miércoles, 21 de octubre de 2020

Constanza de Castilla


El texto anterior es el de la cartela del sepulcro de Constanza de Castilla que se encuentra en la sala medieval, en la segunda planta del Museo Arqueológico de Madrid. En esta sala, además de una excelente la colección de capiteles, se encuentra también la estatua orante de Pedro I (1334-1369), abuelo de doña Constanza. El sepulcro se encuentra tras el rey y está fechado en 1478, año de su muerte. Separadas unos metros las dos obras, el visitante no suele relacionarlas. Ambas son anónimas y proceden del desaparecido convento de Santo Domingo el Real de Madrid del que doña Constanza fue priora durante medio siglo y que muy probablemente mandase construir en honor su abuelo el rey y el suyo propio.

Sepulcro de Doña Constanza de Castilla. Alabastro pintado y dorado. Gótico, 1478, del
desaparecido Convento Santo Domingo el Real (Madrid). El sarcófago está decorado con
 alegorías de las Virtudes -Fe, Esperanza, Prudencia, Templanza- y dos ángeles en el centro, 
tenantes del escudo de armas de la Casa Real de Castilla. La estatua yacente viste hábito y
 capa blancos, con rosario y libro de oraciones -conservado en la Biblioteca Nacional
En Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

Comenzamos nuestra historia a principios de abril de 1354 en Cuéllar (Segovia). Los obispos de Ávila y Salamanca proclaman nulo el matrimonio de Pedro I de Castilla con la noble francesa Blanca de Borbón; a continuación proceden a casar al rey con la noble gallega Juana de Castro. Tras la noche de bodas el rey, temiendo un complot de los hermanos de ésta y el rey de Portugal, la abandona dejándola embarazada del futuro infante Juan de Castilla. Abandona, Juana se retira a Dueñas (Palencia) cuya fortaleza había recibido en dote. Allí morirá veinte años después, en 1374 sin volver a ver al rey. Durante este tiempo siempre había firmando como reina de Castilla. En julio de 1354, unos meses después de su boda con Juana, nace la segunda hija de Pedro I con María de Padilla, doña Constanza persona que será clave en la solución al problema de la legitimidad dinástica tras la muerte de Pedro I a manos de su hermanastro Enrique de Trastamara.

En 1366 Pedro I viaja a Inglaterra, -país aliado de Castilla en la Guerra de los Cien Años-. En el viaje le acompaña su hijo el infante Juan habido con Juana de Castro, sin embargo el rey regresará solo a Castilla quedándose el infante en Inglaterra donde permanecerá hasta 1388 cuando será reclamado por Juan I. Recordemos que en 1369 Pedro I habías sido asesinado en Montiel  por su hermano bastardo autoproclamado Enrique II. Con anterioridad a estos hechos, en 1362 Pedro I declaraba haberse casado en secreto con María de Padilla en 1535, declarando a su vez nulos posteriores matrimonios, los de Blanca de Borbón (1353) y Juana de Castro (1354), por tanto sólo reconoce como legítimos a los hijos habidos con María de Padilla: Beatriz, Constanza, Isabel y Alfonso, relegando al resto de hijos a la condición de bastardos. Alfonso, muere ese año de 1362; la heredera será Beatriz, muere -o desaparece de la documentación- el mismo año que su padre, en 1369, quedando tan solo con vida las dos hijas menores, Constanza, con condición de legítima heredera, e Isabel. En 1371 Constanza se casará con Juan de Gante, duque de Lancaster hijo del rey Eduardo III de Inglaterra. Al hacer su entrada en LondresConstanza lo hará como reina de Castilla, a la vez que los privados del difunto Pedro I animan al de Lancaster a reclamar los derechos al trono castellano frente a la dinastía usurpadora de Trastamara a la que no cesarán de atacar. En Castilla a la muerte de Enrique II, le sucede Juan I. Éste negociará la boda del heredero, el príncipe Enrique, futuro Enrique III, con la hija de Constanza y el conde de Lancaster, Catalina de Lancaster. Con esta boda se zanjará el problema sucesorio entre las casas de Borgoña y Trastamara en los nietos de Pedro I y Enrique II, legitimando así la nueva dinastía. En las estipulaciones del matrimonio Juan I exige, "para mayor seguridad y pacificación de todos, que el Duque de Alencastre entregase también al infante don Juan, hijo del rey don Pedro, que tenía en Inglaterra... y así se cumplió". Una vez entregado el infante al rey de Castilla, será recluido en el castillo de Soria. Las ansias de libertad del infante Juan le llevan a casarse con la hija del alcaide Elvira de Falces con quien tiene dos hijos, Pedro y Constanza, primos de la futura reina Catalina de Lancaster quien, durante su regencia, los toma bajo su protección dedicando a ambos a la carrera eclesiástica: Pedro llegó a ser obispo de Osma y Palencia, y Constanza, la que nos ocupa, priora del convento de Santo Domingo el Real en Madrid. El infante Juan morirá, sin llegar a ser liberado, en el castillo de Soria y será enterrado en la colegiata de San Pedro de la misma ciudad.

Escudo de la Casa Real de Castilla en el sepulcro de Doña Constanza

Siguiendo el excelente trabajo de Ana María Huélamo sobre Constanza de Castilla, en su faceta de autora y escritora medieval, una de las pocas mujeres escritoras castellanas medievales, que gira en torno a su obra literaria. En ella narra episodios de su vida que son los que nos interesan. Como hemos mencionado será Catalina de Lancaster quien introduzca a la joven Constanza en el monasterio de Santo Domingo el Real. En este punto Huélamo, citando un texto al padre Alonso Getino, nos revela cómo el ambiente del convento le fue propicio para desarrollar sus "raras condiciones de inteligencia y voluntad", a la vez que supo mantener excelentes relaciones con los monarcas castellanos que se sucedieron en el trono "de los que recibió numerosas mercedes". Constanza debió asumir el cargo de priora desde muy niña ya que lo desempeñaba en 1416 -había nacido hacia 1404, un año antes de la muerte de su padre- época en la que hay escasas referencia de su persona debido quizás a su corta edad. Es a partir de 1423 cuando aparece citada en numerosos documentos pontificios "los hay de Martino V, Eugenio IV, Calixto III y de algunos Delegados y Nuncios pontificios". Desde la regencia de Catalina de Lancaster doña Constanza será una persona importante y tendrá influencia en la Corte en la que, dada su longevidad, será testigo de los reinados de Juan II y Enrique IV y los inicios de Isabel I, de quienes recibirá numerosas gracias, toda vez que "fue priora casi cincuenta años", tiempo en que supo granjearse "una consideración muy positiva como religiosa".

De la generosidad real destaca Huélamo un texto de Juan II de febrero de 1428: "Yo el Rey mando a vos mis contadores mayores que libredes a mi tía doña Constanza, nieta del Rey don Pedro, mi bisagüelo, que Dios dé el paraíso, Priora del Monasterio de Santo Domingo de Madrid, cuarenta mil maravedís, que es mi merced de mandar dar"; y otra de la reina Juana, mujer de Enrique IV con otra generosa donación. No obstante, será de mayor interés para la priora la concesión de la licencia que le otorga Juan II para el traslado de los restos de su padre el infante Juan y los de su abuelo Pedro I al convento de Santo Domingo: "allí se les levantó un mausoleo, para el que Constanza contó con la ayuda económica de su hermano don Pedro, obispo de Palencia", y el traslado de la real capilla del sepulcro de su abuelo desde la Puebla de Alcocer a Madrid. Durante su larga regencia en el convento, la priora llevó a cabo importantes obras, entre ellas construyó la capilla mayor, el refectorio y el claustro que llevaba su nombre de doña Constanza. En 1465 debió dejar el cargo de rectora aunque aún vivió hasta 1478 siendo sepultada en el mismo convento, "En el coro, bajo un arco rebajado se colocó su elegante sepulcro en alabastro", el que hoy podemos contemplar en la sala de Museo Arqueológico. El convento de Santo Domingo el Real fue demolido en 1869. Los restos del Pedro I fueron trasladados, junto a su estatua y el sepulcro de doña Constanza, al Museo Arqueológico donde reposarán hasta 1877 que son trasladados definitivamente, junto con los de su hijo el infante Juan, a la Capilla Real de la Catedral de Sevilla.

Busto de la escultura orante de Pedro I en el Museo Arqueológico


REYES DE CASTILLA A PARTIR DE ALFONSO XI Y PERSONAJES CITADOS

                                           María de Portugal           ALFONSO XI            Leonor de Guzmán
                                                        ||                                        (1331-1350)                                 ||  

              Juana de Castro     PEDRO I    María de Padilla                                     ENRIQUE II    Juana Manuel
                              ||               (1350-1369)                 ||                                                      (1369-1379)    
                                                                                                                                                       ||
Juan de Castilla    Elvira Falces   Constanza de Lancaster    Juan de Gante    JUAN I   Leonor de Aragón                                                    ||                                                                            ||                           (1379-1390)   
                                                                                                                                                            ||  
          Sor Constanza de Castilla                                Catalina de Lancaster               ENRIQUE III
                                                                                                             ||                 (1390-1406)
                                                                                                                                                                                                                                                                                                         María de Aragón        JUAN II      Isabel de Portugal
                                                                                                                ||            (1406-1454)               ||
                                                                                                         
                                                                                                   ENRIQUE IV                              ISABEL I
                                                                                                          (1454-1474)                                  (1474-1504)


Perspectiva del sepulcro de doña Constanza de Castilla


Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Huélamo, Ana Mª, La Dominica Sor Constanza, autora religiosa del siglo XVRevista de Literatura Medieval, 5, Madrid, 1993, (Podéis acceder al documento desde ebuah.uah.es)
Díaz Martín, Luis Vicente, Pedro I el Cruel (1350-1369), Trea, Gijón, 2007.
Biografías en Real Academia de Historia, en dbe.rah.es

viernes, 2 de octubre de 2020

Valeria medieval

Visitamos Valeria saliendo desde Cuenca por la CM-2100 al sur de la capital para llegar a unos 35 kilómetros. Antes habíamos visitado Uclés aunque de esta visita, muy breve por cierto, sólo recordamos en este blog la batalla de 1108. Nuestro objetivo era el yacimiento romano, aunque ahora nos vamos a detener en su muralla medieval que aislaba el cerro de Santa Catalina de la población. El yacimiento de la ciudad romana se encuentra a unos doscientos metros al sur de la población actual; el acceso se hace por un camino de pendiente suave que nos conduce hasta el cerro de Santa Catalina. Pasado el yacimiento romano llegamos a los restos de la muralla medieval, unos 70 metros de la que se distinguen dos tramos: la muralla propiamente dicha, y el segundo, los restos de una torre exenta. Siguiendo hasta el punto más alto del cerro, -984 metros de altitud-, encontramos los restos de la ermita medieval de Santa Catalina. Todos los restos del yacimiento están bien explicados en las cartelas informativas, incluso, partiendo del yacimiento romano, está trazada una "ruta medieval" que nos lleva a estos tres puntos.

En un artículo de J.L.Rodríguez Zapata en Cuenca, castillos y fortalezas, éste hace una magnífica descripción de las construcción y cronología, que  es la que vamos a seguir en esta entrada. El promontorio donde se ubica el cerro de Santa Catalina lo forma la hoz del río Gritos por el Este y Sur, y el Barranco-Zahorra por el Oeste, creando un tajo natural que hace prácticamente inaccesible el cerro por estos puntos -el río transcurre por una cota de 894 m con un tajo casi vertical en la zona Este de unos 100 metros de caída en la zona más elevada del cerro-, de tal forma que sólo se tiene acceso a él por el Norte que es donde se sitúa la muralla que defendía el asentamiento medieval. Aunque hay constancia de ocupación prerromana -Edad del Broce, Edad del Hierro-, Valeria toma su nombre de "su patronus o fundador -o refundada a partir del núcleo indígena- Valerio Flaco, pretor de la Citerior hacia el 90 a.C." (cartela informativa). Su mayor esplendor lo alcanza como ciudad romana en los años 50 de nuestra era. Tras la caída de la dominación romana, Valeria continuó su existencia con la monarquía visigoda convirtiéndose en sede episcopal lo que propició "la continuidad de unas funciones urbanas de centralización del territorio" (Rodríguez Zapata), que poseía en época romana. Según de cartela, posiblemente en época cristiana "la ciudad ya no estuviese ubicada sobre la ciudad romana o su centro monumental, sino sobre el antiguo barrio exterior en torno a la catedral, bajo el actual pueblo".

Restos de la ciudad romana y al fondo muralla y torre medieval

La ocupación medieval del cerro de Santa Catalina, la divide Rodríguez Zapata en cinco etapas constructivas. La primera tras la conquista musulmana en época califal -la población pasa a denominarse Al-Balira "y pasa a depender de la cora de Santaber a partir de la segunda mitad del siglo VIII"-. En esta época se construye la torre exenta, un torreón de planta rectangular de 4x7 metros que se encuentra bastante deteriorado, que pudo tener funciones de torre vigía del territorio a la que posiblemente se le pudo añadir alguna otra edificación o un muro defensivo. En esta época fue poblada por confederaciones de grupos tribales, y acabaría siendo controlada por los Banu Zennún, conocidos componentes "de una de las dinastías de los 'cadíes o emires de frontera'". En una segunda fase, también islámica, en los siglos XI-XII se reforma la torre "con tapia de cal y canto". Unos meses después de la conquista de Cuenca por Alfonso VIII en 1177, las tropas cristianas toman Al-Balira en 1178  el castillo sería entregado a Nuño Sánchez caballero que participó en la toma de Cuenca. Según Estepa, en 1176 ya se documenta la tenencia de Valeria "como una creación en expectativa en previsión de la conquista de Cuenca", y añade que "tal tenencia se atribuyera al conde don Nuño Pérez de Lara". Nuño Pérez muere por las heridas recibidas en 1177 en la toma de Cuenca. En 1217 la fortaleza, concluye Estepa, estaba en poder del conde Álvaro Núñez.

Interior del recinto con la torre exenta y la muralla

La tercera fase se inicia a partir de 1177 cuando se levantan los "la mayor parte de los cuerpos de fábrica conservados". Los cristiano construyen la muralla que se asienta sobre la roca cerrando el asentamiento por Norte, orientada de Este a Oeste, se conserva  unos 70 metros de muralla y una torre semicircular de franqueo "propias de las fortificaciones en la España cristiana del XII-XIII"; el muro que forma la muralla tiene un grosor de 1,50 m y una altura de 6 m está "realizado con piedras trabajas con cal y arena, revestido el exterior con sillarejo reutilizado de las estructuras romanas". En la cuarta fase, época bajomedieval se le adosan edificios de viviendas a ambos lados de la muralla, estructuras ya desaparecidas de las que aún quedan dos líneas de mechinales en el lienzo y en la torre de franqueo. Entre el torreón exento y la muralla debía estar la puerta de entrada al recinto.

Dentro del recinto "quedan los restos de la ermita románica de Santa Catalina, testimonio de un núcleo repoblador que debió crearse a finales del siglo XII o en el siglo XIII" (Rodríguez Zapata).Según la cartela, una vez reconquistada la zona se construye en el cerro la iglesia, "se construiría a partir del siglo XIII según se desprende por su estilo del románico rural tardío que impiden una adscripción cronológica más precisa". Tiene planta rectangular, orientación Este-Oeste, mide 26,50 x 6,20; "dimensiones bastante grandes para un edificio de tipo rural", el templo está construido en una sola nave con sillarejo unido con argamasa de cal y arena. La entrada se hacia por el lado sur. Destaca una esbelta espadaña de medio punto; en la base de ésta y en las esquinas se pueden ver grandes sillares. Documentada en el siglo XVI como ermita "y pese al abandono de la necrópolis a comienzos de este siglo la ermita perduró hasta su ruina definitiva en el siglo XIX". La necrópolis se localiza en el Sur -junto al ábside- y Este de la ermita y presentan la misma orientación que el templo. Existen dos tipos de tumbas, los de lajas de piedra e inhumaciones sobre la tierra, "con relación a las tumbas con estructuras constructivas, las lajas utilizadas son de caliza de forma, generalmente, bastante regulares. Reforzadas con argamasa de arena y cal. Todas ellas presentan cabeceras regularizadas, la caja de la cabeza esta formada por tres lajas más pequeña". Las sepulturas estaban cubiertas con losas que la práctica agrícola ha ido destruyendo. Los ajuares recogidos se corresponden con los siglo XIV y XV; "la necrópolis sería el lugar de enterramiento de los feligreses del pueblo actual, devotos de este templo, y de la población asentada en el Cerro, vinculada posiblemente a la funcionalidad militar del mismo".

Tumbas junto al muro Este de la ermita

La última etapa de la Valeria medieval concluye con su abandono. En su artículo Rodríguez Zapata incluye varias reseñas históricas, destacar tan solo que tras la repoblación cristiana Valeria pasó a depender del recién creado Consejo de Cuenca como parte integrante de su alfoz. Documentada como Valera de Suso (Arriba) en 1959 retoma su nombre por el de la Valeria romana.

Parte interior de la muralla con pérdida de parte del revestimiento

Para esa entrada he consultado, además de las cartelas informativas (2013), la siguiente documentación:

Cuenca, castillos y fortalezas, VV.AA., Coord. Miguel Salas Parrilla, Cuenca 2019, pp. 473-475
Los territorios del rey. Castilla, siglos XII-XIII, Estepa Díez, C., Marcial Pons, Madrid, 2021

Vista del la hoz del río Gritos al Sur-Este desde el cerro de Santa Catalina