viernes, 8 de diciembre de 2023

Vállaga


Tras nuestra visita al refugio del aeródromo de Illana, tomamos la CM-250 dirección al pueblo hasta el cruce con la GU-249; allí tomamos la carretera dirección Almoguera. A unos 9 km. del cruce, prácticamente donde la carretera se encuentra con el Tajo, vemos a nuestra derecha los restos, según el mapa que nos guía, del castillo de Vállaga, un paredón con las esquinas flaqueadas por dos cubos macizos que semejan borjes esquineros, con la parte central del lienzo derruida. Nuestra duda era si estábamos frente a un castillo o un cenobio, o como afirma Herrera Casado, un edificio medieval transformado en bodega.

Los restos del lienzo Sur derruidos en el centro del castillo vistos desde el río

Herrera
lo describe sobre un cerro puntiagudo en el que resaltan "las ruinas oscuras de una edificación medieval sobre la que luego recayó la función de bodega"; reforma del edificio que ha provocado tal alteración en él que dificulta el análisis de su origen militar; situado en la orilla izquierda del Tajo, estas ruinas "hasta ahora no habían sido estudiadas (...) considerándolas como los restos del que fuera castillo calatravo de la encomienda de Vállaga, aguas abajo del gran castillo de Zorita". 

Muro Este por donde se accede al edificio

Las ruinas, también son conocidas "como las cuevas del marqués", -el nombre hace referencia a marqués de Belzunce , hijo de Juan de Goyeneche que poseía un palacio en Illana- estas ruinas, continúa Herrera, proporcionan "un lugar interesante como pocos, un lugar al que conviene ir si realmente a uno le interesa la historia medieval, los edificios defensivos antiguos, la magia de lo ignoto y sorprendente". Hasta allí subimos por una pequeña vaguada que nos dejó junto a un sembrado y recorriendo una vereda alcanzamos el muro Este que permite el acceso sin dificultad.

Muro Oeste con bóveda de ladrillo y dos salas laterales abovedadas

Herrera nos facilita las siguiente medidas, un edificio de una sola nave "de unos diez metros de ancho, de muro a muro, por unos cuarenta de largo". Al él accedimos por el muro Este donde se acumulan restos de derribo de la cubierta, siendo esta zona más alta que en el muro Oeste que aún mantiene la bóveda de la nave. En el interior de los muros Norte y Sur se aprecian los arranques de paredes perpendiculares que dividían el espacio en ocho salas donde se ubicarían las tinajas. Estas paredes se encuentran trabadas con los muros por lo que es de imaginar que son originales. El muro Oeste, que conserva la bóveda, "en las paredes laterales se abren a su vez dos espacios abovedados, con arcos semicirculares de ladrillo, con aspecto de potencia y grandiosidad poco usuales, pero que sin duda tuvieron por misión guardar enormes tinajas", espacio éste que sí debe ser producto de una reforma.

Vista del interior del edificio desde la pared Oeste


CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

Siguiendo a Herrera el lugar correspondía a "la encomienda de Vállaga de la que posiblemente antes fue sede fortificada de sus comendadores y caballeros calatravos". A este respecto seguiremos a Fernández Izquierdo que nos ofrece una breve cronología de posesiones de Vállaga. La primera mención del lugar la encontramos en 1152 cuando el emperador Alfonso VII dona Vállaga, Ova y una aceña junto al puente de Zorita a don Galindo, maestre de la orden de Santiago.

Muro Oeste donde vemos el cubo macizo de sillería y mampostería en la base

En 1174 se produce la donación de las aldeas de Vállaga, Almonacid y Hueva a la orden de Calatrava por doña Sancha Martínez, mujer de Pedro Martínez de Magán, quien las había comprado al conde Ponce de Cabrera. El conde Ponce de Cabrera, provenía del ámbito catalán y se había establecido en el reino acompañando a doña Berenguela de Barcelona que iba a contraer matrimonio con Alfonso VII, fue nombrado conde por el rey en 1143 y su mayordomo en 1145. Alfonso VIII confirma esta donación en 1176.
Vista de la bóveda del muro Oeste y a la derecha restos de una bóveda menor
desde la zona media del muro Sur

El papa Gregorio VIII, en la segunda bula de confirmación de la orden en 1187, incluye las posesiones de Calatrava entre las que se encuentra Vállaga. Más adelante al enumerar la riqueza de las distintas encomiendas calatravas, cita a Vállaga que tenía en posesión una dehesa, Algarga, con una extensión de un millar de hectáreas que, junto con otras fincas, constituía el origen de sus rentas. Algarga se encuentra a unos 9 km. al suroeste siguiendo el cauce del Tajo.

Muro Sur y arranques de las paredes que presentan trabazón con el muro

No obstante estos datos Fernández Izquierdo no menciona la existencia de fortificación alguna y vista la ubicación del edificio, en el talud que da al río, la carencia de foso que lo defienda por la cara Sur, es difícil suponer que fuese una construcción militar. Al respecto Martín y Sánchez en su trabajo comentan que "pocos son los casos en los que los calatravos construirán un castillo, sin embargo sí fue frecuente recibir villa y castillo, tal es el caso de Almoguera o Cogolludo, en los que observamos la presencia de villa y castillo", aunque, añaden, que lo habitual era "la recepción de un castillo".

Vista del Tajo desde el derrumbe del lienzo Norte y grosor del muro

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación: 

Fernández Izquierdo, F., Ordenes militares y régimen señorial: Los dominios de Calatrava en tierras de la provincia de Guadalajara (siglos XI-XIV), en CSIC Digital, digital.csic.es
Herrera Casado, Antonio, Castillos de Guadalajara, Aache ed., Guadalajara, 2007
Martín Blas, E. y Sánchez Martínez, N., La orden de Calatrava: Arquitectura militar en la Alcarria, en Castillos de España, revista de la Asociación Española de Amigos de los Castillos, N.º 150-151, 2008.

Escudo de armas del marqués de Belzunce y señores de Illana
en el palacio de los Goyeneche de Illana



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