Uno de los edificios más bellos de Madrid es sin duda el Palacio Longoria, obra del arquitecto José Grases Riera, está considerado estilo modernista, aunque llama la atención la lectura atenta que de este edificio hace el profesor Ángel Urrutia. Actual sede de la SGAE (Sociedad General de Autores de España) por lo que es un edificio de oficinas -lo que complica hacer fotografías tanto de su interior como de su jardín-, y anteriormente fue oficina y vivienda de su promotor, de quien toma su nombre. La peculiaridad de que fuese diseñado para ambas funciones, vivienda y lugar de trabajo es la que lo caracteriza y da originalidad a su diseño.
Hay una placa del ayuntamiento de Madrid en la fachada del Palacio Longoria, en la calle Fernando VI, que resume muy breve su estilo e historia: "Palacio Longorio. Arquitecto: José Grases Riera. Este palacio construido por el banquero Javier González Longoria como residencia propia y sede social de su banco. constituye el principal ejemplo de arquitectura modernista en Madrid. El edificio se compone de dos cuerpos rectangulares unidos por un torreón circular por medio de una singlar escalera de cuidado diseño. Los elementos decorativos, la rejería y el diseño general del edificio tienen una clara influencia del "Art Nouveau" francés. En 1950 pasa a ser sede central de la Sociedad General de Autores de España. 1902.1903".
Pero, si existe algún comentario que contradiga en parte la anterior descripción, como decíamos al principio, este es el de Á. Urrutia en su Arquitectura Española Siglo XX, sobre la que considera una de las obras cumbres de su autor. La que es hoy sede de la Sociedad General de Autores de España, la antigua casa-banco de González Longoria, escribe, "llama su atención su estilo singular, que difícilmente puede tener parangón en el panorama modernista", movimiento en el que se insiste en incluir, aunque considera que el estilo del edificio "se fundamenta más genuinamente en un estilo barroco y rococó (...) Se pueden revisar cuantas obras modernistas nacionales e internacionales se quieran que no aparecerá un modelo a cotejar con el Palacio Longoria". Asegura que la voluntad modernista no existe en esta obra y que, si existe es por la voluntad del propietario, "por demanda del cliente está mediatizada por un estilo histórico, que puede pervivir durante el siglo XIX francés y que se adecúa ahora por mano de Grases como tipología idónea" para el lugar elegido, y en concreto, donde se va a construir, las confluencias de las calles FernandoVI con la calle Pelayo. En su artículo Urrutia va contrastando el estilo de Grases con sus contemporáneos, Gaudí, V. Horta y H. van de Velde y las soluciones que cada uno aporta a los espacios, la decoración y sus respectivas trayectorias. Así comenta que mientras Gaudí "violenta estructuras y rompe con la cuadratura general de huecos o balcones en los que crece la vegetación abstracta", el Palacio Longoria, afirma, "no debería situarse en la órbita del modernismo catalán" sino en la trayectoria y las formas en las que evoluciona el propio Grases, quien -señala más adelante-, "sea como deber o como divertimento logra hacer modernismo de extraordinaria calidad pese a no estar habituado", manteniéndose "bajo el control general de las intemporales leyes de la simetría", aunque aprecia en esta obra en concreto cierto conato de ruptura: "En el Palacio Longoria, la materia se deshace sobre una estructura rígida y anclada en la tradición", que lleva a cabo en los relieves que adornan la fachada, las balaustradas, los soportes de balcones, y los motivos naturalistas tanto de la fachada exterior como la del jardín, y "en la hermosa escalera interior que sostiene la cúpula vidriada".
Urrutia recorre brevemente la obra de José Grases Rivera formado en la Escuela de Barcelona. donde obtendrá su titulación en 1878. Compañero de estudios de Gaudí mantuvo una trayectoria profesional menos experimental que éste y hace una comparativa en el tiempo y las obras de ambos arquitectos. José Grases Riera nace en Barcelona en 1850; "se instala en el Madrid de entresiglos". En Madrid realiza el edificio de la compañía de seguros La Equitativa (1882-1891), en la calle Alcalá, reformado en 1920 por Joaquín Saldaña para el Banco Español de Crédito, y que en la actualidad se está reformando de nuevo de manera controvertida y polémica para convertirlo en hotel de lujo; y, entre otros edificios destaca el Teatro Lírico en la calle Marqués de la Ensenada (1901-1902) y el edificio New Club en la calle Cedaceros (1889-1901), es autor del también emblemático Monumento a Alfonso XII en el parque de El Retiro (1901-1905). Y para terminar, una nota ciertamente amarga del profesor Urrutia respecto al olvido en que han quedado los que él denomina Modernismo ocasional, estilo al que acuden esporádicamente algunos autores, como Grases y el Palacio Longoria, estilo "condenado en gran parte a extinguirse por falta de investigación coherente" y al desconocimiento tanto de las obras como la de sus autores, algo que está propiciando, en mi opinión, la pérdida de una riqueza patrimonial considerable como es el caso del aludido edificio Banco Español de Crédito del que en su reforma actual sólo se ha respetado la fachada, dejando vació tanto de contenido como de espíritu una obra de indudable valor arquitectónico.
Para esta entrada he consultado las siguientes fuentes:
Arquitectura Española Siglo XX, Urrutia, Ángel, Cátedra, Madrid, 2003
Placa del Ayuntamiento de Madrid en el edificio reseñando su origen y autor,.
Escalera interior |
Cupula vidriada |
Detalle de uno de los balcones y rejas |
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