Saliendo de
Arenas de San Pedro, a unos 50 kilómetros al este siguiendo el valle del
Tiétar dirección
Madrid, está
La Adrada. La información sobre el castillo de
La Adrada no es muy extensa, quizá porque es una fortaleza que carece de una historia de batallas ni fue lugar de hechos relevantes, tan solo se hace referencia a ella por la entidad de sus propietarios. No obstante, y a pesar de haber llegado a estar el edifico en situación de casi total ruina, ha ganado interés por la intervención que se ha hecho él. Se han reconstruido las torres, los lienzos de sus dos recintos amurallados y su patio renacentista, convirtiéndose en un lugar idóneo para visitar e iniciarse en la apasionante mundo medieval y los castillos.
La Adrada pudo tener su origen en una fortaleza árabe en torno a la cual se iría aglutinando un núcleo de población. En la repoblación de la zona llevada a cabo por
Raimundo de Borgoña por orden de
Alfonso VI en el siglo XII, "
se reconstruyó el castillo de La Adrada como avanzada de defensa frente a las posibles incursiones de los moros".
La población es reconocida como villa, segregándose de
Ávila el año 1393, y pasa a formar parte del señorío de
Ruy López Dávalos mediante otorgamiento del rey
Enrique III como vimos en la entrada del castillo de
La Triste Condesa en
Arenas de San Pedro. Tras la caída en desgracia del condestable
Dávalos la propiedad paso a de
Álvaro de Luna, valido de
Juan II, que la mantuvo hasta su ejecución en 1453, y hasta 1463 en poder de su viuda
Juana de Pimentel conocida como
La Triste Condesa. En 1465
Enrique IV dona la propiedad como dote a
Mencía de Mendoza, mujer de
Beltrán de la Cueva. duque de Alburquerque, por los servicios que éste le había prestado. Es justo
Beltrán de la Cueva a quien se atribuía la paternidad de la hija del rey,
Juana la Beltraneja, aunque a la muerte del rey el duque apoyará los derechos de sucesión al trono de la princesa
Isabel en contra de los intereses de su supuesta hija. Años más tarde, en 1570,
Felipe II otorga al descendiente de don
Beltrán,
Antonio de la Cueva, el marquesado de
La Adrada.
El castillo se erige en el siglo XIV sobre una iglesia gótica de 1250 de la que conserva el ábside; éste se elevará para convertirse en torre del homenaje. El presbiterio, del que quedan restos de las columnas, se cierra y pasa a ser salón; y sobre el costado sur, hacia 1500, se adosará un palacio renacentista de patio porticado. Tanto las columnas de la antigua iglesia como las dovelas del arco que da paso al ábside tienen profundas marcas de cantero. En el exterior, junto al ábside de la antigua iglesia, estaba el cementerio al que corresponden las estelas que se pueden ver actualmente junto al muro que separaba la iglesia del palacio.
El patio del palacio renacentista consta de dos plantas en tres de sus lados, el cuarto es el muro sobre el que se adosó de la iglesia, y está reconstruido en su totalidad. También está reconstruida la entrada de ingreso al castillo que ha sido adornada con una vistosa ventana con parteluz y alfiz, y una ladronera sobre ella, única defensa vertical de la fortaleza. Una vez en el interior destaca en el patio empedrado el brocal de piedra que cubre la cisterna subterránea donde se recogía el agua de lluvia. Las columnas del patio y los pilares de la primera planta son todos ochavados, y al igual que el antepecho de tracería gótica, se han reconstruido a partir de los restos de elementos originales. A su vez se han colocado los escudos de armas de sus propietarios, dos de ellos se reproducen también en los cubos de la entrada, el de
Alvaro de Luna, que es original; el de
Beltrán de la Cueva, y el de la mujer de éste
Mencía de Mendoza. Al conjunto se le añade, al pie de la antigua iglesia, una torre pentagonal albarrana en proa, que hace de unión entre al edificio y el recinto exterior.
Detalla
E. Cooper que consta que en el castillo había una importante depósito de pólvora y fue desde allí desde donde se envió la pólvora para el asedio del castillo de
Torrejón en la primavera de 1465. Tras este asedio,
Pedrarias Dávila, contador mayor de
Enrique IV, tomó por las armas el castillo de
Torrejón de Velasco. Por su condición de almacén de pólvora, añade
Cooper, "
cabe suponer que el almacén era el mismo castillo y que su estado arruinado pudiera deberse a una explosión inoportuna".
La fortaleza se cerró con este recinto exterior o falsabraga, que tiene forma pentagonal y cuenta con diez torres. El camino de ronda, de libre acceso, es corrido, almenado y dotado de troneras de cerradura invertida. En este recinto exterior se abre la puerta de acceso a la liza, -espacio entre la barrera exterior y el castillo-, frente a la torre del homenaje. Esta puerta está flanqueada por dos cubos almenados y provistos de troneras, a los que se accede mediante un puente levadizo que nos indica que debió tener un foso que rodearía todo el conjunto. En uno de los cubos está el escudo de
Alvaro de Luna y en el otro el de
Beltrán de la Cueva, ambos de reciente factura.
En las dependencias del reconstruido palacio renacentista se ha instalado el centro de interpretación del castillo y de la época medieval del valle del
Tiétar y de historia antigua y medieval de la provincia de
Ávila. Cuenta con maquetas del propio castillo y del de
Mombeltrán. En la planta de recepción un audiovisual muestra cómo evolucionó la construcción del castillo desde la iglesia románica y su transformación en fortaleza. Es de agradecer la profesionalidad de las personas que atienden este centro de interpretación. Para terminar, sería de gran interés una reimpresión del cuadernillo
Restauración del castillo de La Adrada, con un excelente texto del profesor
Luis Mora-Figueroa, con fotografías de
J.R. San Sebastián, Concha del Río y unas magníficas ilustraciones de
Miguel Sobrino.
Para esta entrada he consultado los siguientes publicaciones:
Castillos de Castilla y León,
Gutiérrez, José Manuel, Edical, S.A.-, Valladolid, 2007.
Restauración del castillo de La Adrada,
Mora-Figueroa,
Luis, Diputación Provincial de Ávila, Ávila, 2004.
La Adrada, recuerdos y tradiciones,
VV.AA., Diputación Provincial de Ávila, Ávila, 2000.
Castillos Señoriales en la Corona de Castilla,
Cooper, E., Junta de Castilla y León, 1991.
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Torre albarrana desde el paseo de ronda del castillo |
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Muralla, paseo de ronda y cubo del recinto exterior o falsabraga |
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Panorámica de la planta de la antigua iglesia y pario del palacio desde la torre albarrana |
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El castillo desde el noreste |
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Marcas de cantero en las columnas de la antigua iglesia gótica |
La Adrada está más cerca de Arenas de San Pedro, está a unos 30 Km.
ResponderEliminarGracias Anónimo, lo primero es agradecerte que hayas leído esta entrada. La distancia la tomé del mapa de carreteras que es por donde me guío al viajar y exactamente es de 47,1 km. No obstante en línea recta es de 39,1 km.
Eliminar¡Ha! pues yo vivo en La Adrada y en la carretera hay un cartel de tráfico que pone Arenas de San Pedro 38KM, y si al poner "alrededor de......" pones más de los que en realidad hay puede que que el viajero no se anime a ir. Pero de todos modos gracias por visitar nuestro hermoso pueblo que además del castillo tiene otras muchas cosas que ofrecer al viajero, te animo a que sigas escribiendo. GRACIAS..
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