martes, 18 de noviembre de 2025

Torre de telegrafía óptica del Estepar


Iniciamos nuestra excursión desde Hoyo de Manzanares con el propósito de visitar la torre del telégrafo óptico del Estepar, cercana al punto más alto de la sierra, la Mira, como se llama al pico El Estepar situado a 1403 metros de altitud. La zona tiene cierta dificultad para el viajero poco experimentado porque, como nos recuerda nuestra guía, el texto de Gonzalo de Luis Otero, la sierra de Hoyo de Manzanares "era un despoblado tan bello como inhóspito" y, aunque nunca fue cobijo de forajidos ni campo de batalla, por él apenas transitaban pastores ni canteros, un monte poblado de jarales, cantuesos, enebros y alcornoques de buen porte. En nuestro trayecto el viajero no se siente muy cómodo toda vez que no sabe muy bien si transita por terrenos públicos, particulares, militares o protegidos para la tranquilidad de la fauna.
Lado oeste de la torre. En primer plano muro de edificio auxiliar

La Torre del Estepar es la única torre óptica que se conserva de la llamada línea Lerena, -ésta toma su nombre del teniente de navío Juan José de Lerena-. La línea se construye con el fin de comunicar los Reales Sitios entre ellos Aranjuez, San Ildefonso y El Pardo  con la Corte mediante la telegrafía óptica. La primera de estas líneas con este fin se inaugura en 1831 entre Madrid y Aranjuez; y la segunda se inaugura en 1832 y une la Corte con San Ildefonso, línea a la que pertenece la de Hoyo de Manzanares. Pronto se le conoció como "telégrafo áulico" pues su uso era exclusivo de la Corona, y aunque algún autor se tiende a confundir la torre de la línea Lerena con las torres de la línea Mathé , la torre del Estepar no formó parte de la línea Madrid-Irún además de tener estructuras diferentes.

A la izquierda el muro del edificio anexo y lado sur de la torre

LA TORRE DEL ESTEPAR

La torre pertenecía a la línea que unía Madrid con San Ildefonso en Segovia, y contaba además con dos estaciones intermedias, ésta del Estepar, y otra en los Siete Picos de la que no quedan restos. Tenía su cabecera en la torre de los Lujanes en la plaza de la Villa de Madrid, y en La Granja la cabecera opuesta. La distancia entre las torres variaba entre los 30 y 35 kilómetros, una distancia considerable si tenemos en cuenta que las torres Mathé , a la sazón antiguo colaborador de Lerena, distaban entre 10 y 15 kilómetros y aunque, como comenta de Luis, los anteojos acromáticos estaban muy desarrollados, permitían visualizar con nitidez puntos lejanos, la distancia era excesiva, por lo que no es descartable que hubiese alguna torre intermedia más entre las mencionadas.

Lado este de la torre con abundantes material de derrumbe

Estaba dispuesta con orientación Norte-Sur y "con leve inclinación al Oeste" y alineada con el Puerto de Navacerrada. Tuvo tres alturas, la planta baja y dos pisos en altura. Su planta es rectangular y presenta hacia el exterior unas medidas de 5.60 x 5.13 metros, de lado. Las esquinas están reforzadas con sillares irregulares y las paredes estaban construidas con mampostería de sillarejo, piedras irregulares y mortero de cal. A diferencia de las Mathé no se utilizó el ladrillo, quizá debido a la pericia de los canteros de la zona que prescindía de este material, y eran algo más pequeñas, las torres Mathé, cuadradas, medían 6,40 metros cada lado
Lado norte con la puerta tapiada y muro sin trabar del dependencia

Los muros tenían un grosor de 0,70 metros lo que reducía el interior a 4,20 por 3,73 metros por lado. En las cuatro caras de la planta baja se abren vanos abocinados que se corresponderían con cuatro puertas; mientras que en los cuatro caras del primer piso se observan a su vez otros "cuatro vanos de dimensiones propias de cuatro grandes ventanales", lo que sugiere que los abocinamientos estaban destinados a recoger puertas y ventanas que se abrían hacia el interior. De la planta superior, donde estaría instalada la maquinaria, no quedan restos que permitan describir ventanas ni cornisa. En el interior se conservan los huecos donde se alojarían las vigas de la primera planta, y en la segunda planta unos vanos que podían haber sido aspilleras que posteriormente se taparon con ladrillo.
Interior donde se aprecian las divisiones de los dos pisos

Adosado al lado Oeste se conservan los restos de una cerca que debió pertenecer a un edificio auxiliar, éste debió construirse con posterioridad a la torre pues sus muros carecen de trabazón con ésta. 

Vista del valle de la vertiente norte de la Sierra desde el pico del Estepar


CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

La torre, tal como concluye  de Luis, al poder acceder a ella por los cuatro lados, debe descartarse que tuviese carácter defensivo y, de haberlo tenido se debía sólo a la presencia de las aspilleras de la segunda planta. Al contrario, las torres Mathé sí tenían carácter defensivo y eran de uso exclusivo militar, recordamos que la línea Lorena tenía el uso restringido a la Corona. Cabe recordar que la construcción de la línea Lerena es de 1831, anterior a la Primera Guerra Carlista (1833-1840) mientras que las torres Mathé, se construyeron al terminar la contienda, para entrar en funcionamiento en 1844, estaban dotadas de aspilleras de fusilería en la primera planta y tenían el acceso en altura, por tanto, la línea Lerena no estaba diseñada para resistir tensiones bélicas ni el temor a posibles sabotajes.

Esquinazo suroeste en el que se aprecia la división del piso superior

Fue precisamente la Primera Guerra Carlista la que provocó el declive de su uso junto a la falta de recursos públicos. La línea dejó de utilizarse en 1836, y en 1838, por Real Orden, se decide terminar su financiación y, por tanto, su funcionamiento. Tras su abandono y debido a las peculiaridades de la sierra que hemos comentado, no debió tener más utilidad que la asignada a la Guardia Civil: su vigilancia para evitar que fuese refugio de bandoleros, siendo, no obstante, los vientos y los hielos quienes se encargaron de su progresiva ruina hasta tal punto que años antes de la Guerra Civil de 1936 la torre ya estaba arruinada.

Grosos de los muros en el esquinazo noreste

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Gonzalo de Luis Otero, Gerardo Gómez García, La Torre del Telégrafo Óptico de la Sierra de Hoyo de Manzanares, en Cuadernos de Estudios: revista de investigación de la Asociación Cultural "Pico San Pedro", nº 22, 2008, disponible en hoyodemanzanaresfandom.com 

Sierra de Hoyo de Manzanares desde la población

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