Después de nuestra visita al Canto de los responsos de Villaviciosa, retomamos nuestro camino esta vez de vuelta. Dejamos a nuestra izquierda el poblado visigodo de Navasangil y unos kilómetros más abajo, a la derecha el castro vettón de Ulaca. Una vez en Villaviciosa volvimos a recrearnos en el castillo antes de emprender la última visita de nuestro viaje: la necrópolis de Las Camas de los Moros en Sotalbo.
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Vista desde el yacimiento con el castillo de Aunqueospese en el horizonte |
Tomamos una calle a la derecha tras pasar la última casa e iniciamos un trayecto por un camino rural. Este se encuentra a trechos en mal estado por lo que hay que hacer unos tramos a pie, siempre dejando a muestra derecha la alambrada de una finca ganadera que nos va a acompañará hasta el desvío desde donde veremos con cierta dificultad los enterramientos. Tras un largo paseo a pie y desorientados por el localizador, llegamos a un alto desde donde se divisa, al este, Palacio y un poco más retirado Sotalbo y, sobre una de las cimas de la sierra el castillo roquero de Aunqueospese. El yacimiento se encuentra en el extremo este del cerro donde se asienta el castro de Ulaca en la margen izquierda del río Picuezos, a una altitud de 1180 metros.
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Sepulcro de tipo antropomorfo con orientación O-E |
Las Camas de los Moros es una necrópolis discreta, que consiste en dos tumbas excavadas en la roca, y aunque se cita como necrópolis visigoda, se fecha entre los siglos VIII al IX, en plena expansión musulmana en la Península. La descripción que nos hace nuestra única fuente de información es que se trata de dos sepulcros de la Alta Edad Media; y describe el primero y más interesante, que se abre "en la cabecera de un bolo de granito dominante en el paisaje con orientación O-E de tipo antropomorfo, es un sepulcro de gran calidad, con el cajeado perfectamente definido y la cabecera semicircular".
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Sepulcro rectangular excavado en un lanchar |
El segundo de los sepulcros "se abre sobre el lanchar de granito que aflora a los pies del bolo anterior, en una posición menos dominante ni relevante" en un nivel inferior al primero. Esta sepultura tiene planta rectangular y su orientación es NO-SE; presenta un cajeado más sencillo, "someramente marcado" y carece de cabecera. Posiblemente, concluye, todo "el conjunto fue concebido a manera de panteón familiar".
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Bolo granítico visto desde la tumba de tipo antropomorfo |
El hecho de que estos enterramientos estén formados por pocas tumbas y aisladas, se puede deber a varias motivaciones, bien porque persiguen "la reclamación de derechos de propiedad, a un control familiar de la localización y a una memoria básicamente familiar", por lo que difiere de los enterramientos colectivos como son los cementerios con sepulturas más numerosas. Por tanto, estas tumbas "suponen auténticos monumentos campesinos, emplazados en lugares visibles desde áreas cercanas, (que) se asocian a una memoria familiar". Estos enterramientos excavados en la roca, -nos recuerda la fuente-, son frecuentes en las zonas serranas de la provincia de Ávila y se corresponden con sepulturas cristianas de pequeñas comunidades de núcleos de población dispersa, pueblos serranos ganaderos que "se mantuvieron al margen de los focos de influencia, por lo que conservaron numerosos arcaísmos".
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Panorámica desde las sepulturas con la Sierra de la Paramera al fondo |
Para esta entrada he consultado as siguiente documentación:
Necrópolis de las Camas de los Moros-Sotalbo, en valleambles.com.
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