Paseando por la avenida del Puerto en Cádiz, en unos jardines o en el paseo ajardinado de Canalejas, descubrí la estatua de Blas de Lezo. Su perfil es inconfundible: pierna de palo, vestido del siglo XVIII, enarbola la espada en la mano izquierda -el brazo derecho lo tenía inmovilizado por un balazo que recibió durante el bloqueo y asedio de Barcelona en 1713-1714-. En la lápida del plinto de la estatua se puede leer:
Cádiz rinde homenaje y recuerda a un hombre olvidado que partió de su puerto en febrero de 1737 para defender Cartagena de Indias, ciudad hermana, y salvar un imperio.
Con solo 6 buques y 2.830 hombres, su ingenio y valentía, hizo que Inglaterra, con 195 buques y más de 30.000 hombres sufriera la mayor derrota y humillación de la historia de aquel país, prohibiendo el rey de Inglaterra hablar de dicha batalla bajo pena de muerte.
"... Para venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra mayor, porque ésta sólo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres, lo cual les hubiera sido mejor que emprender una conquista que no pueden conseguir".
En la parte delantera del plinto hay otra lápida:
Blas de Lezo 1689-1741 "... dile a mis hijos que morí como un buen vasco amando y defendiendo la integridad de España y del Imperio, gracias por todo lo que me has dado mujer (...) ¡Fuego! ¡Fuego! ¡Fuego!"
Busto de Blas de Lezo en la fachada de la Diputación Foral de Guipúzcoa de San Sebastián |
Durante los días de noviembre de 2013 hasta mediado enero de 2014, se pudo ver un exposición en el Museo Naval de Madrid sobre la figura de Blas de Lezo, marino del siglo XVIII del quien curiosa e injustamente se pierde el rastro en la historia de nuestro país. Había leído sobre él por los trabajos que me encargaba el profesor Antonio Lafuente, investigador del CSIC, sobre la figura de otro gran marino, Jorge Juan, aunque éstos eran sobre física, construcción naval y astronomía de la Ilustración en España. En el tríptico de la exposición, Blas de Lezo, el valor de mediohombre, se hace una breve reseña de la trayectoria militar de Lezo:
Blas de Lezo nació en Pasajes de San Pedro, Guipúzcoa, en 1689. Ingresa en la Marina con 15 años y destaca pronto por su valor en la Guerra de Sucesión donde se forjará como militar. Participará en los principales episodios del conflicto: la batalla de Vélez-Málaga (1704), el socorro a las ciudades de Palermo y Peñíscola y los sitios de Barcelona (1706 y 1714) y de Tolón (1707). Con sólo 23 años asciende a capitán de navío y a los 25 era cojo, tuerto y manco por las heridas sufridas en combate, lo que le valdrá el apodo de Mediohombre.
Tras la Guerra de Sucesión, donde se dilucidaba también la influencia de Inglaterra y Francia en el panorama internacional, en la que ambas eran potencias en ascenso, intentan imponer cada uno su pretendiente en el trono vacante de España tras la muerte de Carlos II sin sucesión. Francia gana el pulso y el trono lo ocupa Felipe V, el primer Borbón. Tras la contienda se firma el Tratado de Utrech por el que España cede, entre otras plazas, la isla de Menorca, Orán y Gibraltar, plazas con las que Gran Bretaña se asegura parte del control del tráfico marítimo del Mediterráneo y el comercio con América. Hay que tener en cuenta que no se trata sólo de los consabidos cargamentos de oro y plata, sino de productos tan valiosos como las especias o la quina. Una vez en el trono Felipe V la nueva administración procederá a reorganizar el Estado, heredado de la dinastía Habsburgo. Entre otras cuestiones emprende la modernización de la maltrecha y decadente Marina, labor que desempeñará el secretario de Estado, José Patiño, de quien Lezo será hombre de confianza.
En estos años convulsos vive y desarrolla su carrera Blas de Lezo. Después de su participación activa en la Guerra de Sucesión, Lezo será destinado a la Escuadra del Mar del Sur para luchar contra la piratería en las costas de Chile y Perú y la defensa de los territorios ultramarinos. Tras discrepancias con el virrey es trasladado de destino. Posteriormente, al mando de la Escuadra del Mediterráneo, participa en las expediciones a Génova (1719) y Orán (1732), hasta alcanzar en 1734 el empleo de teniente general, la más alta graduación de la Armada. En 1736 asume la defensa de Cartagena de Indias, considerada la llave de las Indias y plaza clave para mantener el dominio español en la zona. Será allí donde demuestre sus dotes de estratega y protagonice su mayor hazaña militar: la batalla de Cartagena de Indias.
Tras la firma de Utrech y debido a las numerosas presas que hacía España de barcos ingleses dedicados al contrabando, el comercio inglés vive una profunda crisis. Los comerciantes británicos presionarán a su gobierno con el objetivo de declarar la guerra a España, lo que consiguen en noviembre de 1739. El principal objetivo era asfixiar el comercio español con América aprovechando el caos existente en las colonias y la debilidad de la incipiente flota española. Una vez declarada la guerra el gobierno británico arma dos flotas. Una al mando del almirante Anson que tiene como objetivo hostigar las costas del Pacífico; y una segunda flota a cuyo frente estará el almirante Edward Vernon, quien pondrá rumbo al Caribe "para cometer toda suerte de hostilidades contra los españoles de la manera que juzgue más apropiada".
En diciembre de aquel año la flota inglesa al mando de Vernon aparece frente a la bahía de Portobelo, destruye las fortificaciones de defensa e incendia la ciudad. Desde allí Vernon pone rumbo a Cartagena de Indias donde estaba fondeada la flota mandada por Lezo. La disparidad de fuerzas hacía presagiar un desenlace favorable a la flota inglesa compuesta, según las fuentes, entre 23.000 y 30.000 hombres; entre 135 y 195 buques de los que entre 36 a 51 eran de guerra; Lezo disponía de 2.300 a 3.200 hombres y 12 buques de los que 6 eran de guerra. En vista de estas cifras el almirante inglés había anticipado a Londres una victoria más que segura, llegándose a acuñar monedas conmemorativas en las que se representaba a Lezo arrodillado ante Vernon.
Plano con las maniobras inglesas en la batalla de Cartagena de Indias |
Vernon escribía a su mujer el 31 de marzo, en plena contienda, sobre el objeto de su misión: "...Sólo tengo tiempo de añadir que ha complacido a Dios Todopoderoso preservar mi salud para llevar a cabo estas gloriosas fatigas... para humillar a los orgullosos españoles y llevarlos al arrepentimiento por todas las heridas y las depredaciones llevadas a cabo contra nosotros durante mucho tiempo". Cabe recordar que el almirante inglés ya había rivalizado con Lezo en la batalla de Vélez-Málaga en 1704 siendo ambos guardiamarinas, siendo ésta la batalla naval decisiva en la Guerra de Sucesión. En esta batalla a Lezo, que tenía entonces 15 años, le fue amputada la pierna en cubierta por las herida recibida por un cañonazo.
Las discrepancias y enfrentamientos de Lezo con el virrey, Sebastián de Eslava, le llevaron a ser apartado injustamente de su puesto al frente de la escuadra de Cartagena de Indias. Poco después Lezo muere el 7 septiembre de ese mismo año, víctima de la peste provocada por la ingente cantidad de muertos sin enterrar que dejó la batalla. Invicto en su dilatada vida militar, es enterrado en un lugar desconocido y sin el merecido reconocimiento. Tal fue el desastre que sufrió la armada británica que el rey Jorge II de Inglaterra prohibió toda publicación que hiciese referencia a la humillante derrota de Cartagena de Indias, lo que unido a nuestra flaca memoria, ha propiciado el olvido de un personaje tan destacado en la historia de España. Es de señalar, por último, que para esa exposición el Museo Naval pidió prestado unos retratos del almirante Vernon al National Maritime Museum, e iniciados los trámites, la institución británica adujo que no podía hacer el préstamo por estar los retratos comprometidos para otros actos.
Blas de Lezo. Estatua en la Plaza del Descubrimiento, de Madrid inaugurada el 22 de noviembre de 2014 |
Además de la información que ofrece la exposición Blas de Lezo, el valor de mediohombre, en el Museo Naval de Madrid, abierta hasta el 13 de enero de 2014, he consultado:
Lafuente, A., y Mazuecos, A., Los caballeros del punto fijo, Serbal/CSIC, 1987
Información completa y rigurosa de su actuación en Cartagena de Indias se puede encontrar en www.labatalladecartagenadeindias.com
ResponderEliminarGracias por tu aportartación Anónimo siempre es reconfortante conocer algo más y mejor nuestra historia
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