martes, 8 de marzo de 2022

Fuerte de la Concepción


Hicimos nuestra visita a la caída de la tarde, durante nuestro regreso de Guarda en Portugal. Cruzamos la frontera por Vilar Formoso y antes de llegar a Fuentes de Oñoro, nada más cruzar la frontera, en Nuevo Poblado tomamos dirección norte por la DSA-470 que bordea la raya; a unos 12 kilómetros llegamos a Aldea del Obispo, allí giramos a la izquierda, hacia el oeste de nuevo dirección a Portugal por la DSA-478; a unos 800 m, tomamos un camino a nuestra izquierda que nos deja en el Fuerte de la Concepción.

Puerta de acceso al patio de armas obra de Manuel de Larra Churriguera

EL CASTILLO

La fortificación tiene su origen en el fuerte de campaña que construye en 1663 el duque de Osuna como apoyo para atacar las plazas portuguesas de Almeida y Castelo Rodrigo durante la Guerra de Restauración de Portugal. El duque construye un fuerte de cuatro baluartes que, al fracasar en la operación de ataque en territorio portugués, los propios españoles deciden su derribo un año después, en 1664, por considerarlo indefendible.

El 1735, tras la Guerra de Sucesión, se decide reforzar la frontera portuguesa desde donde se habían producido ataques durante la contienda. Ese año el coronel e ingeniero Diego Bordick redacta un proyecto de reconstrucción del fuerte, según cita Cobos, "con contraguardias delante de los baluartes y dobles tenazas delante de las cortinas". No obstante se optará por el diseño del también ingeniero Pedro Moreua, más económico y que, añade Pinilla, cuenta como maestro de obra a Manuel de Larra Churriguera, ambos están "considerados como los más expertos de la época". La propuesta de Moreau -continúa Cobos- consiste en cuatro baluartes y cuatro revellines y un reducto avanzado sobre un teso que dominaba la fortaleza. Sin embargo, el elevado coste de la obra va a dificultar su ejecución dilatándose las obras -según Cobos- desde 1736 a 1797 "fecha en que se construyen las contraminas y se acaban las obras"; y cuarenta años -según Pinilla- "hasta que en 1776 se dan por concluidas con la bendición de la capilla de la fortaleza".

Estructuras del revellín norte

Pese al enorme gasto que supuso la reconstrucción del fuerte, -detalla Cobos que en "1735 elevaba el coste a 1.638.962 reales de vellón, cantidad notable para las posibilidades de la corona en ese momento"-, todos los informes hacían hincapié en las debilidades de la fortaleza, tanto estructurales "tiene el defecto de no haberse enterrado cuatro varas más el nivel de la plaza", como estratégicas, tan cercano a la frontera del país vecino que "si una vez se conquistan, son difíciles de recuperarse". Era, destaca Cobos, la misma razón esgrimida para la demolición de 1664. La reconstrucción resultó penosa atendiendo al relato que hace también Cobos: "los puentes son impracticables, el rastrillo está caído, las habitaciones del Estado Mayor se inundan, los barracones se caen, las cisternas no están acabadas y no hay un sitio para el agua, las garitas se llenan de agua"; todo ello provocó problemas de salubridad afectando a la tropa que debió ser traslada a Ciudad Rodrigo para su tratamiento; además, citando a Luis Nieulant, mariscal de campo, corregidor y gobernador de Ciudad Rodrigo en 1765, recuerda a Esquilache que la fortaleza era de escasa entidad, "es tan corto, que junto a los defectos que tiene, puede resistir poco siendo bien atacado", ni tan siquiera era precisa su conquista para que el enemigo atacase Ciudad Rodrigo

Edificio sobre la cortina oeste

Sobre la utilidad del fuerte, sin embargo, Pinilla indica que aún estando en construcción juega un importante papel estratégico en diversos acontecimiento bélicos de la segunda mitad del siglo XVIII, y destaca que en 1801 el mariscal francés Leclerc, cuñado de Napoleón, mantendrá allí tropas como parte de la campaña contra Portugal en la conocida como Guerra de las Naranjas. A pesar de todas estas vicisitudes, la fortaleza nunca llegó a entrar en combate y, en 1810 las tropas anglo-españolas del general Crawford durante la Guerra de la Independencia la inutilizarán con voladuras selectivas durante su retirada hacia la fortaleza de Almeida al caer Ciudad Rodrigo en manos de las tropas napoleónicas. 

Armas del cuerpo de guardia

CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

El contexto histórico del fuerte comienza en 1640 en el inicio de la Guerra de Restauración de Portugal contra la Monarquía Hispánica. En estas fechas la debilidad de la corona española se manifestaba claramente con levantamientos en Nápoles y Sicilia, la guerra con Francia por las posesiones en Holanda y, en la Península, las revueltas en Cataluña, alentadas y apoyadas por Francia, y la mencionada de Portugal. En esta última, los portugueses, siete años después del inicio del levantamiento, en 1647 comienzan la construcción de la plaza fuerte de Almeida. Habrá que esperar aún 12 años, hasta 1659, para afrontar el levantamiento en Portugal. Ese año se firma la Paz de los Pirineos, donde se fija la frontera con Francia a la que se ceden los enclaves de la vertiente norte de los Pirineos salvo Llívia. Recordar que estas poblaciones habían sido tomadas por las tropas francesas en apoyo a los sublevados en Cataluña. Hasta entonces España, bien por falta de medios o de hombres, no tiene capacidad para enfrentarse a la independencia portuguesa, por lo que hubo de esperar a la firma del tratado con Francia para liberar tropas y recursos e iniciar la campaña.

Patio de armas

Liberado el frente de Francia, en 1663 el duque de Osuna inicia esta campaña contra los sublevados portugueses con el propósito de atacar las plazas de Almeida y Castelo Rodrigo. Con este objetivo construye un fuerte de campaña en la misma línea fronteriza, -el baluarte más occidental y cercano a la actual frontera portuguesa está a 550 m-. El objeto del fuerte era hacer de cabeza de puente para el ataque, no obstante tras el fracaso de la campaña del duque los propios españoles deciden derribar el fuerte incapaces de garantizar su defensa.

Rampa de acceso del patio de armas al baluarte sureste

El 1735, tras la Guerra de Sucesión y la firma del Tratado de Utrecht, con la nueva dinastía en el trono, se decide la reconstrucción del fuerte sobre los cimientos del antiguo, con el propósito de reforzar la frontera con Portugal desde donde se habían producido ataques de la coalición anglo-portuguesa, partidarios de Carlos de Habsburgo. Destacar que durante la contienda la mencionada coalición había tomado Ciudad Rodrigo, Puebla de Sanabria y San Felices de los Gallegos y procedieron a fortificar estas dos últimas. En 1736 se inician la obras de reconstrucción a cargo, sobre todo, del ingeniero Pedro Moreau. Como hemos visto antes el fuerte también participó, aunque de manera pasiva, en la Guerra de las Naranjas (1801) en la que la coalición, ahora hispano-francesa, se enfrenta a Portugal con el fin de expulsar a los ingleses del país vecino, entonces sirve base a las tropas francesas al mando del mariscal Leclerc. La vida útil de fuerte llega a su fin con la Guerra de Independencia (1810), cuando el general inglés Crawford procede a dinamitar la fortaleza. En estado de ruina llega a nuestros días hasta que recientemente, en manos privadas, es restaurado y reconvertido en hotel.

Imagen cenital del fuerte captura del Instituto Geográfico Nacional (IGN)

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Cobos Guerra, F. y De Castro Fernández, J.J.Castilla y León. Castillos y fortalezas, Edilesa, 1998
Pinilla González, JaimeCastillos de Zamora y Salamanca, Lancia, León 1995.

Puente y puerta acceso a la plaza de armas en la cortina este

Muro y troneras del revellín este

Rampa de acceso al baluarte noreste; a la derecha muro con canal de
desagüe y a la izquierda restos de la bóveda

Vita cenital del fuerte en la que se aprecia la trinchera que desde el baluarte
sureste la une con el reducto de San José y los restos de las caballerizas.
Imagen tomada del Instituto Geográfico Nacional (IGN) 

4 comentarios:

  1. Me quedé por entrar en las habitaciones, al no ser huésped no me dejaron. Me cachis.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, uno ha de tomárselo como en los castillos de Paradores que sólo te dejan hasta cierto límite sino eres cliente; pero al menos aquí te dejan recorrer casi todo el fuerte.

      Eliminar
  2. Espectacular. Me hospedé hace unos años y super bonito

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias!! Desde luego todo un lujo hospedarse en el fuerte, tanto por el lugar como por la posibilidad de pasear entre una parte de nuestra historia.

      Eliminar