No siempre es necesario tomar el avión, ni siquiera el tren para hacer un viaje reconfortante y entrañable. La historia y el día a día que surge a nuestro alrededor son lo suficientemente atractivas; es la atracción que tienen las cosas sencillas de nuestro entorno que bien vale la pena prestarles un poco de atención. Una jornada del sábado para hacer este breve, intenso y a la vez sosegado recorrido un día de invierno, con temperatura otoñal, junto al Jarama por el antiguo camino de Francia.
Salimos de Madrid con 9º a las 10:30 y con el temor de que hubiese nieblas agarradas a la ribera del Jarama. Tomamos la salida dirección a Algete y allí, ya con 12º y el cielo despejado, recogimos a unos amigos, cambiamos nuestro viejo Opel por un más que confortable Mercedes y salimos por la carretera M-103 dirección a Fuente el Saz de Jarama donde hicimos la primera parada hacer unas compras en el mercadillo que se monta en el pueblo todos los sábados: mandarinas, patatas, fresas, aceitunas de Campo Real, ajos blanqueados y tres sardinas arenques para la cena. Aprovechamos y damos una vuelta a pie por el pueblo hasta llegar a la iglesia cuya torre destaca sobre los tejados. La iglesia está en obras y rodeada de andamios, dedicada a San Pedro lo más llamativo son las cigüeñas que ya anidan. Hecha la compra salimos dirección a Talamanca de Jarama, a 12 kilómetros hacia el norte.
Talamanca de Jarama, según mi guía de turismo, contó con una fortaleza "Talamanka" árabe "fundada antes de 860 como paso clave para la defensa de Toledo". Quizá para defender un espectacular puente romano sobre el caz o acequia de riego, que no sobre el Jarama que corre unos metros más al oeste. En invierno el puente de piedra se distingue entre una chopera que durante el resto del año lo debe hacer casi invisible o destacar muy poco entre la fronda. Es un paseo agradable, incluso saliéndose del camino para pasear sobre la hojarasca.
El cartel informativo que hay junto a mismo puente apunta que éste pudo construirse entre los siglos II y III. "Es posible que el caudaloso río Jarama y su tendencia al desplazamiento lateral hacia el NO, aconseja a los mismos romanos adosarle grandes tajamares aguas arriba y sería con posterioridad, tal vez en el medievo y ante su necesidad para la conquista de España, cuando se restaura desviando hacia el N la entrada desde Talamanca y alargando poco a poco el puente y desviándolo hacia el oeste en distintas etapa (no hay prolongaciones rectas, existen diferentes anchuras de la plataforma, etc.)". Una singularidad del puente es que el arco central está junto a la población y se prolonga por cuatro arcos menores, todos en el lado opuesto "que desemboca en una gran chopera, escenario bucólico que casi sepulta esta construcción". Tras acercarnos a la ribera del Jarama cruzamos de nuevo el puente para regresar al pueblo.
Junto al puente esta la ermita de la Soledad, una construcción barroca que sólo pudimos ver desde el exterior, al igual que el gran edificio de La Cartuja que construyeron los cartujos de Santa María del Paular en el siglo XVII. Siguiendo la tapia de ladrillo y pasando la entrada "una gran puerta adintelada con sillares conservándose la puerta de madera de la época con casetones y clavos. Sobre el vano separado por una imposta resalta un frontón curvilínea". Tanto en la cartuja como en el puente son en la actualidad escenarios para rodar películas de época.
Siguiendo la pared de la cartuja se llega hasta la iglesia de San Juan Bautista. Es un edificio del siglo XVI que aún conserva el ábside románico del siglo XIII con la totalidad de sus canecillos en muy buen estado. No pudimos ver el interior del templo, pero el exterior bien vale la pena detenerse un buen rato y recrearse en las pequeñas figuras que adornan las cornisas, los capiteles y los canecillos, no en vano es una de las pocas construcciones románicas que aún se conservan en la Comunidad de Madrid.
Desde allí llegamos hasta la plaza de la Constitutción donde se encuentra otro formidable ábside, el de la iglesia mudéjar de la Iglesia de Los Milagros "de mediados del siglo XIII, situada en la plaza del pueblo que levantaron los árabes cristianizados y de la que sólo se conserva el ábside mudéjar". Desde aquí siguiendo la calle de la Villa, una cuesta que lleva hasta el río se atraviesa una de las puertas de acceso a la villa y los restos de la muralla "reconstruida varias veces". En esta calle junto a la plaza compramos pan de cereales y blanco candeal y con 14º a las 13:30 salimos hacia Torrelaguna.
Seguimos la M-103 hasta llegar a la N-320 a unos 2 km. Desde el cruce hasta el de Torrrlaguna hay unos 7 kilómetros dejando a un lado Valdepiélagos y a otro El Espartal. Lo primero que se ve nada más entrar en el peblo es la impresionante espadaña del Monasterio Franciscano, un edificio en ruinas, que fue fundado por el Cardenal Cisneros. Su ruina se debe a los estragos de la Guerra de la Independencia contra los franceses y posteriormente a su abandonado tras la desamortización de Mendizábal.
Natural de Torrelaguna, sin lugar a dudas, el personaje principal es el Cardenal Cisneros a quien se debe también parte de la ampliación de la Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena, un bellísimo edificio que "constituye uno de los mejores exponentes del gótico madrileño". Llegamos justo cuando terminaba la última visita y nos dejaron entrar para ver el templo: una voluntaria nos facilitó una pequeña guía. Lo más reseñable es retablo barroco que se cree de Narciso Bartolomé y la talla central del retablo, una magnífica imagen de la Magdalena de Luis Salvador Carmona. A la izquierda de éste hay una capilla donde se exhibe el Cristo de Cisneros, de excelente factura, regalo del Papa Alejandro VI a los Reyes Católicos, y a su lado la sepultura del poeta Juan de Mena, muerto en es la población en 1456 accidentalmente al caer de una mula.
La Iglesia tiene tanto elementos góticos como renacentistas. La puerta de acceso está flanqueada por dos hermosas torres cilíndricas que se corresponden con las ampliaciones de sendas capillas del interior. Para terminar no debemos olvidar a otro insigne personaje, a María Toribia, también hija de Torrelaguna, más tarde conocida por Santa María de la Cabeza, mujer de San Isidro Labrador; estuvo enterrada en este templo hasta que sus restos se trasladaron a la Colegiata de San Isidro en Madrid en 1645 "a pesar del amotinamiento de los vecinos que se opusieron al traslado".
Llegada la hora de comer dejamos de visitar el pueblo. Tuvimos en la disyuntiva de comer como turistas, a la carta, aunque no muy caro, o como el común. un menú económico Decidimos un menú sencillo: judiones de La Granja y rabo de toro, vino de la tierra, al que hay que añadir por fuerza gaseosa, y postre. Tras un breve recorrido por el pueblo, porque la comida, como la cena, hay que pasearla, decidimos tomar café en el cercano Guadalix de la Sierra- Dejamos el resto de edificios, museo de arte incluido, para la próxima visita, toda vez que nos emplazaron a las próximas semanas para degustar un menú de matanza que se promete grandes sensaciones.
Salimos hacia Guadalix de la Sierra por la N-320 hasta cruzar las A-I, a partir de aquí la carretera se llama M-508, bordeando el embalse de Pedrezuela. El embalse en esta época está casi seco. Con las primeras sombras de la tarde los patos, nadaban en la misma dirección, parecían barcas de desembarco que dejan tras de si la estela que marca el rumbo a la costa que se va a conquistar. Como no habíamos programado la visita a penas si teníamos información del pueblo. Sólo contábamos con que allí se rodó Bienvenido, Mister Marshall. La bienvenida la dan dos figuras a la entrada del pueblo. No me gustó la plaza de la Constitución, recién remodelada, donde otra figura, esta vez del "alcalde" Isbert da su discurso desde el balcón del Ayuntamiento, coronado éste por una torrecilla con un reloj que ya conocía de una exposición.
Sin embargo, impresiona la iglesia que parecía haber sufrido el derrumbe de la nave central quedaron sólo en pie la cabecera y la torre del siglo XVI. En efecto, la nave central se incendió durante la Guerra Civil y hubo de reconstruirse mediado el siglo XX de ahí el contraste de la construcción. Dimos un paseo y aún pueden verse alguna casas de construcción tradicional. De nuevo a la plaza de la Constitución tomamos un café en una cafetería moderna con el ambiente de un pasado no muy remoto. El sol de la tarde penetrando por amplias cristaleras, el televisor encendido, un partido de fútbol y un par de parroquianos más atentos a lo que ocurría en la calle que a la pantalla de plasma. El sol declinaba y en el cielo podíamos ver bandadas de gaviotas se reflejaban gris como el acero volando hacia el oeste. Ya no había tiempo para más. Volvimos hacia la A-I y de allí a recoger el viejo Opel en Algete que nos traería de vuelta a Madrid.
Guadalix de la Sierra |
Me gusta la excursión, sólo añadir que en el puente de Talamaca del Jarama se han rodado más de una escena de la serie de TVE "el Aguila Roja"
ResponderEliminar'Pantano de El Vellón' no; embalse de Pedrezuela.
ResponderEliminarGracias por tu observación Raúl, es lo que tiene el usar los mapas algo antiguos. Queda corregido y gracias por leerlo.
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