En 1946 un avión correo de
Iberia hizo un aterrizaje de emergencia nada más despegar de
Barajas, y lo hizo sobre una zona que debía ser de arbustos. Acababa de arruinar el jardín bajo, y con él lo que quedaba del laberinto del parque "
El Capricho", de la
Alameda de Osuna. Son cosas que no suelen ocurrir, pero pasan.
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Estatua en la plaza de los Emperadores |
De todas las historias que se pueden contar de la
Alameda de Osuna, esta es la que más me gustó, quizá sólo por lo inusual del caso. "
El Capricho" es una especie de "
Versalles en miniatura", me dijo mi vecina, y en efecto, lo es. Me recordó un relato parisino de
Rubén Darío, de un modernismo absoluto, sobre un poeta y una ninfa. Aunque tampoco es difícil de imaginar al duque don
Pedro correr tras el carruaje de su amada y caer desvanecido hasta la muerte, según cuentan allá por 1844; ni los paseos fastuosos que diera don
Mariano, el último duque, "el grande entre los grandes de
España"; ni las carreras de caballos al estilo inglés o los apartados rincones entre estatuas, frondas, nenúfares y patos deslizándose en el remanso del lago testigos de vete tú a saber qué secretos, pero nada más sugestivo que el laberinto de laurel.
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Laberinto de El Capricho en la actualidad |
El laberinto es un elemento que se encuentra en los jardines desde antiguo. Tiene un origen oscuro y envuelto en el misterio que representa el mito de
Teseo y el
Minotauro. Según éste,
Atenas, derrotada por
Creta en una guerra, debía entregar todos los años 7 jóvenes y 7 doncellas al rey
Minos para ser devorados por el
Minotauro, bestia que comía carne humana. El
Minotauro habitaba una gruta en lo más profundo del laberinto creado por
Dédalo.
Teseo se ofreció a ir a
Creta como víctima y liberar a su patria de este sacrificio. Ayudado por
Ariadna, hija del rey
Minos, de quien se enamora,
Teseo penetró en el laberinto y dio muerte a la bestia.
El laberinto, a partir del barroco, deja de tener el significado filosófico de un submundo abierto y cerrado en el que se penetra en pos de la verdad, y pasa a ser un lugar puramente ornamental enriquecido a base de estatuas, pérgolas, bancos, fuentes... Con el romanticismo, el laberinto pierde todo su significado inmaterial y espiritual, es una pieza más de los jardines de la nobleza, y aunque mantiene sus características ornamentales, comienza a ser un lugar que se presta a juegos románticos y amorosos propio de la época. Es en esta época cuando se le añade una gruta donde ya no habita el
Minotauro, sino el amor de
Teseo y
Ariadna.
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Plano del Laberinto de El Capricho |
Un mes después de la muerte de don
Mariano, en 1882, totalmente arruinado y sin descendencia, se declara la banca rota de los
Osuna. Tras varias vicisitudes y propietarios, entre los que destaca la poderosa e influyente familia
Bauer, el
Ayuntamiento de Madrid compra los terrenos mediante permuta en 1978. Después del aterrizaje del avión correo de
Iberia, la zona se fue degradando y llegó a convertirse en almacén de materiales, hasta que se localizan los planos con el diseño que tenía el laberinto en 1870. Esto permitió su reconstrucción a partir de 1987 a base de plantones de laurel y recuperando parte del mobiliario, que es lo que conocemos hoy.
Para conocer más de El Capricho y su historia os recomiendo su visita que es gratuita y la lectura de "El Capricho" de la Alameda de Osuna, de Carmen Añón Feliú, de la colección Parques y Jardines de Madrid que he utilizado para documentarme y guiarme en mis visitas al lugar.