sábado, 4 de marzo de 2023

Trijueque: murallas


Trijueque
es una de las paradas que se suelen dejar para el final de una excursión. La población se encuentra a la derecha de la autovía A-2 en el km.78 dirección Madrid, por lo que siempre se espera visitarla en el viaje de vuelta. Su mayor reclamo es el mirador de La Alcarria, al borde de la meseta a cuyo pie trascurre el río Badiel; desde esta posición se divisa una amplia panorámica del valle del río Henares de quien el Badiel es afluente, podemos ver el Pico Ocejón y el Pico del Lobo en la Sierra de Ayllón del Sistema Central; y en el valle el cerro de Hita, con la población a sus pies, y a su izquierda los cerros de La Muela  y El Colmillo en Alarilla, una vista realmente excepcional de tierras de cultivo y olivar.

Vista de la torre reformada a la que se adosa la escalera


EL CASTILLO Y LA MURALLA

Del castillo y muralla de Trijueque sólo quedan restos de muralla y un torreón. De la muralla tan solo Jiménez nos aporta en su libro un plano muy esquemático sin especificar la fecha en que se edifica el castillo y se cerca la villa. Sobre la muralla Herrera nos comenta que contaba con tres puertas; de sus restos encontramos dos tramos que se encuentran en la cuesta que baja al valle, son los vestigios de dos torres esquineras, una de ellas se reutilizó como campanario de la antigua iglesia de Nuestra Señora de las Angustias según Jiménez, y la segunda unos cincuenta metros al sur de la iglesia; el torreón se levanta entre edificios actuales en el centro del pueblo. Este torreón, según la cartela que hay en su base, es uno de los dos esquineros que delimitaban la antigua muralla, mide unos ocho metros de alto y catorce de ancho. Fue consolidado en 1980 y restaurado en 1994. Según Jiménez de él partía la muralla que bordeaba la meseta "y dejaba la plaza mayor fuera como coso y mercado". En la actualidad, con las reformas se ha reconstruido parte del muro y escalera lateral hasta la puerta de acceso al mismo, elemento que no se veía en las imágenes que nos ofrecen Jiménez ni Herrera, a la vez que se ha restaurado el último piso de ladrillo.

Restos de la muralla forrada de sillarejo. Al fondo la Iglesia de la Asunción

La muralla debía continuar, como hemos comentado, bordeando la meseta hasta la iglesia Nuestra Señora de la Asunción en la esquina noroeste se reaprovechó el torreón para levantar el campanario de la iglesia. El templo es un ejemplo de arquitectura plateresca de la primera mitad del siglo XV del que sólo quedan ruinas. Según la cartela que hay en uno de sus muros, fue palacio de los Mendoza y en él estuvo custodiada en 1470  Juana "La Beltraneja", hija de Enrique IV.

Portada de la Iglesia de la Asunción


CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

Siguiendo a Herrera éste nos comenta que Trijueque, tras la conquista a los musulmanes en el siglo XI, perteneció al Común de Villa y Tierra de Hita, pagando fuertes tributos a los arzobispos de Toledo. En el siglo XIV quedó incluida en el señorío de Hita que poseyó Íñigo López de Orozco que lo había heredado de su padre Diego Fernández de Orozco. A principio del siglo XV quedó incluido en el mayorazgo de los Mendoza llegando hasta el siglo XIX en poder de los duques del Infantado. En 1503 cobró relativa independencia, al menos en lo jurisdiccional, al otorgarle Fernando el Católico el privilegio de villa. 

Como dijimos, en el interior de la muralla se alojaba el palacio de los Mendoza donde estuvo custodiada Juana "La Beltraneja". La custodia y administración de sus bienes correspondía a Íñigo López de Mendoza, conde de Tendilla. Este era el segundo hijo del marqués de Santillana, siendo su hermano Diego el I duque del Infantado y otro hermano, Pedro, conocido como "El Gran Cardenal"Juana, que había sido jurada heredera al trono, estuvo bajo la custodia de Íñigo hasta cumplir los 8 años de edad en 1470. Hay que recordar que Íñigo López de Mendoza fue defensor de los derechos de Juana a la corona de Castilla junto a toda la familia Mendoza hasta que su hermano Pedro decidió apoyar la causa Isabel. La mayor parte de la custodia de Juana se hizo, no obstante, en el castillo de Buitrago de Lozoya, sin embargo, tras los actos de Valdelozoya (1470) en el que el rey Enrique IV volvió a reconocer a Juana como heredera, los Mendoza se vieron obligados a entregar su custodia a Juan Pacheco, marqués de Villena. Tal fue la lealtad de Íñigo hacia Juana que estando al servicio de los Reyes Católicos no combatió en la batalla de Toro (1476) en las que se enfrentaron las tropas de los Reyes Católicos contra las de Juana y Alfonso V de Portugal, por no traicionar la causa de su antigua protegida. Posteriormente el palacio se remodelaría como iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, cuyos restos se asoman al valle.

Fachada de la iglesia Nuestra Señora de la Asunción

Para esta entrada he consultado, además de las cartelas informativas de turismo, la siguiente información:

Herrera Casado, Antonio, Castillos de Guadalajara, Aache ed., Guadalajara, 2007
Jiménez Esteban, JorgeCastillos de Guadalajara I, Penthalon, Madrid, 1992
Morales Muñiz, Dolores Carmen, Íñigo López de Mendoza, ficha de la Real Academia de la Historia en dbe.rah.es

Paso porticado que comunica la Plaza Mayor y la Plaza Placetuela

Talud de bajada al valle,  a la derecha la iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción

Panorámica del valle del Henares. En plano intermedio se ve el cerro de Hita

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