viernes, 9 de agosto de 2013

El castillo de Aunqueospese


Organizar una excursión a veces es excitante: los mapas, las pequeñas historias, el lugar, qué ver, aunque sólo sea para organizar una excursión de media jornada. Escogí la visita a un castillo al que sólo se va a propósito, porque no está de paso a ningún otro lugar: el castillo de Mironcillo, más conocido por Aunqueospese: “A pocos km de Ávila, al inicio de las primeras elevaciones de la sierra sobre el valle Amblés se halla este singular y precioso castillo, edificado en sillería y mampostería granítica sobre un montículo rocoso lo que le confiere una traza irregular y original”.


El origen del castillo se remonta a la repoblación de Ávila en el siglo XI tras la conquista a los musulmanes, cuando se erigen en zonas elevadas y rocosas torres y castillos de fácil comunicación entre ellos, que permitían la defensa contra incursiones enemigas, aunque no hay vestigios de tal construcción. La actual, o reconstrucción sobre el antiguo edificio, es obra de finales del siglo XV, en época de los Reyes Católicos. y es de los más denostados por los especialistas: “En la época que se construye no tiene misión defensiva y sí palaciega o residencial, resultando poco convincente su ubicación en un lugar tan apartado”, por tanto carece de historia, anécdotas o gestas heroicas, ni más ni menos brillantes, pero sí alguna leyenda llena de romanticismo que es por la que se le conoce: “aunque o manque os pese”.


Siguiendo a F. Cobos Guerra y J.J. de Castro, el castillo "del Riscoo Aunqueospese, se engloba en el ámbito de los pequeños señoríos que surgen "las más de las veces para asegurarse el dominio de un lugar, bien sea frente a propios vasallos, bien frente a los ejércitos de las ciudades de cuyos términos se ha enajenado el nuevo señorío". En este caso señalan que el castillo se construye con el propósito de ejercer el control de las cañadas de la Mesta en la zona sur de la Meseta, por las que pugnan los aliados de los Zúñiga, que a grandes rasgos dominaban el norte de Cáceres (Miranda del Castañar, Béjar, Plasencia,...), frente a los aliados de los Alba que controlaban el sur de Ávila (Salvatierra, Coria, Piedrahita, Barco de Ávila, Aunqueospese,...), de esta manera cualquier enfrentamiento se circunscribiría a la lucha entre estos pequeños señoríos evitándose así una guerra abierta entre las grande familias.

Alfiz de la puerta de acceso con el escudo de Esteban Dávila y Toledo
La fortaleza la comienza a construir hacia 1490 Pedro Dávila y Bracamonte, marqués de Las Navas y primer conde de El Risco, capitán del duque de Alba y regidor de Ávila; y lo hace en unos terrenos que usurpó a la propia comunidad de Ávila. En esta fecha la Corona ordena la paralización de las obras y al parecer no se hizo puesto que en 1492 vuelve a repetirse la orden, recordándose incluso a los canteros que participaban en la construcción que también ellos podían ser juzgados de persistir la desobediencia. El edificio lo concluye, antes de 1504, Esteban Dávila y Toledo, cuyo escudo puede verse sobre la puerta de la barrera, hijo del promotor de la obra y capitán de los Zúñiga.

Castillo roquero, se asienta sobre un afloramiento granítico dominando el valle Amblés; está construido en mampostería y sillería; según Cooper, muy crítico e irónico con la construcción, en él se compendian muchos aspectos de la construcción de la época, su estructura la califica como escabrosa prolongación del paisaje "y carente del más mínimo sentido arquitectónico. Brotan garitas hasta en ángulos entrantes"; los lienzas de la muralla ,continúa, tienden a ser una comunión orgánica con la roca para lograr un anacrónico aparejo con la naturaleza. No defiende el castillo la torre del homenaje sino "una enorme mole de roca vigía, estriada hacia el norte como un molde de flan". Destaca que se haya excavado en la roca desagües que conducen el agua de lluvia hasta oquedades de la roca viva. Así mismo comenta la existencia de la base de una torre pentagonal abovedada de ladrillo, y la existencia de hornacinas también de ladrillo en algunas troneras "un detalle extravagante en un castillo que ostenta tantas técnicas de cantero".


Según el Catastro de Pascual Madoz, de 1845, se apunta en la encuesta sobre si existe algún castillo: “AUNQUE OS PESE. cast. arruinado, en la prov. y part. jud. de Ávila, térm. jurisd. y á 3/4 leg. al SE, de Sotalvo: sit. en la cima de una sierra elevada; fragosísima y de difícil acceso: se cree lo mandó edificar para su habitación uno de los ant. caballeros de Ávila que fue desterrado de esta c., quien para sonrojar a sus contrarios dijo: Aunque os pese no perderé de vista a mi amada patria; y efectivamente, desde él se descubre toda la c. Debió ser obra grandiosa y muy sólida según lo demuestran varios trozos que todavía se conservan”.

Para acceder al castillo desde Ávila, se toma dirección Plasencia,y a unos pocos kilómetros el desvío a Arenas de San Pedro, Niharra y Mironcillo. Desde el pueblo se toma un camino de tierra, normalmente se encuentra intransitable por el paso de coches y la lluvia, y tras recorrer unos dos kilómetros, los últimos quinientos metros hay que hacerlos a pie, un camino fácil, aunque empinado.

Garitas en un lienzo, troneras de la barrera y
merlones de reciente restauración
Durante la subida aproveché para contar la historia y la leyenda que, aparte de la que relata Madoz existen otras dos, sobre su fundación. La más conocida y que cuentan los vecinos, asegura que lo mandó construir el caballero Alvar Dávila quien fue desterrado de Ávila por su amor con la hija de D. Diego de ZúñigaDª Guiomar. a quien tenía previsto hacer monja, por lo que le negó licencia para casar con el Dávila a quien prohibe ver en adelante. Don Alvar juró ante su frustrado suegro que la habría de ver “aunque os pese”. Inició las obras y una vez concluido el castillo, desde las almenas hacía señales luminosas para comunicarse con su amada Dª  Guiomar. Cuentan, además, que se hizo un pasadizo que unía el castillo con Ávila, y que en alguna ocasión a los labradores del valle se les hundía el suelo y caían en un foso descubriendo galerías subterráneas que confirmaban la existencia de tal pasadizo.

Visitantes frente al castillo
La otra historia lo relaciona con los amores de Zubezé, princesa árabe, hija del caudillo Ben Mueszar  o Ben Hus Mar, que ocupaba la fortaleza en el siglo XII. La joven Zubezé se enamoró de un prisionero cristiano de nombre Aldefonso . El padre, tan contrariado como el anterior a esos amores, la obliga a partir hacia el reino de Jaén con el propósito de que se olvidara su amor, a lo que ella, negándose, replicó: “No iré, aunque os pese”.

Desde su construcción hasta 1740 el castillo perteneció a los Dávila y a partir de esa fecha a los Medinaceli. En el siglo XX era propiedad del pueblo que se lo vendió a su actual propietario quien ha restaurado y consolidado algunas partes del castillo que permanece cerrado, aunque hace pocos años su acceso era libre. Después de recorrer todo el perímetro exterior del castillo y contemplar la espectacular vista que se ofrece desde allí del Valle Amblés charlando con un vecino del lugar y recordando estas leyendas, camino de nuevo a Ávila.


Para esta entrada he consulado la siguiente bibliografía:

Castillos y Fortalezas, Cobos Guerra, Fernando y de Castro Fernández, José Javier, Edilesa, León, 1998.
Castillos Señoriales en la Corona de CastillaCooper, E., Junta de Castilla y León, 1991.
Castillos de Segovia y Ávila, de Bernad Remon, Javier. Ediciones Lancia, León 1990
Castillos de Ávila, Museo de Ávila, Junta de Castilla y León, Ávila, 1989
Castillos de España, Ed. Everest, León, 1997





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