viernes, 23 de junio de 2023

Castillo de Alcalá del Júcar

 
Habíamos llegado a Alcalá del Júcar como primera parada en nuestro viaje en el que teníamos programado hacer tan solo tres visitas. Durante la primera parada para el desayuno terminamos de planificar en Fuentidueña de Tajo nuestro recorrido. En Alcalá del Júcar visitaríamos el castillo de origen musulmán y reformado en el siglo XIV por el marqués de Villena; recorreríamos el pueblo que descansa en la ladera que desciende desde el castillo al río. Desde allí, después de la comida, siguiendo aguas arriba el río visitaríamos la cueva fortificada de Garadén; y terminaríamos la jornada frente a las murallas de Jorquera.

El castillo visto desde la plataforma donde se asentaba la población

CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

Para iniciar nuestra visita lo haremos con la reseña de la Oficina de Turismo: "El castillo de Alcalá del Júcar se encuentra en el noreste de la provincia de Albacete. En un principio debió erigirse como obra musulmana, resultado del reforzamiento fronterizo en época almohade a finales del siglo XII ante el avance cristiano de Alfonso VIII, pasando al lado cristiano cuando éste definitivamente conquistó la zona del Júcar hacia en año 1213. Ésta se consigue cuando en 1211, una expedición relámpago de Alfonso VIII, consigue arrebatar a los musulmanes los castillos de Garadén, Jorquera y Alcalá, aunque la dominación cristiana quedará garantizada un año después, cuando la victoria sobre los almohades en las Navas de Tolosa rompe toda la defensa árabe y deja libres a la población todas las tierras de la actual provincia de Albacete.

El castillo desde la base del peñón, A la derecha el puente de acceso

Sobre la conquista cristiana Ruibal es más concreto en torno a las fechas de finales del siglo XII cuando la zona comienza a conocer frecuentes correrías cristianas que asolaron el Júcar los años 1182 y 1183, que, en 1190 dieron paso a la ocupación de estas tierras por parte de Alfonso VIII, zona conocida con el nombre de Axarach. Según nos relata Ximénez de Rada en 1211 se completa el dominio de la comarca con la ocupación de Garadén y Jorquera, aunque estos lugares cambiaron de mano en alguna ocasión y su conquista no se consolida hasta la victoria de las Navas de Tolosa (1212), aunque vuelven a manos musulmanas ese mismo año, se recuperan definitivamente al año siguiente. Apunta Ruibal que tras esta conquista se organizó la repoblación aunque no debió ser muy efectiva.

El castillo donde se diferencias las partes reconstruidas en color claro

Continuando con Ruibal, "en 1243 fue cedido a Lope López por el infante don Alfonso y participará en las contiendas de la época cambiando de nuevo de mano en diversas ocasiones. -Se refiere al futuro Alfonso X que tras la firma del Tratado de Alcaraz (1243), por el que se incorporaba Murcia como reino vasallo de Castilla, cede Alcalá y otros dos castillos a Lope López de Haro-. Obtendrá el villazgo en 1364 formando parte de un  señorío vinculado a Murcia. Posteriormente pasó a pertenecer a don Enrique de Aragón, -uno de los infantes de Aragón hijo de Fernando de Antequera- y se integrará en el extenso señorío de Villena, siendo marqués don Juan Pacheco, y recuperado finalmente por la corona en tiempos de los Reyes Católicos. Hay que recordar que Juan Pacheco era contrario a Isabel la Católica y partidario de Juana, política que siguió su hijo y sucesor, Diego López Pacheco, situación que propició la llamada Guerra del Marquesado en la que la población del marquesado y Villena, con el apoyo de Isabel, se alza contra López Pacheco en protesta por los abusos e impuestos a los que estaban sometidos. Tras la derrota de PachecoAlcalá pasa a la jurisdicción de Jorquera.

Arco del puente que da acceso a la torre del homenaje desde el adarve

Fue conocida también como "Alcalá del Río de Xorquera", lo que nos indica su dependencia,  como nos recuerda el folleto de Turismo, "Inicialmente, Alcalá fue una aldea de Jorquera, hasta que el 18 de abril de 1364, Pedro I firmó un documento en el Grao de Valencia, concediendo a Alcalá del Júcar el villazgo y la segregación con respecto a Jorquera, con asignación del Fuero de las Leyes, ordenamiento concejil y otros derechos". Al igual que el resto de poblaciones cercanas, perteneció "al estado de Villena y padeció las vicisitudes de este peculiar señorío que tanta importancia tuvo en la Edad Media y en la gestación de la Moderna monarquía castellana".

Lado de la proa de la terraza 

El tríptico de Turismo nos introduce brevemente en la configuración del estado de Villena, que pasaría después a marquesado: "nace hacia 1282, cuando el infante don Sancho se alza contra su padre Alfonso X el Sabio, ayudado entre otros por su tío don Manuel. Como premio por su ayuda, don Manuel recibe tierras y villas que, unidas a su señorío de Villena, van a formar el primer núcleo del estado de Manuel. El señorío será engrandecido por su hijo, el célebre infante Don Juan Manuel,  que conseguirá repoblar y engrandecer villas y aldeas. La riqueza de sus tierras y su estratégica situación, frontera con los reinos de Castilla y Aragón acrecientan su importancia pero son también origen de numerosas disputas a la muerte del infante y durarán hasta el reinado de los Reyes Católicos. Debemos aclarar que don Juan Manuel no tenía condición de Infante, dignidad que sólo corresponde a los hijos del rey que no son herederos a la corona; a la vez que el heredero tiene la condición de Príncipe, de tal manera que durante el reinado de Alfonso X, su hermano don Manuel era Infante por ser hijo de Fernando III; y a los hijos de Alfonso X le correspondía la dignidad de Príncipe a Fernando de la Cerda, como heredero al trono, y el de Infante a Sancho; a la muerte de Fernando de la Cerda el Infante Sancho reclama la sucesión al trono al que accederá como Sancho IV.

Terraza. Acceso a las escaraguaitas que coronan las dos torrecillas

También Ruibal nos habla de la repoblación que debió llevar a cabo don Juan Manuel  "en el siglo XIV, ya que en 1364 era lo suficientemente importante para que su nuevo señor, el infante don Sancho, le concediera el villazgo separándola de Jorquera". Se refiere al infante Sancho de Castilla (1363), hijo natural de Pedro I y la dama Isabel de Sandoval que al poco de su nacimiento le fue concedido el señorío de Villena y la villa de Alcalá del Río, nombre con el que se conocía a Alcalá del Júcar.

Antemuro de la fachada que da a la población y torre del homenaje

Continuando con el texto de Turismo, "el Marquesado y todas sus villas, entre ellas Alcalá será escenario durante muchos años de luchas y enfrentamientos de los nobles contra el poder real. Entre ellas hay que destacar la que enfrentó a los Infantes de Aragón -ya hemos comentado que perteneció al infante Enrique- con los partidarios de la monarquía castellana. Es en este período cuando surge la figura de Juan Pacheco, favorito de Enrique IV, nombrado por él, Marqués de Villena, que domina y pacifica todo el territorio y es artífice de muchos de los castillos e iglesias que han llegado hasta hoy. Alcalá del Júcar, como las restantes poblaciones del Marquesado, estuvo sometida al poder de sus señores hasta el siglo XIX, aunque la política centralista e imperial de los Reyes Católicos limitó notablemente el poder feudal. 

Restos de la cerca perimetral de tapial y cubo de mampostería

EL CASTILLO

Amador de los Ríos hace el siguiente relato de la fortaleza en 1912 basándose en la Relación Topográfica de 1579: "Con respecto á la fortaleza de la que fué derivación la villa, consigna que ésta "tiene un castillo grande. El qual está fundado sobre una peña muy alta tajada a la Redonda de su natural de más de 70 estados de alta... , en la dicha peña ay un espacio de tierra como una plaza grande donde antiguamente bibia dicho pueblo, e agora no ay más de los cimientos e la yglesia, porque por la estrechura  e con tiempos de paz, se salieron a bibir a donde está fundada dicha villa, el cual edifi, de la fortaleza es de cal y canto muy hermoso, e tiene dentro una cisterna para el agua del cielo y dos mazmorras y dos molinos de mano y una puente lebadiza, y el Rio de Xucar casi çerca a la dicha fortaleza e peña, e desde dicho castillo pueden baxar a el Rio por agua por una mina que ay fecha en la dicha peña".

Interior de la cortina hacia foso artificial donde se observa muro de tapial

La fortaleza, como nos detalla Amador de los Ríosse sitúa en lo alto de un peñón con amplias vistas de la hoz del Júcar, dominando una amplia extensión de terrenoRuibal nos recuerda lo antiguo del poblamiento de la zona y destaca la peculiaridad del asentamiento que los musulmanes hicieron en torno a la ribera del Júcar, la población también fue llamada "Alcalá del Río", ocupando las numerosas cuevas naturales, entre ellas la mencionada de Garadén. Para la mejor defensa del castillo, destaca, los musulmanes separaron el extremo del cerro donde se asienta "con un profundo foso artificial dejándolo aislado por completo" de tal manera que para acceder a él se debía hacer por una pasarela "de 'quita y pon' ya que los puentes levadizos no se conocían en tiempos tan remotos". Podemos recordar que una actuación similar se llevó a cabo en el castillo de Atienza (Guadalajara).

Torre del homenaje, a la derecha ladronera que protege la entrada

La fortaleza, opina Ruibal, era inferior a las de Jorquera y Ves "por la extensión de su recinto, unos 4000 m2 y por su situación" que, aunque vistosa, se encontraba por debajo del resto del cerro donde se asienta, recordar que no existía la torre del homenaje, y la hacía vulnerable, por lo que su suerte dependía con frecuencia a la de las otras dos fortalezas. También hace referencia a las Relaciones Topográficas de 1579 de Felipe II y el hecho de que la población se asentara en la explanada frente al castillo, que éste disponía de puente levadizo y aljibe. Del castillo islámico quedan escasos restos, continúa Ruibal, toda vez que "estuvo concebido a modo de albacar"; lo que podemos ver hoy son los restos de las reformas que llevaron a cabo los cristianos autores de la impresionante torre del homenaje sobre trazado de la fortaleza islámica. A la torre la dotaron de su propio recinto de cortinas desde cuyo adarve se accede a ella a la altura del primer piso; el acceso está defendido por un ventana en el segundo piso y una ladronera, reconstruida, en la terraza. Las cortinas que bordean la plataforma también son escasas. La torre es posterior al siglo XIII, y está conservada hasta las almenas -en las imágenes la piedra de color claro corresponde a la reconstrucción-. La torre tiene estructura pentagonal con la proa orientada al foso artificial, cuenta con dos torreoncillos circulares de unos 25 metros de altura, por donde discurría la escalera, situados en los ángulos opuestos. Añade Cooper que la orientación del vértice del pentágono, hacia donde se colocaría la artillería en un hipotético asedio a la fortaleza, "refleja la planificación de los castillos del I marqués de Villena", aunque en los castillos de Belmonte y Jumilla, el saliente, la proa, "es semi-redondo"; esta diferencia con los dos mencionados puede deberse a la fortificación anterior que hubo en el mismo sitio, aunque el estado de ruina en que se encontraba hacía difícil asegurarlo. La muralla era el recinto propio de la torre que, como afirma Ruibal, es fruto de la modificación sufrida por el castillo al perder importancia el recinto exterior y descender las casas de la población progresivamente hacia el río.

Salón de la segunda planta donde se aprecia la obra de restauración 

Siguiendo el folleto de Turismo, el castillo "está constituido por un torreón pentagonal y dos torrecillas de planta circular en los ángulos rectos, de la muralla primitiva de la población. Su interior consta de dos plantas rectangulares con grandes ventanales que servían para vigilar el frente del pueblo y el puente romano. La comunicación entre las salas se realiza mediante una escalera de caracol, tenemos tres tramos de esta escalera, uno que baja hasta la mazmorra -donde se encuentra el aljibe-  y dos que suben y nos conducen al segundo salón y la torre. En lo alto, una terraza almenada con dos torres redondas y en el frontal tres picos donde se situaban los vigías para controlar el paso por Alcalá del Júcar." Concluye que "el aspecto actual se debe a las fortificaciones llevadas a cabo a mediados del siglo XV, en época de Don Juan Pacheco, Marqués de Villena".

Bóveda y enlucido del aljibe

El edificio es de propiedad municipal y fue restaurado en dos fases, en los años 1972 y 1978. Sobre su restauración y consolidación destacar el contraste la mampostería original y el de la zona restaurada, lo que permite al visitante distinguir fácilmente las intervenciones. No obstante, Cooper critica la restauración de la torre "en la que predomina lamentablemente la preocupación del arquitecto por su propio lucimiento", y nos remite a las imágenes en que se ve el estado en que se encontraba el castillo antes de dicha restauración.

Imagen del castillo antes de su restauración sin fecha ni autor de la cartela
informativa al pie de la fortaleza



EL PUENTE

Según el folleto de Turismo "Es paso obligado del Camino Real de Castilla a Levante, cobró gran importancia durante los siglos XIV y XV, convirtiéndose en puerto seco o aduana", aunque el texto se refiere a un puente anterior al actual puesto que fue renovado y restaurado en diferentes ocasiones "la más reciente en 1990, sustituyendo la albardilla deteriorada por la erosión y pavimentación", y aunque se sigue denominando puente romano, el puente actual se construye en el siglo XVIII.

Vista del puente aguas arriba

Tras la visita, después de la comida, salimos hacia nuestro siguiente destino, con no muy buen tiempo, a la cueva fortificada de Garadén, bordeando el Júcar aguas arriba por la ribera que controla el castillo. 

En la torre del homenaje pudimos ver estas marcas de cantero

Para esta entrada he consultado además de la información de Turismo de Alcalá del Júcar, la siguiente documentación:

Amador de los Ríos, R., Catálogo de los Monumentos  Históricos y Artisticos de la Provincia de Albacete. Facsímil Manuscrito (1912), Biblioteca Digital de Albacete "Tomás Navarro Tomás", (2005)
Cooper, E.Castillos Señoriales de la Corona de Castilla y León Junta de Castilla y León, 1991.
Ruibal Rodríguez, A.Castillos de Albacete, ed. Lancia, León 1994.
Torres Fontes, J, Del Tratado de Alcaraz al de Almizra. De la Tenencia al Señorío, Miscelanea Medieval Murciana, vol. XIX-XX, 1995-1996
Valdaliso Casanova, C, Sancho de Castilla, ficha de la Real Academia de la Historia.

Panorámica de Alcalá del Júcar

Jardín a modo de albacar en el saliente de la peña desde la torre del homenaje

Tajo artificial que separa el cerro del castillo del resto de la peña

Vista del puente desde a torre del homenaje

Vista de la población desde la torre del homenaje y la iglesia de San Andrés
del siglo XV-XVIII

domingo, 11 de junio de 2023

Garadén


Llegamos a la cueva de Garadén desde Alcalá del Júcar por el camino que bordea la hoz del río en la margen izquierda del pueblo. Teníamos poca información sobre la cueva fortificada, tan solo la que nos ofrecía Amador Ruibal en su libro sobre las fortificaciones de Albacete, y el comentario de nuestro amigo Jorge Jiménez que nos advertía que la traducción del término Garadén nos indicaba que eran dos las cuevas.

CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS

Siguiendo el relato que hace Ruibal, la historia de Garadén está estrechamente ligada a los avatares de Alcalá del Júcar y Jorquera, de los que dependía. Se encuentra situada en un emplazamiento de difícil conquista por la peculiaridad de su defensa y acceso, "siendo preciso conocer la entrada para acceder a ella", sin embargo, añade, que con "su relativamente escaso número de defensores no podría resistir un lago asalto", circunstancia que lo convertía en "un emplazamiento totalmente secundario".

Camino que bordea el Júcar y zona de acceso a la entrada de la cueva

Carmona, en su trabajo sobre los topónimos del antiguo señorío de Jorquera de origen andalusí nos aporta una notas históricas interesantes. No cabe duda, señala, que gár significa cueva, pero la segunda parte del nombre es más inexacta, y puede provenir de "gár-al-'ayn" que significa "cueva de la fuente". El lugar. comenta, es una cueva-castillo que desempeñó un importante papel en el sistema militar de la época almohade/mardanisí -época en el que ibn Mardanis, rey de la taifa de Murcia de origen almorávide, que resistió la conquista almohade aliándose con los reinos cristianos de Castilla y Aragón que no terminó hasta su muerte en 1172- relacionado sólo en textos cristianos. Carmona detalla la ubicación de Garadén: "la cueva de gran boca domina un extenso y profundo meandro del Júcar y un camino con puente que lo cruza". A la cueva se accede por una estrecha boca situada cerca del picacho de la cumbre, allí había una fuente que en la actualidad ya no existe. No obstante, este nombre no aparece en texto ni documento alguno por lo que se basa en la composición actual del mismo.

La cueva desde el camino. En la zona intermedia restos de habitaciones

En la Primera Crónica General, continúa Carmona, se narra cómo los andalusíes pierden algunas plazas fuertes "por la ribera ayuso del ryo que dizen Xucar", entre ellas citan Gradien; en este caso la etimología descarta el primer término gár que quizá provenga del adjetivo latino a partir de "gradus", que significa peldaño, que puede hacer referencia a la estratigrafía sedimentaria de la garganta del Júcar que se asemeja a una gran escalera. 

La cueva. En el centro de la imagen un personaje que da idea de su tamaño

Como comenta Simón García, la ocupación islámica del conjunto está plenamente atestiguada a pesar de los derrumbes y desplomes que han sepultado los niveles inferiores. Los documentos cristianos, en la Crónica General se utiliza el plural para referirse a Garadén, lo "que ahonda en la idea de que se trataba de un amplio y en cierto modo compacto grupo de casa cueva". Tras las cabalgadas cristianas de 1190, la de 1211 debió suponer el inicio de un largo proceso de despoblación por parte de la población musulmana que habrían buscado refugio en los hisn de Jorquera y Alcalá. La zona fue definitivamente conquistada en 1213 por Alfonso VIII apoyándose seguramente en la plaza de Jorquera. Es posible que en este plazo de tiempo, señala, algunos hisn volviesen a control musulmán circunstancia por la cual el rey castellano Fernando III intenta consolidar su dominio donándola a la Orden de Selva Mayor, "Alcalá, castrum meun, et Caueas de Garadén, sita in rippa de Xucar" para su defensa militar y repoblación. Respecto a esta donación recordar que la Orden de Selva Mayor es una orden militar fundada por el rey Alfonso II de Aragón en Alcalá de la Selva; esta donación fue la única expansión que tuvo la orden fuera de las fronteras aragonesas y tenía como objetivo incorporar a los dominios del rey Santo la zona oriental de Andalucía y Murcia.

La última referencia histórica la tenemos en el texto de Ruibal que la sitúa en "la relación de plazas tomadas por Isabel la Católica al Marqués de Villena se sita este lugar con el nombre de Cuevas, lo que hace suponer que estaba habitado y defendido".

Interior de la cueva, en el centro se abre el aljibe. Fotografía de Rafael Moreno

LA CUEVA

Como hemos comentado la cueva fortificada es difícilmente accesible, y como destaca Ruibal  "constituye uno de los pocos ejemplos de fortificación de este tipo, situada entre Jorquera y Alcalá del Júcar, cerca de esta última y próxima a una isla y a la ermita de San Lorenzo", en la otra margen del Júcar desde donde se aprecia la gran oquedad.

La cueva vista desde la otra margen del Júcar

La entrada se sitúa en la parte opuesta del meandro, a través de un orificio disimulado que permite el acceso, de uno en uno e inclinados, por un corto pasadizo. En su gran boca se observan restos de mechinales y hendiduras, señales de las antiguas defensas de la entrada. En su interior hay vestigios de construcciones y canales para el agua, así como un pequeño aljibe.

Lado oriental del saliente donde se ubica la cueva, se aprecian mechinales
y cierre con cañizo enlucido

Simón García nos hace una descripción más detallada del asentamiento al que considera tras Alcalá el segundo núcleo islámico en la zona, siendo la Cueva de Garadén o como señalan las crónicas "Las Cuevas", un conjunto de viviendas elevado que no se limita al asentamiento en el interior de la oquedad del acantilado sino que va a intervenir en él ampliando las zonas habitables, y nos recuerda que sería "un error pensar que todas las construcciones rupestres que en la actualidad se observan en las riberas son de época islámica". Destaca la dificultad de datar cronológicamente su construcción "debido a los escasos restos arqueológicos existentes, la falta de excavaciones, la transformación a lo largo del tiempo de algunas de ellas y sobre todo su destrucción o desaparición por el proceso de erosión y desplome de los acantilados donde se excavaron" y considera que el de Garadén es un tipo de hábitat vinculado con las alquerías o caseríos islámicos, son, concluye, cuevas-ventana o cuevas-granero fortificadas, excavadas en la parte media o alta de acantilados.

Lado oriental donde se ubica la cueva, en ella se aprecian viviendas y mechinales

La particularidad de Garadén es que su estructura habitacional es muy amplia, se extiende "desde la cresta o saliente occidental, a 35 m., hasta la cresta saliente de la barranquera oriental, a 114 m., lo que nos da una longitud de viviendas excavadas de forma continua a lo largo de 165 m." El grupo de viviendas se divide hasta en cinco niveles verticales superpuestos que, "en conjunto se complementaría con corrales, tanto  exteriores como excavados en la roca, estructuras auxiliares y elementos que serían comunes en una comunidad andalusí, como el cementerio o la zona de oración, estos últimos a falta de localización". Sobre el topónimo nos remite a las tesis que propone Carmona y puntualiza sobre la hipótesis de la "cueva de la fuente" existente en el exterior, aunque añade que también es cierto "que dentro de la cueva, en el centro, existe un aljibe que debió alimentarse de una fuente sita en la cueva o de la canalización del agua de lluvia de la cornisa".

Panorámica del asentamiento de la Cueva de Garadén

De las características constructivas del conjunto destaca que "las estancias están sólo parcialmente excavadas en la roca, complementándose con una parte constructiva, que necesita de unos mechinales alineados para alojar las vigas de los forjados de sección cuadrada que sustentan la cubierta, las cuales pudieron servir de terrazas". Señala la posibilidad de que existan varias estancias conectadas entre sí o bien estar aisladas una de otras. "Los muros exteriores, y en ocasión los laterales pueden tener un zócalo de mampostería, habiéndose perdido gran parte de su alzado, que pudo ser de mampostería trabada con mortero, tapial rico en mampostería, tapial de hormigón o una pared de cañas y un enlucido de yeso, que en la arquitectura popular de la zona ha sido empleado hasta nuestros días como modo de dividir estancias"; finalmente, concluye que se aprecian "cierres constructivos de pasillos que conecta a un mismo nivel diferentes estancias, antiguos pasos entre niveles y canales que parecen relacionados con la recogida y distribución del agua de lluvia".

Interior de la cueva con derrumbe, restos de mechinales y el aljibe a la derecha
Fotografía de Rafael Moreno

Para esta entrada he consultado la siguiente documentación:

Ayala Martínez, Carlos deLas órdenes militares hispánicas en la Edad Media (Siglos XII-XV), Madrid, 2007
Carmona González, AlfonsoGaradén y otros topónimos del antiguo señorío de Jorquera,  Murcia, 1993.
Ruibal, AmadorCastillos de Albacete, Ediciones Lancia, León, 1994.
Sáenz Sanz, Clemente, La habitación subterránea en la Península Ibérica, Universidad Politécnica de Madrid, Madrid, 2014
Simón García, José LuisEl Poblamiento Islámico de las Tierras de Alcalá del Júcar (Siglos VIII al XIII), en Alcalá del Júcar: Piedra, Tierra y Agua, Instituto de Estudios Albacetenses "Don Juan Manuel", Diputación de Albacete, Albacete, 2014

Oquedad en la base de la cueva junto al camino con mechinales a la derecha

El río Júcar frente a la altura de la cueva

Vista del castillo de Alcalá del Júcar desde el camino de Garadén