domingo, 29 de junio de 2025

Torre de telegrafía óptica de Codorniz


Habíamos llegado a Codorniz después de nuestra visita a la iglesia de Montuenga. Desde allí tomamos la CL-605 que nos dejaría, a tan solo 3,5 km al noreste, en nuestro próximo destino. Durante el trayecto, a la derecha, se eleva la torre de telégrafo óptico equidistante entre ambas poblaciones. Primero íbamos a visitar la iglesia parroquial que posee una potente torre campanario con restos mudéjares y, desde allí continuar a menos de un kilómetro en línea recta, hasta la torre de telegrafía óptica.

Esta visita la habíamos planificado con la breve información que nos proporcionaba la ficha de la Asociación Española de Amigos de los Castillos (AEAC) como base de nuestra investigación: "Torre de telegrafía óptica de la Línea de Castilla, edificada como un fortín por la inseguridad política y social de la época. Fue la primera línea en entrar en servicio en 1844. Diez años después ya no funcionaba y se usaba la eléctrica".

Cara sur donde estaba situada la puerta de acceso en el primer piso
 mediante una escalera de mano que se retiraba desde el interior

LA TORRE

La torre de Codorniz era la número  12 de la Línea de Castilla, línea de telegrafía óptica que unía Madrid con Irún. Esta línea se iniciaba en la torre situada en el cuartel de Guardias de Corps de Madrid, actual cuartel de Conde Duque, la anterior, la número 11, situada en Martín Muñoz dista 8,60 k. al sur, y la posterior, la número 13 en Tolocirio, 10,60 km. al norte. Mediante una circular de 1844 se establecieron las normas generales a las que debían de atenerse los ingenieros para proponer los lugares de emplazamiento de las torres. La distancia entre torres debía ser de al menos dos leguas y tres leguas como máximo -la legua castellana equivale a 4.190 m-; si era posible debían estar en carreteras ya existentes; se debían situar en poblaciones evitando parajes deshabitados, que "en cualquier caso debían preferirse edificios propiedad del Estado, torres de iglesias o ermitas, castillos y casas fuertes antiguas", y "debían mantener una alineación procurando que el radio visual de la línea fuera perpendicular al frente de cada torre". En la práctica se descartó la ubicación en las torres de las iglesias porque el sonido de las campanas desajustaba los aparatos ópticos.


En el caso de la torre de Codorniz se cumplen estos requisitos, y aunque se encuentra algo alejada de la población, la torre se asienta en un cerro al suroeste del caserío a una altitud de 914 metros, compartiendo ubicación con unas bodegas vecinales. Atendiendo a las características técnicas que nos ofrece la AEAC, la torre "tiene forma cuadrada, consta de tres alturas, planta baja, dos pisos y terraza donde estaba la maquinaria. En la planta baja se abrían tres aspilleras para fusilería en cada una de sus caras. La puerta de acceso estaba en alto", lo que la convertía en una fortaleza.

Cara norte con dos vanos se aprecia en enfoscado y el ladrillo de la cornisa

Según comenta Olivé el valor patrimonial de estas torres, sobre todo aquellas "que se establecían fuera de los pueblos y que hoy constituyen la única reliquia de aquella empresa y en cierto modo, eran verdaderos fuertes. Tenían la puerta de entrada situada a unos dos metros del suelo, de manera que el acceso se hiciera por medio de una escalera que se echaba desde dentro. Tenían, además, aspilleras para facilitar una posible defensa", tal como muestra en un plano firmado por el ingeniero Mathé en noviembre de 1848.

Base de la cara norte con zócalo de sillares de piedra caliza, la zona alamborada
con tres aspilleras de fusilería e imposta sobre la que se alza el cuerpo recto.

Montoya Beleña hace la siguiente descripción de las torres, un "modelo que se repite una y otra vez. Estas torres son de planta cuadrada, de 6,25 metros de lado y unos 10 metros de altura, y como elementos más destacados en su desarrollo se pueden citar un zócalo recto sobre el que se asientan, de 1.30 metros de altura; sobre este zócalo, se inicia un cuerpo alamborado de unos dos metros de altura, separado del tramo recto siguiente por una amplia franja de imposta que le proporciona cierta plasticidad. Sobre este ataludamiento se levanta el cuerpo recto de la torre, que se remata por una cornisa pétrea en saledizo, coronada por un antepecho que protegía la terraza donde se ubicaba el sistema óptico de comunicación, desapareciendo en todas ellas. Sus muros tienen un potente espesor de 0,80 metros". 

Parte superior en la que se aprecia desprendido el revoco el uso del ladrillo

El grosor de los muros ha permitido que las torres perdurarán en el tiempo durante 150 años, éstos, como detalla Montoya "se construyen con mampuestos de mediano tamaño trabados con mortero de cal y arena, recurriendo al empleo de sillar y sillarejo en el zócalo o en el refuerzo de las cadenas esquinas, aristas restantes de la torre y recercado de vanos. Estaban enlucidas al exterior e interior mediante enfoscado y enjalbegado o encalado de blanco" estética que otorgaba a la torre un aspecto inconfundible a la vez que la proporción de sus medidas la dotaban del porte armonioso y elegante que regía en todas las torres del telégrafo civil, toda vez que las reaprovechadas y las militares, "se pueden hallar con plantas circulares". Como dato anecdótico, se aprecia en las torres de Codorniz y en la de Martín-Muñoz, un empedrado a modo de acera en el exterior. Las torres pudieron tener aljibe que recogía el agua de lluvia y zona de almacenamiento en el hueco del zócalo.

Camino de acceso a la torre y entradas a las bodegas vecinales


CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

El telégrafo óptico nace con clara vocación militar y de servicio al poder establecido, por esta circunstancia su estructura y personal de servicio serán militares recién licenciados de la Primera Guerra Carlista, a los que se proveerá de un Reglamento. La época, convulsa política y socialmente, precisaba una red segura y de información rápida y fiable que demandaban las guerras carlistas y un medio de uso exclusivo del gobierno. La Primera Guerra Carlista había terminado en 1840 y aún se mantenían, sobre todo en el norte del país, las tensiones propias de la contienda. En 1844 el director general de Caminos, Puertos y Faros, el ingeniero militar Manuel Valera, encarga al coronel del Estado Mayor, José María Mathé la construcción de las líneas de telégrafo óptico que "eran pequeñas fortalezas sobre las que se soportaría una robusta red que transmitiría "a toda costa" lo que hubiere de transmitir" (Carrillo).

Grafitis evocando a los quintos en el revoco de la torre junto a las aspilleras

Aunque las torres seguían un modelo común, debieron adaptarse a la singularidad del terreno y de uso. Las torres de la Línea de Cataluña (Madrid-Valencia-Barcelona-La Junquera) carecían de vanos es las caras Norte y Sur y mantenían abiertos los de las caras Este y Oeste que coincidían con el sentido de la transmisión de la línea. En 1846 tras estallar la llamada Segunda Guerra Carlista también conocida como de los Matiners o campaña Montemolinista, que se circunscribió casi en exclusiva a la zona de Cataluña, el conflicto debió afectar a la defensa de las torres en la región puesto que se debieron proteger, en algunos casos, con fosos.

A mediados de 1855, como habíamos comentado al principio, dejó de presentar servicio la línea óptica Madrid-Irún sustituyendo el servicio por la telegrafía eléctrica, permaneciendo uso del sistema de transmisión óptica, aunque con variaciones, sobre todo al servicio de la Marina.

Panorámica de la zona sur desde la torre. Al seleccionar la ubicación de las
torres se debían evitar zonas de niebla que dificultaran la visión entre torres

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Asociación Española de Amigos de los Castillos, Codorniz, Torre del telégrafo, en castillosdeespaña.es
Carrillo de Albornoz y Carreño, Juan, Manuel Valera y Limia, ficha de la Real Academia de la Historia en Historia-Hispánica.rah.es/biografías.
Montoya Beleña, Santiago, Las torres del telégrafo óptico en la Comunidad Valenciana: una realidad olvidada en el patrimonio de las Obras Públicas, Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, Valencia.
Olivé Roig, Sebastián, Historia de la telegrafía óptica en España, Ministerio de Transporte, Turismo y Comunicaciones, Madrid 1990

Torre número 11 de Martín-Muñoz (Adanero). Restaurada en 2002
presenta el aspecto original que debía tener en 1846



viernes, 13 de junio de 2025

Torreón de Las Gordillas


Nos dirigimos al Caserío de Las Gordillas por la N-VI hasta el km 91, el desvío a Maello. Una vez en la población tomamos la carretera AV-P-208 dirección Velayos. En un recorrido breve y sinuoso, la carretera desciende en una suave depresión a través de un cuidado encinar buscando la ribera del Voltoya. En el km 8 encontramos, junto a la carretera, los restos de la primera fundación del Convento de Santa María de Jesús, conocido como Las Gordillas. Del conjunto destaca un torreón que, según podemos leer en la ficha de la Asociación Española de Amigos de los Castillos (AEAC) ya estaba "Citado en el siglo XIV como Aldehuela de los Gordiellos. Madoz lo cita como despoblado de las Gordillas, añadiendo que cuando era villa se componía de 20 casas y un convento de monjas, las cuales se trasladaron a Ávila en 1520. El torreón, muy transformado, es de los tiempos de Enrique IV y reaprovechado posteriormente por las monjas".

Cara este del torreón con ventana y saetera

El torreón, de planta rectangular, como comentamos, está muy reformado, tiene restos de mampostería y ladrillo, las esquinas están reforzadas con sillares de granito que en algunos puntos han sido sustituidos por el ladrillo. El acceso a la torre se hace por su cara sur a través de un arco de ladrillo de construcción moderna. En la cara este se abren dos vanos, ambos con fábrica de granito, una ventana de arco de medio punto, debajo de ésta se aprecia una tronera de palo y orbe cegada, y el segundo vano una saetera formada por cuatro grandes sillares. En su cara norte quedan restos de otra ventana hoy cegada; y su cara oeste  se abre otro vano con restos de jamba y arco de medio punto de granito que interpretamos como la puerta de acceso en altura que está al mismo nivel que la puerta sur, y tramos enfoscados.

Cara norte del torreón donde se aprecian los restos de una ventana

La fundación del convento se debe a la labor de doña María Dávila, dama que estaba "emparentada con la casa señorial de las Navas" por línea paterna. Por línea materna sus abuelos habían hecho adquisiciones en La Moraña abulense, posesiones que ella, junto con su primer marido, incrementaría con nuevas compras en Maello y Labajos, entre éstas se encontraba el Caserío de las Gordillas adquirido a los Reyes Católicos. El caserío aparece citado en 1481 en la toma de posesión de una casa y fortaleza en el lugar en nombre de doña María: "La casa e fortaleza de las Gordillas e todos los términos e tierras e pastos e enzinas so el dicho terreno de Las Gordillas".

Cara oeste iluminada con puerta en altura al mismo nivel que la puerta sur

El edificio, tal como cita la ficha de la AEAC, es visitable, aunque presentaba estado de ruina progresiva, parece haber sido consolidado; se encuentra en una explotación agrícola y es de propiedad privada.

Detalle de la cara este del torreón con saetera y una ventana y tronera cegada
 de palo y orbe.


FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE LAS GORDILLAS

Según podemos leer en página web de las monjas Clarisas de Ávila sobre la fundación del Convento de Santa María de Jesús, ésta se hizo en el lugar y villa de las Gordillas a cuatro leguas al noreste de Ávila. La villa, propiedad de los Reyes Católicos, fue comprada en 1477 por "Fernán Núñez de Arnalte, tesorero de sus Altezas, casado con Dña. María Dávila, fundadora de esta Casa. D. Fernán Núñez murió poco después de comprar la villa, en el año 1479, dejando a Dña. María, viuda y sin hijos, por legítima heredera de todos sus bienes". La viuda, a instancias de la reina Isabel, volvió a casarse en 1483 con un privado de los reyes, el capitán Fernando de Acuña, a quien la corona envió en calidad de virrey a Sicilia donde permaneció el matrimonio hasta 1495 fecha en la que muere Acuña, dejando de nuevo viuda y sin hijos a Dña. María, nombrándola heredera de todos sus bienes. Ese mismo año vuelve la viuda a la península y solicita a la reina fundar un convento de la Orden de Santa Clara, "y edificó una casa para su residencia comunicada con el convento a través de pasadizos y tribunas (...) La fundación se hizo junto a siete de sus criadas, tomando el hábito de beatas Terceras", a éstas se les unieron cinco criadas más hasta alcanzar el número de doce.

Escudo de armas de Dª María Dávila. Trece roeles en palo. Es Dávila

El 1502 Dña. María, sin descendencia, otorgó testamento a favor de "sus hijas legítimas y herederas y sus sucesoras a las hijas de la Madre Santa Clara" y "mando edificar una casa para las tales en su Villa de las Gordillas, en las casa que allí tenía, que le había dejado su primer marido Fernán Núñez". Las monjas vinieron a tomar posesión del lugar una vez finalizadas las obras en 1504, muriendo su fundadora, Dña. María Dávila en 1511.

Escudo de armas de Fernán Núñez de Arnalte. Tesorero de los Reyes Católicos
Primer marido de María Dávila. Dos flores de lis en palo es Núñez; Águila de
sable. Es Arnalte.

En 1534 se sopesó la posibilidad de trasladar el convento a la ciudad de Segovia, Ávila, Villacastín y Arévalo, decidiéndose finalmente por Ávila gracias a la intervención de Diego del Águila quien acomodó a las hermanas en sus casas de la ciudad mientras se construía un nuevo edificio. Las hermanas tomaron posesión del nuevo monasterio en 1557, el edificio que hoy conocemos como Convento de las Gordillas de la capital abulense en cuya portada norte se instalaron los escudos de armas de su fundadora y los de sus dos maridos, cuya descripción hace García-Oviedo. El convento estuvo habitado hasta 1971, año en que se trasladaron a su nueva sede en las afueras de la ciudad.

Escudo de armas de Fernando de Acuña. Virrey de Sicilia. Segundo marido
de María Dávila. Nueve cuñas en tres palos con las puntas hacia abajo, 1ª bordura
con cinco escudetes cargados con cinco bezantes, 2ª bordura, con trece banderas.
 Es Acuña

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Asociación Española de Amigos de los Castillos, Maello. Torreón de la Dehesa de las Gordillas, ficha del catálogo de la Asociación.
García-Oviedo Tapia, José M., Heráldica Abulense, Caja de Ahorros de Ávila, 1992.
Monsalvo Antón, José Mª, La ordenación de los espacios agrícolas, pastoriles y forestales, en Historia de Ávila, IV, Edad Media, Sg. XIV-XV 2ª Parte, 2009
Sobrino Chomón, Tomás, María Dávila, ficha de Historia Hispánica, de la Real Academia de la Historia.

Puerta norte de acceso a la iglesia de Las Gordillas donde campean las armas,
de izquierda a derecha, de Fernán Núñez, Fernando de Acuña y María Dávila

domingo, 25 de mayo de 2025

Verracos Colegio de Arquitectos de Ávila

En el patio de entrada del Colegio de Arquitectos de Ávila, la casa-palacio de Travesedo, podemos contemplar cuatro verraco, cuatro toros de granito procedentes de la dehesa "La Alameda Alta" en Tornadizos de Ávila. Es de destacar que López Monteagudo tiene censados 25 ejemplares en este municipio, 22 proceden de esta dehesa; 2 ejemplares de la dehesa "La Fresneda", y 1 ejemplar, el que se encuentra en la fuente de la plaza del pueblo, del Cerro de los Garduños-. Según se aprecia, no parecen proceder de la misma mano, tienen actitud diferente. Las medidas que nos ofrece López Monteagudo son las que se expresan al pie de cada fotografía, longitud, altura, ancho de la pieza y el perímetro excepto en el ejemplar 101 del catálogo.

Ejemplar 104. Toro de granito del que sólo podemos ver su lado izquierdo al estar prácticamente adosado a la pared de la casa-palacio.

Toro. Granito. 170 cm. largo, 87 cm. alto, 52 cm. ancho; perímetro 178 cm.
Catálogo número 104


Ejemplar 103.

Toro. Granito. 180 cm. largo, 87 cm. alto, 60 cm. ancho; perímetro 192 cm.
Catálogo número 103

Ejemplar 101

Toro. Granito. 138 cm. largo, 70 cm. alto, 57 cm. ancho
Catálogo número 101

Ejemplar 102.

Toro. Granito. 145 cm. largo, 61 cm. alto, 37 cm. ancho, 124 cm. perímetro
Catálogo número 102

Destaca López Monteagudo que todos los ejemplares de verraco están esculpidos en una pieza con peana, aunque en algunos ejemplares ésta se haya perdido. aquí sólo la conserva el Ejemplar 101 aunque, como vemos en la imagen éste no tiene vano. De este ejemplar existen varios ejemplares similares en "La Alameda Alta" por lo que sugiere la posible existencia de talleres especializados, como los de Gemiguel, Guisando. MartiherreroTornadizos.

El Colegio Oficial de Arquitectos de Ávila se encuentra en la calle Brieva, 2 de Ávila y el acceso al patio es libre en horas de oficina. Para esta entrada he consultado las siguientes publicaciones: 

López Monteagudo, GuadalupeEsculturas zoomorfas celtas de la Península Ibérica, C.S.I.C., Madrid, 1989.

miércoles, 14 de mayo de 2025

La Puebla de Valderrábanos


Se cree que estas tierras pertenecían a un señor feudal y que al repartirse las mismas entre sus herederos y vasallos, se fueron asentando en ellas, formándose así una serie de poblados o caseríos. Existían además de Velayos, tres núcleos más, Malucos, Aldehuela de la Fraila y La Puebla de Valderrábanos, probablemente hacia principios de 1600. Estos tres pueblos fueron destruidos durante la guerra de la Independencia y solo queda como principal asentamiento el pueblo de Velayos.
Al ser un lugar estratégico, por ser paso de arrieros y comerciantes, surgió la necesidad de construir conjuntos defensivos, como este torreón que pudo pertenecer a Puebla de Valderrábanos, o según algunas fuentes a Aldehuela de la Fraila.


Torre de planta cuadrada y sección cúbica facturada con ladrillos de tipología árabe dispuestos horizontalmente y tomados con mortero de cal. Esta fábrica se emplea en las esquinas y espinas centrales de cada uno de los laterales quedando una serie de vanos entre los cuerpos de ladrillo que cubren con tapial de barro. Todo el cuerpo de fábrica se levanta sobre un basamento de grandes sillares de granito gris. Al oeste de este cuerpo se levanta otro cuerpo facturado con sillares en la esquina conservada y ladrillos planos tomados con mortero de cal. Entre la sillería y ladrillos se disponen unos cuerpos de mampostería de pequeñas piedras de granito y cantos rodados cogidos con mortero de cal. Junto a este conjunto monumental se emplaza un interesante conjunto etnológico configurado por un pozo con brocal de planta circular de granito en una única pieza y un cuerpo de lavadero (pila de granito rectangular) en un único bloque. Inmediatamente al este se ubica un caserío, buen exponente de arquitectura tradicional. Los restos arquitectónicos se encuentran en medio de un pequeño espacio de pastizales.

Lado oeste del torreón

Interior del lado oeste del torreón de ladrillo y adobe en el que
se aprecian los mechinales y hasta cuatro pisos que conservan
restos de las vigas de madera

Tipología: Patrimonio Militar, castillos y conjuntos arquitectónicos fortificados. Edad Moderna. Siglos XVI-XVII. Propiedad privada-Varios propietarios.

Cuerpo exento de ladrillo con basamento de mampostería

Su estado de conservación es ruinoso con peligro de derrumbe. Edificio de ladrillo y mortero de mampostería.

En el Catálogo de Patrimonio Cultural como yacimiento Arqueológico de la Junta de Castilla y León. Debería estar afectado por el Decreto 22 de abril de 1949.

Lavadero (pila de granito de una sola pieza) al sur del torreón

El texto anterior es una transcripción de Torreón de la Puebla de Valderrábanos en Hispania Nostra, listaroja.hispanianostra.org