Después de visitar el magnífico castillo de Manzanares el Real y los restos de su primera fortaleza, regresando a Madrid por Collado Villalba para retomar la A-6, a escasos kilómetros y a nuestra derecha, nos encontramos con la atalaya de Torrelodones. Quizá sea una de las estructuras medievales más vistas de toda la Comunidad de Madrid, porque inevitablemente al transitar por la A-6. a su paso por Torrelodones se ve esta pequeña edificación califal. Es una construcción que domina las cabeceras de los valles del Manzanares y del Guadarrama, junto a la Torrecilla del Collado o de Navahuerta, en Hoyo de Manzanares, ubicadas ambas en la Sierra del Hoyo, estando esta última muy deteriorada y en un lugar inaccesible al publico en general. Volviendo a Madrid la ciudad está a la izquierda de la autopista, y la atalaya a la derecha y para acceder a ella se ha de hacer desde el pueblo, descender por un paso bajo la autopista y desde allí subir una cuesta empinada, aunque bien preparada, que facilita el ascenso al risco donde se ubica.
Antes de iniciar la subida hay un cartel que nos recuerda brevemente la historia de la atalaya, "la torre de los Dones o Lodones, una de las atalayas o almenaras mandadas construir por el califa Abd al-Rahman III hacia el año 950 dentro de un vasto programa de consolidación y defensa de la frontera media entre Al-Andalus y Castilla". La misión de estas construcciones era "actuar como puestos avanzados por delante de las principales fortificaciones y guarniciones entre Medinaceli (Soria) y Talavera (Toledo), detectar las incursiones castellanas y dar la alarma con el fin de que se organizara con suficiente antelación una respuesta militar". Debido a su función meramente de vigilancia, eran estructuras muy sencillas que solían edificarse sobre cerros e intersecciones de caminos estratégicos, "ambas torres -la de Torrelodones y la del Collado- , vigilaban los accesos a Madrid desde el paso de la Fuenfría y los valles altos del Manzanares y Guadarrama", aunque no existía visualización entre ambas.
El aspecto actual no es ni mucho menos el original ya que la atalaya fue consolidada hace unas décadas. Se añadieron los cuatro merlones de la cámara rectangular, y también el pretil con canecillos que corona la torre cilíndrica que dotan al conjunto de una idealización romántica. También se han abierto dos ventanas inexistentes en la estructura original en la cámara rectangular, añadiéndose a su vez en el interior una escalera que tampoco existía, tapándose los mechinales, -huecos donde se anclaban las vigas- y que indicaban las alturas de los pisos.
Es una visita agradable que, como bien recomienda la Guía de Castillos de Madrid, permite al visitante "percibir la esencia del pasado, formar parte de éste, y disfrutar del entorno de la naturaleza", en este caso de Madrid, aunque extensible a cualquier otro lugar.
Para esta entrada he consultado, además de los carteles informativos que hay al pie de la atalaya, los siguientes libros:
Castillo, fortificaciones y recintos amurallados de la Comunidad de Madrid, Dirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Educación y Cultura de la Comunidad de Madrid, catálogo elaborado por Fernando Sáez Lara. Madrid, 1993.
Guía de castillos de Madrid, Direccón General de Turismo, Consejería de Empleo, Turismo y Cultura de la Comunidad de Madrid; edición y textos de Fernando Sáez, Madrid, 2015.
Base de la torre cilíndrica sobre los afloramientos graníticos |
Petril sobre canecillos en torre y merlones de estancia cuadrada añadidos |
Unión de la estancia cuadrada a la torre y ventana no original |
Vista del valle del Guadarrama desde la base de la atalaya |
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