Llegamos a Trevejo después de visitar los restos del castillo Eljas. Ambas poblaciones de Cáceres distan poco más de 18 km. tomando la CC102 hasta San Martín de Trevejo, tras unos tramos sinuosos por la carretera CC104 y CC105 llegamos hasta Villamiel para desviarnos hacia el sur por la CC106, a unos 3 km., contemplamos el castillo roquero de Trevejo elevándose sobre un cerro en las estribaciones occidentales de la Sierra de Gata, dominando a sus pies el caserío.
Vista general de entrada elevada al castillo protegida con un matacán |
Desempeñó un importante papel durante los años de la Reconquista. Habitualmente fue ocupado por los caballeros de S. Juan de Jerusalén, aunque esporádicamente fueron moradores las Órdenes de Santiago y Alcántara.
En el año 1474 fue tomado por el bandolero Fernán Centeno, apodado El Travieso.
En el exterior de la torre se conserva el escudo del comendador Juan Piñero. Aparecen un árbol flanqueado por sendos gallardetes con cálices y aspas cobijados por el yelmo de nobleza y Cruz de Malta.
Fernán Centeno fue un personaje real que vivió envuelto en un aura que confunde la historia con la leyenda. Se hizo con los castillos de Trevejo y Eljas, apoyó a los Reyes Católicos frente a Juana La Beltraneja y Alfonso V de Portugal. y fue protegido del duque de Alba. Según unas fuentes fue un caballero justo y otras fuentes lo tachan de tirano como veremos más adelante.
EL CASTILLO
El castillo de origen musulmán sufre diversas modificaciones hasta llegar a la estructura actual, que se deben a los siglos XV y XVI tal como lo vemos hoy. El conjunto se compone un recinto amurallado en lo más alto del cerro, que se asocia a la torre del homenaje que constituye el castillo propiamente dicho. A una cota inferior se construye una barrera a modo de barbacana que circunda por completo todo el conjunto aunque de ella sólo se conserva la parte meridional donde se abre la puerta de acceso al recinto.
Lo más interesante del castillo es su torre del homenaje, aunque se ha perdido su mitad oriental debido a una posible voladura del ejército francés durante la Guerra de la Independencia. Su construcción no estuvo exenta de problemas como nos detalla Cooper, a los que hubo de enfrentarse su constructor, el comendador Juan Piñeiro, para mantener la sede de la encomienda y la posesión del castillo de Trevejo frente a las aspiraciones de Villamiel. que había solicitado la propiedad e incluso el derribo de la fortaleza. Piñeiro precisaba de todos los recursos de la bailía para llevar a cabo la obra, por lo que mientras había recurrido la sentencia favorable a los vecinos, se estaba apropiando de la madera que según un vecino opositor dice haber "vido mucha madera en la fortaleza e que desya que era de los castaños asy acortaba" para las obras de la fortaleza que según el comendador era para leña de Navidad; o la obligación de los vecinos de trabajar en la construcción, "quando se fazia la fortaleza de Trevejo cierta obra que se fasya en ella el dicho comendador daba mandamientos para los alcaldes de esta villa que prendiesen al vezino que no fuese allá a trabajar con grandes penas la meytad para la obra de la fortaleza" y, la otra mitad para la Iglesia, y sugiere Cooper la posibilidad de que Piñeiro lo que pretendía era apropiarse de la encomienda para convertirla en señorío dada la extensa relación de parientes en puestos relevantes a su servicio. Tras estos pleitos, Cooper afirma que en agosto de 1491, año en que los vecinos lograron la sentencia favorable de propiedad, las obras aún no se había iniciado, y que habría que esperar a 1514 para que estuvieran en marcha.
Restos de la torr del homenaje |
La torre tiene forma pentagonal y está construida con sillares bien escuadrados. A ella se accedía por una puerta protegida por un foso y contaba con puente levadizo. La torre está distribuida en varias plantas a partir de un sótano con bóveda de cañón; sobre el sótano se distinguen dos pisos con dependencias, en una de ellas hay una chimenea francesa y ventanas con poyos o cortejadores, combinando de esta manera lo palaciego con elementos militares, algo habitual en la época, como troneras, matacanes y garitas que defienden las esquinas y una ladronera sobre la puerta. En el interior del recinto se conserva un aljibe cegado en la actualidad.
Interior del castillo con ventana y cortejador |
A inicios del siglo XVIII debieron hacer algunas obras más según se desprende de la inscripción que puede leerse sobre la puerta de la barrera, graba de forma muy tosca en 1706. El conjunto contaba también de una tercera cerca situada en la zona nororiental, hacia el caserío, aunque sólo puede apreciarse en unos planos del siglo XVIII realizados por el Servicio Geográfico del Ejército cuando se redactaron varios proyectos por los ingenieros militares Antonio de Gaver (1750) y Martín Gabriel (1765) para reforzar la capacidad defensiva de la fortaleza y, como hemos comentado, a principios del XIX, durante la Guerra de la Independencia debió ser volada parte de la torre del homenaje por el ejército napoleónico.
Escudo de armas del comendador de Trevejo Juan Piñeiro |
En el exterior se conserva un gran escudo heráldico labrado en la sillería del muro de la torre del homenaje, con las armas del comendador Juan Piñeiro, las que también se pueden ver sobre la entrada principal del castillo y en el interior, aunque de manera más esquemática sin yelmo, banderas y la cruz de la Orden de San Juan de Jerusalén como la exterior.
CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS
Nos recuerda Mogollón que, como todos los castillos de la Transierra, el de Trevejo sufrirá un constante cambio de manos, pues durante la segunda mitad del siglo XII en la zona occidental de la sierra fueron frecuentes los enfrentamientos entre cristianos y musulmanes hasta que quedó definitivamente fijada la frontera en el Tajo; y aunque Alfonso VII conquista Alcántara en 1122 no será hasta inicios del XIII, en 1213, cuando el rey leonés Alfonso IX la recupere definitivamente. No obstante, con anterioridad, Fernando II en 1182 había cedido la fortaleza de Trevejo a Pedro Arias, que fue prior de la orden del Hospital de San Juan de Jerusalén entre los años de 1169 y 1185. Trevejo se convirtió en cabeza de la Encomienda.
Ventada vista desde el exterior |
El prior hospitalario tuvo gran influencia tanto en la corte de Fernando II de León como en la de Alfonso VIII de Castilla., manteniendo a su vez relaciones con el resto de órdenes como la del Temple y la de Santiago. A esta última precisamente fue entregada la fortaleza en 1186, el prior Pedro Arias debió morir al año siguiente, en 1187; aunque como comenta Mogollón, la orden de los santiagueses "al parecer no llegó a tomar posesión del mismo". Desde entonces el castillo y sus tierras pasaron sucesivamente a las manos de la orden de Santiago y de Alcántara, y a manos privadas. Según apunta Barquero, uno de los éxitos de Arias, sobre todo en lo económico, como prior de los hospitalarios "fue la concesión de tenencias vitalicias de diversas propiedades de la Orden a miembros de varios linajes nobiliarios", lo que le granjeó el apoyo de la aristocracia castellana. Tras estos vaivenes vuelve a poder de los hospitalarios que lo mantendrán hasta el siglo XVIII. Apunta Mogollón que mediado el siglo XV la fortaleza estuvo involucrada en las luchas entre el Clavero y el Maestre de la Orden de Alcántara.
Estructura y grosor de los paramentos de la torre del homenaje |
En la torre del homenaje podemos ver el escudo de armas del Comendador de Trevejo, entre 1492 y 1524, Juan Piñeiro, que lo era también de Portomarín. Debajo del escudo, comenta Cooper, hay una inscripción con letra gótica a la que le falta la parte del sillar anterior, en la que puede leerse (ARMAS) DEL COMENDADOR / (JUAN) PIÑEIRO GALLEGO, y señala cinco marcas de cantero que pueden verse en el edificio. Juan Piñeiro tuvo, desde la toma de posesión de la encomienda de Trevejo, como hemos comentado, un enfrentamiento con los vecinos de Villamiel por la posesión del castillo, pues éstos habían conseguido una sentencia en 1491 contra el alcaide del castillo y sus funciones como alcalde mayor, en ella le quitaba "la tenencia de la fortaleza de Trevejo al dicho comendador e ge la diese a ellos o se derrivase". No obstante las influencias de Piñeiro lograron que por ejecutoria de la Corona de 1501, el comendador administrase justicia y "que la dicha fortaleza hera aparejo para fazer la justicia estando en manos de dicho comendador".
Vista panorámica del castillo |
El problema de venía de 1480, cuando Fernán Centeno se había adueñado del castillo de Trevejo cobrando las alcabalas de la encomienda que correspondían al gobernador de Ciudad Rodrigo don Diego del Águila, a la vez que apresaba a los vecinos que no le prestaban servicios y "que les haseys llevar presos a las fortalesas del dicho Trebejo y las Eljas et los echays segund disen en grillos en las dichas fortalesas en los algibes de ellas..." . Esto generó que vecinos de Trevejo se refugiasen en Villamiel incrementando el censo y el poder de ésta. A Centeno lo instaló en Trevejo el clavero de Alcántara, Alonso Monroy, no obstante "este se contentó poco tiempo con la autoridad de Monroy y se le arrebató la encomienda". El 1474 Alonso Monroy puso cerco a Trevejo y Eljas "causando el incendio del pueblo sanjuanista y su despoblación (...) hubo después una segunda asolación por el mismo Centeno, en 1476 o 1478, cuando Bernal intentó recuperar la encomienda"; este Bernal, apunta Cooper, había hecho causa común con Alonso Monroy, aunque fue a él a quien Monroy quitó la encomienda para ceder Trevejo a Centeno. El despotismo de Centeno con los habitantes de Trevejo fue tal que "hasta setenta prisioneros suyos gemían en el aljibe del castillo a diario. El mismo, sin embargo, supo escapar del asedio de Trevejo de abril y mayo de 1480 llevado a cabo por los habitantes de la encomienda bajo Diego del Águila". Aún hubo un intento de recuperar el castillo por parte de Centeno, aunque no personalmente, sino a través de un Alfonso de Chaves en 1486. Desalojado Centeno de la encomienda y para compensar la despoblación que se había producido, Piñeiro repobló Trevejo con personas traídas de Galicia, probablemente de su encomienda de Portomarín.
El viajero antes de partir puede contemplar la iglesia de San Juan Bautista y su espadaña a cuyos pies encontrará un grupo de tumbas antropomorfas. Y después de nuestra visita seguimos nuestro camino rumbo a Santibáñez el Alto.
Para esta entrada he consultado además de la cartela informativa junto al castillo, la siguiente documentación:
Baquero Goñi, Carlos, Pedro Arias, ficha de Historia-Hispánica.rah.es/biografías
Cooper, Edward, Castillos Señoriales en la Corona de Castilla, Junta de Castilla y León (1991)
Mogollón Cano-Cortés, Pilar, Castillos de Cáceres, Ed. Lancia (León 1992).
Navarreño Mateos, Antonio, Castillos y Fortalezas de Extremadura, Caja Duero (1998)
Mogollón Cano-Cortés, Pilar, Castillos de Cáceres, Ed. Lancia (León 1992).
Navarreño Mateos, Antonio, Castillos y Fortalezas de Extremadura, Caja Duero (1998)
Plano del castillo y los recintos de la cartela informativa |
No hay comentarios:
Publicar un comentario