Los vettones son grupos autóctonos que habitaban en esta
parte de la Meseta, en el Sistema Central, que abarca desde Ávila hasta Tras-Os-Montes en Portugal. Eran pequeños grupos
nómadas que vivían en asientos temporales. Llegado un momento abandonan el nomadismo y se
asientan en poblados con recintos amurallados para la defensa, son los conocidos castros. Esto ocurre con la llegada del hierro. De la cultura vettona son
características las esculturas zoomorfas llamadas verracos, esculturas que
representan toros y cerdos. Son de granito y tienen diferentes tamaños que van
desde el medio metro de altura hasta los dos metros. El grupo de esculturas más
conocido son los Toros de Guisando, en El Tiemblo, Ávila. Con la romanización de la Meseta los antiguos
poblados desaparecen y sus pobladores son trasladados a otras zonas de mayor control. A pesar de que los castros son
destruidos y abandonados muchas de las esculturas siguen en pie hasta
nuestros días.
El vettón era un pueblo celta, y entendemos como celta
no unas características raciales sino culturales: religión, forma de gobierno, útiles, idioma, etc. Son principalmente ganaderos y en menor medida agricultores.
Muchos de estos verracos han dado nombre a algunas localidades como Toro, en
Zamora, o El Oso en Ávila. El verraco de Mingorría representa un cerdo, aunque también podría
ser un jabalí, a casi tamaño natural y como el resto de piezas se ignora qué
función tenía, aunque se descarta su simbología religiosa o funeraria; no
estaban cerca de las necrópolis y encontrándose sin embargo en los cercados del
ganado y dispersos en el espacio, sobre todo en zonas de importancia económica: pastos y fuentes. En la actualidad se cree que podían servir para
la demarcación de lindes de pastos. Como es de suponer sobre estas esculturas surgidas en la Edad del
Hierro entre los años 400-350 a.C. hay muchas historias y a lo largo de los siglos han sufrido multitud de
vicisitudes y en muchos casos su destrucción.
El verraco de Mingorría, conocido popularmente como el
marrano de la Virgen, por estar como he dicho sobre el cerro junto a la
ermita de la Virgen del Rosario, dista un
kilómetro escaso del pueblo. Es de granito y está bastante erosionado. Mide 174
cm de largo, una altura máxima de 88 cm y 52 cm de ancho. En el terreno está sobre una veta de cuarzo conocida como Rogallinas, por lo que es seguro que no se construyó en ese lugar. Una de las
peculiaridades es que tiene la pata delantera izquierda en posición adelantada
lo que da la sensación de movimiento o de acometida. Sobre el dorso
tiene un agujero u oquedad que se le atribuye popularmente a prácticas libaciones y prácticas mágicas. La primera descripción que leí de él se aseguraba que
se desconoce el lugar de procedencia lo que me indujo a hacer alguna pequeña
investigación sobre él.
Como dije antes, estas piezas han tenido muchas
vicisitudes, entre las que destaca que en tiempo del Emperador Carlos V se aseguraba
que éste los había mandado construir para escarnio de los castellanos
tras derrotarlos en la guerra de las Comunidades, por lo que algunos fueron destruidos; otros han sido utilizados como elemento de construcción y pueden verse incrustados en una pared o en la misma muralla de Ávila.
En un viaje por Portugal, en Bragança, vi junto al
castillo un verraco sobre el que descansa un rollo, lo que me hizo pensar que
el origen de la oquedad del de Mingorría tuviese la misma finalidad. En efecto, según la tesis de la especialista Pilar López Monteagudo estas esculturas fueron tomadas en su día como paganas por lo que se les
cristianizó colocándoles una cruz en el dorso, lo que explicaba el hueco que
tiene el de Mingorría y también el verraco de El Oso a unos pocos kilómetros de allí.
La noche del 27 septiembre de 2003 subí hasta
el cerro de la ermita. Aquella noche el cielo estaba totalmente raso, sin nubes ni luna,
porque mi objetivo era tener a la vista la Estrella Polar para hacer
las mediciones. Llevaba dos palos de metro y medio de alto que clavé, aproximadamente a un metro de distancia, por delante y por detrás
del verraco. A ambos palos até una cuerda delgada que hice coincidir con el espinazo del verraco.
Una vez tensada la cuerda, con la brújula comprobé la orientación. Me sorprendió la poca desviación norte-sur que indicaba la línea dibujaba y que coincidía con los
tres puntos de referencia: las dos estacas y la Estrella Polar.
El resultado me indujo a pensar que la escultura estaba allí
desde tiempos inmemoriales y que era su primera y única ubicación, porque nadie se hubiese tomado la molestia de dar tal
precisión a la orientación en tiempos más modernos, sobre todo teniendo en
cuenta el origen de la oquedad, la cristianización del verraco como objeto
pagano que se le consideraba. Así que sólo me quedaba por entonces averiguar si
era cierto este extremo, si había sido cristianizado, y no me costó mucho tiempo encontrar la explicación a la oquedad que había sobre su dorso. En la fachada
oeste de la ermita, en el muro del cercado de la pared norte, hay una peana y sobre esta una cruz
extrañamente inclinada que es muy fácil mover con una sola mano, cuando el resto de cruces de la Vía Crucis que recorre el pueblo están todas perfectamente fijadas.
La mañana del 12 de octubre de ese mismo año subí con un metro metálico, papel y calculadora y me dispuse a hacer nuevas mediciones, esta vez de las oquedades del verraco y la pena de la cruz. El diámetro de la oquedad del verraco era de 17,5 cm. lo que nos da una circunferencia de 55 cm. El fuste de la cruz tenía un rebaje considerable lo que le impedía mantenerse firme y encajada en la peana. Medí el rebaje y tenía una circunferencia de 52 cm, y la altura del rebaje del fuste de la cruz coincidía con la profundidad de la oquedad que tenía el verraco, por lo que concluí que aquella era la cruz que se había utilizado para cristianizar nuestro marrano.
La mañana del 12 de octubre de ese mismo año subí con un metro metálico, papel y calculadora y me dispuse a hacer nuevas mediciones, esta vez de las oquedades del verraco y la pena de la cruz. El diámetro de la oquedad del verraco era de 17,5 cm. lo que nos da una circunferencia de 55 cm. El fuste de la cruz tenía un rebaje considerable lo que le impedía mantenerse firme y encajada en la peana. Medí el rebaje y tenía una circunferencia de 52 cm, y la altura del rebaje del fuste de la cruz coincidía con la profundidad de la oquedad que tenía el verraco, por lo que concluí que aquella era la cruz que se había utilizado para cristianizar nuestro marrano.
Más recientemente, en la esquina derecha de la ermita se ha
descubierto otro verraco integrado en la pared, está mejor conservado en
apariencia, al menos en la parte visible, orejas y morro, aunque es imposible saber si conserva
la peana y parte de las patas.
Para introducirse en el mundo de los vettones y las
esculturas zoomorfas es recomendable la visita a los castros de Las Cogotas en Cardeñosa, aunque es de más fácil acceso desde Mingorría; La
Mesa de Miranda en Chamartín y Ulaca en Solosancho, todos ellos a escasos kilómetros de Ávila y en todas las poblaciones, excepto Cardeñosa, con un verraco. Para documentarse recomiendo las siguientes obras:
Esculturas zoomorfas celtas de la Península Ibérica, López Monteagudo, Guadalupe, CSIC, 1989;
Los Vettones, Álvarez-Sanchís, Jesús R., Real Academia de la Historia, 2003.
Esculturas zoomorfas celtas de la Península Ibérica, López Monteagudo, Guadalupe, CSIC, 1989;
Los Vettones, Álvarez-Sanchís, Jesús R., Real Academia de la Historia, 2003.
Ah, pues sí que andas por el pueblo. Me alegra que decidieras no utilizar el cartel de... ya sabes. "Twitteo" este enlace con tu permiso.
ResponderEliminarEl trasiego entre el pueblo y Madrid es continuo. Espero no tener que cerrar por vacaciones, algo subiré, seguro. Gracias por Twittear y difundirlo.
ResponderEliminarAsí se hacen los artículos con trabajo e investigación
ResponderEliminarGracias, en efecto me ha llevado mucho tiempo de investigación, pero el esfuerzo siempre es recompensado y ser reconocido siempre es una satisfacción.
ResponderEliminarSería interesante saber si otras esculturas de este tipo tienen la misma orientación o un eje Este-Oeste. Pero claro, siempre y cuando sigan en su emplazamientos original.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. No recuerdo ningún ejemplar que esté en su lugar de origen, todos los que he visto han sido trasladados a su actual ubicación; quizá los Toros de Guisando conserven su ubicación original, creo recordar que están orientados Este-Oeste.
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