay en el suelo de la iglesia, que a diferencia de los habituales de lápidas de
piedra, aquí son de madera, en bastante mal estado, añade que esperan una
necesaria restauración.
Altar tras el que se encuentran las pinturas de los tetramorfos |
Antes de abandonar la iglesia nos enseña con entusiasmo la
sacristía donde hay una pequeña colección de casullas y la mantelería que se
utiliza para los oficios. La sacristana, por otro lado, al preguntarle por su
nombre se resiste a decírmelo porque, asegura, que aquello es obra de todo el
pueblo y que si escribo estas líneas he de referirme a todos los habitantes, no
sólo a ella. Y así termino esta excursión a Espinosa de los Caballeros,
población reconquistada y repoblada a finales del siglo XI y que en la actualidad
lucha por recuperar población en el difícil medio rural agrícola y ganadero “tan mecanizado que ya no precisa mano de
obra, pero que este año han nacido 12 niños”, me comenta la sacristana, como el resto
de habitantes, tan orgullosa de su pueblo, de su historia y su patrimonio.
Para esta excursión he consultado los siguientes libros:
Historia de Ávila, Tomo II y TomoV. Institución Gran Duque de Alba de la Diputación de Ávila. Caja de Ahorros de Ávila. En los artículos de Barrios García, Á.; Miguel Cabeza, C. de; Franco Marta, A. y Gutiérrez Robledo, J.L., Ávila, 2000 y 2013.
Historia de Ávila, Tomo II y TomoV. Institución Gran Duque de Alba de la Diputación de Ávila. Caja de Ahorros de Ávila. En los artículos de Barrios García, Á.; Miguel Cabeza, C. de; Franco Marta, A. y Gutiérrez Robledo, J.L., Ávila, 2000 y 2013.
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