sábado, 8 de mayo de 2021

El castillo de Arnedillo


Tras la visita que hicimos a Enciso nuestro próximo destino, siguiendo la LR-115 paralela al río Cidacos, es Arnedillo, en la margen izquierda a unos 10 kilómetros dirección ArnedoArnedillo es una población que goza del privilegio de poseer aguas termales, cuenta con un balneario privado y unas pozas termales públicas al aire libre junto al cauce del río. Siguiendo éste se llega primero al puente de San Rafael donde, según el cartel informativo, el paso se complicaba y se hacía imposible seguir el curso "aguas abajo del puente, el río Cidacos ha labrado una estrecha garganta, imposible de franquear hasta épocas recientes" cuando se abre la actual carretera y varios túneles. El puente puede datar del siglo XVI, tiene un solo ojo de medio punto y se asienta directamente en la roca. En nuestra visita seguiremos nuestra guía de Castillos de La Rioja de Estables aunque, como veremos, las descripción más completa es la de Rosana Foncea.


EL CASTILLO

Según describe Estables, en los último años de la Edad Media el castillo de Arnedillo estaba integrado en un complejo sistema defensivo de tres castillos de los que sólo ha llegado hasta nuestros días los escasos restos del Castillo Alto y el Castillo Bajo que se sitúa  en la margen derecha del río. A este último es al que vamos a dedicar nuestra atención. Del castillo sólo queda una torre cuadrangular y los restos de un lienzo que asciende por la cresta en el que se asienta. Desde él se controla el puente, paso obligado camino de Arnedo y Calahorra, aunque no debía tener esta su función original toda vez que el puente se construye en el siglo XVI. A los pies de la torre, en lo que era parte del recinto se encuentra el cementerio municipal donde debió estar el palacio hoy desaparecido. Como habíamos visto en Enciso, la fortaleza de Arnedillo o castillo de Lombera, "al menos cinco cinco fortalezas riojanas conservan restos constructivos del siglo X y tendencia musulmán, a pesar de que pronto llegaron a manos cristianas", el mencionado de Enciso, Autol, Arnedo y Nájera" (Viguera Ruiz). 

Torre y lienzo del castillo de Arnedillo

El acceso a la torre me fue imposible porque el camino más accesible estaba cubierto de zarzas y espesa vegetación, por lo que seguiré la que hace Foncea López y que acompaña con varias fotografías en su trabajo. Ésta divide el recinto de la fortaleza en dos espacios diferenciados, el superior, donde se asienta la torre con el resto de lienzo de la muralla que se cierra dirección Este; y el inferior que comprende el espacio del actual cementerio. Aquí se levantó el palacio donde residían el obispo en sus visitas a la zona y probablemente alguna dependencia auxiliar. Todo el recinto fortificado tuvo forma irregular adaptándose a la orografía. Según una descripción de la segunda mitad del XVIII recogida por Tomás López en las Relaciones Topográficas de España, en el recinto amurallado había dos torres almenadas y con troneras. Hoy se desconoce la ubicación de la segunda torre aunque es posible que estuviese en el amurallamiento Oeste en un escarpe sobre el río.

La torre es cuadrada y estuvo dividida en planta baja y tres pisos a tenor de los mechinales que aún se pueden ver. El acceso a la planta baja se hacía a través de un arco de mitra. La fábrica es de piedras de canto y sillarejo, utilizándose madera en los dinteles de los vanos y en un cadalso cubierto situado en la cara Oeste del segundo piso, hoy desaparecido. Mientras la vigilancia del territorio fue necesaria, el cadalso dotó a la torre de un aspecto defensivo, aunque posteriormente tras modificarse la torre de acuerdo con las necesidades, el cadalso fue desmontado. No quedan forjados de las divisiones de los pisos pero sí restos de las vigas embutidas en los muros interiores y también de las vigas que sostenían el cadalso. A éste se accedía por una puerta en la segunda planta que al desmontarse se cerró de forma parcial quedando el hueco como ventana.

Detalle de la torre en el que se aprecian los restos del cadalso
y la puerta de acceso al mismo reducida reducida a una ventana

En el siglo XVI la torre se utilizó como cárcel y existía en él la figura del juez carcelero, señalar que todos los prisioneros que estuvieron en el castillo durante varias épocas, fueron clérigos. Foncea menciona dos de ellos. El primero en 1524 cuando estuvo retenido en la torre Juan Jiménez de Alfaro, arcediano de Álava, debido a un asunto de nombramientos de canónigos; y el segundo en 1764, Juan José Gómez, presbítero del lugar de Gallinero, que huyó de la prisión tras romper la cerradura de la puerta lo que provocó su persecución por el alcaide del castillo, a la sazón alcalde mayor de la villa, Juan Jerónimo González.

Arnedillo en la margen izquierda del Cidacos. A la derecha del observador
fuera de la imagen se encuentra el castillo en la margen derecha del río

CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

El castillo de Arnedillo ya formaba parte del sistema defensivo musulmán, "entre los siglos VIII al XIII la expansión árabe iba a extenderse por ese valle (Medio del Ebro) y el sistema defensivo de esta cuenca estuvo formado por los castillos de Quel, Arnedo, Préjano, Herce, Autol, Enciso y Arnedillo" (Viguera Ruiz). Siguiendo a Estables, a principios del siglo XII Arnedillo pertenecía al rey Alfonso I de Aragón, quien "conquistó toda la comarca hacia el año 1120" y, en el último tercio del siglo, en 1170, estaba en poder de Alfonso VIII de Castilla que lo cede ese mismo año a Rodrigo de Cascante, obispo de Calahorra. El documento de cesión de 1170 es, según Foncea, el primer documento en el que se cita la fortaleza. Desde entonces el castillo sería utilizado por los obispos como residencia de verano y posteriormente "como cárcel de clérigos rebeldes". Las relaciones entre la villa y los prelados no serán fáciles, sobre todo a cuenta de las prerrogativas del poder señorial que disfrutó el obispado que provocó varias revueltas populares.

Torre del castillo de Arnedillo vista desde el cementerio

La primera de ellas (Foncea) tiene lugar en 1232 cuando los vecinos de sublevaron contra el obispo Juan Pérez de Segovia. Éste, de acuerdo con el cabildo, en 1224 se hizo con el señorío (según la cartela que hay frente al castillo la revuelta se produce en 1252). La población, según el obispo, llegó a ocupar el castillo y el palacio, se negó a reconocer el señorío y la autoridad del alcaide. El incidente fue sonado, llegando éste a oídos de Fernando III quien envío a varias personas para iniciar una investigación sobre los sucesos; entre los comisionados se encontraba el alcalde de Calahorra , el hermano de éste que era hombre del rey, y un monje de San Millán que tomaron declaración a testigos en la zona comprendida entre Yanguas y Herce. No se cita qué hecho provocó el levantamiento, pero Foncea señala que debió tener cierta importancia para trascender más allá de la comarca. El levantamiento concluyó con la promesa de los vecinos "de que nunca se alçasen al obispo y a son onme que por alcayat les diese", sometiéndose así al obispo y al alcaide, además del pago de 300 maravedís por los daños causados.

Atendiendo a la cartela informativa, en 1247 "el obispo de Calahorra, don Aznar compra varias heredades en Santa Eulalia y en la escritura de esta compraventa, firmada en Arnedillo, se citan todos los oficiales que regían dicha villa y entre ellos Gil Domínguez alcayat o alcalde de la fortaleza por mano del obispo". En otra ocasión, continúa Foncea, fue el propio alcaide del castillo la persona que mostró poca lealtad al obispo: en 1328 siendo alcaide Pedro Ochoa de Ciuvarri, en complicidad con Juan Alfonso, señor de Cameros, y el hijo de éste, una comisión de canónigos denunció ante el obispo los perjuicios que éstos causaban en sus rentas y propiedades, en realidad el alcaide legítimo era el arcediano de Calahorra que al intentar expulsar al intruso del castillo recibió amenazas de Ochoa y del hijo de Juan Alfonso si intentaba tomar la fortaleza. La intervención del obispo permitió la entrega del castillo a su legítimo alcaide.

Interior de la iglesia parroquial de Arnedillo de San Servando y San Germán
Edificada a principios del siglo XVI sobre un antiguo templo gótico

Interesante es el ritual de toma de posesión del alcaide del castillo que narra Foncea. El ritual consistía en una ceremonia sencilla como refleja un protocolo de 1545 cuando Juan Fernández de Choaz toma posesión como alcaide del castillo: "Era un acto de juramento con la imposición de la mano derecha sobre la señal de la cruz y la toma de la vara de justicia que le entregaba el teniente de alcalde de la villa delante de testigos. A partir de ese momento se dirigían a la fortaleza de Arnedillo donde se producía el relevo del alcaide anterior que debía entregar las llaves del castillo". El poder que ejercían los clérigos difería mucho del que realmente les correspondía, añade Foncea que en 1776 la torre era conocida como el Potro de Arnedillo y seguía siendo el lugar donde el obispo enviaba a los clérigos rebeldes, se quejaba el pueblo de que el obispo "ejercía el control de la justicia a través de nombramientos de oficiales a pesar de la oposición del pueblo", y argumentaban que "a quien ni la donación ni la real zedula de confirmación le dan derecho alguno para la nominación de oficiales y xusticia y república". El obispo, en primer lugar, continúa la queja, nombra alcaide de la torre que "comúnmente llaman el Potro de Arnedillo destinado para clérigos incorregibles y muy relajados sin que jamás se halla visto en el potro a un seglar". El señorío episcopal de Calahorra sobre Arnedillo fue confirmado por los distintos monarcas hasta fechas recientes cuando la forma jurídica del señorío fue derogada por las Cortes de Cádiz a principios del siglo XIX. Durante estos siglos. entre el XIII y el XVII los obispos utilizaron el castillo durante sus visitas a la zona ocupando el palacio que existía en el recinto que hoy ocupa el actual cementerio.

Puente de San Andrés del siglo XVI

Como decíamos al principio Estables nos habla de tres castillos, dos en a margen derecha del Cidacos y un tercero en la margen izquierda, sin hacer referencia alguna al tercero. Del Castillo Alto, hace dos comentarios, el primero para recordarnos que de éste "no se hace mención en el Inventario de la antigua Provincia de Logroño"; y en el segundo hace una breve descripción: "Se levantaba sobre un imponente cerro, y aprovecha como base el cortado relieve que lo corona. A esta suerte de muralla se añadió una torre realizada con gruesas piedras de caliza apenas sin desbastar. Coronaba el conjunto un parapeto corrido del que quedan abundantes restos". Quedando para un futuro la visita al lugar.

Para esta entrada he consultado, además de los carteles informativos frente al puente, la siguiente documentación:

Castillos de La RiojaEstables Elduque, J.M., E. Lancia, León, 1993.
El castillo como construcción defensiva. Estado de la cuestión en torno a la historia de la Fortaleza medieval de EncisoViguera Ruiz, Rebeca, Berceo. Revista Riojana de  de Ciencias Sociales y Humanidades, nº 160, Logroño 2011.
El castillo de Arnedillo, Foncea López, Rosana, Belezos: Instituto de Estudios Riojanos, N.º 18. 2012

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