Casado don Diego con doña Aldonza, tenía como amante a doña María de Sandoval, madre del conde de Treviño, relación a la que los hijos de ambos se oponían. En 1467 el conde de Treviño, Pedro Manrique, "supo que la condesa su madre estaba allí dentro (en el castillo), que tenía públicamente por manceba el conde de Miranda y a causa suya había dejado a su mujer legítima", por lo que pide permiso al rey Enrique IV para asaltar la fortaleza, ya que sentía como suya la infamia de su madre, que era "mayor y de menor hermosura" que la mujer legítima doña Aldonza. Recibido el permiso del rey, el conde de Treviño y sus huestes"acometieron la fortaleza y tan recio combatieron que la tomaron y el conde prendió a su madre y la envió ligero a su tierra a buen recaudo". Tras estos hechos, y pese a todo el cuidado que puso el hijo, doña María vuelve con el conde de Miranda y, tras morir doña Aldonza en 1470, se casan.
Una vez que parecían resueltos los problemas para la pareja, el hijo del conde, Pedro Zúñiga y Avellaneda y su mujer, reclaman los bienes de su madre, entre los que se encontraba el castillo. En este pleito consigue encarcelar a su padre, a la madrastra y a los hijos de ambos, forzando su nombramiento como heredero único de los Avellaneda y los Zúñiga; -son el suyo y el de su mujer los escudos que pueden verse hoy en la torre del castillo-. En 1478 muere don Diego, conde de Miranda, y el castillo es ocupado por su hijo Pedro. La madrastra, María de Sandoval es apresada de nuevo por su primogénito el conde de Treviño quien temía ser desposeído también de su herencia, aunque la Corona intercedió por ella y por fin, en 1491, María de Sandoval consiente retirarse y toma los hábitos en Calabanzos (Palencia), poniendo fin a tan largo litigio.
El castillo ocupa un extremo del cerro sobre el que se alza y frente a la entrada se dispuso un foso cercano a la torre. Pedro Zúñiga lo manda restaurar ya que debía tener problemas de cimentación, y se añade un gran cubo adosado a la torre como contrafuerte y lo dota de un espolón, donde se instalaron los escudos de Pedro de Zúñiga y su mujer Catalina Mendoza, lo que confiere a la torre una planta pentagonal. Frente al espolón se construyó una barrera artillera de cubos que es por donde se accede al recinto amurallado. La torre carece de almenas, aunque está rodeada de una hilera de modillones que da a entender que sí las hubo.
Como curiosidad cabe destacar una catapulta en un montículo frente entrada que simula una posición de asedio, y ya dentro del recinto y en su lugar más alejado se ha instalado una fábrica de cerveza, un atractivo más para los visitantes, sobre todo los días de calor. Desde el castillo se tiene una vista formidable del campo que domina por lo que se han habilitado unas terrazas para los visitantes. Por último señalar que la fortaleza es propiedad del ayuntamiento. Y desde allí partí para el siguiente destino: Portillo.
Dos años después de esta visita, y camino de Cuéllar (Segovia) para visitar su emblemático castillo propiedad del duque de Alburquerque, hice una parada de nuevo en Íscar, el pasado 23 de agosto de 2016, para visitar de nuevo el castillo con unos acompañantes, con la sorpresa de que el acceso el recinto estaba cerrado por lo que aproveché mi visita para fotografiar el exterior del recinto y el castillo, fotografías que incluyo más abajo, por lo que recomiendo que si interesa visitar la fortaleza se llame antes por teléfono para asegurarse que ésta es posible.
Castillos de Castilla y León, Gutiérrez, J.M., Ed. Edical
Los castillos y fortalezas de Castilla y León, Martín Jiménez, Carlos M., Ed. Ámbito.
Espolón de la torre del homenaje con el escudo de armas de los Zúñiga y Avellaneda |
No hay comentarios:
Publicar un comentario