jueves, 30 de octubre de 2025

El verraco de Solosancho


Tras nuestra visita a la necrópolis de Las Camas de los Moros, antes de iniciar el camino de vuelta y concluir la jornada decidimos parar en Solosancho para ver el verraco vettón. Retomamos el camino de vuelta siguiendo el camino rural que nos dejó de nuevo en Villaviciosa para tomar a la derecha la carretera que nos deja en Solosancho. Tras un breve callejeo por el pueblo llegamos frente a la iglesia parroquial donde encontramos sobre un plinto de granito el imponente verraco. Habíamos visitado la escultura en varias ocasiones y nunca deja de impresionar su tamaño, superior a los dos metros. Su historia y medidas las habíamos tomado de López Monteagudo, sin embargo, los trabajos del profesor Manglano Valcárcel van a revelar nuevos datos que parecen, en principio, sorprendentes.

Vista del costado izquierdo del verraco donde se precian abundantes cazoletas

Siguiendo a López Monteagudo, el verraco de Solosancho dio nombre al lugar donde fue encontrado: "El Oso, el lugar en el castro de Ulaca (Solosancho, Ávila) de donde procede la escultura del toro que en la actualidad se conserva en la plaza del pueblo".  A continuación lo describe como toro de granito con las siguientes medidas: 208 cm de largo, 87 cm de alto, 57 cm alto y un perímetro de 230 cm. A la pieza, "le falta el morro y las extremidades de advierten rotas a unos 20 cm de su arranque. En la cabeza se aprecian muy marcadas las mandíbulas y las concavidades para encajar los cuernos. Posee una exigua papada. El cuerpo aparece totalmente cubierto de cazoletas, presentando un acentuado realismo sexual. Bajo el vientre se advierte un soporte central de sección cilíndrica". 

Trasera del verraco donde se aprecian los órganos sexuales.

Tanto esta pieza como la del verraco de Chamartín, con el que tiene muchas similitudes, carecen prácticamente de papada a la vez que cuentan con un apoyo central a diferencia de otras esculturas de dimensiones similares, como los Toros de Guisando, que aunque menos estilizados, tienen la papada muy desarrollada. Continúa la descripción con la ubicación del castro de Ulaca, éste "está situado a 30 km al SE. de Solosancho, habiéndose hallado la escultura en el lugar denominado "Fuente del Oso", en donde existe un manantial". Evidentemente debe haber un error tipográfico puesto que Ulaca está a tan sólo 3 km. de Solosancho.

Lado izquierdo del verraco con oquedad para incrustar la cornamenta 

Como hemos señalado, el verraco de Solosancho es muy similar tanto en la forma como en tamaño al de Chamartín de la Sierra, este último, según López Monteagudo, procede del castro de La Mesa de Miranda. Al respecto a esta similitud, el estudio de ambas esculturas realizado por el profesor Manglano Valcárcel es realmente esclarecedor. Ambos verracos tienen la misma composición lítica, la de Chamartín de la Sierra, y en la formal, carece de papada prominente, el acentuado morfismo sexual, el hueco para la incrustación de cornamenta, tamaño y un soporte central por lo que se puede asegurar que puede ser obra del mismo autor. Hay que tener en cuenta que ambos castros distan unos 30 km. por lo que "no es en absoluto descabellado intuir que el ejemplar de Solosancho asociado al castro de Ulaca fuese esculpido en Chamartín y trasladado posteriormente a aquella población".

Verraco de Chamartín de la Sierra (Ävila)

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Álvarez Sanchis, Jesús R., Los Vettones, Real Academia de la Historia, Madrid, 2003
López Monteagudo, GuadalupeEsculturas zoomorfas celtas de la Península Ibérica, C.S.I.C., Madrid, 1989.
Manglano Varcárcel, Gregorio RamónLos verracos vettones, UAM Ediciones, Madrid, 2018


sábado, 25 de octubre de 2025

Torre de Romilla


Había tenido conocimiento de la Torre de Romilla por un profesor que había llevado allí a sus alumnos a "una torre nazarí, -me dijo-, en Romilla, cerca de Chauchina". Poco tiempo después, en una conferencia en la Asociación de Amigos de los Castillos sobre la Alhambra, el profesor Almagro Gorbea me comentó la publicación de un trabajo suyo sobre la torre, trabajo que lo podía consultar en las publicaciones del Consejo Superior de Investigaciones Científicas por internet. Será con este trabajo del profesor Almagro con el que nos guiaremos, toda vez que la cartela que hay frente a la torre puede leerse aunque con bastante dificultad.


LA TORRE

La Torre de Romilla o Torre de Roma, se sitúa a unos cien metros de la salida del pueblo, en la margen izquierda del río Genil. Allí se levanta, según el profesor Almagro, "una torre de recia presencia". La torre se encuentra consolidada y presenta un aspecto excelente. De planta rectangular, las medidas que nos ofrece son de 9.47 m. x 7.10 m, de lado en su base, y tiene en la actualidad una altura de 14 metros, aunque originalmente debió llegar a los 16 metros. Los muros presentan una leve inclinación hacia el interior, por lo que en la parte superior tiene unas medidas de 9,10 m. x 6,85 m.,  lo que le confiere un aspecto troncopiramidal con los lados más largos con orientación norte-sur. Hacía el interior, sin embargo, los muros son verticales, teniendo en la base un espesor de 1,50 m. y de 1,35 m. en la superior. La torre, tal como la describe el profesor Almagro, tiene hacia el exterior "un aspecto de enorme solidez al carecer prácticamente de vanos y los muros totalmente lisos", paramentos construidos con tapial de zahorra, tierra y cal que le proporciona gran dureza.

Cara Oeste de la torre con ventanal en el piso superior y dos aspilleras
en la planta intermedia

Aparte del vano de la primitiva puerta en la planta inferior, tan solo se abren una pequeñas aspilleras en la planta intermedia y una ventana en el centro de cada una de las caras de la planta superior. La erosión, detalla, "ha ido limando las aristas y dando relieve a los paramentos en los que ahora se pueden apreciar los mechinales de las tablas de atado de los encofrados del tapial y las junta de los cajones. Pero en sus orígenes la torre presentaba una geométrica desnudez que acentúa su aspecto adusto y potente de obra militar".

Cara Sur en la que se abre una ventana en el piso superior
algo mayor que las del resto de la planta y una aspillera

En la actualidad se accede a la torre por un hueco abierto en su lado oriental, aprovechando el primitivo emplazamiento, cuyas jambas y arco, que fueron de ladrillo, han sido arrancados, apreciándose solo unos pocos de éstos en el lado izquierdo fuertemente adheridos a la fábrica de tapial. En la parte superior está aún visible la caja de una viga que pudo servir para el anclaje de las gorroneras de la puerta.

Cara este donde se abre la puerta de acceso en altura, una
ventana en la planta superior y una aspillera en la interme-
dia. En la  parte superior y en el zócalo se aprecian las
marcas de las agujas de la fabricación  del tapial

No pudimos acceder al interior de la torre por lo que seguimos los aspectos más interesantes que nos apunta el profesor Almagro. Comenta que la panta inferior tuvo un suelo unos dos metros más alto que el nivel actual. Bajo la sala inferior y ocupando todo el interior de la torre, hubo un aljibe del que sólo queda parte de su bóveda, totalmente destruida y rellena de escombros. Para acceder a la torre debía hacerse por una rampa o bien mediante una escalera de mano. En total de su interior se distinguen cuatro espacios cubiertos con bóvedas, el aljibe y las tres plantas que: "como en el exterior, todo es adusto y severo, sin decoración alguna, pero precisamente por ello presenta una elegancia en las formas simples y rotundas que impresiona".

Cara Norte con ventana en la planta superior. Más austera carece
de aspilleras. En el zócalo se aprecian las marcas de las agujas de la
fabrica de tapial

El aljibe, hoy colmatado de escombros y del que se desconoce su altura, estaba cubierto por una bóveda  de medio cañón construida de ladrillo con orientación norte-sur. Sólo tenía un punto de acceso que sería por un orificio circular de 0,55 m de diámetro, a modo de pozo, que se sitúa en el ángulo noroeste y del que queda algo más de la mitad de su perímetro. El aljibe, seguramente, se abastecería de agua desde alguna acequia de las que riegan la vega, al encontrarse la mayor parte del mismo bajo la cota del terreno.

Cara Este con la puerta de acceso en altura y cara Norte

A continuación el profesor Almagro hace una pormenorizada descripción de las plantas, las bóvedas de cada una de ellas, accesos y escaleras. Nosotros destacamos tan solo lo que pudimos ver desde el exterior. Las aspilleras tienen unas medidas de 0,60 por 0,10 m. y un derrame hacia el interior donde alcanzan 0,80 m. Destaca la planta superior, con unas medidas de 5.40m. de largo por 4,05 de ancho, es la mejor iluminada al presentar grandes vanos de 1.07 m. de ancho en los lados este, y oeste, y de 0.90 m. el lado sur, aunque no describe el vano de la cara norte. Las jambas son de ladrillo enjarjado en los cajones de la fábrica de tapial. Tras hacer un detallado estudio de las técnicas constructivas del tapial y los materiales utilizados, destaca sobre todo la técnica utilizada para la construcción de las bóvedas sin el uso cimbras.

Detalle de la ventana de la planta superior y las dos aspilleras de la cara
Oeste. La pérdida de material por la erosión permite ver el ladrillo original
y las marcas de los mechinales que dejaron las agujas del tapial


CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

La función de la torre era vigilar el entorno de la vega y dar aviso a la capital en caso de ataques. Según indica, los días claros desde el pie de la torre puede verse la Torre de la Vela de la Alhambra. Servía también de refugio para la población en caso de un ataque garantizando su protección, dada su solidez, contra un ejército de algarada y rapiña toda vez que estaba abastecida de agua y vituallas. La torre posiblemente debió construirse en el siglo XIV y aparece mencionada en varios textos históricos según cita el profesor Almagro.

Sierra Nevada vista desde el pie de la torre en su cara Este

La primera de estas citas es la que se hace en la Crónica de don Álvaro de Luna, donde se le menciona como Torre Roma, en la invasión que el condestable llevó  a cabo en 1431 por la Vega de Granada. En la crónica se dice que esta torre fue quemada (ed. Juan de Mata Carriazo, 1940). Nosotros seguimos la edición de Josef Miguel de Flores (1784). Transcribimos parte de la incursión del condestable por la Vega granadina asolando los arrabales de Íllora y algunas alquerías cercanas, lo que nos proporciona una idea más fidedigna del contexto geográfico e histórico:

Describe la crónica, que el Condestable había acampado en Alcalá la Real donde había pasado una noche de tormenta y fuertes vientos que había desbaratado algunas tiendas. Por la mañana, tras acudir a misa, puso en orden sus huestes, criados y nobles que le acompañaban, y se dispuso a entrar en tierras del rey de Granada:

"Puesto el Condestable en esta ordenanza, entró con su hueste en la tierra de los Moros, é pasó por Yllora junto con la villa, la cual es quatro leguas de la cibdad de Granada, donde le tiraron muchas saetas, truenos é lombardas. Fué assentar con su hueste en un cerro que es allende de la villa contra la vega: alli estaba una torre atalaya en que avia ciertos Moros. Alguna gente del Condestable le preguntaron, si mandaba que los combatientes é tomassen, é mostraron que lo pudieran bien facer. El Condestable les mandó que los dexassen, para que ellos libremente se pudiessen ir á facer saber la su ida á su Rey; ó á quien á ellos ploguisse; porque saliesse á pelear con él. Tanta voluntad avia de aver con él la batalla. Otro dia mandó ir al Adelantado Diego de Rivera, é Fernan Lopez de Saldaña. é á otros caballeros, á quemar el arrabal de Yllora: é aquestos combatieron é tomaron é entraron el arrabal, é quemaronlo, é truxeron los Moros á lo mas fuerte. Entre tanto que esto facian, el Condestable fizo levantar su hueste, é movió con ella contra la vega: é á la ida taló las huertas é panes de Yllora: é entró el Condestable con su hueste bien ordenada en la vega de Granada, é fué assentar con ella en el chaparral de Yllora, encima del rio Xenil, dos leguas pequeñas de la cibdad de Granada. De alli envió mill é quinientos rocines por corredores, los quales fueron del rio Xenil arriba, combatiendo é quemando muchas alcarias de Moros, las cuales serian más de cincuenta, matando é prendiendo los Moros que esperaban, é se ponian á defenderlas. Entre aquellas alcarias fue quemada una notable casa del Rey de Granada, que se llamaba Alacha, é otra que se llamaba Ecijuela, que es allende fasta media legua; en esta alcaria fueron quemadas muchas casas que avia en torno della. Fue quemada otra que se llama Roma, e otra que se llama Ansola, é assi otras muchas hasta una legua de la cibdad de Granada. El Condestable Don Alvaro de Luna, que muy grand deseo avia de verse en el campo con el Rey, é casa de Granada, envió desde allí su embajada á Mohamad Abenazar Rey de Granada, el cual se llamaba el Ezquierdo".

Mosaico de cerámica de Talavera con la representación del condestable don
Álvaro de Luna y el comienzo de la Crónica, en Escalona (Toledo)

A continuación se hace mención de la torre en la Crónica de los Reyes Católicos, donde, según el profesor Almagro, se ordena destruirla en la incursión que hizo por la vega en 1490. Reproducimos parte de la crónica de Hernando del Pulgar (ed. B.O.E.) en ella se narra cómo, tras sentar el rey Fernando su real en el castillo de Moclín, el propio rey arma caballero a su hijo el príncipe Juan. El príncipe, junto a otros caballeros que a su vez él mismo había armado, organizó una salida "é tomaron la torre de Roman que está dos leguas de Granada, é ciertos Moros que en ella estaban, con cierto engaño". También se menciona la torre en el Catastro de Ensenada, aunque tan sólo se hace mención a ella, y se representa en un plano que no hemos podido localizar.

Para concluir, comentar que en el trabajo del profesor Almagro se publican, detallados, los planos de alzada de la torre, secciones y plantas, por lo que es muy recomendable su lectura si se tiene interés en profundizar en la construcción y trabajos de consolidación de la torre.

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Almagro Gorbea, Antonio, La Torre de Romilla. Una torre nazarí en la Vega de Granada, CSIC, Granada 1991, en digital.csic.es
Catastro de Ensenada, ed. facsimil en bizcaia.eus
Crónica de D. Álvaro de Luna (Ed. Josef Miguel de Flores), Madrid, 1784, en bliotecadigital.jcyl.es.
Hernando del Pulgar, Crónica de los Señores Reyes Católicos, ed. B.O.E. Madrid 2004, en boe.es

miércoles, 15 de octubre de 2025

La Cabeza de Navasangil


Después de nuestra breve visita al castillo de Villaviciosa, iniciamos el camino rumbo al yacimiento arqueológico de La Cabeza de Navasangil. A la salida del pueblo, camino de la sierra, dejamos a nuestra izquierda el centro de interpretación y la ruta que nos lleva al castro vettón de Ulaca. El camino, con buen firme, serpea y se eleva hacia el oeste, un recorrido de unos 40 minutos de ascenso que nos deja, a nuestra derecha los restos de la muralla, reconstruida en parte, del poblado visigodo. No teníamos información sobre el yacimiento por lo que durante la visita seguimos la información que nos proporcionaban las cartelas que hay junto a los restos de muralla y edificios. 

Estructuras domésticas en el interior de la aldea La Cabeza de Navasangil

LA MURALLA

La aldea estuvo poblada durante la época visigoda, y según nos introduce la primera cartela, se sitúa en un lugar rocoso de fácil defensa a la que se la dotó con "una muralla perimetral en el siglo V, y reconstruida en el siglo VII". Esta se construyó con una base de mampostería y rematada con tapial que, "con un ancho de 1.50 m. pudo tener un alzado de 3-4 m.". En puntos concretos, según se atestigua en la entrada, la muralla estaba reforzada por bastiones y torreones. La puerta de acceso se encontraba flanqueada dos bastiones formados por "dos cubos concéntricos: el interno de planta redondeada y el externo con paredes rectas" -cabe recordar que el cubo rectangular de la puerta del Carmen de la muralla de Ávila, encierra un cubo redondo original en su interior, y que en la puerta de San Vicente, se localizan los restos de los torreones de planta cuadrada de época visigoda embutidos en la actual puerta-. Nos aclara la cartela que, "aunque pudieron concebirse como cubos adosados, el hecho de que se documenten dos momentos de ocupación en el poblado, lleva a intuir que tal circunstancia también afectaría a la muralla". Concluye que el vano de la puerta de acceso se cerraría con una puerta de doble hoja según se desprende por los goznes excavados en la roca.

Puerta de acceso a la aldea entre los bastiones cuadrados

INTERIOR DE LA ALDEA

La aldea se abandona a principios del siglo VII "tras un intenso incendio motivado, al parecer por un enfrentamiento bélico. Tras el abandono y transcurrido el tiempo se volverá a ocupar, encontrándose con un poblado en ruinas". Los nuevos habitantes van a planificar un nuevo asentamiento, un poblado de nueva planta que va a seguir el mismo esquema que sus antecesores y reutilizarían los mismos materiales de construcción; las viviendas se levantaron "a partir de la planta de las previas: no se reconstruirán muros. sino que se levantan nuevos edificios encajonados dentro de las cimentaciones de los anteriores. Hacia el interior se construirá un banco corrido que, además, tendrá una función constructiva, permitiendo no practicar zanjas de cimentación al quedar el muro consolidado entre dos estructuras".

Muro de habitación en el que se aprecia el banco corrido en la base

Una de estas estructuras es el centro de culto, "construcción del siglo VII (época visigoda) que se levanta a partir de los restos de un edificio anterior reutilizando alguna de sus cimentaciones". La cartela detalla pormenorizado el edificio: "Por su disposición y orientación podría haber sido un centro de culto, en el que el banco corrido interior habría servido para asiento de los fieles, la cabecera como zona presbiteral y el hueco central de altar. La estancia adosada a la cabecera podría haber sido la sacristía".

Edificio que podía haber sido centro de culto. Al fondo el cerro del castillo
en cuya cumbre se encuentra el castro vettón de Ulaca

El centro de culto se levantó en el siglo VII a partir de las ruinas de un edificio anterior de la primera ocupación del siglo V-VI. Tras abandonarse la aldea en el siglo VIII, fecha de la invasión musulmana, el centro de culto fue reutilizado  ya reconquistada la zona en poder cristiano en el siglo XIII, con otros fines aunque no se indica qué utilidad tuvo.

Posible localización del altar en el centro de culto siglo VII

Una vez concluida nuestra visita continuamos el camino que nos adentraba un kilómetro más al sur para visitar el Canto de Responsos de Villaviciosa, una roca ciclópea junto al camino que hunde sus raíces en las creencias prerromanas y la cultura de los vettones.

Estructura habitacional del los siglos V-VI junto a la puerta de acceso

Para esta entrada hemos utilizado sólo los textos de las cartelas informativas del yacimiento.

Vista desde la aldea: Villaviciosa en el centro de la imagen y el valle Amblés


jueves, 2 de octubre de 2025

Reyes Católicos. Heráldica

Escudo de los Reyes Católicos. Siglo XV. Piedra arenisca policromada
Museo de Salamanca

En la llamada Concordia de Segovia, concluida de 15 enero 1475, los Reyes Católicos acuerdan los títulos que habrán de llevar en lo sucesivo; que las Armas de Castilla y de León precedan a las de Sicilia y Aragón, según se indica en escudo cuartelado que aparece dibujado en una carta anónima dirigida desde Segovia al abad de Poblet la misma noche del acuerdo. Las nuevas armas de Isabel reina de Castilla y Fernando rey de Sicilia y heredero de la Corona de Aragón, -Fernando había sido coronado rey de Sicilia para llegar al matrimonio con un rango superior al de su esposa que era Princesa de Asturias- así descritas venían a reunir en un cuartelado perfecto las armas personales de los esposos constituidas por el cuartelado de Castilla y León y un partido de Aragón-Sicilia.

Escudo de los Reyes Católicos sobre la puerta de acceso al castillo de La Mota
en Medina del Campo (Valladolid)

El escudo tendrá como divisas el Águila, que simboliza a San Juan Evangelista de quien era devota Isabel; el Yugo, una evocación al Nudo Gordiano "muy del gusto renacentista" por Fernando; y las Flechas "las armas del Rey mi señor y las mías con mi divisa, que son once flechas atadas por medio". El número de flechas suele variar desde 5 a 11 según el autor (talla, dibujo o pintura) y con las puntas abatidas. Por último el lema "Tanto Monta" viene a ser la traslación de la sentencia "tanto da cortar como desatar" de Alejandro Magno al deshacer el Nudo Gordiano cortándolo con su espada. No será hasta la conquista del reino de Granada en 1492, cuando se incluya la granada en el pico inferior  del escudo (entado en punta).

Escudo de los Reyes Católicos. Puerta del Perdón en la catedral de Granada

En la Puerta del Perdón de la catedral de Granada, construida entre 1537 y 1610, el Emperador Carlos V, manda colocar el escudo de armas de sus abuelos los Reyes Católicos. En el segundo cuartel, que corresponde a Fernando, se incluyen las armas de los reinos de Jerusalén, Nápoles y Navarra junto al de Aragón, conquistados o recibidos por matrimonio con Germana de Foix a partir de 1504 después de la muerte de la reina Isabel.

La emblemática de los Reyes Isabel y Fernando: Ejemplos palentinosNargares Quijano, Faustino. Palencia 2008

jueves, 18 de septiembre de 2025

Necrópolis de las Camas de los Moros


Después de nuestra visita al Canto de los responsos de Villaviciosa, retomamos nuestro camino esta vez de vuelta. Dejamos a nuestra izquierda el poblado visigodo de Navasangil y unos kilómetros más abajo, a la derecha el castro vettón de Ulaca. Una vez en Villaviciosa volvimos a recrearnos en el castillo antes de emprender la última visita de nuestro viaje: la necrópolis de Las Camas de los Moros en Sotalbo

Vista desde el yacimiento con el castillo de Aunqueospese en el horizonte

Tomamos  una calle a la derecha tras pasar la última casa e iniciamos un trayecto por un camino rural. Este se encuentra a trechos en mal estado por lo que hay que hacer unos tramos a pie, siempre dejando a muestra derecha la alambrada de una finca ganadera que nos va a acompañará hasta el desvío desde donde veremos con cierta dificultad los enterramientos. Tras un largo paseo a pie y desorientados por el localizador, llegamos a un alto desde donde se divisa, al este, Palacio y un poco más retirado Sotalbo y, sobre una de las cimas de la sierra el castillo roquero de Aunqueospese. El yacimiento se encuentra en el extremo este del cerro donde se asienta el castro de Ulaca en la margen izquierda del río Picuezos, a una altitud de 1180 metros. 

Sepulcro de tipo antropomorfo con orientación O-E

Las Camas de los Moros es una necrópolis discreta, que consiste en dos tumbas excavadas en la roca, y aunque se cita como necrópolis visigoda, se fecha entre los siglos VIII al IX, en plena expansión musulmana en la Península. La descripción que nos hace nuestra única fuente de información es que se trata de dos sepulcros de la Alta Edad Media; y describe el primero y más interesante, que se abre "en la cabecera de un bolo de granito dominante en el paisaje con orientación O-E de tipo antropomorfo, es un sepulcro de gran calidad, con el cajeado perfectamente definido y la cabecera semicircular".

Sepulcro rectangular excavado en un lanchar 

El segundo de los sepulcros "se abre sobre el lanchar de granito que aflora a los pies del bolo anterior, en una posición menos dominante ni relevante" en un nivel inferior al primero. Esta sepultura tiene planta rectangular y su orientación es NO-SE; presenta un cajeado más sencillo,  "someramente marcado" y carece de cabecera. Posiblemente, concluye, todo "el conjunto fue concebido a manera de panteón familiar".

Bolo granítico visto desde la tumba de tipo antropomorfo

El hecho de que estos enterramientos estén formados por pocas tumbas y aisladas, se puede deber a varias motivaciones, bien porque persiguen "la reclamación de derechos de propiedad, a un control familiar de la localización y a una memoria básicamente familiar", por lo que difiere de los enterramientos colectivos como son los cementerios con sepulturas más numerosas. Por tanto, estas tumbas "suponen auténticos monumentos campesinos, emplazados en lugares visibles desde áreas cercanas, (que) se asocian a una memoria familiar". Estos enterramientos excavados en la roca, -nos recuerda la fuente-, son frecuentes en las zonas serranas de la provincia de Ávila y se corresponden con sepulturas cristianas de pequeñas comunidades de núcleos de población dispersa, pueblos serranos ganaderos que "se mantuvieron al margen de los focos de influencia, por lo que conservaron numerosos arcaísmos".

Panorámica desde las sepulturas con la Sierra de la Paramera al fondo

Para esta entrada he consultado as siguiente documentación:

Necrópolis de las Camas de los Moros-Sotalbo, en valleambles.com.

sábado, 13 de septiembre de 2025

Cantos de responsos


Habíamos llegado al pie del castillo de Villaviciosa por la carretera de Solosancho. Ha sido agradable encontrar que se han cortado los setos que impedían ver el castillo, por lo que aprovechamos nuestro viaje para fotografiarlo. La carretera de Solosancho es la única que llegar en la actualidad hasta Villaviciosa y desde ella se tiene acceso al castro vettón de Ulaca. Unos kilómetros más al sur, aunque hay que subir la prolongada pendiente del camino, encontramos a la derecha el poblado de época visigoda de La Cabeza de Navasangil. Este camino es la ruta que atraviesa la Sierra de la Paramera, hacia el sur, y fue la razón por la que se construye el castillo que va a defender el paso milenario. Un poco más al sur, a un kilómetro de Navasangil el viajero encuentra a la izquierda del camino el canto de responsos de Villaviciosa.

Canto de responsos de Villaviciosa

Al pie del canto encontramos una cartela que nos explica brevemente su historia:

"Los "cantos de responsos" son rocas ciclópeas que, ubicadas junto a los caminos y dominantes en el paisaje, conservan un ritual folklórico posiblemente relacionado con el mundo funerario-ritual prerromano. Sobre ellos los viandantes arrojaban piedras y, a la vez, se rezaba un responso, con la finalidad de quedar protegidos de las ánimas y de otros peligros terrenales que el camino pudiera deparar.

Esta tradición se hunde en las raíces del mundo vettón y evidencia la creencia en que los espíritus de los muertos vagaban por los territorios agrestes, considerándose estas rocas como punto de contacto con el "Más Allá".

Con la cristianización, este ritual, muy enraizado y difícil de erradicar, se equipara a la tradición litúrgica del responso para liberar un alma del Purgatorio, perviviendo la creencia de que las ánimas vagaban por el campo".

Canto de responsos de Narrillos de San Leonardo

Existen al menos otros tres cantos de los que hemos podido visitar uno, el canto de Narrillos de San Leonardo, a unos 5 km. al norte de Ávila, que debía ser el camino que unía la población con el castro de las Cogotas en Cardeñosa, otros 5 km. al norte de Narrillos, en la margen izquierda del río Adaja. El canto está anunciado en un cartel que hay nada más entrar en el pueblo y se encuentra justo detrás del cementerio. Hay que recordar que Narrillos posee un ejemplar de verraco vettón colocado en la entrada de la iglesia parroquial.

Aunque están localizados y con imágenes, según se ve en la cartela de Villaviciosa, otro de los cantos se ubica en el Santuario de Nuestra Señora de Sonsoles en Ávila, aunque nos ha sido imposible encontrarlo, y el segundo en La Hija de Dios el cual queda pendiente de una visita.

Una vez terminada nuestra visita al Canto de responsos de Villaviciosa nos dirigimos de vuelta a la puebla para visitar la Necrópolis de la Cama de los Moros de Sotalbo.


Para esta entrada he utilizado únicamente el texto de las cartela informativa.


jueves, 4 de septiembre de 2025

Verracos de Las Cogotas


A principios de la década de 1980 visité por primera vez el castro de Las Cogotas (Cardeñosa) en Ávila. Había leído algún texto sobre los celtas, libros iniciáticos de escasa entidad, ni científica ni arqueológica, y desconocía por completo la cultura vettona. El guarda, un hombre de mediana edad, muy animoso, recogía los restos de cerámicas y cualquier elemento con huella humana, y lo depositaba sobre lo que quedaba de la muralla del recinto del castro, escasos tramos de difícil visualización y que se esmeraba en mantener en el mejor de los estados. En sus ratos libres el guarda tallaba pequeños verracos de granito que guardaba entre los carrascos y que en más de una ocasión le robaban los visitantes, igual que ruedas de molino o las fusayolas, pesas de telar o algún útil sin identificar. Unos meses después volví de nuevo al castro. Éste no había cambiado prácticamente nada. Fue una tarde desapacible con viento racheado y frío del norte, lo que hacía imaginar cómo sería la vida en el lugar. Me enseñó entonces los restos de un gran verraco del que sólo quedaba el tronco partido por la mitad en tres trozos, sin patas y sin cabeza, aunque se distinguía bien la pieza de tamaño considerable, se encontraba junto al campo de piedras hincadas.

Puerta principal de acceso reconstruida al castro de las Cogotas

El castro de Las Cogotas tiene tres recintos, el más externo, dirección sur, está parcialmente anegado por el pantano. En él se han descubierto al menos cuatro verracos; dos de ellos, dos toros, se conservan, en el Museo provincial de Ávila, otro, el más emblemático, es un cerdo que se encuentra frente al antiguo edificio del Banco de España, actual sede del Catastro, y un cuarto actualmente desaparecido.

Cerdo. Granito. Buen estado de conservación frente oficina del Catastro

El verraco que se encuentra frente al antiguo Banco de España, tiene un estado de conservación muy bueno, y según López Monteagudo, en él se aprecia "con toda claridad en la cabeza las orejas, ojos, mandíbula y boca. Bajo el cuello se advierte la papada. En el dorso resalta el espinazo con dos cazoletas. Las extremidades resaltan separadas del bloque en el que se labró cada par, estando muy marcados los codos y las pezuñas. Consta de peana de 14 cm. de altura de la misma pieza que el animal. Se aprecian los brazuelos e ijares, así como el sexo y el ano", y nos facilita las siguientes medidas: 176 c. de longitud, 118 de altura, 66 de ancho y un perímetro de 246.

El verraco se encontró tumbado "fuera de la muralla, a 40 metros y a la izquierda del camino que conduce a la entrada superior del recinto segundo del castro, estando esta zona sembrada de piedras hincadas". El rey Alfonso XII dispuso que el verraco se trasladase a Ávila lo que provocó gran malestar en Cardeñosa teniendo que intervenir la guardia de asalto para hacer el traslado.

Toro. Granito. Carece de peana y patas así como de soporte central.

También muy cerca del campo de piedras hincadas se encontraba el segundo ejemplar que se encuentra en la Museo Provincial. Según comenta López Monteagudo, el verraco se dio por desaparecido "pero recientemente ha sido hallado en el recinto tercero del castro" (1989).  La pieza carece de toda la parte inferior: la peana, patas y un soporte central cuadrangular similar a los soportes circulares que poseen los verracos de Solosancho y Chamartín. Las medidas que nos aporta López Monteagudo son 160 cm. de largo, 136 cm. de altura máxima y 110 cm. de mínima. Al ejemplar le "falta la cabeza, conservándose el cuello en cuya parte inferior se observa una exigua papada. Se aprecian muy marcados los brazuelos y piernas, así como los codos posteriores, el sexo y el rabo. En el dorso resalta el espinazo". En lo que respecta a la parte inferior que se separó de la escultura, las patas, soporte y peana, se utilizó como banco en la puerta de una casa de Cardeñosa.

Toro que se encontraba partido junto a la zona de piedras hincadas

El segundo toro, el que vimos troceado en el castro, los podemos ver hoy en el Museo de Ávila . Siguiendo la descripción de López Monteagudo, se "halla partido en tres trozos que casan perfectamente entre sí. Uno al que le falta la cabeza, corresponde a la mitad delantera y los otros dos a la mitad posterior. Se aprecian los ijares y brazuelos, así como los codos y el espinazo. Las patas están rotas a la altura del codo y ambas, por el lado derecho, presentan unos verdugones, dos horizontales y otros dos oblicuos sobre la pierna y dos horizontales sobre el brazuelo. Conserva un trozo de papada, preciándose el sexo y el rabo". Las medidas que nos proporciona son: 175 cm. de longitud, 103 cm. de alto y 70 cm. de ancho. A esta pieza, concluye, pudo pertenecer "la cabeza publicada por Cabré, cuyo paradero se desconoce". Juan Cabré fue el arqueólogo que a partir de 1927 dirigió la excavación el castro de Las Cogotas y la necrópolis, no así el área central del poblado que se prácticamente inédito.

Muy interesante es la visita que el viajero debe hacer al centro de interpretación del castro en Cardeñosa, así como al Museo de Ávila donde se conservan los verracos y algunas piezas procedentes del castro.

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

López Monteagudo, GuadalupeEsculturas zoomorfas celtas de la Península Ibérica, C.S.I.C., Madrid, 1989.
Manglano Varcárcel, Gregorio RamónLos verracos vettones, UAM Ediciones, Madrid, 2018

martes, 26 de agosto de 2025

Signos lapidarios: Cruces y calvarios

Potro de herrar de Mingorría

En una visita al castillo de San Martín de Montalbán, en La Puebla de Montalbán (Toledo), el guía paró frente al portillo que se abre al tajo que forma el arroyo del Torcón, una caída de 100 metros; en una dovela del portillo se ve grabada una cruz sobre un monte, un calvario que según interpretó el guía, era la señal de que en aquel lugar había ocurrido un hecho violento, una muerte o una violación, un acto trágico en definitiva. Estos signos lapidarios los había visto en varios lugares, en entradas de conventos, iglesias y edificios seglares y era, cuanto menos, poco creíble la explicación que nos ofrecía el guía.

Calvario grabado en una dovela del arco del portillo del castillo de
San Martín de Montalbán en La Puebla de Montalbán (Toledo)

Busqué otras fuentes y casi todas concluían que no sabía nada. "Con seguridad, algunos de los calvarios y cruces grabados en nuestras calles debieron ser túmulos fúnebres, pero quizá fueron los menos y es posible que hayan languidecido bajo el peso del tiempo, igual que ocurrió con el recuerdo de aquellos difuntos".

Calvario grabado en el fuste de una columna de la iglesia de Mingorría

De aquella búsqueda encontré al fin una mejor explicación fundamentada, la que me proporcionó El Cotanillo en su blog, un trabajo sobre estos signos, aunque circunscrito a Baños de la Encina (Jaén),  también podría aplicarse, con cierta cautela, en Mingorría (Ávila). Fue aquí, en la iglesia de Mingorría, donde descubrí uno de estos calvarios. Fue durante la celebración de un oficio de difunto, el calvario estaba grabado en el fuste una última columna del lado de la epístola, a los pies de la nave central. 

Calvario en la jamba del número 5 de la calle María Nieto

Estas inscripciones, según El Cotanillo, lejos de tener una connotación trágica y fúnebre como nos relataba el guía de La Puebla Montalbán, poseen una clara significación protectora, no en vano, añade, "la comunidad, por su propia naturaleza" siempre ve el vaso medio lleno y se lanzó a grabar estos calvarios "con la férrea creencia de que aquello le traía salud, protegía su hacienda y le aseguraba un lugar a la vera de Cristo". El origen es incierto, no obstante, su estudio revela que las inscripciones, que tienen la fecha grabada junto al calvario, vienen a coincidir con dos fechas, el inicio de las desamortizaciones, y en concreto con la primera de ellas en 1789, la llamada la desamortización de Godoy, durante el reinado de Carlos IV, -aunque se le denomina de Godoy, la desamortización se llevó a cabo cuando el Príncipe de la Paz ya había perdido, unos meses antes, el favor real -, y el segundo hecho coincidía a su vez con la desolación que provocó la Guerra de la Independencia en 1808.

Calvario en la jamba del número 1 de la calle María Nieto

En nuestro recorrido por Mingorría, descubrimos pocos calvarios; cuatro en casas hoy particulares, dos en cada jamba de la casa número 1 de la calle María Nieto, y cuatro  en la casa número 5 de la misma calle, dos hacia el exterior y otras dos en el intradós, estando ambas casas deshabitadas en la actualidad y carecemos de datos sobre ellas. Hemos visto otras cinco relacionadas con la industria: los chocolates, los molinos de agua harineos, y un potro de herrar. Las marcas en las casas seglares que corresponde con la calle María Nieto número 1, las jambas y el dintel están pintados de blanco y es difícil distinguir los calvarios que tienen dos travesaños, cruz patriarcal similar a la cruz de Caravaca; y los del número 5, con la casa en obras, uno de los calvarios del intradós está tapado parcialmente por el cemento que consolida la puerta.

Calvario en la jamba de la fábrica de chocolates Marugán (Mingorría)

No sólo servía la inscripción para proteger la hacienda propia, también servían para proteger los negocios. La desamortización había propiciado "la entrada de capitales y población, y, consecuentemente, una vez pacificado el territorio favoreció una ola de nuevas construcciones, tanto de las relacionadas con la industria aceitera (en nuestro caso cacao y harina) como con  las viviendas solariegas", protegiendo "a los que vivían bajo el mismo techo y asegurar el éxito de sus empresas", esto es, las jambas eran el límite entre lo profano de la calle y a su vez lo íntimo y sagrado del hogar y la fábrica, "por lo que puede relacionarse con la acción de persignarse, entendiendo este acto de realizar la señal de la cruz al entrar o salir, mientras se ora o se invoca a Cristo como respuesta a promesas y ritos individuales".

Calvario elaborado en la jamba del molino de Las Juntas a orillas del Adaja

En su artículo, destaca un apartado especial para los calvarios relacionados con el agua, práctica protectora "cargada de buenaventura, ampara la abundancia y espanta las enfermedades en el caso de fuentes, abrevaderos y manantiales, (y) favorece la fertilidad de las tierras de cultivo". En nuestro caso en el molino de Las Juntas a orillas del río Adaja a su paso por el término de Mingorría, donde podemos observar en la jamba izquierda un calvario muy elaborado y en la de la derecha uno más sencillo; y en el muro de la balsa de otro molino, esta vez en la margen izquierda del Adaja en Zorita de los Molinos, anejo de Mingorría.

Calvario en la jamba derecha del molino de Las Juntas a orillas del río Adaja

Tal como concluye El Cotanillo, "la cruz adquirió connotaciones mágicas, como antes las tuvieron otros signos paganos, caso de alquerques o herraduras, y se utilizó como marca protectora para reducir las calamidades que producían las tormentas, propiciar buenas cosechas, proteger el éxito de la molienda o defender a la vecindad contra el maligno". Este último caso podemos citar el potro de herrar, lugar donde se herraban las caballerías: caballos, mulos y burros,  además de vacas y bueyes. El potro de herrar era de uso comunal y está situado junto a la fuente, en las afueras del pueblo.

Calvario en el potro de herrar rehabilitado y remarcado con pintura

Para esta entrada he consultado y podéis seguir la interesante investigación publicada en elcotanillo.blogspot.com

Calvarios en una losa del muro de la balsa de molino harinero junto al río
Adaja en Zorita de los Molinos, anejo de Mingorría