Casco de soldado español. Bronce siglo XVI |
Un viajero francés á quien su gobierno ha confiado la importante comisión de atravesar por tierra y ríos navegables todo el continente americano desde Río de Janeiro a Lima, capital del Perú, ha escrito á un amigo suyo, dándole parte de un estraordinario descubrimiento que ha hecho en esa inmensa y desconocida estensión de territorio que media entre ambos países, y que aún no ha sido esplorada por ningún viajero. Como á unas 80 leguas de los últimos pueblos brasileños, habiendo perdido el rumbo, se encontraron los viageros inesperadamente con una calzada bastante bien hecha que daba indicios evidentes de recientes composturas. Siguiola el francés con su escasa comitiva, y á eso de unas cinco leguas, ¿cuál sería su sorpresa al descubrir desde una elevada montaña un fértil y anchuroso valle, rodeado completamente de elevaciones, y en el que descubrían pueblos muy bien construidos y una campiña feraz y cultivada con notable inteligencia. Apenas podían creer los viajeros lo que veían, porque en ningun mapa se descubre semejante serie de poblaciones.
Sin embargo, su asombro creció de punto cuando penetraron en las calles del primer pueblo, vieron agolparse á contemplarlos una multitud de gente cuya mayor parte llevaba el traje español del siglo XIV, y en cuyos gritos descubrieron algunas palabras españolas. Para no estendernos en pesados pormenores, diremos que conducidos los viajeros ante la primera autoridad del pueblo, supieron que este se llamaba Papabamba, que había sido fundado en la época de la conquista por seis españoles que desertaron del ejército de Pizarro, perseguidos por la envidia de este, y que gracias á la distancia y á la posición aislada del valle, jamás se había vuelto á tener comunicación con europeos. Los habitantes son indios, y su idioma se compone de muchas palabras de su dialecto primitivo, pero en gran parte es español como se hablaba en tiempo de la conquista, lo que hizo su inteligencia bastante difícil á los franceses. El principal magistrado se llama Olcad, cuya etimología es indudablemente alcalde.
Su religión es una mezcla de superstición y prácticas católicas, y en el altar mayor de su templo conservan en un arca y esponen á la veneración de los fieles dos libros mugrientos y envejecidos. Uno de ellos es un misal que lleva la fecha Antuerpia MDXII y en una hoja en blanco esta inscripción medio borrada P. Balv...e, que se supone ser Padre Valverde, lo que quizás indicaría que este es el mismo misal que el famoso Padre Valverde presentó al inca Atahuelpa, y habiéndole este arrogado al suelo, dio lugar á que los españoles enfurecidos por el sacrilegio, cayesen sobre los indios é hiciesen una gran matanza. El otro libro es el diario manuscrito de un soldado español que acompañó á Núñez de Balboa en su famoso descubrimiento del mar Pacífico y está lleno de buena fe y de pormenores curiosos. El viagero francés pasó 15 días en Papabamba, muy festejado por los indios, y piensa dar á luz una curiosa relación de este episodio inesperado de su viaje.
Cabría destacar sobre el texto lo que puede ser un error histórico o tipográfico cuando hace mención a la indumentaria del siglo XIV cuando América se descubre un siglo después, a finales del XV, y la leyenda negra que aún pesaba sobre la figura de Francisco Pizarro. Señalar por último mi insistencia en buscar algún detalle más sobre esta noticia sin lograr ningún resultado.
Nota: El casco de la fotografía que encabeza esta entrada está en el Museo de América de Madrid.
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