Siguiendo el recorrido que inicié en Espinosa de los Caballeros,
a 2 kilómetros dirección Ávila, está Orbita, otra pequeña
población dedicada a la agricultura y que como aquélla también cuenta con una
iglesia excepcional. El pueblo aparece en el Poblamiento de 1250 como Orvita, su origen está en la repoblación que llevó
a cabo Raimundo de Borgoña por orden de Alfonso VI, como vimos en la entrada anterior de Espinosa, aunque a diferencia de
ésta que fue repoblada por colonos castellanos, en Orvita fueron
riojanos o vasconavarros los pobladores.
Fachada norte |
La iglesia, de estilo mudéjar, está situada en la parte más
oriental del pueblo, y siguiendo a Gutiérrez Robledo,
"tenía en su
cabecera un ejemplar magnífico y único de este modelo de arquería. Tenía,
porque a principios de la década de 1980 toda la cabecera se vino al suelo
aunque ha sido reconstruida de un modo mimético y así podemos recuperar la
imagen de lo que fue su cabecera altísima”. Y quizá sea ésta la parte más interesante de nuestra
historia.
Dejé el coche junto a una fuente de piedra de cuatro caños y desde
allí a cincuenta metros se ve la cabecera nueva de la iglesia. Hice las
primeras fotografía y pregunté por quién podía abrir la iglesia y pronto dos
personas me acompañaron y guiaron en la visita, aunque antes había tomado notas
de la descripción que mi paisano Manuel Gómez-Moreno había hecho
de la iglesia parroquial en 1900, 86 años antes del derrumbe: “Otra de las románico-mudéjares de la
Moraña, y bien notable: por fuera, su ábside y presbiterio suben a gran
elevación, aún más que en Barromán, no obstante habérsele derribado el último
cuerpo: hoy sirve de campanario; antes dicen que fue fortaleza y así sería para
en casos de apuro. A sus pies se prolonga la nave del templo, en parte rehecha,
pero a lo largo del costado meridional arrímasele un pórtico, imitación
interesante de los románicos de Segovia, si no de los asturianos y leoneses más
antiguos”.
Respecto
al ábside anota: “Ábside
y presbiterio se adornan en su parte baja con esbeltas arquerías, como de
costumbre; luego sube liso el muro por gran trecho, y en lo alto le taladran
muchas ventanas, de arcos asimismo redondos y dobles, no sólo hacia el
exterior, sino además en el lienzo que cae sobre la nave; encima quedan
arranques de otra serie de arcos. Es de notar que el aparejo de cal y canto,
ordinario en estos edificios, sufre excepción en el ábside, labrado todo con
ladrillos alternativamente puestos en hiladas, ya tendidos ya de pie, mostrando
sus cantos menores”.
Marca de cantero en uno de los arcos del presbiterio |
Recuerdan Secundino y Eva, mis guías,
que toda esta maravillosa obra se vino abajo la mañana del 16 de febrero de
1986, con un estruendo que sacudió todo el pueblo. Aquella mañana llovía con
fuerza por lo que no había casi vecinos en la calle, y era de prever que la
catástrofe ocurriese toda vez que el Obispado estaba advertido de que la torre
amenazaba con derrumbarse. Se envió un arquitecto, según me cuentan, y se
concluiría que la iglesia estaría en pie muchos años, más que el cura de la
parroquia, que por cierto aún vive. Con el derrumbe también se pierden el altar mayor, el retablo de la
Vera-Cruz y la sacristía, y sufren graves daños la nave principal
y los dos retablos laterales. Para recuperar lo máximo posible de su
patrimonio, se crea una organización con el objeto principal de restaurar los
daños que ha sufrido el templo, una labor con “un proceso que dura más de 8 años”, según los paneles informativos
instalados al efecto. Durante la restauración se apuntala el arco central, y
una de las dovelas que son repuestas es obra de mi amigo y vecino de Mingorría,
Germán de la Iglesia, por lo que tengo interés en verla, y
descubro a la vez varias originales que conservan la marca de cantero.
Decoración de las columnas adosadas del arco |
Según Gómez-Moreno, a la izquierda del presbiterio,
hay “un arco de piedra
o de yeso, con adornos de la decadencia gótica, y debajo laude de pizarra con
escudo y una inscripción: “Aquí
están sepultados el muy noble caballero Antonio de Reinoso, hijo del muy
magnífico señor Juan Ruiz de Reinoso, señor de la villa de Antillo, é doña
Isabel de la Caveza su mujer – IVDXXXI”. Por desgracia, desorientados mis guías y yo comentando
los efectos que tuvo en el pórtico el derrumbe, no supimos encontrar la
inscripción, aunque sí nos entretuvimos con la historia del órgano de la
iglesia.
Arco reconstruido que da acceso al ábside desde el presbiterio |
Según Secundino, casi un tercio de los pies de la
nave debió caerse en los años de 1700 y debió ser cuando se restauró o actuó
sobre ella, la zona “en
parte rehecha” que alude Gómez-Moreno, donde se instala el órgano. Tras largos años
en desuso y deteriorado se decide su restauración para lo que se contrató a un
fraile de Santander que, a falta de otros medios, al parecer la
reparación corrió a cargo del pueblo, el fraile fue huésped del propio Secundino.
Una vez restaurado hubo un concierto en el que el señor cura cantó con tal
fuerza que en ocasiones no dejaba oír la angelical armonía del instrumento
restaurado.
Órgano |
Todo esto lo comentábamos mientras Secundino, me
mostraba con total devoción, sin saber yo de dónde la trajo, una reliquia de San
Esteban, a quien está dedicada la iglesia. Hice fotografías de nuevo
del exterior y ya cerrando la iglesia nos despedimos en el pórtico que José
Luis Gutiérrez Robledo nos describe: "Además, como ya se ha dicho, tiene esta
iglesia el único ejemplar de pórtico meridional de ladrillo de la provincia. Sólo se conserva de él el tramo cercano a la cabecera con un gran arco en su
frente cubierto de esquinillas, recuadros en el manchón de esquina y tres arcos
de medio punto más esbeltos y en recuadros hundidos en su frente. Sirve para
insistir una vez más en las diferencias entre el románico y el mudéjar, ya que
aquí el material condicionará claramente la arquitectura, resultando un pórtico
que define un espacio distinto al de los pórticos románicos".
Interior del pórtico meridional |
Y como es mi costumbre, esta vez no pude consumir ni hacer gasto
alguno en el pueblo, aunque Secundino y Eva
insistieron amablemente a invitarme al desayuno, porque el bar estaba cerrado,
y es que son tan pocos los habitantes del pueblo, unos 70, que sólo abren unas
horas al día. Ellos volvieron a sus asuntos y yo seguí camino de Gutierre-Muñoz,
mi próxima parada, 2 kilómetros más al sur.
Vista de la iglesia desde la vía de acceso a la autovía A-6 |
Historia de Ávila, Tomo II, Institución Gran Duque de Alba de la
Diputación de Ávila. Caja de Ahorros de Ávila. Los artículos de Ángel Barrios García, Conquista y población, Ávila, 2000; y Tomo V, Gutiérrez Robledo, José Luis, Arquitectura Románica y Mudéjar. Ávila, 2013.
Catálogo Monumental de la provincia de Ávila, Gómez-Moreno, Manuel, Ed. Institución Gran Duque de Alba y Ministerio de Cultura, Dirección General de Bellas Artes y Archivos, Ávila, 1983.
Catálogo Monumental de la provincia de Ávila, Gómez-Moreno, Manuel, Ed. Institución Gran Duque de Alba y Ministerio de Cultura, Dirección General de Bellas Artes y Archivos, Ávila, 1983.
Fuente de cuatro caños |
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