viernes, 7 de octubre de 2016

El jardín del Museo Cerralbo

Esculturas de Júpiter y bustos de dos emperadores reflejadas en el estanque
Todos los museos tienen sus señas de identidad, y en el Museo Cerralbo, tras mi primera visita hace unos años, no fue difícil descubrir su propio sello, la idiosincrasia que lo hace diferente al resto. El primero fue la gran cantidad de objetos que se exponen; en ocasiones es casi imposible fijar la mirada en uno determinado, es la sensación rotunda del horror vacui que se percibe en alguna de sus salas, salas todas ellas espléndidas y algunas excepcionales como la magnífica  biblioteca con sus 7.000 volúmenes que me pareció demasiado oscura; su maravillosa colección de armaduras; el deslumbrante salón de baile, la gran cantidad de esculturas que posee, y un cautivador jardín.

Jabalí - Florencia, Siglo XVII. Mármol
Tuve la suerte que la primera vez que entré en el jardín me encontré con dos restauradoras que estaban trabajando en una de las estatuas a la orilla del pequeño estanque que hay en el jardín y charlé brevemente con ellas. Estaban entre una escultura de Júpiter y una Diana, -obra que estaban limpiando-; junto a éstas se encontraba la de un jabalí a cuyos pies brota de un pequeño caño el agua que nutre el estanque. Me explicaron que esta escultura procedente del que fue palacio de los duques de Medinaceli en Madrid, un edificio derruido en 1890, y que según el cuaderno-catálogo que entregan con la entrada, había pertenecido "a la colección de esculturas clásicas de Per Afán de Ribera, virrey de Nápoles. Copia del jabalí romano de la galería florentina de los Uffizi, que a su vez reproduce una obra helenística". Como anécdota añadir que una escultura similar se encentra en los jardines del Capricho de la Alameda de Osuna.

Escultura de emperador romano
Pero nada mejor que sentarse en uno de los bancos a la sombra de los arbustos y leer el catálogo. Lo hice en un banco que hay frente al monumental belvedere -un templete que anteriormente fue una gruta- disfrutando de dos excepcionales columnas de granito que hay en la entrada y junto a cada una de las columnas una escultura de Cronos a la izquierda y otra, a la derecha, que no supe identificar; mientras leía tranquilamente la historia del jardín: "La apariencia actual del jardín es una recreación de 1995. Del original no se conserva apenas documentación, salvo un apunte del propio Marqués de Cerralbo. Ese proyecto preveía un eje transversal que dividía el espacio en dos triángulos y unía la fachada del palacio con el ángulo del belvedere o templete-mirador, situado en el esquinazo de la valla, y en el centro un amplio espacio irregular, bordeado de caminos curvos". La reforma la llevó a cabo la paisajista italiana Lucía Serredi basándose en los dibujos que en 1880 bosquejó el propio Marqués.  En el interior del belvedere hay dos bustos de emperadores y el capitel corintio de una columna romana procedente de las excavaciones que el mismo Marqués llevó a cabo en la ciudad celtibéricoromana de Arcobriga entre 1908 y 1911 en Monreal de Ariza (Zaragoza).

Esculturas y columnas de granito del templete-mirador o belvedere
El cambio de estética se debió a que en los años cuarenta del siglo pasado se construyó un pabellón a imitación del palacio para uso exclusivo del Museo, lo que rompió la estética ideada por el marqués con tal profundidad que las recientes reformas no han podido recuperar su espíritu; "Sin embargo la intervención practicada nos permite disfrutar hoy de un espacio ajardinado de corte clásico-romántico en el que se adivina la intención del Marqués", dotando al jardín en la actualidad de dos ambientes distintos y complementarios.


El primer ambiente gira en torno al estanque: "El espacio central se interpretó como un estanque, a modo de espejo de agua, en el que se reflejan varias esculturas, que junto con los bustos de varios emperadores romanos, adosados al muro de la valla y del palacio, logran una ambientación propia de ciertos jardines italianos adornados con elementos clásicos." Aquí destaca la figura de Júpiter al que es fácil de identificar por el águila que hay a sus pies.

Diana a orillas del estanque
El segundo espacio, breve pero exquisito, lo conforman los "senderos curvos y la vegetación espesa (que) nos acercan al jardín melancólico de estilo inglés". Es un pequeño paseo alrededor del estanque en el que, como dice el texto, se refleja las esculturas del jabalí, de Júpiter, Diana y algunos de los emperadores romanos. Las esculturas proceden, a excepción del jabalí, del palacio que la Marquesa de Cerralbo poseía en Santa María de la Huerta (Soria) donde la familia tenía su residencia de verano "y donde el Marqués estudiaba los materiales arqueológicos de los yacimientos que excavó en la zona del Alto Jalón", Aunque escasa, y a la vez densa, la vegetación permite que algún pájaro, casi siempre un gorrión, revolotee entre las ramas y que el visitante pueda abstraerse por momentos del ruido procedente del exterior y recrear en lo posible el ambiente bucólico que se pretende.

Busto de mujer romana - Italia, siglo XVII-XIX. Márnol
El suelo está muy cuidado -a primera hora y sin huella alguna me recordó el aspecto de un jardín japones-, y es precisamente el suelo el único impedimento que puede encontrar el visitante ya que en época de lluvia cuando está mojado y húmedo, no se permite el acceso al jardín. Para terminar, recomendar al visitante que eche un vistazo desde alguna sala del piso superior que dé al jardín porque tendrá una perspectiva diferente del mismo, aunque ha de hacerlo a cierta distancia pues no es posible acercarse a las ventanas,

Parte superior del Templete-mirador visto desde el exterior del Museo
Para esta entrada he consultado y utilizado los textos del catálogo que el Museo entrega a los visitantes, además de consultar la página web del mismo Museo: http://www.mecd.gob.es/mcerralbo
y el excelente artículo de Lourdes Morales Fanfán sobre el Museo en la página Una Ventana desde Madrid: http://www.unaventanadesdemadrid.com/madrid/museo-cerralbo.html

2 comentarios:

  1. ¿Algún historiador sabría decirme el por qué las narices de los bustos expuestos en el jardín del Museo de Cerralbo están fracturadas o arrancadas?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenos días. Primero agradecerte tu comentario y por haber leído la entrada. Según suele aceptarse una escultura al caer al suelo, deliberada o accidentalmente, suele fracturarse en los puntos más débiles y expuestos: la nariz y los brazos. No obstante, pregunté sobre este asunto en el Museo Cerralbo y me comentaron que quizá, en el caso de los bustos romanos expuestos que procedían de Santa María de la Huerta (Soria), podían haber sido mutilados a propósito dado que se aprecian cortes limpios en todos ellos.

      Eliminar