lunes, 11 de abril de 2016

Joaquín Sorolla: Sorolla tierra adentro

Las covachuelas, Toledo (1906) 
La exposición Sorolla tierra adentro que se puede ver estos días en el Museo Sorolla de Madrid, bien puede calificarse como correcta, aunque creo que sería faltar bastante a la verdad, porque engloba un todo que trasciende más allá de la mera muestra pictórica. Por eso voy a seguir el guión que se ha diseñado para la exposición e intentar profundizar como espectador en la propuesta de la dirección y del comisariado que han hecho una labor realmente espléndida. Sorolla tierra adentro, nos sumerge en el regeneracionismo en la  España de principios del siglo XX, sobre todo a través de la pintura y la literatura, que propugnaba la redefinición de la identidad nacional tras la crisis de 1898 y la pérdida de las últimas colonias de ultramar. La muestra rescata una parte de nuestra historia mediante la voz de sus protagonistas, además del propio Sorolla, de Francisco Giner de los Ríos, Vicente Blasco Ibáñez, Antonio Machado, Cossío o Azorín entre otros.

Casa de los gitanos, Sacromonte, Granada (1910)
La construcción del imaginario nacional y el paisaje realista español. Los paisajes de Sorolla se enmarcan en las corrientes internacionales de su tiempo, en la experimentación de la última pintura al aire libre de finales del siglo XIX; si bien asume una específica carga cultural, la de compaginar esto con la tradición pictórica del realismo español, insertando el matiz diferencial del mismo en las claves de la pintura moderna.
El final de la decadencia generó una corriente crítica en el seno del nacionalismo liberal español, en la cual la nueva ética política incluía el construir una imagen de España, que fuese una expresión de una regenerada identidad patria: el arte, como generador icónico, tuvo un papel hegemónico en aquel pensamiento.
Aquel ideario estético y ético se generó en el seno de la Institución Libre de Enseñanza, tiñendo toda la cultura de regeneracionismo, de la pintura a la literatura, especialmente la del 98. La pintura de historia fue suplantada por la autenticidad del paisaje realista como género moderno, idóneo para aunar observación empírica e idealismo identitario.


Alrededores de Sevilla (1914)
La invención de Castilla como emblema nacional: el paisaje natural. Sorolla descubrió el sentido estético del paisaje de Castilla en el ambiente institucionalista, con el conocimiento de las teorías de Francisco Giner de los Ríos y practicándolo pictóricamente a lo largo de 1907 de la mano del paisajista Aureliano de Beruete, pintor, crítico y gran historiador de Velázquez.
A pesar de ser un pintor muy identificado con la luz mediterránea, Sorolla compartió la fascinación de estos intelectuales por la Sierra de Guadarrama, la Cordillera Central y la Meseta, que la moderna ciencia geográfica, los estudios geológicos y la moda estética identificaron como lo más genuino  del paisaje español, diferente a cualquier otro, sublime en su desnudez terráquea.


Vista de Ávila (1912)
Ciudades monumentales. El regeneracionismo representó en los paisajes de las viejas ciudades monumentales el gustosimbolista europeo de las ciudades muertas, que en la estética nstitucionalista y del 98 fueron principalmente las castellanas como Toledo, Segovia, Ávila, Cuenca, Soria o Burgos, representadas por Beruete, Sorolla, Zuloaga o Zubiaurre con diversos estilos.
La nueva documentación visual de que se dispuso a partir de la publicación de la serie Monumentos de España, en la segunda mitad del siglo XIX, fomentó la imagen real del patrimonio español y sus monumentos, en la idea de que ellos son testigos vivientes de la antigua civilización de las naciones.


Paisaje de Guipúzcoa (1911)
Los textos que acompañan la muestra, breves y representativos de ese espíritu regenerador, proporcionan más luz si cabe a los lienzos. Son notas del propio Sorolla, la visión de sus viajes andaluces y castellanos "la región que más me ha emocionado, sin hacer literatura, porque yo jamás hago literatura pintando es Castilla. Hay en Castilla una conmovedora melancolía. Las cosas adquieren allí un vigor extraordinario. Una figura en pie en aquella gran planicie toma las proporciones de un coloso"; el Guadarrama con los versos de Machado, "¿Eres tú, Guadarrama, viejo amigo, / La sierra gris y blanca, / la sierra de mis tardes madrileñas / que yo veía en el azul pintadas?"; los precursores estudios sobre el paisaje de Giner de Los Ríos "... la pintura del paisaje es el más sintético, cabal y comprensivo de todos los géneros de la pintura"; las descripciones de Blasco Ibáñez: "... y en el extremo opuesto, los pueblos de la Ribera Alta flotando en los lagos esmeraldas de sus huertas, de lejanas montañas de un tono violeta, y el sol que comenzaba a descender como un erizo de oro..." la visión nacionalista de Azorín, que recogía solo cuanto le interesaba. "España empieza a ser sentida mejor, más íntimamente que hace cuarenta años. Se comprenden como jamás se han comprendido el paisaje y las viejas ciudades"; la voz autorizada de Cossio: "Toledo es la ciudad que ofrece el conjunto más acabado y característico de todo lo que ha sido la tierra y la civilización genuinamente española. Es el resumen más perfecto, más brillante y más sugestivo de la historia patria". Echo en falta, eso sí, la voz de Miguel Unamuno y sus Poemas de los pueblos de España, y es que quizá, no quepan todos. 

En definitiva una excelente muestra, excelente visión del conjunto y un trabajo bien hecho que bien vale la pena saborear de forma tan lenta e íntima como la lectura pausada de un poema.


Las covachuelas, Toledo (1906)
Sorolla tierra adentro, en el Museo Sorolla en la calle General Martínez Campos, 37 de Madrid, hasta el 5 de junio de 2016


Torre de los Siete Picos, La Alhambra (1910)

2 comentarios:

  1. Les agradezco mucho su inteligente crítica como comisaria de la exposición SOROLLA TIERRA ADENTRO"
    Afectuosamente

    Carmen Pena. Catedrática de historia del Arte

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    1. Gracias por su comentario Carmen, y gracias por ese trabajo que suele pasar la mayoría de las veces desapercibido para los visitantes y, sobre todo, aprovechar para felicitarle a usted y a su equipo por el excelente criterio y la magnífica labor con la que han llevado a cabo esta exposición.

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