Existe una locución latina que dice, Siste viator, -"Párate, caminante"-. Esta locución se coloca junto a un lugar donde ha ocurrido algo digno de recordar. Siguiendo esta máxima es fácil encontrar, paseando por Madrid, placas en algunos edificios que narran episodios o recuerdan a personajes de la historia de España. Uno de estos hechos se recuerda a la entrada de la calle de la Almudena esquina con la calle Mayor: el asesinato de Juan Escobedo, secretario personal de Don Juan de Austria. Es una calle muy corta y termina en unos jardines que hay frente a la catedral. Dice la placa: "En esta calle mataron al secretario de don Juan de Austria, Juan Escobedo el 31 de marzo de 1578 noche del Lunes de Pascua".
Justo al final de esta misma calle, en la acera opuesta, y pegando a los jardines, al parecer era en estos jardines donde se encontraban las casas originales, en la esquina del actual palacio de Abrantes, un edificio renacentista sede del Instituto Italiano de Cultura, existe una segunda placa que explica: "Junto a este lugar estuvieron las casas de Ana de Mendoza y la Cerda, Princesa de Éboli y en ellas fue arrestada por orden de Felipe II en 1579".
Siguiendo la calle Mayor dirección a la Puerta del Sol, tomando el primer desvío a la derecha, se emboca la calle Sacramento. Esta desemboca en la plaza del Rollo y continúa hasta la plaza del Cordón. Aquí encontramos la tercera y última placa que hace referencia a nuestra historia. En ella se explica: "En este lugar estuvieron las casas del Cordón donde el secretario de Felipe II, Antonio Pérez, vivió desde 1575 y sufrió cautiverio hasta su fuga en 1585".
Pero nuestro relato lo iniciaremos en la calle del Príncipe, pasada la Puerta del Sol , que une la plaza de Canalejas con la plaza de Santa Ana. El Príncipe es el futuro Felipe II, Nos trasladamos hasta aquí para iniciar la historia en 1541, 37 años antes de la muerte de Escobedo, cuando el Emperador Carlos I nombra al aragonés Gonzalo Pérez secretario personal del Príncipe, cargo que no abandonó hasta su muerte en 1566. A partir de esta fecha parte de su trabajo lo asume su hijo, Antonio Pérez, uno de nuestros protagonistas.
También fue colaborador del Príncipe, Ruy Gómez Silva. Hijo de una dama portuguesa que llegó a Castilla acompañando a la Emperatriz Isabel, madre de Felipe. Ruy Gómez fue la sombra del Príncipe y alcanzó tal poder que era conocido como Rey Gómez. En 1553 se casó con Ana Mendoza y la Cerca cuando ésta contaba sólo 13 años. En 1559 alcanzó el título de Príncipe de Éboli, y como Gonzálo Pérez, estuvo al servicio de Felipe hasta su propia muerte en 1573. Tanto Gonzalo Pérez como Ruy Gómez formaban parte de uno de los grupos de poder que surgieron en torno al Príncipe, el llamado grupo de Éboli. Otro grupo enfrentado a ellos lo formaba el duque de Alba y el cardenal Granvela que también asesoraban al monarca en cuestiones de Estado. Sobre la importancia de estos grupos, el Emperador en 1543, en su partida a Flandes dejando como regente al Principe, -a partir de esta fecha el propio Felipe II considera que inicia su reinado- le entrega dos cartas con sugerencias en torno al buen gobierno: en ellas le pedía que no tomase consejo ni delegase en una sola persona, además que desconfiase de la ambición de muchos, entre ellos Alba. Siguiendo estos consejos el Príncipe consintió y supo gobernar oyendo diferentes opiniones, en muchas ocasiones enfrentadas.
El Príncipe, según los informes de los embajadores venecianos que lo frecuentaban era de "estatura media, su tez clara y cabello rubio, sus grandes ojos azules, el grueso labio inferior y de corta y puntiaguda barba. En general su comportamiento era sosegado, sus hábitos de vida son de un carácter tranquilo, casi siempre melancólico, y dado a la vida nocturna". Los que trataban políticamente con él le encontraban impresionante. Era minucioso, examinaba con detenimiento todos los memoriales y peticiones que recibía; en las audiencias prestaba atención aunque no miraba a la persona que le habla; "respondía con brevedad y prontitud a todas las cuestiones y cuando discutía materias graves aborrecía la vaguedad y las generalidades."
Busto de Felipe II, atribuido a Jacques Jonghelinkc, hacia 1571. Museo de Historia de Madrid |
En plena campaña Don Juan, ante la falta de apoyo material que había solicitado al Rey, envía a Madrid en 1577 a Escobedo para averiguar por qué no eran atendidas sus peticiones. En Madrid había una clara oposición a sus planes sobre Inglaterra y a su política en Flandes. Estas diferencias coincidían con la acervada rivalidad entre Escobedo y el secretario del Rey, Antonio Pérez. que se encargaba de entorpecer la política del hermanastro del Rey. Veamos brevemente la personalidad de Pérez. Éste había tenido una carrera fulgurante en la Corte, su apariencia "de cabello oscuro, delgado, siempre impecablemente vestido, de bigote y pequeña barba aguzada, Pérez combinaba inteligencia y elegancia", aunque el Rey lo juzgada "disoluto" por lo que mantuvo con él las debidas distancias. Como ya vimos, había heredado parte del trabajo de su padre como secretario del Rey,y estaba encargado de los asuntos de Italia mientras que los de Flandes los gestionaba el Príncipe de Éboli. A la muerte de éste en 1578 Pérez se convirtió en la voz principal del grupo en la Administración.
Los planes de Don Juan no desagradaban del todo al Rey, Sin embargo Pérez juzgaba que la misión de aquél en Flandes se veía perturbada por sus planes de invasión de Inglaterra y matrimonio con María de Escocia. Así mismo, Pérez aseguraba que las aventuras beligerantes de Don Juan y Escobedo podían dar al traste con las finanzas del reino y recordaba al Rey que el objetivo principal no era otro que la lucha contra los turcos. Así comenzó una campaña de desprestigio contra Escobedo en la Corte acusándolo de espolear las ambiciones de Don Juan. Una vez en Madrid con la misión de averiguar por qué se desatendían sus peticiones, Escobedo descubre que Pérez conspiraba contra Don Juan e incluso contra el propio Rey; y antes de poder actuar al respecto, Escobedo es asesinado en la oscuridad de noche del 31 de mayo, el Lunes de Pascua de 1578. Poco después, cuatro meses después, el 1 de octubre de ese año moría Don Juan cerca de Namur con tan solo 31 años.
Ana de Mendoza y la Cerda |
Se rumoreó así mismo que también era amante del Rey. Solo es seguro que lo fue de Pérez, aunque al parecer era más una relación política que apasionada. Según un testigo pasaban demasiado tiempo juntos y sospechaba que el secretario comunicaba asuntos de su oficio a la Princesa. Otro testigo aseguró que la Princesa sabía secretos de Estado y cada vez se sospechaba más de su implicación en el asesinato. El Rey comenzó a creer que la muerte de Escobedo no era más que un asunto más dentro de los turbios negocios entre Pérez y la Éboli. En definitiva el caso se resumía en que Pérez había revelado secretos de Estado y cuando Escobedo tuvo conocimiento de ello y estaba en condiciones de poner éstos al descubierto, Pérez lo mandó matar. También había indicios de que en el asunto de la sucesión al trono de Portugal tras la muerte del sobrino del Rey, Don Sebastián, -Felipe II fue rey de Portugal desde 1580-, la Princesa confiaba en casar a una de sus hijas con el duque de Braganza lo que era una flagrante intromisión en la política portuguesa.
Castillo de Santorcaz donde estuvo recluida la Princesa de Éboli y Juan de Luna, colaborador de Antonio Pérez. En este lugar también estuvo preso el Cardenal Cisneros |
aunque seguía teniendo un sorprendente grado de libertad". En 1589 se termina la benevolencia con él y se le acusa formalmente del asesinato de Escobedo. Él niega tal acusación y en 1590 es torturado. La noche del 19 de abril de ese año escapa de prisión y se refugia en Aragón cuyas leyes le protegían, -recordamos el origen aragonés de su padre-, y es alojado en la prisión del Justicia de Aragón. Entonces inicia una campaña que atrae a los aragoneses y parte de la pequeña nobleza le apoya. En aquellos momentos había cierta inestabilidad en la frontera con Francia y el Rey quiere terminar de nuevo con el asunto de Pérez por lo que insta a la Inquisición a su proceso. Al intentar su traslado de la cárcel del Justicia a la cárcel del Santo Oficio, en la Aljafería, se produce una revuelta de los partidarios de Pérez. El virrey de Aragón es herido y a los pocos días muere. Unos meses después vuelven a intentar trasladarlo al palacio de la Aljaferia y vuelve a haber otra revuelta popular que lo libera y huye a Francia.
Mientras el Rey armaba el ejército que debía acudir a la frontera con Francia. El ejército, castellano, debía cruzar Aragón, lo que el Junta de Aragón considera como una invasión y contrario a sus fueros. El Justicia y los nobles se arman para hacerle frente y, ante la imposibilidad de resistencia, los nobles aragoneses huyen. Son apresados, además del Justicia, el conde de Aranda y el duque de Villahermosa. Al primero, el Justicia, Juan de Lanuza, que contaba con 22 años, es acusado de traición y ejecutado en Zaragoza; Villahermosa y Aranda son encarcelados y ambos mueren en prisión a los pocos días por enfermedad súbita. En 1593 la Justicia estudió ambos casos y concluyeron en la absolución de los dos nobles tres años después. Antonio Pérez, tras su huida, vivió a caballo entre Francia e Inglaterra donde fue protegido por el conde de Essex, favorito de la reina de Inglaterra y partidario de la guerra contra España, Gracias a sus informes que facilitó Pérez, se propició un ataque devastador de la flota inglesa contra Cádiz en 1596. Estuvo también al servicio Enrique IV, rey de Francia, y estimuló activamente la leyenda negra contra Felipe II. En 1611 murió arruinado en París.
Casas de la plaza del Cordón, esquina con la calle de Puñoenrostro. En este edificio estaba la casa donde prendieron y estuvo preso Antonio Pérez hasta su fuga. |
Torreón de Pinto. Aquí estuvo presa la Princesa de Éboli durante 6 meses en 1579. Antonio López durante 2 meses y medio en 1589; su mujer y sus dos hijos estuvieron presos en 1590 durante 9 años. |
Para esta entrada he seguido las siguientes lecturas:
Felipe de España, Kamen, Henry, Siglo XXI Editores S.A., 9ª ed. Madrid 1998.
Historia de España. 8 . Los Austrias mayores y la culminación del Imperio (1516-1598), Fernández Álvarez, Manuel y Díaz Medina, Ana, Madrid 1987.
Castillo, fortificaciones y recintos amurallados de la Comunidad de Madrid, Dir. Gral de Patrimonio Cultural de la Consejería de Educación y Cultura de la Comunidad de Madrid, ed. Fernando Sáez Lara. Madrid, 1993.
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