Llegué a Portillo procedente de Íscar, y fue una pequeña odisea llegar al castillo porque a los pies de Portillo se encuentra Arrabal de Portillo, por donde deambulé antes de que me indicaran por dónde subir al pueblo que es donde está la fortaleza. El pueblo se encuentra sobre un promontorio, conocido como Raso de Portillo, y el castillo domina el acceso del camino de Segovia a Valladolid desde el sur. Aunque no era la única ruta para llegar a Valladolid, sí era la que menos ríos tenía que cruzar, por lo que la población amurallada y la fortaleza tenían un interés estratégico importante desde antiguo: La población aparece relacionada con tropas árabes en el siglo X, aunque las primeras referencias al castillo son de 1371 cuando Enrique II tercia en la disputa por la propiedad entre los herederos del infante Tello.
Pedro I el Cruel. Museo Arqueológico Nacional de Madrid |
El infante Tello debió impulsar la construcción del castillo sobre una construcción anterior ya que la base de la torre del homenaje puede ser románica. La propiedad le fue confiscada durante la guerra civil y, perseguido por Pedro I se refugia en Aragón, pasando la fortaleza a Fernando de Castro. Tras la victoria final de Enrique II el castillo le es devuelto al infante Tello quien la cede en testamento en 1370 en mancomunidad a sus cuatro hijos, causa por la que el rey debe intervenir un año después ordenando que sólo uno quien la posea. En 1378 el rey la cede a su propio hijo, el Duque de Medina Sidonia. A la muerte del duque en 1404, la villa y sus tierras revierten en la Corona formando parte en 1409 de la dote de la infanta María, hija de Enrique III. Ésta, a su vez, la vende a su hermano el futuro Juan II en 1415. Durante el reinado de Juan II el castillo pasará sucesivamente a manos de Diego Gómez de Sandoval, Ruy Díaz de Mendoza, Álvaro de Luna y al hijo del rey, el infante Alfonso.
A Enrique II le sucede Juan I, y a éste Enrique III. El hermano pequeño de Enrique III es Fernando de Aragón o de Antequera, futuro Fernando I de Aragón y padre de los infantes de Aragón que intervendrían activamente en las cuestiones castellanas durante el reinado Juan II de Castilla, el infante Juan, que reinaría como Juan II de Navarra, y el infante Enrique que murió tras la batalla de Olmedo en 1445.
En 1423 Juan II entrega la fortaleza a Diego Gómez de Sandoval, que en 1429 se alza en armas en Peñafiel contra el propio rey apoyando al bando de los infantes de Aragón. El castillo le es confiscado y Gómez de Sandoval se refugia en Aragón de donde no volverá hasta 1438. La fortaleza por entonces la había donado el rey a Ruy Díaz de Mendoza. La situación volvió a precipitarse en 1441 cuando los Infantes de Aragón hacen prisionero al rey y anula todas las cesiones anteriores a 1438, por lo que la fortaleza retorna de nuevo a Gómez de Sandoval y, el propio Juan II es encarcelado en ella. Sin embargo, el rey escapa y junto a Álvaro de Luna se enfrenta a los infantes en la batalla de Olmedo, que supone la derrota definitiva de éstos: el infante Juan vuelve a Navarra de donde era rey, el infante Enrique muere tras la batalla y Gómez de Sandoval cae prisionero, aunque un año después es perdonado y le son devueltas sus posesiones.
En 1448 debido a las constantes intromisiones de los de Aragón en los asuntos de Castilla, Álvaro de Luna da un golpe de autoridad y encarcela a todos los cabecillas partidarios de éstos en el castillo. Gómez de Sandoval logra huir y se refugia en Aragón donde acabará muriendo. Desde 1448 hasta 1452 el castillo estará en manos de Álvaro de Luna quien lo reforma, eleva la torre del homenaje y edifica nuevas estancias palaciegas en torno al patio de armas. Pero en 1453 don Álvaro cae en desgracia víctima de las intrigas la nobleza y de la reina Isabel de Portugal, segunda esposa de Juan II y madre de la futura reina Isabel la Católica. Don Álvaro es encarcelado en el castillo y allí permanecerá hasta ser trasladado a Valladolid donde será decapitado. El castillo es entregado de nuevo a Ruy Díaz de Mendoza, aunque un año después, en 1454, por testamento el rey Juan II otorga la posesión a su hijo el infante Alfonso, hermano de Isabel.
Derrotada Juana y terminada la guerra, el rey Fernando el Católico, cede definitivamente la propiedad al conde de Benavente. Éste manda construir la barrera exterior y reforma el patio palaciego que mandara construir Álvaro de Luna, construye también un foso que rodea todo el recinto, actualmente tapado, y un impresionante pozo de 40 metros de profundidad, dotado de cámaras subterráneas, accediendo así al agua de la que carecía, reformas que dotan al castillo con un aspecto militar que aún mantiene. Ya en el siglo XIX pasa a propiedad del Conde Osuna y más recientemente el médico natural de la villa de Portillo, Pío del Río Hortega compra la fortaleza y la dona posteriormente a la Universidad de Valladolid, su actual propietaria.
Con el castillo de Portillo cierro el viaje que hice por tierras de Valladolid y que he ido relatando en las entradas: Castillos: Por tierras de Valladolid y las historias de los castillos de Íscar, Fuensaldaña, y Fuente el Sol.
Para preparar la historia del castillo consulté la siguiente bibliografía:
Castilla y León. Castillos y fortalezas, Cobos Guerra, F. y Castro Fernández, J.J. de, Ed. Edilesa.
Las noblezas españolas en la Edad Media Siglos XI-XV, Gerbet, Marie-Claude, Alianza Universidad.
Los castillos y fortalezas de Castilla y León, Martín Jiménez, Carlos M., Ed. Ámbito.
Los Trastámara y los Reyes Católicos, Historia de España, Tomo 7, Suárez Fernández, Luis, Editorial Gredos.
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