El texto anterior es el de la cartela del sepulcro de Constanza de Castilla que se encuentra en la sala medieval, en la segunda planta del Museo Arqueológico de Madrid. En esta sala, además de una excelente la colección de capiteles, se encuentra también la estatua orante de Pedro I (1334-1369), abuelo de doña Constanza. El sepulcro se encuentra tras el rey y está fechado en 1478, año de su muerte. Separadas unos metros las dos obras, el visitante no suele relacionarlas. Ambas son anónimas y proceden del desaparecido convento de Santo Domingo el Real de Madrid del que doña Constanza fue priora durante medio siglo y que muy probablemente mandase construir en honor su abuelo el rey y el suyo propio.
Comenzamos nuestra historia a principios de abril de 1354 en Cuéllar (Segovia). Los obispos de Ávila y Salamanca proclaman nulo el matrimonio de Pedro I de Castilla con la noble francesa Blanca de Borbón; a continuación proceden a casar al rey con la noble gallega Juana de Castro. Tras la noche de bodas el rey, temiendo un complot de los hermanos de ésta y el rey de Portugal, la abandona dejándola embarazada del futuro infante Juan de Castilla. Abandona, Juana se retira a Dueñas (Palencia) cuya fortaleza había recibido en dote. Allí morirá veinte años después, en 1374 sin volver a ver al rey. Durante este tiempo siempre había firmando como reina de Castilla. En julio de 1354, unos meses después de su boda con Juana, nace la segunda hija de Pedro I con María de Padilla, doña Constanza persona que será clave en la solución al problema de la legitimidad dinástica tras la muerte de Pedro I a manos de su hermanastro Enrique de Trastamara.
Escudo de la Casa Real de Castilla en el sepulcro de Doña Constanza |
Siguiendo el excelente trabajo de Ana María Huélamo sobre Constanza de Castilla, en su faceta de autora y escritora medieval, una de las pocas mujeres escritoras castellanas medievales, que gira en torno a su obra literaria. En ella narra episodios de su vida que son los que nos interesan. Como hemos mencionado será Catalina de Lancaster quien introduzca a la joven Constanza en el monasterio de Santo Domingo el Real. En este punto Huélamo, citando un texto al padre Alonso Getino, nos revela cómo el ambiente del convento le fue propicio para desarrollar sus "raras condiciones de inteligencia y voluntad", a la vez que supo mantener excelentes relaciones con los monarcas castellanos que se sucedieron en el trono "de los que recibió numerosas mercedes". Constanza debió asumir el cargo de priora desde muy niña ya que lo desempeñaba en 1416 -había nacido hacia 1404, un año antes de la muerte de su padre- época en la que hay escasas referencia de su persona debido quizás a su corta edad. Es a partir de 1423 cuando aparece citada en numerosos documentos pontificios "los hay de Martino V, Eugenio IV, Calixto III y de algunos Delegados y Nuncios pontificios". Desde la regencia de Catalina de Lancaster doña Constanza será una persona importante y tendrá influencia en la Corte en la que, dada su longevidad, será testigo de los reinados de Juan II y Enrique IV y los inicios de Isabel I, de quienes recibirá numerosas gracias, toda vez que "fue priora casi cincuenta años", tiempo en que supo granjearse "una consideración muy positiva como religiosa".
De la generosidad real destaca Huélamo un texto de Juan II de febrero de 1428: "Yo el Rey mando a vos mis contadores mayores que libredes a mi tía doña Constanza, nieta del Rey don Pedro, mi bisagüelo, que Dios dé el paraíso, Priora del Monasterio de Santo Domingo de Madrid, cuarenta mil maravedís, que es mi merced de mandar dar"; y otra de la reina Juana, mujer de Enrique IV con otra generosa donación. No obstante, será de mayor interés para la priora la concesión de la licencia que le otorga Juan II para el traslado de los restos de su padre el infante Juan y los de su abuelo Pedro I al convento de Santo Domingo: "allí se les levantó un mausoleo, para el que Constanza contó con la ayuda económica de su hermano don Pedro, obispo de Palencia", y el traslado de la real capilla del sepulcro de su abuelo desde la Puebla de Alcocer a Madrid. Durante su larga regencia en el convento, la priora llevó a cabo importantes obras, entre ellas construyó la capilla mayor, el refectorio y el claustro que llevaba su nombre de doña Constanza. En 1465 debió dejar el cargo de rectora aunque aún vivió hasta 1478 siendo sepultada en el mismo convento, "En el coro, bajo un arco rebajado se colocó su elegante sepulcro en alabastro", el que hoy podemos contemplar en la sala de Museo Arqueológico. El convento de Santo Domingo el Real fue demolido en 1869. Los restos del Pedro I fueron trasladados, junto a su estatua y el sepulcro de doña Constanza, al Museo Arqueológico donde reposarán hasta 1877 que son trasladados definitivamente, junto con los de su hijo el infante Juan, a la Capilla Real de la Catedral de Sevilla.
Busto de la escultura orante de Pedro I en el Museo Arqueológico |
REYES DE CASTILLA A PARTIR DE ALFONSO XI Y PERSONAJES CITADOS
Perspectiva del sepulcro de doña Constanza de Castilla |
Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:
Díaz Martín, Luis Vicente, Pedro I el Cruel (1350-1369), Trea, Gijón, 2007.
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